Declarar de Interés de la Honorable Cámara de Diputados la continuidad de la Revista Billiken publicada sin interrupciones durante más de 90 años (desde el 17 de noviembre de 1919) y que se ha convertido en la más antigua publicación infantil de habla hispana.

Señor presidente:

Billiken es una revista argentina creada por Constancio Vigil en 1919. En sus noventa años de vida, pasó por distintas etapas, mostrando una enorme capacidad de adaptación a los avatares políticos, sociales y culturales de nuestro país.

Constancio Vigil -el padre de Billiken- nació en Rocha, República Oriental del Uruguay en 1876 y falleció en 1954. Estudió Ciencias y Letras en la Universidad de Montevideo. Sus estudios le abrieron las puertas del periodismo, escribiendo para Diarios como La Nación. En 1918 fundó la Editorial Atlántida y en 1918 lanzó al mercado dos de sus revistas más exitosas: El Gráfico y Billiken.

Como anécdota, recordamos que el nombre de la revista, está tomado de un famoso muñeco de la época, una especie de divinidad hindú: petiso, barrigón y sonriente, creado por la estadounidense Florence Pretz quien patentó el diseño en 1908. Después de recibir la patente número 39.603 en el año 1908 para el diseño de su "nuevo, original y ornamental de imágenes", Pretz contrató a un fabricante para su criatura, la Billiken Company de Chicago (de Billy Ken), que dio nombre a su creación. Era una especie de mascota o amuleto originalmente llamada Joss, el dios chino de la buena suerte, y se usó para ornamentar bancos, mesas. Posteriormente llegó al mercado de los muñecos de peluche.

Billiken se vende en la Argentina, Uruguay y otros países sudamericanos. Forjó tanto la relación entre los medios de comunicación y la escuela como el imaginario social de gran parte de la sociedad argentina y se ha convertido en una lectura heredada de padres a hijos a lo largo de varias generaciones.

Fue la primera revista especializada en niños con criterios y estética moderna y tuvo éxito desde sus inicios. La revista llegó a vender 500 ejemplares cada semana de los cuáles 30.000 eran enviados a España y el doble de esa cantidad a Perú, Colombia, Venezuela y México.

Datos del Instituto Verificador de Circulaciones confirman que de las cinco revistas de mayor venta en la década del setenta, tres eran de género infantil: Anteojito (su competidora, con un estilo más popular), Locuras de Isidoro y Billiken.

Como bien reconoce Judith Gociol, en "El largo camino de Billiken" su éxito fue posible "en el contexto de una nueva mirada que venía posándose sobre la niñez en todo el mundo y, sobre todo, debido a la formación de un mercado alfabetizado, producto de la sanción de la ley de educación pública, obligatoria y gratuita (ley 1420). La política oficial entendía que había que escolarizar la infancia para hacer de las diferentes identidades extranjeras que bajaban de los barcos, una sola nacionalidad."

Según Beatriz Sarlo en la Máquina Cultural, "La escuela debía enseñar lo que no se aprendía en las familias en este caso se trataba de valores igualmente fundamentales para la época: el aseo personal, que se vincula con el ordenamiento programado de los cuerpos y un ideal de respetabilidad cultural y material, por una parte; el patriotismo como núcleo de la identidad colectiva, por la otra".

Su primer emblema fue "la revista de los niños" (recién más tarde pretenderá ser la revista de la escuela adoptando slogans como "10 puntos en material escolar", entre otros) y por eso en la tapa del Nº 1, se ve un niño con "aire de barrio" desaliñado, algo provocador, con un parche en el ojo y una pelota bajo el brazo mostrándose como el "ganador de la temporada"

A partir de 1930 y durante más de 30 años las ilustraciones de la tapa de la revista estuvieron a cargo de Lino Palacio y se hicieron famosas por su humorismo y ternura. El Museo del Dibujo y la Ilustración expuso algunos originales en la muestra que realizó en el año 2006 en el Museo Eduardo Sívori.

La revista siempre se propuso divertir y moralizar. Por eso también tuvo relevancia fundamental la vocación pedagógica y cristiana de su creador.

Como nos cuenta Judith Gociol el proceso de transformación de la publicación en material de colegio fue muy rápido y hacia la década del 30 el viraje ya estaba dado: los maestros eran los que garantizaban el público de la revista. Los directoras respaldaban los concursos y los llamados Comités Billiken -agrupaciones infantiles dedicadas a la caridad que llegaron a tener 40 mil socios- eran organizados en las escuelas."

La historieta llegó varios años después. Algunas fueron delirantes y otras tuvieron un fin didáctico. Entre ellas estaban el Ocalita, Tumbita, El Pibe, hasta Marvo Luna, la última con guión de Héctor Germán Oesterheld. También fueron populares personajes como la Hormiguita Viajera, Misia Pepa, el Mono Relojero, el Diario de un Niño, Marta y Jorge, la Escuela de la Señorita Susana.

Fue la primera publicación que introdujo a Superman en la Argentina.

En el sesenta son muy populares los personajes de Pelopincho y Cachirula y Pío Pío que nacieron en Billiken y se mudaron a Anteojito, la revista de Manuel García Ferré que rompió la hegemonía de Billiken en el mercado.

Con el tiempo la diversión y en entretenimiento fueron separados de los contenidos y algunas se convirtieron en separatas que se mantienen hasta la actualidad.

La revista se ha ido adaptando y sobrevive aún hoy en tiempos en que los niños constituyen una generación informatizada y encuentran en internet respuestas a sus necesidades de entretenimiento y pedagógicas.

Pero si antes la revista era comprada por sus contenidos, hoy también encuentra la manera de seguir siendo tentadora por los accesorios que ofrece: la regla, el transportador, la mochila, las figuritas, los mapas, los posters, etc..

Por eso queremos destacar el interés que despierta en la Cámara una revista, que ha formado a cuatro generaciones de argentinos y promete seguir formado a varias más. Reconocemos el impacto que la revista ha tenido en la cultura argentina, y por eso elevamos este proyecto para su aprobación.