-Expresar su preocupación y su pesar por el incendio que destruyó el Teatro Municipal Comedia, de la ciudad de Córdoba, el día 28 de junio de 2007.-

Señor presidente:

El fuego destruyó un teatro, pero las llamas también quemaron una parte de Córdoba: ese intangible que traduce la identidad de una sociedad, cuya mejor expresión se asocia a las manifestaciones artísticas. Y el teatro Comedia, que iba camino a cumplir su centenario, que se salvó de la picota inmobiliaria un año atrás, cuando el municipio lo compró, precisamente, para evitar que su destrucción se llevara, también, esa historia colectiva, ahora se convirtió en cenizas.

"Córdoba, como todas las ciudades, se divide en un millón de pedacitos que difieren entre sí a causa de su luminosidad. Bueno, el Comedia era de los pocos que brillaba con luz propia", escribió el respetado y querido periodista-escritor Daniel Salzano, quien, como todos los cordobeses, derramó lágrimas impotentes ante la devastadora fuerza del fuego.

El teatro de la calle Rivadavia fue construido en la segunda década del siglo pasado por Luis Padilla, en la tradición de los motes cordobeses nombrado "El Ñato". Antes de que se privatizaran hasta los paseos, el Comedia, ubicado en pleno centro, había sobrevivido a la especulación inmobiliaria y, por eso, resistía con más esfuerzo que recursos para seguir como el teatro de la gente, por el que pasaron de magos a folkloristas, de cómicos a bailarines. En el Comedia fueron aplaudidos desde Alfredo Alcón hasta Nélida Roca, desde Nuria Espert hasta Martín Karadajián, desde José Marrone hasta Pedro López Lagar. En tiempos en los que los artistas salían de gira con dificultad y el teatro recreaba el misterio de la risa o las lágrimas compartidas. Y Salzano nos presta sus palabras porque poco se puede agregar a tan precisa descripción: "Si se siente tanto dolor por la catástrofe es porque el cierre del teatro lleva implícita la desaparición de todo lo que lo rodeaba. En la esquina podías comprar el diario a las 2 de la mañana y, si te aburrías, podías hacerte lustrar los zapatos. Al teatro se iba con zapatos". Las llamas se llevaron las 654 butacas que habían sido recuperadas tan solo un año atrás. Como cruel paradoja, del fuego se salvaron la boletería y el kiosco. Pero si el fuego es el símbolo de la destrucción, también puede ser el de la purificación, o de las brasas que reúnen junto al fuego para el canto, la charla, la risa y, sobre todo, la amistad.

Las llamas del Teatro Comedia redujeron a cenizas la sala, las butacas y el escenario, pero iluminaron lo que permanece dormido a la espera del príncipe encantado, lo que mejor late en el ser humano: la solidaridad.

Artistas y autoridades, personalidades de la cultura y ciudadanos de a pie se han sumado a una campaña para la recuperación del teatro, que incluye desde la creación de una cuenta para recibir donaciones hasta las actuaciones gratis de los artistas cordobeses, quienes como Jose Luis Serrano, la entrañable "Doña Jovita", se mostraron consternados, y por eso, solidarios.

Por los motivos expuestos, es que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.