COMERCIO
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P01 Oficina 107
Jefe SRA. SARA GABRIELA M
Martes 14.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2108 Internos 2108/10/49
ccomercio@hcdn.gob.ar
- COMERCIO
Reunión del día 16/09/2010
- .
- En Buenos Aires, a los dieciséis días del mes de septiembre de 2010, a la hora 10 y 39:
SRA. LOCUTORA Tengan ustedes muy buenos días. Les doy la bienvenida en nombre de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Nos encontramos aquí reunidos para llevar a cabo una serie de audiencias de carácter público convocadas por la Comisión de Comercio de esta Honorable Cámara y de su presidenta, la diputada nacional Juliana Di Tullio. Las mismas tendrán como eje central del debate el tema del papel para la prensa.
A continuación voy a leerles la convocatoria que dio origen a esta audiencia pública. Dice así: "Autoridad convocante: la Comisión de Comercio, de acuerdo con el artículo 114 bis del reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y conforme lo acordado en la reunión realizada el día 7 de septiembre de 2010, ha dispuesto convocar a una audiencia pública.
"Objeto: consideración de los expedientes 0024-pe-2010, mensaje Nº 1.208 y proyecto de ley del 27 de agosto de 2010, por el cual se declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios. Fue girado a las comisiones de Comercio, Comunicaciones e Informática, Libertad de Expresión, Asuntos Constitucionales y Peticiones, Poderes y Reglamento.
"En segundo lugar el expediente 6422-d-2010, del diputado nacional Omar De Marchi, que dice lo siguiente: de ley, Papel Prensa Sociedad Anónima. Llámese a licitación pública nacional para proceder a la venta de las acciones de titularidad del Estado nacional. Fue girado a las comisiones de Comercio; Comunicaciones e Informática; Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales y Peticiones, Poderes y Reglamento.
"Fecha, hora y lugar de celebración: la
audiencia pública se llevará a cabo en el auditorio de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, sito en la calle Riobamba 25 de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, los días 16, 21, 23, 28 y 30 de septiembre de 2010, de 10 hasta las 18 horas.
"Normativas: se desarrollará con arreglo a las previsiones del artículo 114 bis del reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
"Vista de los expedientes, inscripción para ser participantes y presentación de la documentación relacionada con el objeto de la audiencia. Los interesados podrán tomar vista de los expedientes vinculados al objeto de la audiencia pública a través de la página Web de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación: www.hcdn.gov.ar.
"La inscripción de los participantes se llevará a cabo en la Presidencia de la Comisión de Comercio o en la sede administrativa de la misma, a partir del día 9 de septiembre de 2010, en el horario de 10 a 17 horas, en Riobamba 25, piso 2º, oficina 211, Presidencia u oficina 108 del primer piso, sede administrativa, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"Con el objeto de facilitar la inscripción en el registro de participantes, los interesados podrán inscribirse por email a ccomercio@hcdn.gov.ar o telefónicamente al 6310-7188 o al 6310-7100, interno 2110. Al momento de la inscripción podrán presentar sus ponencia en un documento soporte papel hasta doce páginas, tamaño A4, y en soporte de CD.
"Publicación de las ponencias realizadas durante la audiencia pública. En la audiencia pública no se adoptarán resoluciones, pero las ponencias serán puestas a disposición de todos los ciudadanos en la página Web de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, www.hcdn.gov.ar."
A continuación escucharemos las palabras de la diputada nacional Juliana Di Tullio, quien hará la apertura formal.
Nos encontramos aquí reunidos para llevar a cabo una serie de audiencias de carácter público convocadas por la Comisión de Comercio de esta Honorable Cámara y de su presidenta, la diputada nacional Juliana Di Tullio. Las mismas tendrán como eje central del debate el tema del papel para la prensa.
A continuación voy a leerles la convocatoria que dio origen a esta audiencia pública. Dice así: "Autoridad convocante: la Comisión de Comercio, de acuerdo con el artículo 114 bis del reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y conforme lo acordado en la reunión realizada el día 7 de septiembre de 2010, ha dispuesto convocar a una audiencia pública.
"Objeto: consideración de los expedientes 0024-pe-2010, mensaje Nº 1.208 y proyecto de ley del 27 de agosto de 2010, por el cual se declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios. Fue girado a las comisiones de Comercio, Comunicaciones e Informática, Libertad de Expresión, Asuntos Constitucionales y Peticiones, Poderes y Reglamento.
"En segundo lugar el expediente 6422-d-2010, del diputado nacional Omar De Marchi, que dice lo siguiente: de ley, Papel Prensa Sociedad Anónima. Llámese a licitación pública nacional para proceder a la venta de las acciones de titularidad del Estado nacional. Fue girado a las comisiones de Comercio; Comunicaciones e Informática; Libertad de Expresión; Asuntos Constitucionales y Peticiones, Poderes y Reglamento.
"Fecha, hora y lugar de celebración: la
audiencia pública se llevará a cabo en el auditorio de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, sito en la calle Riobamba 25 de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, los días 16, 21, 23, 28 y 30 de septiembre de 2010, de 10 hasta las 18 horas.
"Normativas: se desarrollará con arreglo a las previsiones del artículo 114 bis del reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
"Vista de los expedientes, inscripción para ser participantes y presentación de la documentación relacionada con el objeto de la audiencia. Los interesados podrán tomar vista de los expedientes vinculados al objeto de la audiencia pública a través de la página Web de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación: www.hcdn.gov.ar.
"La inscripción de los participantes se llevará a cabo en la Presidencia de la Comisión de Comercio o en la sede administrativa de la misma, a partir del día 9 de septiembre de 2010, en el horario de 10 a 17 horas, en Riobamba 25, piso 2º, oficina 211, Presidencia u oficina 108 del primer piso, sede administrativa, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"Con el objeto de facilitar la inscripción en el registro de participantes, los interesados podrán inscribirse por email a ccomercio@hcdn.gov.ar o telefónicamente al 6310-7188 o al 6310-7100, interno 2110. Al momento de la inscripción podrán presentar sus ponencia en un documento soporte papel hasta doce páginas, tamaño A4, y en soporte de CD.
"Publicación de las ponencias realizadas durante la audiencia pública. En la audiencia pública no se adoptarán resoluciones, pero las ponencias serán puestas a disposición de todos los ciudadanos en la página Web de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, www.hcdn.gov.ar."
A continuación escucharemos las palabras de la diputada nacional Juliana Di Tullio, quien hará la apertura formal.
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Muy buenos días a todas y a todos. Agradezco mucho la presencia en este recinto de diputadas y diputados de la Comisión de Comercio y, centralmente, la presencia al señor diputado Vargas Aignasse, presidente de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, una de las comisiones a las cuales tienen giro los proyectos que se mencionaron. También agradezco a los participantes que se han anotado en esta audiencia pública.
Tenemos casi 30 expositores anotados. Habrá un receso entre las 13 y 30 y las 15 horas. Agradezco también a todos los que han venido y que están interesados en escuchar el debate sobre este tema, que a nosotros nos parece central y muy importante.
La verdad es que la mayoría de los diputados de la Comisión de Comercio hemos reconocido la necesidad de que se inicien las audiencias públicas para poder aportar y debatir acerca del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo.
El proyecto, básicamente en su artículo 1°, declara de interés público la producción, comercialización y distribución de la pasta de celulosa para papel de diarios.
También ha ingresado un proyecto del señor diputado De Marchi, otro del señor diputado Mouilleron, y ayer se presentó un proyecto de la diputada Merchán, por el interbloque Proyecto Sur. Estos proyectos van a ser colocados en el link de la página Web de la Comisión de Comercio en el sitio de la Cámara, para que también estén participando en el debate de las audiencias públicas.
Tal como se ha mencionado anteriormente, las audiencias públicas serán desarrolladas en cinco días diferentes. A partir de hoy se inicia la primera de ellas, la siguiente será el martes próximo a la misma hora, la cual ya cuenta con muchos inscriptos.
Para la Comisión de Comercio es importante la visión de todas las voces que tienen injerencia sobre este tema, al igual que para la mayoría de los diputados que votaron la posibilidad de generar audiencias públicas.
En relación con los inscriptos para esta primera audiencia, hemos visto que se abarca con la cuestión tres patas importantes. La primera de ellas tiene que ver con una importante pata académica, que nos dará una direccionalidad acerca de lo que significa el derecho a la información de todos los ciudadanos que habitan la Argentina.
Por otro lado, encontramos la pata de los trabajadores, de los gremios, que tienen injerencia e involucramiento en el tema de las comunicaciones o los medios.
Por último, una tercera pata vinculada con el punto de vista del comercio y la realidad a partir de la recuperación democrática acerca de lo que ha significado la producción, comercialización y la distribución de la pasta de celulosa para papel de diarios, con lo cual los representantes de los diarios en la Argentina y de las organizaciones que nuclean diferentes diarios también expresarán su visión. Asimismo, nos darán una perspectiva concreta acerca del pensamiento y direccionalidad que cada uno cree que debe tener este proyecto de ley.
Ayer la presidenta de la República anunció en el marco de un encuentro con empresarios del sector que el ministro de Economía, Amado Boudou, va a realizar diez foros en el interior, con diarios del interior, para poder generar un preproyecto de marco regulatorio, que será un anexo en el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo.
Quiero aclarar que el último proyecto ingresado, que tiene como autora a la diputada Marchán, contiene un marco regulatorio. Por ello, consideramos que será muy interesante debatir también en esa misma dirección.
Hemos retrasado un poco el comienzo de la audiencia porque está el ministro de Economía en el Palacio, iniciando la presentación sobre el presupuesto nacional. Tenemos urgencia de empezar con un expositor, que tiene que tomar un avión y vamos a tener en cuenta ese apuro, pero antes de eso, hará uso de la palabra al señor diputado Vargas Aignasse, presidente de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento.
Tiene la palabra el señor diputado Vargas Aignasse.
Tenemos casi 30 expositores anotados. Habrá un receso entre las 13 y 30 y las 15 horas. Agradezco también a todos los que han venido y que están interesados en escuchar el debate sobre este tema, que a nosotros nos parece central y muy importante.
La verdad es que la mayoría de los diputados de la Comisión de Comercio hemos reconocido la necesidad de que se inicien las audiencias públicas para poder aportar y debatir acerca del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo.
El proyecto, básicamente en su artículo 1°, declara de interés público la producción, comercialización y distribución de la pasta de celulosa para papel de diarios.
También ha ingresado un proyecto del señor diputado De Marchi, otro del señor diputado Mouilleron, y ayer se presentó un proyecto de la diputada Merchán, por el interbloque Proyecto Sur. Estos proyectos van a ser colocados en el link de la página Web de la Comisión de Comercio en el sitio de la Cámara, para que también estén participando en el debate de las audiencias públicas.
Tal como se ha mencionado anteriormente, las audiencias públicas serán desarrolladas en cinco días diferentes. A partir de hoy se inicia la primera de ellas, la siguiente será el martes próximo a la misma hora, la cual ya cuenta con muchos inscriptos.
Para la Comisión de Comercio es importante la visión de todas las voces que tienen injerencia sobre este tema, al igual que para la mayoría de los diputados que votaron la posibilidad de generar audiencias públicas.
En relación con los inscriptos para esta primera audiencia, hemos visto que se abarca con la cuestión tres patas importantes. La primera de ellas tiene que ver con una importante pata académica, que nos dará una direccionalidad acerca de lo que significa el derecho a la información de todos los ciudadanos que habitan la Argentina.
Por otro lado, encontramos la pata de los trabajadores, de los gremios, que tienen injerencia e involucramiento en el tema de las comunicaciones o los medios.
Por último, una tercera pata vinculada con el punto de vista del comercio y la realidad a partir de la recuperación democrática acerca de lo que ha significado la producción, comercialización y la distribución de la pasta de celulosa para papel de diarios, con lo cual los representantes de los diarios en la Argentina y de las organizaciones que nuclean diferentes diarios también expresarán su visión. Asimismo, nos darán una perspectiva concreta acerca del pensamiento y direccionalidad que cada uno cree que debe tener este proyecto de ley.
Ayer la presidenta de la República anunció en el marco de un encuentro con empresarios del sector que el ministro de Economía, Amado Boudou, va a realizar diez foros en el interior, con diarios del interior, para poder generar un preproyecto de marco regulatorio, que será un anexo en el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo.
Quiero aclarar que el último proyecto ingresado, que tiene como autora a la diputada Marchán, contiene un marco regulatorio. Por ello, consideramos que será muy interesante debatir también en esa misma dirección.
Hemos retrasado un poco el comienzo de la audiencia porque está el ministro de Economía en el Palacio, iniciando la presentación sobre el presupuesto nacional. Tenemos urgencia de empezar con un expositor, que tiene que tomar un avión y vamos a tener en cuenta ese apuro, pero antes de eso, hará uso de la palabra al señor diputado Vargas Aignasse, presidente de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento.
Tiene la palabra el señor diputado Vargas Aignasse.
SR. VARGAS AIGNASSE Señora presidenta: el hecho de avanzar en este proceso de declarar público el tema de Papel Prensa y escuchar a la enorme cantidad de sectores y referentes de todo el ámbito vinculado al proceso editorial en la Argentina nos produce la satisfacción de creer que vamos por el camino correcto.
Me refiero a abrir los brazos para que participen activamente en la construcción de esta nueva matriz distributiva del papel de diario en la Argentina, de la mano de los que conocen acabadamente este proceso y los que tienen intereses directos en la producción y comercialización de este insumo fundamental.
