Declarar de interés de la H. Cámara la película documental “El sable”, de Nahuel Machesich, donde se narra el robo del sable corvo de San Martin, sucedido el 12 de agosto de 1963, a la vez propone analizar las huellas y el significado de la resistencia peronista.

Señor presidente:

“El Sable” es un documental producido por Lupa Films que cuenta lo sucedido el 12 de agosto de 1963, cuando cuatro jóvenes de la Resistencia Peronista fueron protagonistas de un particular operativo: el robo del sable corvo del general José de San Martín. El objetivo era reanimar la militancia del peronismo, que en ese momento se encontraba proscripto. También tenían la intención de llevárselo a Juan Domingo Perón, que estaba exilado en España.

A más de 50 años del hecho, sólo dos integrantes del episodio están vivos: Osvaldo Agosto y Manuel Gallardo.

La película tiene un relato central que crece a medida que avanza el documental, pero posee otras aristas narrativas que se retroalimentan entre sí, como la historia del sable de San Martín, la referencia a la Resistencia Peronista, el robo mismo casi como un policial político, la posibilidad de abordar las tensiones del peronismo desde la biografía de dos militantes y las menciones al presente político de nuestro país.

El sable corvo fue adquirido por San Martín en su estancia en Londres poco después de dejar España y antes de embarcarse a Sudamérica. Más adelante, San Martín armaría a su regimiento de granaderos con armas similares, ya que las consideraba ideales para los ataques de carga de caballería.

Tras el retiro de San Martín en Europa, el arma quedó en la ciudad de Mendoza en manos de una familia amiga. En una carta escrita a su yerno Mariano Balcarce y a Merceditas les solicita que le envíen la espada a Europa, quedando en su posesión hasta su muerte del 17 de agosto de 1850.

Antes de morir San Martín legó su sable al gobernador Juan Manuel de Rosas. Mariano Balcarce le escribió a Rosas lo siguiente para darle a conocer la noticia: “Como albacea suyo, y en cumplimiento a su última voluntad me toca el penoso deber de comunicar a V.E. esta dolorosa noticia, y la honra de poner en conocimiento de V.E. la siguiente cláusula de su testamento: "3ro El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tentaban de humillarla."

Por su parte, Rosas decide legar el sable a su amigo Juan Nepomucemo Terreno y tras su muerte a su esposa y luego a sus hijos e hija por orden de edad. Tras la muerte de Rosas, la espada pasa así a posesión de Máximo Terreno y Manuelita Rosas, ya que Juan Terrero muere antes.

En 1896, Adolfo Carranza director del Museo Histórico Nacional, les solicita la donación del sable de San Martín, a lo cual acceden. El mismo fue enviado de Londres a Buenos Aires, a donde llega el 4 de marzo de 1897 y es depositado en el Museo Histórico Nacional.

El sable permaneció allí hasta el 12 de agosto de 1963, día en que fue robado por Osvaldo Agosto, Manuel Gallardo, Aristides Bonaldi y Luis Sansoulet, todos integrantes de la Juventud Peronista.

El robo “fue algo simbólico, el peronismo venía de varias derrotas, estábamos proscriptos, había ganado el radicalismo con Arturo Illia y teníamos que hacer algo para levantar el ánimo de los muchachos”. El objetivo fue poner en ridículo al “régimen” y a las Fuerzas Armadas apropiándose del arma más conocida de San Martín, que había legado a Juan Manuel de Rosas por su exitosa defensa contra Gran Bretaña y Francia, para luego entregársela a Perón, quien había sido derrocado ocho años antes por la autodenominada Revolución Libertadora y desde entonces estaba exiliado en Puerta de Hierro, España.

El tesoro patrio permaneció en una quinta cerca de Maipú, camino a Mar del Plata. Para poner fin a secuestros y torturas, a los meses se acordó la devolución al Ejército.

El sable fue robado nuevamente el 19 de agosto de 1965 por otro grupo de la Juventud Peronista y entregado un año después a los servicios del Ejército luego de diversos avatares. Después de este episodio quedó bajo custodia en el Regimiento Granaderos a Caballo General San Martín', y fue colocado dentro de un templete blindado, construido para tal efecto, por donación del Banco Municipal de la Ciudad de Buenos Aires.

El sable permaneció allí hasta el 24 de mayo de 2015, día en que Cristina Fernández de Kirchner tras la aprobación del decreto 843/15 de “Restitución del sable corvo del General San Martín al Museo Histórico Nacional” lo hace trasladar a ese lugar.

El documental que aquí reconocemos narra los acontecimientos a través de los únicos dos protagonistas vivos, pero también desde la utilización de diversos aspectos formales que enriquecen el relato. Así, el episodio del robo funciona como excusa y metáfora para hablar sobre las razones ideológicas del peronismo. Y ahí está lo atractivo de la historia.

El peronismo estuvo proscripto 18 años, que fueron 18 años de resistencia. Con los vaivenes producidos en ese período hubo más o menos esperanza. Por un lado, el efectuar acciones para llamar la atención de la sociedad de que el peronismo no había muerto. Y por el otro, para tratar de erosionar el poder político o militar, según quién estuviera gobernando. Este documental deja explicitado cómo era esa militancia, muy diferente a la que vino después, la del 70.

Pasaron más de cincuenta años de aquel hecho. Los testimonios encarnan las visiones personales e ideológicas que condensan la tensión de un movimiento tan amplio como el peronismo. La película, a través de la mirada de su director Nahuel Machesich, logró que hablaran Agosto y Gallardo y construyó un documental que a partir del episodio del robo del sable corvo propone analizar el significado de la resistencia peronista.

Por los fundamentos expuestos, convencido de que trabajos como este recuperan nuestra historia y que esa acción militante se resignifica hoy para permitirnos reflexionar sobre las complejidades del movimiento político más determinante de nuestra historia.

Por los fundamentos expuestos solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de resolución.