CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P01 Oficina 130
Secretario Administrativo LIC. CAMPOS PABLO
Jefe DR. Alsina Fermin
Martes 18.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2120 Internos 2120/21
ccytecnologia@hcdn.gob.ar
PROYECTO DE RESOLUCION
Expediente: 4735-D-2015
Sumario: EXPRESAR BENEPLACITO POR EL AVANCE CIENTIFICO CONSISTENTE EN LA CREACION DE UN "EMBRION DE CHITA O GUEPARDO, ANIMAL VULNERABLE A LA EXTINCION", QUE OBTUVIERON INVESTIGADORES DE LA FACULTAD DE AGRONOMIA DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES - UBA.
Fecha: 31/08/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 111
Expresar su beneplácito ante el
avance científico consistente en la creación de un embrión de chita o guepardo
(Acinonyx jubatus, animal vulnerable a la extinción), obtenido por
investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA en un laboratorio que
dirigen el Médico Veterinario Dr. Daniel Salamone con la Licenciada en
Biotecnología Lucía Moro.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La chita es el animal felino más
veloz del mundo. Puede cazar gacelas, liebres, antílopes pequeños, ñandúes y
cebras juveniles. Pero también es cazada por seres humanos que buscan su
piel, y ahora sus poblaciones que habitaban en las estepas y sabanas en África
y Medio Oriente, hasta la India, están amenazadas y no superan los 4.500
ejemplares en total. Para mejorar su estado de conservación, científicos de la
Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires estudiaron la
reproducción, y por primera vez en el mundo lograron un embrión por
clonación.
A principio de la década pasada,
hubo científicos de la India, que tenían un plan para clonar chitas asiáticas. Sin
embargo, el objetivo no pudo alcanzarse. Ahora, el clon -al menos en el estadio
de embrión- fue conseguido por el grupo del veterinario Daniel Salamone con la
licenciada en biotecnología Lucía Moro. Lo hicieron en el marco de un proyecto
sobre la reproducción de especies amenazadas, y utiliza a la clonación para
aumentar sus poblaciones.
Los investigadores argentinos
realizaron muchos intentos y probaron diferentes caminos para llegar a
conseguir el embrión clon, que se desarrolló hasta el estadio de blastocisto por
7 días. El trabajo empezó a partir de muestras de células de la piel de un
ejemplar de chita que se encuentra en el Zoológico de Buenos Aires. Las células
fueron colectadas por Adrián Sestelo y luego conservadas en frío.
Luego, el operativo de la clonación
de chita (que también se conoce como guepardo) siguió en el laboratorio que
dirige el doctor Salamone en la Facultad de Agronomía de la UBA. Allí,
fusionaron las células de la piel de chita con los óvulos de gatas domésticas,
cuyos núcleos habían sido removidos y no tenían zona pelúcida. Hicieron varios
intentos de fusión, y obtuvieron embriones clones. Luego, tomaron dos
embriones clones y los sometieron a un proceso que llaman "agregación". De
esta manera, se desarrolló un embrión en el estadio de blastocisto, hasta los 7
días, según Moro. Publicaron los resultados
en la revista especializada
Reproduction. En la investigación, también participaron María Inés Hiriart,
Javier Jarazo y Carla Buemo, y científicos de Chile.
Los científicos frenaron el
desarrollo del embrión, que no llegó a nacer. "Habíamos firmado un acuerdo
con el Zoológico, que sigue los estándares del código de ética de la Asociación
Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios, y sólo estábamos
autorizados para trabajar con embriones", explicó Salamone. ¿Para qué sirve la
clonación de chita? "Lo trascendente es que se chequeó la viabilidad del banco
de células del Zoológico porteño: podrían llegar a conseguirse descendientes de
chitas en el futuro. También existe la posibilidad de que la clonación pueda ser
útil para curar enfermedades de chitas por la derivación de células madres",
respondió Salamone.
Al ser consultada por Clarín,
Patricia Saragüeta, investigadora en reproducción del Instituto de Biología y
Medicina Experimental del Conicet, afirmó "El punto positivo del trabajo
publicado en Reproduction es que los investigadores desarrollaron un modelo
que permitirá conocer el desarrollo embrionario temprano de la chita.
Consiguieron hacer una reprogramación inicial de las células somáticas de ese
felino para dar lugar a un embrión".
Desde hace más de 15 años, en
otros países se intentó también clonar animales en peligro. En los Estados
Unidos, se clonó en 2001 un gaur, un bovino salvaje de la India y Nepal, y en
2009 se intentó "resucitar" al bucardo, un tipo de cabra montés que se
extinguió en España. Hace un año, se logró clonar al muflón salvaje, una
especie pariente de la oveja. La copia se obtuvo en Irán (Fuente: Valeria
Román, diario Clarín; International Union for Conservation of Nature -IUCN-
).
Actualmente existen miles de
especies animales que están en peligro de extinción, algunas más críticas que
otras pero que, si no se interviene, finalmente se terminarán perdiendo. La
clonación de especies vivas, puede significar una luz de esperanza para
animales que, de otra manera desaparecerían.
El hecho de que estos animales
obtenidos mediante clonación puedan seguir reproduciéndose en un ambiente
natural, ayudaría a reconstruir ecosistemas, saliendo del laboratorio para volver
a sus hábitats.
Recordemos que el fundador de la
genética era un sacerdote católico. El padre Gregor Mendel descubrió los genes
y su investigación en el campo de la genética aún continúa siendo válida desde
ya hace 150 años. No se presentó ningún conflicto inherente en ese entonces
entre la ética, la religión y la ciencia genética.
La lección de Gregor Mendel
consiste en que la religión y la genética no son incompatibles. En vez de
reacciones sospechosas, prejuiciosas o instintivas desde una perspectiva
negativa, ¿no podrían los científicos genéticos y los bioeticistas comenzar a
desarrollar estándares éticos con los que la gente común se sintiera
cómoda?
Desde que en 1962 el británico
John B. Gurdon demostró que era posible -lo que le ha valido el Premio Nobel
de Medicina de este año-, la técnica de la clonación ha tenido un desarrollo
lento, pero imparable.
Hasta 1996 no se logró el primer
mamífero clonado a partir de células adultas. Fue la archifamosa oveja Dolly,
obtenida en el Instituto Roslin de Edimburgo. A partir de este éxito, la clonación
se ha convertido en una técnica de uso creciente cuya única limitación es, por
ahora, económica. Utilizar la clonación para reproducir animales destinados al
consumo de carne no resulta por ahora competitivo: la simple reproducción
natural la garantiza a un precio mucho más asequible.
En cambio, la clonación puede
resultar decisiva para evitar la extinción total de especies hoy amenazadas. En
este caso, sin embargo, hay que plantearse algo más. De poco servirá clonar
esos animales si no se modifican al mismo tiempo las causas que les han
llevado al borde de la desaparición, ya sea la caza masiva de ejemplares o las
agresiones al hábitat en el que sobreviven.
Pido por consiguiente el
acompañamiento de mis pares a fin de expresar el beneplácito de esta H.
Cámara con los investigadores de nuestra Facultad de Agronomía de la UBA por
el notable avance científico conseguido.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA (Primera Competencia) |