Quiero destacar la tarea que ha realizado la Comisión de Comercio, la señora diputada Juliana Di Tullio con los miembros de esa comisión, para lograr que se pueda aprobar este inicio de audiencias. Es bueno que la gente que está presente sepa que tenemos minoría en todas las comisiones.
Por lo tanto, nos cuesta mucho sacar un dictamen de minoría, porque la oposición absoluta e irreductiblemente se opone a todas las propuestas que provengan desde el Poder Ejecutivo o de algún diputado del oficialismo.
Ese esfuerzo y esa disciplina con la que logramos aprobar esta posibilidad es un enorme aporte para la democracia y para la construcción de una norma que tiene que seguir el mismo camino que la ley de medios audiovisuales y que no significa otra cosa que federalizar y abrirse al aporte de todos los sectores.
Quisiera expresar mi reconocimiento a la señora diputada Di Tullio, a la secretaria parlamentaria, la compañera Teresa García, y a todos los señores diputados que integran la Comisión de Comercio.
Asimismo, quisiera comentar que el próximo martes en la provincia de Tucumán comienza el foro nacional regional -que en total serán diez-, anunciado por la señora presidenta de la Nación.
Ese espacio tiene por objeto recibir el aporte directo de todos los sectores del país que no pueden acercarse a la Capital Federal. De esta manera se terminará de diseñar este marco regulatorio, este anteproyecto sobre el que se va a pivotear a la hora de diseñar la matriz de distribución de este insumo, y que tiene como eje el hecho de que el Estado tiene el 27,8 por ciento de las acciones de Papel Prensa -que estará representado por el consejo federal propuesto en la ley que empezaremos a debatir y que queremos enriquecer con este mecanismo.
Esa norma permitirá a todos los medios gráficos del interior ser parte de Papel Prensa en un pequeño porcentaje -aunque sea simbólico a la hora de tomar una decisión-, hecho que ha sido parte del objeto en el acta constitutiva de creación de la empresa Papel Prensa.
Ello permitirá que las editoriales argentinas no tengan que importar papel, que es lo que ocurre en este momento con aproximadamente un 30 por ciento del papel que se consume en la Argentina.
Para finalizar, agradezco la presencia de todos ustedes y reitero mi agradecimiento a la diputada Juliana Di Tullio.
Me refiero a abrir los brazos para que participen activamente en la construcción de esta nueva matriz distributiva del papel de diario en la Argentina, de la mano de los que conocen acabadamente este proceso y los que tienen intereses directos en la producción y comercialización de este insumo fundamental.
Quiero destacar la tarea que ha realizado la Comisión de Comercio, la señora diputada Juliana Di Tullio con los miembros de esa comisión, para lograr que se pueda aprobar este inicio de audiencias. Es bueno que la gente que está presente sepa que tenemos minoría en todas las comisiones.
Por lo tanto, nos cuesta mucho sacar un dictamen de minoría, porque la oposición absoluta e irreductiblemente se opone a todas las propuestas que provengan desde el Poder Ejecutivo o de algún diputado del oficialismo.
Ese esfuerzo y esa disciplina con la que logramos aprobar esta posibilidad es un enorme aporte para la democracia y para la construcción de una norma que tiene que seguir el mismo camino que la ley de medios audiovisuales y que no significa otra cosa que federalizar y abrirse al aporte de todos los sectores.
Quisiera expresar mi reconocimiento a la señora diputada Di Tullio, a la secretaria parlamentaria, la compañera Teresa García, y a todos los señores diputados que integran la Comisión de Comercio.
Asimismo, quisiera comentar que el próximo martes en la provincia de Tucumán comienza el foro nacional regional -que en total serán diez-, anunciado por la señora presidenta de la Nación.
Ese espacio tiene por objeto recibir el aporte directo de todos los sectores del país que no pueden acercarse a la Capital Federal. De esta manera se terminará de diseñar este marco regulatorio, este anteproyecto sobre el que se va a pivotear a la hora de diseñar la matriz de distribución de este insumo, y que tiene como eje el hecho de que el Estado tiene el 27,8 por ciento de las acciones de Papel Prensa -que estará representado por el consejo federal propuesto en la ley que empezaremos a debatir y que queremos enriquecer con este mecanismo.
Esa norma permitirá a todos los medios gráficos del interior ser parte de Papel Prensa en un pequeño porcentaje -aunque sea simbólico a la hora de tomar una decisión-, hecho que ha sido parte del objeto en el acta constitutiva de creación de la empresa Papel Prensa.
Ello permitirá que las editoriales argentinas no tengan que importar papel, que es lo que ocurre en este momento con aproximadamente un 30 por ciento del papel que se consume en la Argentina.
Para finalizar, agradezco la presencia de todos ustedes y reitero mi agradecimiento a la diputada Juliana Di Tullio.
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Antes de dar el uso de la palabra al señor Gustavo Granero, quiero aclarar que el tiempo de exposición es de diez minutos por expositor. Durante las exposiciones no se formulan preguntas y si lo desean, pueden dejar las producciones escritas en la Comisión de Comercio para que figure en la página Web de la Cámara.
De todos modos, aclaro que contamos con la presencia de taquígrafos, por lo tanto toda la producción de las audiencias públicas estará a disposición de la población y, centralmente, de los diputados y diputadas integrantes de todas las comisiones.
Tiene la palabra el señor Gustavo Granero, representante de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa.
De todos modos, aclaro que contamos con la presencia de taquígrafos, por lo tanto toda la producción de las audiencias públicas estará a disposición de la población y, centralmente, de los diputados y diputadas integrantes de todas las comisiones.
Tiene la palabra el señor Gustavo Granero, representante de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa.
SR. GRANERO En primer lugar, quiero agradecer a la comisión que haya establecido este mecanismo de participación de la sociedad en una discusión tan importante, como es la distribución de papel en la Argentina, en la que la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa tiene mucho interés.
Los trabajadores de prensa durante décadas hemos observado cómo se distribuía, se restringía, se fijaban cupos para los diarios del interior y se establecían precios superiores, generándose la situación de "estás conmigo o no te llega el papel" y, sobre todo, menos libertad de prensa de la que se habla en el artículo 32 de la Constitución y en los pactos internacionales.
Sin embargo, cuando la restricción a la libertad de prensa la hace un privado parece que no hay restricción, porque estamos en una sociedad de libre comercio; pero, por otro lado, cuando el Estado quiere distribuir democráticamente este insumo vital para la libertad de prensa, sí hay un ataque no a la libertad de expresión, sino a la de prensa.
Quiero dejar en claro que durante décadas en la Argentina nos acostumbramos demasiado a muchas cosas, por ejemplo a que quienes tengan más plata o más inteligencia para hacer negocios restrinjan el acceso a cosas vitales, como fue el caso de acceder libremente al fútbol.
También teníamos restricciones a que un medio de comunicación tuviera acceso a un insumo, como era el papel en la Argentina. Teníamos restricciones, y las tenemos todavía, respecto de la distribución de los medios gráficos -de los camioncitos que van distribuyendo-, porque hay una empresa de distribución de diarios que también pertenece a un grupo monopólico. Esas son las cosas que tenemos que atacar.
Para que en la Argentina haya verdadera libertad de expresión tiene que haber más medios de comunicación, más papel democráticamente distribuido y más garantías del Estado para ser un poder que garantice suficientemente que el más poderoso no haga el ejercicio de silenciar al más débil.
Los compañeros de la cooperativa del diario de Villa María van a venir y ya están presentes los compañeros de la cooperativa del diario de La Rioja. Siempre repito la pelea que tuvieron que dar los trabajadores por el papel en Villa María. Allí se abandonó la empresa, los trabajadores se hicieron cargo del diario y tuvieron que ir a pedir papel a los diarios vecinos, porque Papel Prensa no se los quería dar, dado que tenían una colisión ideológica respecto de que una cooperativa de trabajadores explote un diario. En la Argentina eso no tiene que pasar.
También ocurre que muchas revistas se tienen que imprimir en Chile, porque acá no tienen capacidad de papel. Necesitamos que haya un Estado -y creo que ahora existe- que se de cuenta de estas cosas: la industria de la prensa no es solamente una industria, sino que tiene un interés estratégico en la cultura y en un derecho humano, que es la libertad de expresión.
Apoyamos cualquier iniciativa que tienda a democratizar la información, para que haya más voces y más medios de comunicación en la Argentina, para que exista una fuerte presencia del Estado en un cambio de visión respecto de los medios de comunicación, porque no puede ser que exista sólo un objeto comercial de la información, sino que tiene que haber información por sobre todas las cosas.
En el mundo, la Federación Internacional de Periodistas ha declarado al periodismo en crisis por estos motivos. El mundo entró en crisis respecto del ejercicio del periodismo y nosotros entramos en crisis porque hay un objeto, que es la sociedad, y nos alejamos mucho de ella. Las empresas también se alejaron de la sociedad, tanto que estamos luchando para que un insumo -como la pasta de papel- no sea utilizado para censurar, restringir voces y medios de comunicación. Esto no pasa en el resto del mundo. Asimismo, ocurre que las empresas grandes, los pulpos mediáticos, restringen la libertad de expresión de los más chicos.
Entonces, tenemos que empezar a aprender que en la Argentina también necesitamos que el Estado distribuya más medios de comunicación para que haya más oportunidades y fluya más información en la sociedad. (Aplausos.)
Los trabajadores de prensa durante décadas hemos observado cómo se distribuía, se restringía, se fijaban cupos para los diarios del interior y se establecían precios superiores, generándose la situación de "estás conmigo o no te llega el papel" y, sobre todo, menos libertad de prensa de la que se habla en el artículo 32 de la Constitución y en los pactos internacionales.
Sin embargo, cuando la restricción a la libertad de prensa la hace un privado parece que no hay restricción, porque estamos en una sociedad de libre comercio; pero, por otro lado, cuando el Estado quiere distribuir democráticamente este insumo vital para la libertad de prensa, sí hay un ataque no a la libertad de expresión, sino a la de prensa.
Quiero dejar en claro que durante décadas en la Argentina nos acostumbramos demasiado a muchas cosas, por ejemplo a que quienes tengan más plata o más inteligencia para hacer negocios restrinjan el acceso a cosas vitales, como fue el caso de acceder libremente al fútbol.
También teníamos restricciones a que un medio de comunicación tuviera acceso a un insumo, como era el papel en la Argentina. Teníamos restricciones, y las tenemos todavía, respecto de la distribución de los medios gráficos -de los camioncitos que van distribuyendo-, porque hay una empresa de distribución de diarios que también pertenece a un grupo monopólico. Esas son las cosas que tenemos que atacar.
Para que en la Argentina haya verdadera libertad de expresión tiene que haber más medios de comunicación, más papel democráticamente distribuido y más garantías del Estado para ser un poder que garantice suficientemente que el más poderoso no haga el ejercicio de silenciar al más débil.
Los compañeros de la cooperativa del diario de Villa María van a venir y ya están presentes los compañeros de la cooperativa del diario de La Rioja. Siempre repito la pelea que tuvieron que dar los trabajadores por el papel en Villa María. Allí se abandonó la empresa, los trabajadores se hicieron cargo del diario y tuvieron que ir a pedir papel a los diarios vecinos, porque Papel Prensa no se los quería dar, dado que tenían una colisión ideológica respecto de que una cooperativa de trabajadores explote un diario. En la Argentina eso no tiene que pasar.
También ocurre que muchas revistas se tienen que imprimir en Chile, porque acá no tienen capacidad de papel. Necesitamos que haya un Estado -y creo que ahora existe- que se de cuenta de estas cosas: la industria de la prensa no es solamente una industria, sino que tiene un interés estratégico en la cultura y en un derecho humano, que es la libertad de expresión.
Apoyamos cualquier iniciativa que tienda a democratizar la información, para que haya más voces y más medios de comunicación en la Argentina, para que exista una fuerte presencia del Estado en un cambio de visión respecto de los medios de comunicación, porque no puede ser que exista sólo un objeto comercial de la información, sino que tiene que haber información por sobre todas las cosas.
En el mundo, la Federación Internacional de Periodistas ha declarado al periodismo en crisis por estos motivos. El mundo entró en crisis respecto del ejercicio del periodismo y nosotros entramos en crisis porque hay un objeto, que es la sociedad, y nos alejamos mucho de ella. Las empresas también se alejaron de la sociedad, tanto que estamos luchando para que un insumo -como la pasta de papel- no sea utilizado para censurar, restringir voces y medios de comunicación. Esto no pasa en el resto del mundo. Asimismo, ocurre que las empresas grandes, los pulpos mediáticos, restringen la libertad de expresión de los más chicos.
Entonces, tenemos que empezar a aprender que en la Argentina también necesitamos que el Estado distribuya más medios de comunicación para que haya más oportunidades y fluya más información en la sociedad. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Agradezco al señor Gustavo Granero.
Tiene la palabra la doctora Florencia Saintout, quien es decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.
Tiene la palabra la doctora Florencia Saintout, quien es decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.
SRA. SAINTOUT Señora presidenta: como decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y como integrante de la red de facultades de comunicación social de la Argentina, quiero celebrar que esta comisión brinde la posibilidad de estas audiencias públicas para nuevamente dar lugar a las universidades a fin de expresarse y tomar posición sobre el tema.
Desde este lugar, quiero señalar nuestro apoyo al proyecto que declara de interés público la comercialización, la fabricación, la comercialización y la distribución de papel en la Argentina.
Creemos que esta iniciativa está pensada desde una perspectiva de los derechos y que la democracia tiene que ver con la equidad, con la igualdad de oportunidades y la pluralidad de voces.
Durante las décadas del 60 y del 70, de la mano de los procesos de descolonización en todo el llamado Tercer Mundo, se dio una discusión sólida y profunda -tal como lo hemos aprendido a lo largo de estos años- entre aquellos que creían que la información era una mercancía y los que creían que formaba parte de los derechos humanos inalienables.
