Expresar su beneplácito por premio Internacional L’Oréal-UNESCO, “Por las Mujeres en la Ciencia”, obtenido por a la Doctora en Ciencias Biológicas Amy Austin, en reconocimiento a su investigación realizada en el Parque Nacional Lanín, provincia del Neuquén.

Señor presidente:

Amy Austin, doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad de Stanford e investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas vinculadas a la Agricultura (IFEVA), fue elegida ganadora del Premio Internacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” por América Latina en reconocimiento a sus estudios en el Parque Nacional Lanín.

El Premio L'Oréal-Unesco para Mujeres en la ciencia este año se otorgó por vigésima vez y a una científica por continente. Entre esta selección está Amy Austin quien estudia el ciclo del carbono en la naturaleza, un conocimiento esencial para controlar o mitigar los efectos de este gas de efecto invernadero y uno de los principales protagonistas del calentamiento global.

Austin, nacida en Estados Unidos, llegó a la Argentina en 1997 para un estadía postdoctoral financiada por la National Science Foundation de los EEUU. El 90% de los becarios iban a estudiar a Europa y trabajar en biología molecular, pero Amy se decidió por la Patagonia. Así desarrolló su carrera académica y se dedicó a la investigación de la ecología de los ecosistemas terrestres en la región.

De acuerdo a lo informado por el Conicet el objetivo de la investigación de Austin es entender cómo funcionan los ecosistemas terrestres e identificar las maneras en las cuales el funcionamiento ecosistémico está siendo alterado por la actividad humana.

A lo largo de veinte años, Austin reveló aspectos insospechados del ciclo del carbono en ambientes áridos. Cómo las plantas lo sacan del aire, fabrican carbohidratos y, al morir, lo liberan. "Una cosa que encontramos es que la radiación solar tiene un efecto directo y acelera la liberación del carbono hacia la atmósfera. No son solo los microbios, como se pensaba. Es más, en ciertas condiciones es preponderantemente la radiación solar. Nuestros experimentos muestran que, al contrario de lo que se creía, la biota del suelo [el conjunto de microorganismos y fauna] parece tener un papel poco importante.

En contraste, el Sol sí estaría regulando el ciclo del carbono al afectar la descomposición de materia senescente", declaró la científica al Diario La Nación.

Este mecanismo tiene una importancia fundamental en la descomposición de la broza que cae de las plantas. Manipulando la luz interceptada por estos deshechos y la actividad de microorganismos del suelo pudieron constatar que la luz (y en particular la radiación ultravioleta-B) rompe los enlaces de la materia orgánica y, entre otras cosas, produce dióxido de carbono. Y que en lugar de entrar en el suelo y llegar a la biota, el carbono vuelve directamente a la atmósfera en un 50%. Esto sugiere que los sistemas naturales en realidad pueden secuestrar mucho menos carbono de lo que se pensaba. "El carbono es la 'comida' de los organismos del suelo, no solo de los microbios, sino también de bichos más grandes que son descomponedores –agregó Austin-. Ellos lo comen como nosotros comemos asado, es su fuente de energía".

En el citado matutino se destaca que este hallazgo también tiene una importancia especial en las predicciones sobre calentamiento climático. En un experimento realizado con su marido, Carlos Ballaré, otro multipremiado investigador del Conicet, analizaron la fotodegradación de la lignina (un polímero de las paredes de las células vegetales que se consideraba "recalcitrante"; es decir, muy resistente a la acción degradante de los microbios del suelo) se vio que los pastizales secos podrían emitir más dióxido de carbono a la atmósfera de lo que se calculaba.

Para probarlo, los investigadores fabricaron hojas sintéticas (con papeles de filtro) a las que les agregaron distintas cantidades de lignina. Cuando las pusieron al sol, pudieron ver que cuanta más lignina tenían más rápido se degradaban. Entre otras cosas, estos descubrimientos sugieren que, en el futuro, si aumentan las condiciones de aridez y disminuye la nubosidad, crecería la importancia cuantitativa del proceso de degradación.

Cabe destacar que el premio para Mujeres en la Ciencia se entrega para iluminar las inequidades que todavía persisten en la comunidad científica global, apoyar a las mujeres científicas y formar a jóvenes maestras.

Este año, además, se pone en marcha una iniciativa para que hombres con liderazgo dentro de la comunidad científica se comprometan a expandir el acceso a subsidios, y promuevan iguales oportunidades de empleo, promociones, publicación y premios a científicas talentosas.

El jurado que eligió a las cinco laureadas de este año fue presidido por Elizabeth Blackburn, premio Nobel de Medicina o Fisiología 2009 por haber descubierto la telomerasa, una enzima que forma los telómeros (extremos de los cromosomas) durante la duplicación del ADN. Entre los 10 eminentes científicos que tuvieron a su cargo la tarea de elegir a las laureadas entre 51 finalistas y 267 nominaciones de 62 países, cada nominación revisada por dos o tres científicos destacados, figura la argentina Ana Belén Elgoyhen, del Instituto de Ingeniería Genética y Biología Molecular del Conicet (Ingebi) y ella misma laureada L'Oréal-Unesco 2008.

En esta ocasión junto a Austin fueron laureadas: Mee-mann Chang (China): por su trabajo pionero en el registro fósil que ayuda a entender cómo los vertebrados acuáticos se adaptaron a vivir en la tierra; Dame Caroline Dean (Gran Bretaña): por sus estudios en cómo las plantas saben cuándo deben producir flores tras el invierno; Janet Rossant (Canadá): por sus sobresalientes investigaciones que exploran cómo se forman los tejidos en los primeros días del embrión y cuál es la implicancia de la edición genética en esa etapa y Heather Zar (Sudáfrica): por establecer un programa para investigar la neumonía infantil, que permite prevenirla, diagnosticarla y tratarla, y evitar sus complicaciones en el asma y la tuberculosis.

Por todo lo expuesto, agradezco a los señores diputados su apoyo para con la presente iniciativa.