Esa discusión tuvo magnitudes nunca antes vistas en la historia y se cerró con el informe McBride, en el que diferentes naciones señalaban la necesidad y el compromiso de trabajar para un mundo de todos, para un solo mundo que tuviera muchas voces. Esa consigna, "Un solo mundo, muchas voces.", estructuró un horizonte para pensar la asociación entre democracia e información.
Pero en las décadas que siguieron -de la mano de lo que podemos llamar políticas neoliberales y de inmensas derrotas del campo nacional y popular- esa consigna se señaló como vacía, como algo que formaba parte del pasado y casi con una noción de nostalgia se enseñaba en las carreras de comunicación como algo que ya había pasado y que no volvería a suceder.
Mientras todo se achicaba, mientras el mundo se achicaba para las grandes mayorías, mientras se concentraban los capitales materiales y simbólicos en pocas manos, mientras las mayorías perdían y había minorías que ganaban, también se construyó un discurso en torno a la idea de que la historia se había terminado y que ya no podíamos pensar en la posibilidad de otro mundo; que lo único en lo que podíamos pensar era en adaptarnos a lo que teníamos, que era sólo para unos pocos, donde la información era sólo una mercancía, un negocio.
Como cuando llega el invierno y nos tenemos que poner el saco: había un tiempo que ya no iba a ningún otro lugar, una historia que se había muerto y se habían acabado todas las luchas.
En los últimos años en toda la región, y particularmente en la Argentina, vimos que la historia no se terminó, que además de las derrotas hay muchas luchas que se han ganado y que se pueden ganar. La ley de servicios audiovisuales ha sido una de estas grandes luchas, ganada y sostenida sobre la idea de que la información es un derecho de todas y todos por el que vale la pena pelear.
Desde las carreras de comunicación y la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata estamos convencidos -porque venimos haciendo investigación, dando clase y militando desde hace muchísimo tiempo- de la necesidad de una comunicación plural, democrática y al servicio de las mayorías. Estamos convencidos de que una Nación se construye con una comunicación para todos y que un proyecto de justicia social con independencia económica y con soberanía política necesita de una palabra liberada; tenemos que pelear contra el control de la palabra en pocas manos.
Por esta razón, desde la Universidad de La Plata apoyamos, no solamente con convicción y con firmeza, sino con muchísima alegría, este proyecto. (Aplausos.)
Desde este lugar, quiero señalar nuestro apoyo al proyecto que declara de interés público la comercialización, la fabricación, la comercialización y la distribución de papel en la Argentina.
Creemos que esta iniciativa está pensada desde una perspectiva de los derechos y que la democracia tiene que ver con la equidad, con la igualdad de oportunidades y la pluralidad de voces.
Durante las décadas del 60 y del 70, de la mano de los procesos de descolonización en todo el llamado Tercer Mundo, se dio una discusión sólida y profunda -tal como lo hemos aprendido a lo largo de estos años- entre aquellos que creían que la información era una mercancía y los que creían que formaba parte de los derechos humanos inalienables.
Esa discusión tuvo magnitudes nunca antes vistas en la historia y se cerró con el informe McBride, en el que diferentes naciones señalaban la necesidad y el compromiso de trabajar para un mundo de todos, para un solo mundo que tuviera muchas voces. Esa consigna, "Un solo mundo, muchas voces.", estructuró un horizonte para pensar la asociación entre democracia e información.
Pero en las décadas que siguieron -de la mano de lo que podemos llamar políticas neoliberales y de inmensas derrotas del campo nacional y popular- esa consigna se señaló como vacía, como algo que formaba parte del pasado y casi con una noción de nostalgia se enseñaba en las carreras de comunicación como algo que ya había pasado y que no volvería a suceder.
Mientras todo se achicaba, mientras el mundo se achicaba para las grandes mayorías, mientras se concentraban los capitales materiales y simbólicos en pocas manos, mientras las mayorías perdían y había minorías que ganaban, también se construyó un discurso en torno a la idea de que la historia se había terminado y que ya no podíamos pensar en la posibilidad de otro mundo; que lo único en lo que podíamos pensar era en adaptarnos a lo que teníamos, que era sólo para unos pocos, donde la información era sólo una mercancía, un negocio.
Como cuando llega el invierno y nos tenemos que poner el saco: había un tiempo que ya no iba a ningún otro lugar, una historia que se había muerto y se habían acabado todas las luchas.
En los últimos años en toda la región, y particularmente en la Argentina, vimos que la historia no se terminó, que además de las derrotas hay muchas luchas que se han ganado y que se pueden ganar. La ley de servicios audiovisuales ha sido una de estas grandes luchas, ganada y sostenida sobre la idea de que la información es un derecho de todas y todos por el que vale la pena pelear.
Desde las carreras de comunicación y la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata estamos convencidos -porque venimos haciendo investigación, dando clase y militando desde hace muchísimo tiempo- de la necesidad de una comunicación plural, democrática y al servicio de las mayorías. Estamos convencidos de que una Nación se construye con una comunicación para todos y que un proyecto de justicia social con independencia económica y con soberanía política necesita de una palabra liberada; tenemos que pelear contra el control de la palabra en pocas manos.
Por esta razón, desde la Universidad de La Plata apoyamos, no solamente con convicción y con firmeza, sino con muchísima alegría, este proyecto. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Tiene la palabra al doctor Damián Loreti, investigador y experto en derecho a la información.
SR. LORETI Buenos días y muchas gracias por la recepción de la solicitud para participar de las audiencias.
Celebro la audiencia en base a algunos antecedentes que incluso el propio Congreso ya tocó, y si me alcanza el tiempo después los plantearé.
Fundamentalmente hubo dos hechos históricos que quiero marcar. Por un lado, en 1948 la Cámara de los Comunes de Inglaterra discutía la aplicación del Plan Marshall para la instalación de plantas de papel de diarios en función de la multiplicación de voces que se necesitaba en esa época.
Por otro lado, en 1970, Estados Unidos trabajó sobre una ley llamada "de preservación de los diarios".
En el caso del tratamiento de la ley de defensa de la competencia, en la Argentina también se registró un antecedente.
Como no me va a dar el tiempo, empezaría planteando algunos aspectos a considerar alrededor de lo que técnicamente se llama "integración vertical de la industria". Es decir que el producto de una sirve de insumo a la otra, y qué ocurre cuando eso está concentrado en las mismas manos.
Un aspecto tiene que ver con la constitucionalidad de esta discusión y el reconocimiento de los derechos humanos. Otro aspecto tiene que ver con el derecho a la competencia; otro, a cuestiones de derechos administrativos -sobre qué se considera de interés público-; otro aspecto está relacionado con el derecho comercial, y un último aspecto está vinculado a cuestiones económicas y operativas.
La Convención Americana de Derechos Humanos equipara los controles oficiales con los controles particulares respecto de los insumos o recursos esenciales. El inciso 3) del artículo 13 dice que no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos tales como: abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de la información.
Vale decir que hay una equiparación completa y absoluta en el sistema interamericano entre los controles oficiales y particulares y entre las frecuencias y el papel para periódicos.
La Comisión Interamericana dijo en el año 2000 que los monopolios y los oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas, porque conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y la diversidad que asegura el pleno ejercicio de derecho a la información de los ciudadanos.
En la aclaración de la declaración de principios, en los antecedentes, la propia Comisión señala -entre otros considerandos como el 27 y 21- que el deber de no interferir con el derecho a la información corresponde a todos, sean particulares u oficiales. En el punto 27 se establece que es inadmisible la imposición de presiones económicas o políticas por parte de sectores de poder económico o del Estado con el objetivo de influenciar o limitar la expresión de las personas o los medios.
La Corte Interamericana en el año 1985 dijo que sobre la base del derecho de difundir informaciones o ideas no es admisible que se constituyan monopolio públicos o privados sobre los medios de comunicación para intentar moldear la opinión pública según un solo punto de vista, y en términos de la Convención -sigue la Corte-, la libertad de expresión se puede ver afectada también sin la intervención directa del poder estatal.
En este contexto, y también a fin de ser sintético, habría que ver qué ocurre con el artículo 32 de la Constitución en orden a si cabe o no establecer algún tipo de regla sobre el funcionamiento comercial de las industrias vinculadas a la actividad informativa.
Como ya es un secreto a voces, desde el punto de vista de la doctrina el artículo 32 de la Constitución argentina se apoya en la declaración de la primera enmienda de Estados Unidos. Entonces, veamos qué pasa en los lugres de origen. Hay más de una docena de casos vinculados a la aplicación de las leyes antimonopolio en Estados Unidos respecto de medios de comunicación. Los más famosos son: el caso de Associated Press, otro del año 46, otro del año 69, que dio lugar a la ley de preservación de periódicos, y existen otros casos menos conocidos, como el caso Lorain Journal.
El caso Associated Press vinculaba la aplicación de las leyes antimonopolio al conjunto de medios, que no permitían que entrara en contacto o acceso a noticias de la agencia, si no era socio de la agencia.
En el caso Lorain Journal, un diario de Ohio fue castigado por no aceptar publicidad de un anunciante que además anunciaba en una radio de la competencia.
En el caso de Citizen Publishing, se le aplicó la ley antimonopolio de Estados Unidos a dos diarios del estado de Arizona, que habían hecho un acuerdo de operación conjunta, no en términos de las facilidades esenciales del papel para periódicos -Estados Unidos es el segundo productor del mundo y exporta papel de diarios, o sea que no es una facilidad esencial el papel en dicho país-, sino en términos de la captación de clientela de modo común, la fijación de tarifas comunes y de circuitos de distribución.
La Corte de los Estados Unidos entendió que eso era violación de la ley antimonopolio, la Ley Sherman, consecuencia de lo cual y por la presión de las asociaciones de periódicos se sancionó una ley, que se llama de preservación de los diarios, que sólo admite el funcionamiento conjunto respecto de facilidades esenciales si se logra la autorización del ministro de Justicia de los Estados Unidos -que es la autoridad de aplicación de la ley antimonopolios-, no se afecta la libre circulación de informaciones y opiniones en el área -vale decir que no se pueden juntar los staff-, no pueden tener prácticas predatorias y se hace por un plazo determinado.
O sea que en base a estos y otros casos, quedan claros los criterios que se pueden aplicar, las reglas que hacen, no al funcionamiento editorial, sino al funcionamiento económico de los medios. Esto lo acaba de ratificar la nueva integrante de la Corte de los Estados Unidos, cuando en las audiencias recientes de junio se le preguntó por un caso donde ella afirmó que las leyes antimonopolios rigen para todos. Incluso aplicó frases más claras, diciendo que la primera enmienda no prevé una defensa general contra las leyes antimonopolios, sino que se aplica a todas las compañías, independientemente de aquello que realizan.
Recién mencionaba un antecedente dentro de la propia Honorable Cámara de Diputados de la Nación y la de Senadores. Cuando se trató la ley de defensa de la competencia, el proyecto original del diputado Cambareri poseía un artículo 55, que más o menos decía que esta ley no se aplica en aquellos aspectos de los medios de comunicación que hacen a la libertad de información y de expresión. Luego decía que sí se aplicaba respecto de la actividad comercial, cuando se negara algún tipo de afectación. Con lo cual volvía al principio general respecto de que las actividades económicas podían ser afectadas, entre comillas -más bien reguladas y no afectadas-, por las leyes antimonopolio.
Este artículo se suprimió en el Senado. En la segunda revisión, la Honorable Cámara de Diputados de la Nación aceptó que ese artículo no tenía cabida, porque estaba claro que nada de esa ley afectaba la libertad de expresión o de prensa, por lo cual no hacía falta hacer una excepción a los medios de comunicación respecto de su actividad comercial, en la medida incluso que tuvieran algún tipo de restricción a otro tipo de funcionamiento como medios de comunicación por diversas cuestiones, como la constitución de monopolios, oligopolios o la utilización de facilidades esenciales.
Me pongo a disposición de la comisión a los efectos de ver si puedo hacer un memorial escrito en orden a considerar alguna cosa que hoy no llega a mi conocimiento cuando se presenten los proyectos que se han anunciado.
Celebro la audiencia en base a algunos antecedentes que incluso el propio Congreso ya tocó, y si me alcanza el tiempo después los plantearé.
Fundamentalmente hubo dos hechos históricos que quiero marcar. Por un lado, en 1948 la Cámara de los Comunes de Inglaterra discutía la aplicación del Plan Marshall para la instalación de plantas de papel de diarios en función de la multiplicación de voces que se necesitaba en esa época.
Por otro lado, en 1970, Estados Unidos trabajó sobre una ley llamada "de preservación de los diarios".
En el caso del tratamiento de la ley de defensa de la competencia, en la Argentina también se registró un antecedente.
Como no me va a dar el tiempo, empezaría planteando algunos aspectos a considerar alrededor de lo que técnicamente se llama "integración vertical de la industria". Es decir que el producto de una sirve de insumo a la otra, y qué ocurre cuando eso está concentrado en las mismas manos.
Un aspecto tiene que ver con la constitucionalidad de esta discusión y el reconocimiento de los derechos humanos. Otro aspecto tiene que ver con el derecho a la competencia; otro, a cuestiones de derechos administrativos -sobre qué se considera de interés público-; otro aspecto está relacionado con el derecho comercial, y un último aspecto está vinculado a cuestiones económicas y operativas.
La Convención Americana de Derechos Humanos equipara los controles oficiales con los controles particulares respecto de los insumos o recursos esenciales. El inciso 3) del artículo 13 dice que no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos tales como: abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de la información.
Vale decir que hay una equiparación completa y absoluta en el sistema interamericano entre los controles oficiales y particulares y entre las frecuencias y el papel para periódicos.
La Comisión Interamericana dijo en el año 2000 que los monopolios y los oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas, porque conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y la diversidad que asegura el pleno ejercicio de derecho a la información de los ciudadanos.
En la aclaración de la declaración de principios, en los antecedentes, la propia Comisión señala -entre otros considerandos como el 27 y 21- que el deber de no interferir con el derecho a la información corresponde a todos, sean particulares u oficiales. En el punto 27 se establece que es inadmisible la imposición de presiones económicas o políticas por parte de sectores de poder económico o del Estado con el objetivo de influenciar o limitar la expresión de las personas o los medios.
La Corte Interamericana en el año 1985 dijo que sobre la base del derecho de difundir informaciones o ideas no es admisible que se constituyan monopolio públicos o privados sobre los medios de comunicación para intentar moldear la opinión pública según un solo punto de vista, y en términos de la Convención -sigue la Corte-, la libertad de expresión se puede ver afectada también sin la intervención directa del poder estatal.
En este contexto, y también a fin de ser sintético, habría que ver qué ocurre con el artículo 32 de la Constitución en orden a si cabe o no establecer algún tipo de regla sobre el funcionamiento comercial de las industrias vinculadas a la actividad informativa.
Como ya es un secreto a voces, desde el punto de vista de la doctrina el artículo 32 de la Constitución argentina se apoya en la declaración de la primera enmienda de Estados Unidos. Entonces, veamos qué pasa en los lugres de origen. Hay más de una docena de casos vinculados a la aplicación de las leyes antimonopolio en Estados Unidos respecto de medios de comunicación. Los más famosos son: el caso de Associated Press, otro del año 46, otro del año 69, que dio lugar a la ley de preservación de periódicos, y existen otros casos menos conocidos, como el caso Lorain Journal.
El caso Associated Press vinculaba la aplicación de las leyes antimonopolio al conjunto de medios, que no permitían que entrara en contacto o acceso a noticias de la agencia, si no era socio de la agencia.
En el caso Lorain Journal, un diario de Ohio fue castigado por no aceptar publicidad de un anunciante que además anunciaba en una radio de la competencia.
En el caso de Citizen Publishing, se le aplicó la ley antimonopolio de Estados Unidos a dos diarios del estado de Arizona, que habían hecho un acuerdo de operación conjunta, no en términos de las facilidades esenciales del papel para periódicos -Estados Unidos es el segundo productor del mundo y exporta papel de diarios, o sea que no es una facilidad esencial el papel en dicho país-, sino en términos de la captación de clientela de modo común, la fijación de tarifas comunes y de circuitos de distribución.
La Corte de los Estados Unidos entendió que eso era violación de la ley antimonopolio, la Ley Sherman, consecuencia de lo cual y por la presión de las asociaciones de periódicos se sancionó una ley, que se llama de preservación de los diarios, que sólo admite el funcionamiento conjunto respecto de facilidades esenciales si se logra la autorización del ministro de Justicia de los Estados Unidos -que es la autoridad de aplicación de la ley antimonopolios-, no se afecta la libre circulación de informaciones y opiniones en el área -vale decir que no se pueden juntar los staff-, no pueden tener prácticas predatorias y se hace por un plazo determinado.
O sea que en base a estos y otros casos, quedan claros los criterios que se pueden aplicar, las reglas que hacen, no al funcionamiento editorial, sino al funcionamiento económico de los medios. Esto lo acaba de ratificar la nueva integrante de la Corte de los Estados Unidos, cuando en las audiencias recientes de junio se le preguntó por un caso donde ella afirmó que las leyes antimonopolios rigen para todos. Incluso aplicó frases más claras, diciendo que la primera enmienda no prevé una defensa general contra las leyes antimonopolios, sino que se aplica a todas las compañías, independientemente de aquello que realizan.
Recién mencionaba un antecedente dentro de la propia Honorable Cámara de Diputados de la Nación y la de Senadores. Cuando se trató la ley de defensa de la competencia, el proyecto original del diputado Cambareri poseía un artículo 55, que más o menos decía que esta ley no se aplica en aquellos aspectos de los medios de comunicación que hacen a la libertad de información y de expresión. Luego decía que sí se aplicaba respecto de la actividad comercial, cuando se negara algún tipo de afectación. Con lo cual volvía al principio general respecto de que las actividades económicas podían ser afectadas, entre comillas -más bien reguladas y no afectadas-, por las leyes antimonopolio.
Este artículo se suprimió en el Senado. En la segunda revisión, la Honorable Cámara de Diputados de la Nación aceptó que ese artículo no tenía cabida, porque estaba claro que nada de esa ley afectaba la libertad de expresión o de prensa, por lo cual no hacía falta hacer una excepción a los medios de comunicación respecto de su actividad comercial, en la medida incluso que tuvieran algún tipo de restricción a otro tipo de funcionamiento como medios de comunicación por diversas cuestiones, como la constitución de monopolios, oligopolios o la utilización de facilidades esenciales.
Me pongo a disposición de la comisión a los efectos de ver si puedo hacer un memorial escrito en orden a considerar alguna cosa que hoy no llega a mi conocimiento cuando se presenten los proyectos que se han anunciado.
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO A continuación se hará presente en el estrado el señor Edgardo Carmona, representante del Sindicato de Prensa de Rosario, de la Federación de Trabajadores de Prensa y Cultura de la CTA.
Tiene la palabra el señor Carmona.
Tiene la palabra el señor Carmona.
SR. CARMONA Realmente es muy bueno estar aquí de nuevo. Nos están mal acostumbrando. Ayer en el acto de Hugo Yasky, Teresa Parodi cerraba cantando: "Cambia, todo cambia". El poeta se anticipa a la realidad. Todo cambia.
Estos diputados tendrán la culpa de habernos malacostumbrados y tener que citarnos. En treinta y cinco años de dirigente sindical, nunca vine tantas veces como en estos dos últimos años a hablar aquí, para hacer escuchar la voz de los compañeros que representamos y volcar sus inquietudes, proyectos y necesidades.
Este es un jalón más en la democratización de las comunicaciones, de la palabra y la información. No es una batalla menor. No estamos peleando solamente por el papel igualitario, sino por un modelo distinto de país.
No nos engañemos; no es posible una democracia con un rol institucional fuerte si no se da primero esta batalla, que es la de horizontalizar la producción de contenidos, de igualar la posibilidad de voces, de que todos podamos ser escuchados y escucharnos, aprender en un país amplio de cada una de las realidades regionales, para integrarnos en un nuevo país. Se trata de apoderarnos, no de los medios ni de la comunicación, sino de nuestro destino de Nación y de clase.
Ayer fue la pelea por la ley de medios audiovisuales, que fue un sueño. Para nosotros, que veníamos caminándola y trajinándola desde los orígenes, verla concretada fue un sueño. Que un gobierno haya tomado una lucha popular de tantas organizaciones, con tantos trabajadores de la comunicación que dieron la vida para que la palabra sea escuchada, es un sueño. Que un gobierno, donde nuestra presidenta, Cristina Kirchner, haya tomado con valentía, y no con poco riesgo, la decisión de transformar esas luchas populares en políticas de Estado, es un sueño.
Asimismo, se trajo al Congreso el debate por una ley que al final -luego de muchas trabas, de muchos agoreros y tramposos- fue sancionada, y hoy podemos celebrar su plena vigencia. Sin embargo, no debemos bajar la guardia, porque nos tienen preparadas muchas trabas y obstáculos, hasta que veamos en plenitud esta ley de medios, no sólo en la letra sino en el espíritu. Me refiero a ese espíritu democrático que todos levantan, pero que pocos cumplen hasta sus últimas consecuencias.
Hoy, en la misma sintonía, venimos a disputar el papel. Tal vez un poco tarde. Cuando los diarios Clarín y La Nación se hacían de esta empresa, los medios gráficos tenían un rol definitorio. Tal vez hoy, con las nuevas tecnologías, tengan reservado el lugar de instalar la agenda, pero lentamente se va diluyendo la pluralidad en manos de otros procesos de comunicación.
De todos modos, sigue siendo un tema fundamental para los más de 1.800 periódicos que circulan en nuestro país, porque sólo 170 son abastecidos por esta planta de papel que decide qué cupo y a qué precio se lo da. Esos 170 diarios son cautivos, disciplinados y arrodillados a la voluntad de estos dos grandes monstruos de la comunicación de nuestro país.
Nos sentimos contentos de estar acá, jalonando un puntito más en esta pelea. Apoyamos definitiva y totalmente el proyecto enviado al Congreso de la Nación, más allá de las formas, porque resulta que los opositores profesionales, los "opositólogos" de este país, se fijan más en las formas que en las sustancias. Nosotros queremos sustancia. Este proyecto expresa que la producción de papel es de interés público, con lo cual estamos de acuerdo. También señala que debe ser regulada la producción, la comercialización y la distribución, con lo cual también estamos de acuerdo. Asimismo, estamos de acuerdo con que el precio del papel al que accedan todos los diarios de este país sea absolutamente igualitario.
Soy trabajador de un diario hace treinta años, La Capital de Rosario, que es el diario más viejo de este país. Hoy tiene un gran problema entre Newell's y Central, hasta que los pongamos de nuevo a los dos en la misma categoría.
Mal que les pese a muchos periodistas consagrados de nuestro país, seguiremos tozudamente insistiendo en que hay que revisar cada uno de los actos del pasado para poder construir una democracia legítima basada en la igualdad de derechos.
No es cierto que porque pasaron treinta y cuatro años puede quedar impune y sin averiguar la forma en que estas dos empresas -Clarín y Nación- adquirieron Papel Prensa. No soy yo quien debe decidir si hubo o no delito de lesa humanidad, será la Justicia. Por esa razón, también coincidimos en que ese voluminoso expediente haya sido derivado a la Justicia.
Tiene razón Wainfeld cuando dice que no debemos decir Justicia -porque es el atributo que el poder del Estado debería aplicar en cada caso-, sino que fue girado al Poder Judicial, que será quien determine qué pasó en la transferencia.
Compañeras y compañeros: ¿no les da un poco de asquito saber que hayan sido dos pilares de la democracia y de la defensa del derecho de libertad de información -como se autoproclaman Clarín y La Nación, que tienen la posibilidad de defender la democracia, de denunciar asesinatos, crímenes, aberraciones y la entrega de nuestro patrimonio nacional- quienes hayan silenciado las denuncias oportunas para conseguir una empresa de papel y dominar la opinión en nuestra patria?
Me pregunto qué es el periodismo sino un compromiso militante con el estilo democrático de una sociedad. No sólo el pasado es importante, también lo es el presente.
Por eso hoy venimos a ratificar que sea el Congreso de la Nación -con mayoría opositora- quien reglamente esta ley, declarando de interés público la producción de papel; que sean nuestros representantes los que digan cómo van a asegurar que cada publicación gráfica del país tenga el insumo básico y necesario para que la opinión y la información circulen libremente, sin ataduras.
Aclaro que estoy enojado y que no voy a perdonar a la señora presidenta que por primera vez me haya hecho coincidir con Vila y Manzano, dueños del diario en el que trabajo. Por primera vez dicen sin tapujos una verdad que coincide con nuestra organización sindical: han sido víctimas del monopolio y pagan el papel entre un 30 y un 40 por ciento más caro.
Imprimir el diario La Capital podría salir 40 por ciento menos y se ahorrarían mensualmente 400 mil pesos. Si sumamos todos los años: ¿cuánta plata podría haber tenido esta empresa? ¿Cuántas nuevas fuentes de trabajo y nuevas empresas de comunicación se podrían haber creado en el marco de una ley que asegurara democracia y pluralidad?
Por eso decimos sin temor: hasta ayer era fácil a los opinadores y opositólogos pasarla bien, les bastaba con callarse e ir a rendir pleitesía a la casa, al departamento o a alguna oficina de los dueños de los medios para lograr centímetros o pantalla; era fácil porque no había un debate.
Hoy se ha instalado en la sociedad argentina quién es el dueño de la palabra, no hay más neutralidad, no hay más pasividad: tienen que opinar y desnudarse como alcahuetes de los grupos. Defienden a una corporación económica y no el derecho de los ciudadanos a obtener información plural. Se asustan del monopolio estatal, pero nunca dijeron una palabra del monopolio privado.
Tres empresas manejan la opinión en este país, son cientos los trabajadores despedidos y nunca fueron a mirar en el único lugar donde todavía la democracia no ha llegado.
¡Es paredes adentro de la industria de las empresas! ¿Cuándo fueron, se subieron a un banquito y miraron detrás de las puertas de Clarín cómo tratan a los trabajadores? ¡Siguen desacatando cientos y cientos de fallos judiciales para reintegrar comisiones internas enteras que despidieron, porque los trabajadores se dedicaron a organizarse, persecución sindical, precarización de empleo, no se cumple el Estatuto del periodista del año 46, no logramos que nuestros convenios colectivos tengan vigencia en esas empresas! ¡Ahí están los compañeros gráficos, toda la interna gráfica despedida de la planta de impresión de Clarín en la calle, y los delegados de TN, los dos compañeros elegidos están despedidos y en la calle, con fallos de reinstalación de la Justicia argentina, que no logra que sean acatados!
¿Dónde están estos "opositólogos", preocupándose de la democracia interna en las empresas de la comunicación? ¿Se puede hacer un periodismo plural, independiente, con trabajadores atemorizados, amordazados y precarizados? ¿Se puede? ¡No! ¡No se puede! ¡Se asustan!
Entonces, queremos agregar un punto: ¡no vamos a claudicar en este proyecto! ¡Papel igualitario para todos al mismo precio! ¡Que cubra la producción de cada empresa, pero sólo podrá obtener este papel quien cumpla con las obligaciones que esta Patria exige para todo empresario: pago de sus impuestos, pago de los derechos laborales, aplicación de los convenios colectivos, jubilación, obra social y cuota sindical! ¡Cómo aprietan a los gobernadores, cómo aprietan a los políticos, cómo aprietan a los representantes! ¡Son empresas que están cargadas de subsidios indirectos y nunca escuché a ningún opositor que dijera la cantidad de plata que este Estado -bobo o cómplice hasta que tomó la decisión inédita de romper con los monopolios- les cedió para el crecimiento de estos grupos, a costa del pueblo argentino, siendo cómplices del desguace, de las muertes, y de tantos compañeros desaparecidos! ¡No estamos peleando por papel! ¡No estamos peleando por medios! ¡Estamos peleando por apoderarnos de nuestro destino, compañeros! ¡Muchísimas gracias! (Aplausos.)
Estos diputados tendrán la culpa de habernos malacostumbrados y tener que citarnos. En treinta y cinco años de dirigente sindical, nunca vine tantas veces como en estos dos últimos años a hablar aquí, para hacer escuchar la voz de los compañeros que representamos y volcar sus inquietudes, proyectos y necesidades.
Este es un jalón más en la democratización de las comunicaciones, de la palabra y la información. No es una batalla menor. No estamos peleando solamente por el papel igualitario, sino por un modelo distinto de país.
No nos engañemos; no es posible una democracia con un rol institucional fuerte si no se da primero esta batalla, que es la de horizontalizar la producción de contenidos, de igualar la posibilidad de voces, de que todos podamos ser escuchados y escucharnos, aprender en un país amplio de cada una de las realidades regionales, para integrarnos en un nuevo país. Se trata de apoderarnos, no de los medios ni de la comunicación, sino de nuestro destino de Nación y de clase.
Ayer fue la pelea por la ley de medios audiovisuales, que fue un sueño. Para nosotros, que veníamos caminándola y trajinándola desde los orígenes, verla concretada fue un sueño. Que un gobierno haya tomado una lucha popular de tantas organizaciones, con tantos trabajadores de la comunicación que dieron la vida para que la palabra sea escuchada, es un sueño. Que un gobierno, donde nuestra presidenta, Cristina Kirchner, haya tomado con valentía, y no con poco riesgo, la decisión de transformar esas luchas populares en políticas de Estado, es un sueño.
Asimismo, se trajo al Congreso el debate por una ley que al final -luego de muchas trabas, de muchos agoreros y tramposos- fue sancionada, y hoy podemos celebrar su plena vigencia. Sin embargo, no debemos bajar la guardia, porque nos tienen preparadas muchas trabas y obstáculos, hasta que veamos en plenitud esta ley de medios, no sólo en la letra sino en el espíritu. Me refiero a ese espíritu democrático que todos levantan, pero que pocos cumplen hasta sus últimas consecuencias.
Hoy, en la misma sintonía, venimos a disputar el papel. Tal vez un poco tarde. Cuando los diarios Clarín y La Nación se hacían de esta empresa, los medios gráficos tenían un rol definitorio. Tal vez hoy, con las nuevas tecnologías, tengan reservado el lugar de instalar la agenda, pero lentamente se va diluyendo la pluralidad en manos de otros procesos de comunicación.
De todos modos, sigue siendo un tema fundamental para los más de 1.800 periódicos que circulan en nuestro país, porque sólo 170 son abastecidos por esta planta de papel que decide qué cupo y a qué precio se lo da. Esos 170 diarios son cautivos, disciplinados y arrodillados a la voluntad de estos dos grandes monstruos de la comunicación de nuestro país.
Nos sentimos contentos de estar acá, jalonando un puntito más en esta pelea. Apoyamos definitiva y totalmente el proyecto enviado al Congreso de la Nación, más allá de las formas, porque resulta que los opositores profesionales, los "opositólogos" de este país, se fijan más en las formas que en las sustancias. Nosotros queremos sustancia. Este proyecto expresa que la producción de papel es de interés público, con lo cual estamos de acuerdo. También señala que debe ser regulada la producción, la comercialización y la distribución, con lo cual también estamos de acuerdo. Asimismo, estamos de acuerdo con que el precio del papel al que accedan todos los diarios de este país sea absolutamente igualitario.
Soy trabajador de un diario hace treinta años, La Capital de Rosario, que es el diario más viejo de este país. Hoy tiene un gran problema entre Newell's y Central, hasta que los pongamos de nuevo a los dos en la misma categoría.
Mal que les pese a muchos periodistas consagrados de nuestro país, seguiremos tozudamente insistiendo en que hay que revisar cada uno de los actos del pasado para poder construir una democracia legítima basada en la igualdad de derechos.
No es cierto que porque pasaron treinta y cuatro años puede quedar impune y sin averiguar la forma en que estas dos empresas -Clarín y Nación- adquirieron Papel Prensa. No soy yo quien debe decidir si hubo o no delito de lesa humanidad, será la Justicia. Por esa razón, también coincidimos en que ese voluminoso expediente haya sido derivado a la Justicia.
Tiene razón Wainfeld cuando dice que no debemos decir Justicia -porque es el atributo que el poder del Estado debería aplicar en cada caso-, sino que fue girado al Poder Judicial, que será quien determine qué pasó en la transferencia.
Compañeras y compañeros: ¿no les da un poco de asquito saber que hayan sido dos pilares de la democracia y de la defensa del derecho de libertad de información -como se autoproclaman Clarín y La Nación, que tienen la posibilidad de defender la democracia, de denunciar asesinatos, crímenes, aberraciones y la entrega de nuestro patrimonio nacional- quienes hayan silenciado las denuncias oportunas para conseguir una empresa de papel y dominar la opinión en nuestra patria?
Me pregunto qué es el periodismo sino un compromiso militante con el estilo democrático de una sociedad. No sólo el pasado es importante, también lo es el presente.
Por eso hoy venimos a ratificar que sea el Congreso de la Nación -con mayoría opositora- quien reglamente esta ley, declarando de interés público la producción de papel; que sean nuestros representantes los que digan cómo van a asegurar que cada publicación gráfica del país tenga el insumo básico y necesario para que la opinión y la información circulen libremente, sin ataduras.
Aclaro que estoy enojado y que no voy a perdonar a la señora presidenta que por primera vez me haya hecho coincidir con Vila y Manzano, dueños del diario en el que trabajo. Por primera vez dicen sin tapujos una verdad que coincide con nuestra organización sindical: han sido víctimas del monopolio y pagan el papel entre un 30 y un 40 por ciento más caro.
Imprimir el diario La Capital podría salir 40 por ciento menos y se ahorrarían mensualmente 400 mil pesos. Si sumamos todos los años: ¿cuánta plata podría haber tenido esta empresa? ¿Cuántas nuevas fuentes de trabajo y nuevas empresas de comunicación se podrían haber creado en el marco de una ley que asegurara democracia y pluralidad?
Por eso decimos sin temor: hasta ayer era fácil a los opinadores y opositólogos pasarla bien, les bastaba con callarse e ir a rendir pleitesía a la casa, al departamento o a alguna oficina de los dueños de los medios para lograr centímetros o pantalla; era fácil porque no había un debate.
Hoy se ha instalado en la sociedad argentina quién es el dueño de la palabra, no hay más neutralidad, no hay más pasividad: tienen que opinar y desnudarse como alcahuetes de los grupos. Defienden a una corporación económica y no el derecho de los ciudadanos a obtener información plural. Se asustan del monopolio estatal, pero nunca dijeron una palabra del monopolio privado.
Tres empresas manejan la opinión en este país, son cientos los trabajadores despedidos y nunca fueron a mirar en el único lugar donde todavía la democracia no ha llegado.
¡Es paredes adentro de la industria de las empresas! ¿Cuándo fueron, se subieron a un banquito y miraron detrás de las puertas de Clarín cómo tratan a los trabajadores? ¡Siguen desacatando cientos y cientos de fallos judiciales para reintegrar comisiones internas enteras que despidieron, porque los trabajadores se dedicaron a organizarse, persecución sindical, precarización de empleo, no se cumple el Estatuto del periodista del año 46, no logramos que nuestros convenios colectivos tengan vigencia en esas empresas! ¡Ahí están los compañeros gráficos, toda la interna gráfica despedida de la planta de impresión de Clarín en la calle, y los delegados de TN, los dos compañeros elegidos están despedidos y en la calle, con fallos de reinstalación de la Justicia argentina, que no logra que sean acatados!
¿Dónde están estos "opositólogos", preocupándose de la democracia interna en las empresas de la comunicación? ¿Se puede hacer un periodismo plural, independiente, con trabajadores atemorizados, amordazados y precarizados? ¿Se puede? ¡No! ¡No se puede! ¡Se asustan!
Entonces, queremos agregar un punto: ¡no vamos a claudicar en este proyecto! ¡Papel igualitario para todos al mismo precio! ¡Que cubra la producción de cada empresa, pero sólo podrá obtener este papel quien cumpla con las obligaciones que esta Patria exige para todo empresario: pago de sus impuestos, pago de los derechos laborales, aplicación de los convenios colectivos, jubilación, obra social y cuota sindical! ¡Cómo aprietan a los gobernadores, cómo aprietan a los políticos, cómo aprietan a los representantes! ¡Son empresas que están cargadas de subsidios indirectos y nunca escuché a ningún opositor que dijera la cantidad de plata que este Estado -bobo o cómplice hasta que tomó la decisión inédita de romper con los monopolios- les cedió para el crecimiento de estos grupos, a costa del pueblo argentino, siendo cómplices del desguace, de las muertes, y de tantos compañeros desaparecidos! ¡No estamos peleando por papel! ¡No estamos peleando por medios! ¡Estamos peleando por apoderarnos de nuestro destino, compañeros! ¡Muchísimas gracias! (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Agradecemos la intervención del señor Carmona.
Tiene la palabra el señor Gómez, quien es integrante de la coalición por una radiodifusión democrática.
Tiene la palabra el señor Gómez, quien es integrante de la coalición por una radiodifusión democrática.
SR. GÓMEZ Señora presidenta: agradezco la participación que se me permite en esta importante audiencia. La verdad es que hubiera querido hablar en otro orden y no inmediatamente después del compañero Carmona, porque estoy absolutamente conmovido.
Yo soy periodista y cooperativista e integro la coalición por una radiodifusión democrática y represento al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Creo que aceleradamente en nuestro país se va conformando y configurando un nuevo momento histórico en el que, según un pensador argentino muy conocido, el relato dominante empieza a romperse y se abren vínculos inesperados, portadores de lo olvidado y de demandas no resueltas de los actores sociales.
En ese horizonte promisorio reaparece el rol del Estado, opacado, vilipendiado y enervado durante décadas, mientras aumentaban paralelamente su poderío las grandes corporaciones económicas y financieras portadoras de un modelo de sociedad inhumano y excluyente.
Según sus propagandistas, sus panegiristas, la sociedad no existe, existen los individuos -firmado por Elías Mercado. Esto se dijo aquí y se aplicó a rajatabla.
Por suerte la Argentina con sus luchas sociales presenció uno de los primeros momentos de quiebre de este modelo neoliberal de mercado omnipotente.
Por eso ahora la arquitectura del modelo en curso requiere desmontar aquellas pautas que traban el avancen e impiden la profundización de un nuevo rumbo y de manera especial el despliegue pleno de los derechos humanos, donde el derecho a la información debe estar garantizado en la práctica; no solamente hablamos de derecho a la vivienda, al trabajo, a la salud y a la educación. El derecho a la información es muy importante y es el primero que permite el acceso al resto de los derechos.
En este contexto, primero la sanción de la ley de servicios de comunicación audiovisual dio por tierra definitivamente con la prohibición de ejercer la radiodifusión que pesaba sobre las entidades sin fines de lucro y les otorgó algo sin antecedentes nacionales ni internacionales: el 33 por ciento del espectro, y definió a la radiodifusión como un servicio de interés público.
Quiero remarcar este punto, porque nuevamente estamos ante un proyecto del Poder Ejecutivo que en esta oportunidad declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios. Ambos se inscriben en una concepción antimonopólica y claramente democrática, y tengo que decirlo porque soy cooperativista.
Paralelamente entra en el debate el proyecto de ley de servicios financieros para el desarrollo económico y social, del diputado Carlos Heller, para el cual el sistema financiero debe ser un servicio público regulado que busca reemplazar el nefasto decreto firmado por Videla y Martínez de Hoz.
Es decir, estamos ante un tríptico de leyes y proyectos que denotan la presencia de una política que excede las contingencias de la coyuntura, los eventuales enfrentamientos de intereses y los improvisados arrebatos kirchneristas -según lo acaba de escribir un apreciado colega.
Entonces, pienso que la batalla por el papel es un capítulo ineludible de la batalla cultural que debemos librar los argentinos para llegar a una auténtica libertad de expresión, hoy obstaculizada por grupos de poder que se consideran dueños de la palabra -no dueños de la verdad, sino de la palabra, que es "la única".
Así lo acaban de expresar claramente cuando, replicando al proyecto oficial, manifestaron que rechazaban la medida por cuanto quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la Argentina. Con esta afirmación le dejaron la pelota servida a la presidenta de la República, quien disparó certera y contundente: a confesión de parte, relevo de prueba.
Desde la oposición, en lugar de ver cómo se puede perfeccionar el proyecto, salieron a denunciar que se busca limitar la libertad de expresión; endeble argumento.
Si tuvimos la posibilidad de leer la solicitada que DyPRA -asociación que nuclea a más de un centenar de diarios y periódicos del país, y aquí contamos con representantes de ella- dio a conocer hace unos días; ella ofrece un dato duro: los dos diarios nacionales a cargo de Papel Prensa aumentaron un 420 por ciento el valor del insumo después de la devaluación de marzo de 2002.
Pasó de 500 a 2.600 pesos la tonelada, mientras que los únicos dos ingresos genuinos de los diarios locales, el precio del ejemplar y el centimetraje de publicidad, crecieron apenas un 150 por ciento en el mismo período.
Para DyPRA, donde conviven empresas pymes y cooperativas, como el periódico "Acción" -donde ejercí la dirección durante varios años y está asociado a DyPRA-, el anteproyecto que estamos tratando constituye un paso trascendental para avanzar en la democratización del sistema de comunicación argentina.
La comunicación es un proceso que comprende todos los soportes: tecnológicos, gráficos, audiovisuales, digitales, etcétera, que el poder mediático unificó hasta ahora en un solo comando, propiedad de los mismos grupos económicos ligados al monopolio comunicacional.
Esto lo acaba de decir COPLA, una organización de Comunicación y Política para el Proyecto Nacional, y con ella decimos nosotros también que la agenda pública no puede estar ocupada por la voz única de los mercados.
El Bicentenario de Mayo es la hora para que podamos escuchar todas las voces del pueblo argentino, amplias, diversas y corales. Muchísimas gracias. (Aplausos.)
Yo soy periodista y cooperativista e integro la coalición por una radiodifusión democrática y represento al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Creo que aceleradamente en nuestro país se va conformando y configurando un nuevo momento histórico en el que, según un pensador argentino muy conocido, el relato dominante empieza a romperse y se abren vínculos inesperados, portadores de lo olvidado y de demandas no resueltas de los actores sociales.
En ese horizonte promisorio reaparece el rol del Estado, opacado, vilipendiado y enervado durante décadas, mientras aumentaban paralelamente su poderío las grandes corporaciones económicas y financieras portadoras de un modelo de sociedad inhumano y excluyente.
Según sus propagandistas, sus panegiristas, la sociedad no existe, existen los individuos -firmado por Elías Mercado. Esto se dijo aquí y se aplicó a rajatabla.
Por suerte la Argentina con sus luchas sociales presenció uno de los primeros momentos de quiebre de este modelo neoliberal de mercado omnipotente.
Por eso ahora la arquitectura del modelo en curso requiere desmontar aquellas pautas que traban el avancen e impiden la profundización de un nuevo rumbo y de manera especial el despliegue pleno de los derechos humanos, donde el derecho a la información debe estar garantizado en la práctica; no solamente hablamos de derecho a la vivienda, al trabajo, a la salud y a la educación. El derecho a la información es muy importante y es el primero que permite el acceso al resto de los derechos.
En este contexto, primero la sanción de la ley de servicios de comunicación audiovisual dio por tierra definitivamente con la prohibición de ejercer la radiodifusión que pesaba sobre las entidades sin fines de lucro y les otorgó algo sin antecedentes nacionales ni internacionales: el 33 por ciento del espectro, y definió a la radiodifusión como un servicio de interés público.
Quiero remarcar este punto, porque nuevamente estamos ante un proyecto del Poder Ejecutivo que en esta oportunidad declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel para diarios. Ambos se inscriben en una concepción antimonopólica y claramente democrática, y tengo que decirlo porque soy cooperativista.
Paralelamente entra en el debate el proyecto de ley de servicios financieros para el desarrollo económico y social, del diputado Carlos Heller, para el cual el sistema financiero debe ser un servicio público regulado que busca reemplazar el nefasto decreto firmado por Videla y Martínez de Hoz.
Es decir, estamos ante un tríptico de leyes y proyectos que denotan la presencia de una política que excede las contingencias de la coyuntura, los eventuales enfrentamientos de intereses y los improvisados arrebatos kirchneristas -según lo acaba de escribir un apreciado colega.
Entonces, pienso que la batalla por el papel es un capítulo ineludible de la batalla cultural que debemos librar los argentinos para llegar a una auténtica libertad de expresión, hoy obstaculizada por grupos de poder que se consideran dueños de la palabra -no dueños de la verdad, sino de la palabra, que es "la única".
Así lo acaban de expresar claramente cuando, replicando al proyecto oficial, manifestaron que rechazaban la medida por cuanto quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la Argentina. Con esta afirmación le dejaron la pelota servida a la presidenta de la República, quien disparó certera y contundente: a confesión de parte, relevo de prueba.
Desde la oposición, en lugar de ver cómo se puede perfeccionar el proyecto, salieron a denunciar que se busca limitar la libertad de expresión; endeble argumento.
Si tuvimos la posibilidad de leer la solicitada que DyPRA -asociación que nuclea a más de un centenar de diarios y periódicos del país, y aquí contamos con representantes de ella- dio a conocer hace unos días; ella ofrece un dato duro: los dos diarios nacionales a cargo de Papel Prensa aumentaron un 420 por ciento el valor del insumo después de la devaluación de marzo de 2002.
Pasó de 500 a 2.600 pesos la tonelada, mientras que los únicos dos ingresos genuinos de los diarios locales, el precio del ejemplar y el centimetraje de publicidad, crecieron apenas un 150 por ciento en el mismo período.
Para DyPRA, donde conviven empresas pymes y cooperativas, como el periódico "Acción" -donde ejercí la dirección durante varios años y está asociado a DyPRA-, el anteproyecto que estamos tratando constituye un paso trascendental para avanzar en la democratización del sistema de comunicación argentina.
La comunicación es un proceso que comprende todos los soportes: tecnológicos, gráficos, audiovisuales, digitales, etcétera, que el poder mediático unificó hasta ahora en un solo comando, propiedad de los mismos grupos económicos ligados al monopolio comunicacional.
Esto lo acaba de decir COPLA, una organización de Comunicación y Política para el Proyecto Nacional, y con ella decimos nosotros también que la agenda pública no puede estar ocupada por la voz única de los mercados.
El Bicentenario de Mayo es la hora para que podamos escuchar todas las voces del pueblo argentino, amplias, diversas y corales. Muchísimas gracias. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Hemos escuchado al señor Roberto Gómez, que es integrante de la coalición por una radiodifusión democrática y, como dijo él mismo, es cooperativista del IMFC.
Tiene la palabra el señor Jorge Aníbal Déboli, director del Grupo Editor Informes de La Plata.
Tiene la palabra el señor Jorge Aníbal Déboli, director del Grupo Editor Informes de La Plata.
SR. DÉBOLI Señora presidenta: buenos días a todos, señoras y señores legisladoras, colegas, editores, amigas y amigos.
Grupo Editor Informes de La Plata es una empresa editorial que elabora servicios informativos y contenidos para diarios del interior de nuestro país, entre los que se destaca un suplemento de interés general que desde hace más de tres años se imprime y distribuye en la cantidad de 18.500 ejemplares semanales, auditados por el IBC, insertos en veinte publicaciones de la provincia de Buenos Aires.
Mi relación con los medios del interior del primer estado argentino viene desde 1994, cuando me hice cargo hasta 2008 de la Dirección General de Diarios Bonaerenses, una agencia de noticias y contenidos que provee estos servicios a más de treinta medios del interior de la provincia.
Esta introducción, autoreferencial, tiene por finalidad aclarar desde qué lugar hablo. Es decir, a partir de un profundo conocimiento de la realidad de los medios gráficos locales y regionales de nuestro país.
En primer lugar voy a hacer una descripción del aspecto económico en el que se desenvuelven las empresas periodísticas pymes y cooperativas.
Las pymes gráficas periodísticas del interior del país, en su gran mayoría, son empresas de tipo familiar, que se caracterizan por ser las más antiguas en las comunidades donde se desenvuelven, al punto de ser consideradas como parte de sus instituciones. Es que la mayoría de los medio gráficos de nuestro país fueron fundados en las primeras tres décadas del siglo pasado.
Todos los diarios de la Argentina nacieron acompañando proyectos políticos. Ese es el caso de La Gaceta de Buenos Aires, hasta 1921 cuando desaparece porque la revolución fracasa, o el caso de los diarios Clarín y La Nación, que nacieron como hojas políticas. Así también, la mayoría de los diarios lo hicieron acompañando proyectos políticos, proyectos de país, y no proyectos personales políticos.
Esto lleva a que en cada una de las comunidades los diarios locales sean considerados parte de sus instituciones. No se puede concebir un medio local como una empresa comercial, porque refleja la vida de todos los días de los habitantes, de los vecinos, la vida social y cultural, el deporte y la política de ese pueblo. Por lo tanto, es algo que está dentro de la comunidad. Así lo entienden cada uno de los habitantes de los pueblos del interior.
La situación de estas empresas se deterioró con el colapso económico de 2001, ya que a fines de 1997, durante la crisis del frente asiático, venían sufriendo una lenta y progresiva pérdida de circulación, aunque no de lectores. Es tradición que el diario del interior se preste entre los vecinos. Esta costumbre inclusive se exacerbó durante la crisis de 2001, porque menos familias podían comprar el diario y se llegó a prestar más. Es algo que forma parte de sus necesidades. Es tradición que se preste entre los vecinos, por lo que triplica el daily share, la cantidad de lectores por ejemplar que tiene un medio, y triplica al de los medios de las grandes urbes.
La caída también fue acompañada por una lenta y constante disminución de la renta de espacios publicitarios y, consecuentemente, de sus dos únicos ingresos genuinos que tiene un diario, producto del precio de tapa y la publicidad local.
Con la devaluación del peso de 2002, que pasó de 1 a 4 la unidad de dólar, el papel de diario, su principal insumo, pasó de 500 a 2000 pesos la tonelada. A pesar de que luego bajó a 3 pesos el dólar, el papel siguió aumentando. En mayo de 2009 llegamos a alcanzar un pico de 2600 pesos por tonelada, en ese momento eran los mil dólares la tonelada, contra 630 dólares que era el equivalente en dólares del papel nacional. Entonces pagábamos un 50 por ciento más caro el papel importado que el nacional. Lo pagábamos un 50 por ciento más caro que los diarios que acceden a la cuota de Papel Prensa o a la producción de papel nacional que, según la empresa Papel Prensa, alcanza a 170 diarios de la Argentina.
Tal como dijo Carmona, me animaría a decir que son más de 1800. No se concibe que un pueblo no tenga como mínimo un mensuario, un quincenario o un semanario, y tenemos mucho más de 2000 municipios en el país. En muchos municipios hay uno o dos semanarios o uno o dos diarios y tres o cuatro semanarios. O sea que estamos muy por arriba de las dos mil publicaciones. Con el censo de octubre quizá podamos tener alguna aproximación.
Actualmente el papel nacional cuesta un 420 por ciento más que en 2002. Como decía, los únicos dos ingresos que tiene un diario crecieron un 150 por ciento en este lapso de tiempo. El precio del ejemplar en 2002 era de 1 peso; ahora está entre 2 y 2,50 el precio de tapa en promedio. El precio de la publicidad estaba a 1 peso el centímetro en 2002, y actualmente en el medio local está en 3 pesos a lo sumo el centímetro de publicidad. Por lo tanto, los ingresos del diario no han crecido más del 150 por ciento. Ese desfase entre egresos por insumo de papel, además, importa en la estructura de costo de un diario más del 50 por ciento, porque está entre el 50 y el 70 por ciento.
Mencioné el 420 por ciento de egreso por compra de papel, siendo que los ingresos crecieron 250 por ciento. Entonces, la única manera de ajustar esto es comprando menos papel, y eso es lo que hicimos los editores de diarios para no cerrarlos.
A partir de la resolución que tomó la Secretaría de Comercio Interior el pasado 6 de enero, mediante la cual obligó a Papel Prensa a vender el producto a todos los medios de la Argentina a igual precio que el que abonan los dos diarios accionistas, dicha productora casualmente empezó a flexibilizar su política comercial y comenzó a vender este insumo a quien presentaba una carpeta y se presentaba como cliente.
Incluso, llegó a realizar algo que para muchos editores fue una sorpresa. Por primera vez, los diarios que estaban abastecidos de papel parcialmente, lo que se llama una cuota de papel, empezaron a recibir la visita de funcionarios de la planta para preguntarle al editor cómo estaba, cuál era su necesidad, etcétera. Esta situación asombró a todos aquellos que venían luchando por conseguir el papel nacional y no tener que comprar el resto del papel que le faltaba en el mercado de los revendedores y los importadores.
Si bien este cambio de la política comercial de Papel Prensa mejoró la situación económica de los diarios pymes y cooperativos, el precio del papel sigue siendo una restricción a la libertad de información. Esta limitación implica que nos veamos imposibilitados de adquirir la cantidad necesaria de papel para imprimir todos los contenidos que los medios locales debemos ofrecer a nuestros lectores. Por ejemplo, la sección de noticias de la provincia o el segmento de información nacional, una revista dominical, un suplemento temático, que obligadamente debemos relegar a favor de los medios editados en la Ciudad de Buenos Aires, afectando a nuestros lectores del derecho de informarse a través del medio local.
El papel es a un medio gráfico como el espectro radioeléctrico es a los medios audiovisuales. Es decir, no es cualquier insumo, es el canal donde se transmite la palabra escrita. Es un insumo que debe regularse para garantizar su provisión a precio competitivo.
Recientemente, más de setenta medios gráficos de las distintas provincias argentinas nucleados en DyPRA publicamos una solicitada donde expresamos nuestra coincidencia con el concepto que los accionistas privados de Papel Prensa expresaron el pasado 22 de agosto. "Quieren controlar la fabricación de papel para controlar la palabra escrita", decía este editorial de los diarios Clarín y La Nación, refiriéndose a que el gobierno quería apoderarse de la producción de papel para apoderarse de la palabra escrita.
Justamente ese es el problema que tenemos los editores de periódicos de todo el país. El concepto de quién produce papel maneja la palabra escrita, eso es lo que venimos sufriendo todos los editores de distintas vertientes ideológicas. Esto es lo que viene ocurriendo con el manejo monopólico de la producción de papel y ahora, el Congreso, tiene la oportunidad de modificar.
El proyecto de ley en cuestión tiene como fin que los representantes del pueblo, es decir, el Congreso nacional, no el Poder Ejecutivo, establezcan una norma que garantice la provisión de papel en cantidad suficiente y a precio competitivo.
Estos reclamos no son contemporáneos a este gobierno, sino que datan del mismo tiempo que se transfirió el paquete accionario de Papel Prensa a manos de sus actuales propietarios. A partir de diciembre de 1978 y a lo largo de estos treinta y tres años, distintos diarios del interior de la Argentina y hasta la propia ADEPA y ADIRA, que son las dos entidades representantes de los medios tradicionales, hicieron duras críticas al manejo monopólico de la provisión de papel.
Cuando todavía La voz del interior de Córdoba estaba en manos de la familia fundadora, la familia Remonda, fue una de las voces críticas que no sólo cuestionaba el manejo monopólico, el precio y la distribución de papel, sino que además ponían en duda esa forma de transferir las acciones que tuvo durante la dictadura el grupo Graiver a Clarín, La Nación y La Razón.
Asimismo tenemos el caso de Ovidio Lagos de La Capital de Rosario. Ese diario dejó de ser propiedad de la familia fundadora para pasar a manos del grupo Vila-Manzano.
Todos recordamos las permanentes quejas de Héctor Ricardo García sobre lo que el precio del papel significaba para él. Se trataba de un diario que vendía 700 mil ejemplares, cuando el papel se importaba y no había un manejo de la distribución ni del precio, mientras que actualmente vende sólo un 10 por ciento de esa cantidad. Un diario que no podía competir con Clarín, pero que fue ganando mercado. Eso sí se puede inscribir dentro de la libre competencia, siempre que todos tengan las mismas posibilidades y condiciones para la adquisición del papel.
Por otra parte, tenemos a Julio Ramos de Ámbito Financiero, con su prédica permanente sobre este tema.
Y más recientemente el editor de Perfil, una de las plumas más excelsas de la derecha argentina, en un editorial del 16 de agosto del año pasado señaló claramente que Clarín y La Nación manejan la provisión de papel para disciplinar a los diarios de la Argentina.
Por último, quiero señalar que este tipo de restricción a la libertad de información está claramente explicitada por la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Allí se establece con precisión que no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos.
Señoras y señores legisladores: quiero decirles que a los medios del interior, a las empresas periodísticas pertenecientes a familias fundadoras de hace muchos años, no se las puede considerar como empresas comerciales. No entran en esa categoría.
Como señalé anteriormente, sus vecinos las consideran instituciones y en la cabeza de un editor de un diario del interior no cabe la posibilidad de cerrar el diario porque es mal negocio. No se animaría a cerrar un diario que fundó su abuelo ni a decirle a la sociedad que lo hace porque no lo puede bancar.
Eso estuvo a punto de ocurrir en la crisis de 2002, cuando el papel subió cuatro veces su precio, y muchos pensaban cerrar el diario. Pero la sociedad los sostuvo porque a pesar de la crisis siguió comprando el diario, aunque la venta bajó en muchos lugares. Asimismo los anunciantes, que son los comerciantes de cada pueblo, siguieron anunciando, tolerando también que el diario redujera su cantidad de páginas. Y no es fácil cambiar de un día para el otro una costumbre sobre las secciones y segmentos de la información del diario. Reitero que la sociedad los bancó y los va a seguir bancando. Por eso esta es una oportunidad histórica que tienen los legisladores de modificar una realidad.
Y suscribo las palabras de Víctor Hugo Morales acerca de que el manejo que tienen los diarios Clarín y La Nación es el peor cáncer moral que tenemos los argentinos. (Aplausos.)
Grupo Editor Informes de La Plata es una empresa editorial que elabora servicios informativos y contenidos para diarios del interior de nuestro país, entre los que se destaca un suplemento de interés general que desde hace más de tres años se imprime y distribuye en la cantidad de 18.500 ejemplares semanales, auditados por el IBC, insertos en veinte publicaciones de la provincia de Buenos Aires.
Mi relación con los medios del interior del primer estado argentino viene desde 1994, cuando me hice cargo hasta 2008 de la Dirección General de Diarios Bonaerenses, una agencia de noticias y contenidos que provee estos servicios a más de treinta medios del interior de la provincia.
Esta introducción, autoreferencial, tiene por finalidad aclarar desde qué lugar hablo. Es decir, a partir de un profundo conocimiento de la realidad de los medios gráficos locales y regionales de nuestro país.
En primer lugar voy a hacer una descripción del aspecto económico en el que se desenvuelven las empresas periodísticas pymes y cooperativas.
Las pymes gráficas periodísticas del interior del país, en su gran mayoría, son empresas de tipo familiar, que se caracterizan por ser las más antiguas en las comunidades donde se desenvuelven, al punto de ser consideradas como parte de sus instituciones. Es que la mayoría de los medio gráficos de nuestro país fueron fundados en las primeras tres décadas del siglo pasado.
Todos los diarios de la Argentina nacieron acompañando proyectos políticos. Ese es el caso de La Gaceta de Buenos Aires, hasta 1921 cuando desaparece porque la revolución fracasa, o el caso de los diarios Clarín y La Nación, que nacieron como hojas políticas. Así también, la mayoría de los diarios lo hicieron acompañando proyectos políticos, proyectos de país, y no proyectos personales políticos.
Esto lleva a que en cada una de las comunidades los diarios locales sean considerados parte de sus instituciones. No se puede concebir un medio local como una empresa comercial, porque refleja la vida de todos los días de los habitantes, de los vecinos, la vida social y cultural, el deporte y la política de ese pueblo. Por lo tanto, es algo que está dentro de la comunidad. Así lo entienden cada uno de los habitantes de los pueblos del interior.
La situación de estas empresas se deterioró con el colapso económico de 2001, ya que a fines de 1997, durante la crisis del frente asiático, venían sufriendo una lenta y progresiva pérdida de circulación, aunque no de lectores. Es tradición que el diario del interior se preste entre los vecinos. Esta costumbre inclusive se exacerbó durante la crisis de 2001, porque menos familias podían comprar el diario y se llegó a prestar más. Es algo que forma parte de sus necesidades. Es tradición que se preste entre los vecinos, por lo que triplica el daily share, la cantidad de lectores por ejemplar que tiene un medio, y triplica al de los medios de las grandes urbes.
La caída también fue acompañada por una lenta y constante disminución de la renta de espacios publicitarios y, consecuentemente, de sus dos únicos ingresos genuinos que tiene un diario, producto del precio de tapa y la publicidad local.
Con la devaluación del peso de 2002, que pasó de 1 a 4 la unidad de dólar, el papel de diario, su principal insumo, pasó de 500 a 2000 pesos la tonelada. A pesar de que luego bajó a 3 pesos el dólar, el papel siguió aumentando. En mayo de 2009 llegamos a alcanzar un pico de 2600 pesos por tonelada, en ese momento eran los mil dólares la tonelada, contra 630 dólares que era el equivalente en dólares del papel nacional. Entonces pagábamos un 50 por ciento más caro el papel importado que el nacional. Lo pagábamos un 50 por ciento más caro que los diarios que acceden a la cuota de Papel Prensa o a la producción de papel nacional que, según la empresa Papel Prensa, alcanza a 170 diarios de la Argentina.
Tal como dijo Carmona, me animaría a decir que son más de 1800. No se concibe que un pueblo no tenga como mínimo un mensuario, un quincenario o un semanario, y tenemos mucho más de 2000 municipios en el país. En muchos municipios hay uno o dos semanarios o uno o dos diarios y tres o cuatro semanarios. O sea que estamos muy por arriba de las dos mil publicaciones. Con el censo de octubre quizá podamos tener alguna aproximación.
Actualmente el papel nacional cuesta un 420 por ciento más que en 2002. Como decía, los únicos dos ingresos que tiene un diario crecieron un 150 por ciento en este lapso de tiempo. El precio del ejemplar en 2002 era de 1 peso; ahora está entre 2 y 2,50 el precio de tapa en promedio. El precio de la publicidad estaba a 1 peso el centímetro en 2002, y actualmente en el medio local está en 3 pesos a lo sumo el centímetro de publicidad. Por lo tanto, los ingresos del diario no han crecido más del 150 por ciento. Ese desfase entre egresos por insumo de papel, además, importa en la estructura de costo de un diario más del 50 por ciento, porque está entre el 50 y el 70 por ciento.
Mencioné el 420 por ciento de egreso por compra de papel, siendo que los ingresos crecieron 250 por ciento. Entonces, la única manera de ajustar esto es comprando menos papel, y eso es lo que hicimos los editores de diarios para no cerrarlos.
A partir de la resolución que tomó la Secretaría de Comercio Interior el pasado 6 de enero, mediante la cual obligó a Papel Prensa a vender el producto a todos los medios de la Argentina a igual precio que el que abonan los dos diarios accionistas, dicha productora casualmente empezó a flexibilizar su política comercial y comenzó a vender este insumo a quien presentaba una carpeta y se presentaba como cliente.
Incluso, llegó a realizar algo que para muchos editores fue una sorpresa. Por primera vez, los diarios que estaban abastecidos de papel parcialmente, lo que se llama una cuota de papel, empezaron a recibir la visita de funcionarios de la planta para preguntarle al editor cómo estaba, cuál era su necesidad, etcétera. Esta situación asombró a todos aquellos que venían luchando por conseguir el papel nacional y no tener que comprar el resto del papel que le faltaba en el mercado de los revendedores y los importadores.
Si bien este cambio de la política comercial de Papel Prensa mejoró la situación económica de los diarios pymes y cooperativos, el precio del papel sigue siendo una restricción a la libertad de información. Esta limitación implica que nos veamos imposibilitados de adquirir la cantidad necesaria de papel para imprimir todos los contenidos que los medios locales debemos ofrecer a nuestros lectores. Por ejemplo, la sección de noticias de la provincia o el segmento de información nacional, una revista dominical, un suplemento temático, que obligadamente debemos relegar a favor de los medios editados en la Ciudad de Buenos Aires, afectando a nuestros lectores del derecho de informarse a través del medio local.
El papel es a un medio gráfico como el espectro radioeléctrico es a los medios audiovisuales. Es decir, no es cualquier insumo, es el canal donde se transmite la palabra escrita. Es un insumo que debe regularse para garantizar su provisión a precio competitivo.
Recientemente, más de setenta medios gráficos de las distintas provincias argentinas nucleados en DyPRA publicamos una solicitada donde expresamos nuestra coincidencia con el concepto que los accionistas privados de Papel Prensa expresaron el pasado 22 de agosto. "Quieren controlar la fabricación de papel para controlar la palabra escrita", decía este editorial de los diarios Clarín y La Nación, refiriéndose a que el gobierno quería apoderarse de la producción de papel para apoderarse de la palabra escrita.
Justamente ese es el problema que tenemos los editores de periódicos de todo el país. El concepto de quién produce papel maneja la palabra escrita, eso es lo que venimos sufriendo todos los editores de distintas vertientes ideológicas. Esto es lo que viene ocurriendo con el manejo monopólico de la producción de papel y ahora, el Congreso, tiene la oportunidad de modificar.
El proyecto de ley en cuestión tiene como fin que los representantes del pueblo, es decir, el Congreso nacional, no el Poder Ejecutivo, establezcan una norma que garantice la provisión de papel en cantidad suficiente y a precio competitivo.
Estos reclamos no son contemporáneos a este gobierno, sino que datan del mismo tiempo que se transfirió el paquete accionario de Papel Prensa a manos de sus actuales propietarios. A partir de diciembre de 1978 y a lo largo de estos treinta y tres años, distintos diarios del interior de la Argentina y hasta la propia ADEPA y ADIRA, que son las dos entidades representantes de los medios tradicionales, hicieron duras críticas al manejo monopólico de la provisión de papel.
Cuando todavía La voz del interior de Córdoba estaba en manos de la familia fundadora, la familia Remonda, fue una de las voces críticas que no sólo cuestionaba el manejo monopólico, el precio y la distribución de papel, sino que además ponían en duda esa forma de transferir las acciones que tuvo durante la dictadura el grupo Graiver a Clarín, La Nación y La Razón.
Asimismo tenemos el caso de Ovidio Lagos de La Capital de Rosario. Ese diario dejó de ser propiedad de la familia fundadora para pasar a manos del grupo Vila-Manzano.
Todos recordamos las permanentes quejas de Héctor Ricardo García sobre lo que el precio del papel significaba para él. Se trataba de un diario que vendía 700 mil ejemplares, cuando el papel se importaba y no había un manejo de la distribución ni del precio, mientras que actualmente vende sólo un 10 por ciento de esa cantidad. Un diario que no podía competir con Clarín, pero que fue ganando mercado. Eso sí se puede inscribir dentro de la libre competencia, siempre que todos tengan las mismas posibilidades y condiciones para la adquisición del papel.
Por otra parte, tenemos a Julio Ramos de Ámbito Financiero, con su prédica permanente sobre este tema.
Y más recientemente el editor de Perfil, una de las plumas más excelsas de la derecha argentina, en un editorial del 16 de agosto del año pasado señaló claramente que Clarín y La Nación manejan la provisión de papel para disciplinar a los diarios de la Argentina.
Por último, quiero señalar que este tipo de restricción a la libertad de información está claramente explicitada por la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Allí se establece con precisión que no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos.
Señoras y señores legisladores: quiero decirles que a los medios del interior, a las empresas periodísticas pertenecientes a familias fundadoras de hace muchos años, no se las puede considerar como empresas comerciales. No entran en esa categoría.
Como señalé anteriormente, sus vecinos las consideran instituciones y en la cabeza de un editor de un diario del interior no cabe la posibilidad de cerrar el diario porque es mal negocio. No se animaría a cerrar un diario que fundó su abuelo ni a decirle a la sociedad que lo hace porque no lo puede bancar.
Eso estuvo a punto de ocurrir en la crisis de 2002, cuando el papel subió cuatro veces su precio, y muchos pensaban cerrar el diario. Pero la sociedad los sostuvo porque a pesar de la crisis siguió comprando el diario, aunque la venta bajó en muchos lugares. Asimismo los anunciantes, que son los comerciantes de cada pueblo, siguieron anunciando, tolerando también que el diario redujera su cantidad de páginas. Y no es fácil cambiar de un día para el otro una costumbre sobre las secciones y segmentos de la información del diario. Reitero que la sociedad los bancó y los va a seguir bancando. Por eso esta es una oportunidad histórica que tienen los legisladores de modificar una realidad.
Y suscribo las palabras de Víctor Hugo Morales acerca de que el manejo que tienen los diarios Clarín y La Nación es el peor cáncer moral que tenemos los argentinos. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Tiene la palabra el señor César Díaz, profesor adjunto ordinario de la Cátedra de Historia del periodismo y las comunicaciones en la Argentina, de la Universidad Nacional de La Plata.
SR. DÍAZ Señora presidenta: más allá del problema de no ver, que es un detalle, estoy muy contento de estar participando de esta instancia que se nos presenta en virtud de estar viviendo en un gobierno democrático que está tratando de llegar hasta las últimas consecuencias y hacernos participar a todos.
Vengo desde La Plata y quiero comentarles a los legisladores que mucho me gustaría llegar a los representantes del pueblo, que en este momento están en la oposición, porque están enceguecidos. Esto forma casi una ironía, porque no percibe el que no quiere ver, y lo dice un ciego. Me encantaría que ellos puedan abrir sus mentes, porque sería muy importante para fortalecer el sistema democrático ver la oportunidad histórica que tenemos en este momento.
Señalo este punto de vista como investigador de mi querida Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, desde allí venimos muchos -recién lo mencionaba la señora decana, Florencia Saintout- investigando, militando, enseñando y escribiendo.
Es cierto lo que puntualizó la decana Saintout con mucha alegría, porque el esfuerzo que está colocando cada uno de nosotros es para conferirle esa alegría que nos permite esta oportunidad histórica de trabajar codo a codo para nuestro querida sociedad.
En este sentido quiero llamar la atención desde la historia. Hace dieciocho años que con un equipo de investigación que dirijo en la Facultad nos propusimos investigar el papel que jugaban los medios de comunicación de cara al golpe de Estado del 76.
A poco de andar y comprobar que ese terrible golpe de Estado había sido también una construcción periodística, pudimos constatar que hubo un punto de inflexión. Me refiero al 19 de mayo de 1977, que tuvo que ver precisamente con la presentación en sociedad de tres diarios. Ellos son: Clarín, La Nación y La Razón. Las primeras planas de los tres diarios -y esto es un hecho inédito- presentaron la misma solicitada, casi podemos decir editorial.
Este punto de inflexión permitió continuar con el análisis hasta el día de la fecha, pero ya no viendo a todos los periódicos como cómplices de la dictadura, tal como observan muchos colegas. Lamentablemente creo que incurren en un error.
Precisamente este punto de inflexión permitía ver que estaban los socios -los tres diarios mencionados anteriormente- y los no socios. Hemos investigado a los no socios: al diario La Prensa -otrora bastión del periodismo argentino, pero hoy ya no-, al diario El día -que era mucho más politizado e importante- y el más conocido afortunadamente en estos tiempos, el Buenos Aires Herald. A ellos les dimos la categoría de no socios.
Este tema de verlos de ese modo nos permitió percibir que en la Argentina y en los periódicos empezaron a producirse contradicciones dentro del sistema de los medios, que obligaba -por así decirlo- a estos no socios a instrumentar un discurso que les permitiera criticar, objetar y cuestionar algunas aspectos de aquella nefasta dictadura.
La empresa Papel Prensa, sobre la que mucho se ha investigado y dicho, está manchada y no cabe ninguna duda de que su origen es espurio. Así el fiscal Molina lo ha atestiguado. La empresa Papel Prensa es el monumento a la corrupción. Y creo que ello no se puede cuestionar, porque todos saben de la honestidad intelectual de este funcionario público. Por eso no voy a ahondar en ese aspecto.
De todos modos, me gustaría reparar en algunos conceptos sobre los que mucho se ha hablado. Celebro profundamente que este debate esté instalado en la sociedad, ya que nos permite hablar y cuestionar distintos conceptos. Por ejemplo, me refiero al caso tan remanido de un periodismo independiente.
Esta categoría de no socio y esta empresa Papel Prensa nos permite ver con muchísima nitidez que se trata de un concepto erróneo. El periodismo independiente no existe. Sí existen los medios de comunicación, que son actores políticos, ni más ni menos, lo que no tiene nada de malo. Son actores políticos como lo es la universidad, el sindicalismo, el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo. El poder del periodismo hay que ponerlo en ese contexto de actor político. Esos actores políticos jugaron de un modo muy especial en la constitución de Papel Prensa, porque a través de la historia apelaron al silencio editorial. Y sobre ello es muy interesante observar que hoy señalan que está amenazado su monopolio.
Cuando uno no editorializa puede estar diciendo muchas cosas: que está a favor o que está en contra. Pero lo cierto es que alguna vez entrevistando a un veterano periodista, me dijo: "Tato, de esto no se habla. De Papel Prensa y de los diarios no se puede hablar en la Argentina".
Recuerdo que hemos charlado con colegas y compañeros sobre la importancia de seguir adelante con las investigaciones. Y hace algún tiempo se empezó a publicar este tema, del cual antes no se permitía hablar. Aunque sí dijeron algunas cosas el 19 de mayo de 1977 y luego al ponerse en funcionamiento la planta productora de papel. Allí ellos apelaron a un concepto bastante extraño: revolucionar la producción. En aquel momento sonaba como un discurso subversivo. Pero lo cierto es que les permitieron hacerlo, en este caso al diario Clarín.
Por su parte, La Nación decía algo que causaba mucha extrañeza: que había sido toda una aventura. El tema de Papel Prensa estaba discutiéndose desde 1969 en nuestro país y tuvo distintos vaivenes. Se hablaba de que toda esta aventura había llegado a su fin y todo se encarrilaba en una suerte de vía natural. O sea que ellos, que siempre hablaban de la libertad de comercio, ahora que tenían un monopolio no tenían ningún tipo de inconveniente.
También es muy interesante ver que los periodistas que integraban estos medios ahora monopólicos que manejan Papel Prensa, al hacerlo naturalmente tenían ventajas significativas sobre sus demás colegas.
Recién se hablaba de ADEPA. Y al respecto quiero mencionar que como era tan grande la contradicción entre ser socio de un gobierno dictatorial y a la vez manejar arbitrariamente el papel, se tuvieron que retirar de la entidad que los representaba. Y esto también generó un gran punto de inflexión.
Para finalizar y no abusar del tiempo ni cansarlos, porque tengo que remontarme a la historia, ya que es casi mi oficio, quiero comentar que un querido amigo, Robert Cox, escribió hacia fines del 78, en el Buenos Aires Herald, que le llamaba la atención cómo estos adalides de lo que él llamaba el periodismo independiente no repararan en que la información no era solamente un negocio. Y acá tenemos el tema de los diarios como actores políticos.
Los medios de comunicación son actores políticos que lo que buscan es lucrar e influir, y su mercancía es la información. A esto no le tenemos que tener miedo.
Para ir terminando, y recordando algunos aspectos que tienen que ver con la historia, es muy interesante este marco regulatorio que está impulsando el Poder Ejecutivo y el Congreso con este debate. Tenemos que ver la distribución y la comercialización de este insumo vital, que es el papel de diario.
Por aquí se dijo -y yo creo que formaría parte de otro debate- que los diarios inexorablemente conforman la agenda. No dicen qué es lo que hay que decir, pero sí acerca de qué hay que hablar. Por eso entiendo que sería interesante que se democratice el papel de diario en nuestro país.
En ese sentido creo que vamos por el buen camino. Tenemos que llamar a que se integre la mayor cantidad de gente a este debate, porque si tenemos razón los tenemos que convencer, precisamente porque tenemos razón.
Quiero terminar apelando a un intelectual que es mi norte -me encantaría emularlo, lo hago y me esfuerzo día a día en lo que puedo, pero no le llego ni a la suela de los zapatos-, Arturo Jauretche.
Él era un pensador nacional y no respondía a partidos políticos. Supo acompañar todos los movimientos históricos y no fue de ninguno, sino de todos.
Don Arturo decía allá por 1958 que le llamaba la atención que se discutiera tanto acerca de los fueros que tenían los medios de comunicación, incluso los periodistas pedían fueros especiales. Ya en aquel momento, don Arturo Jauretche pedía que hubiera fueros, pero para la sociedad, para los consumidores de los medio masivos de comunicación. Insisto, creo que vamos por el buen camino con este marco regulatorio que el Congreso está procurando impulsar, porque es necesario democratizar el tema del papel prensa.
Vengo desde La Plata y quiero comentarles a los legisladores que mucho me gustaría llegar a los representantes del pueblo, que en este momento están en la oposición, porque están enceguecidos. Esto forma casi una ironía, porque no percibe el que no quiere ver, y lo dice un ciego. Me encantaría que ellos puedan abrir sus mentes, porque sería muy importante para fortalecer el sistema democrático ver la oportunidad histórica que tenemos en este momento.
Señalo este punto de vista como investigador de mi querida Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, desde allí venimos muchos -recién lo mencionaba la señora decana, Florencia Saintout- investigando, militando, enseñando y escribiendo.
Es cierto lo que puntualizó la decana Saintout con mucha alegría, porque el esfuerzo que está colocando cada uno de nosotros es para conferirle esa alegría que nos permite esta oportunidad histórica de trabajar codo a codo para nuestro querida sociedad.
En este sentido quiero llamar la atención desde la historia. Hace dieciocho años que con un equipo de investigación que dirijo en la Facultad nos propusimos investigar el papel que jugaban los medios de comunicación de cara al golpe de Estado del 76.
A poco de andar y comprobar que ese terrible golpe de Estado había sido también una construcción periodística, pudimos constatar que hubo un punto de inflexión. Me refiero al 19 de mayo de 1977, que tuvo que ver precisamente con la presentación en sociedad de tres diarios. Ellos son: Clarín, La Nación y La Razón. Las primeras planas de los tres diarios -y esto es un hecho inédito- presentaron la misma solicitada, casi podemos decir editorial.
Este punto de inflexión permitió continuar con el análisis hasta el día de la fecha, pero ya no viendo a todos los periódicos como cómplices de la dictadura, tal como observan muchos colegas. Lamentablemente creo que incurren en un error.
Precisamente este punto de inflexión permitía ver que estaban los socios -los tres diarios mencionados anteriormente- y los no socios. Hemos investigado a los no socios: al diario La Prensa -otrora bastión del periodismo argentino, pero hoy ya no-, al diario El día -que era mucho más politizado e importante- y el más conocido afortunadamente en estos tiempos, el Buenos Aires Herald. A ellos les dimos la categoría de no socios.
Este tema de verlos de ese modo nos permitió percibir que en la Argentina y en los periódicos empezaron a producirse contradicciones dentro del sistema de los medios, que obligaba -por así decirlo- a estos no socios a instrumentar un discurso que les permitiera criticar, objetar y cuestionar algunas aspectos de aquella nefasta dictadura.
La empresa Papel Prensa, sobre la que mucho se ha investigado y dicho, está manchada y no cabe ninguna duda de que su origen es espurio. Así el fiscal Molina lo ha atestiguado. La empresa Papel Prensa es el monumento a la corrupción. Y creo que ello no se puede cuestionar, porque todos saben de la honestidad intelectual de este funcionario público. Por eso no voy a ahondar en ese aspecto.
De todos modos, me gustaría reparar en algunos conceptos sobre los que mucho se ha hablado. Celebro profundamente que este debate esté instalado en la sociedad, ya que nos permite hablar y cuestionar distintos conceptos. Por ejemplo, me refiero al caso tan remanido de un periodismo independiente.
Esta categoría de no socio y esta empresa Papel Prensa nos permite ver con muchísima nitidez que se trata de un concepto erróneo. El periodismo independiente no existe. Sí existen los medios de comunicación, que son actores políticos, ni más ni menos, lo que no tiene nada de malo. Son actores políticos como lo es la universidad, el sindicalismo, el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo. El poder del periodismo hay que ponerlo en ese contexto de actor político. Esos actores políticos jugaron de un modo muy especial en la constitución de Papel Prensa, porque a través de la historia apelaron al silencio editorial. Y sobre ello es muy interesante observar que hoy señalan que está amenazado su monopolio.
Cuando uno no editorializa puede estar diciendo muchas cosas: que está a favor o que está en contra. Pero lo cierto es que alguna vez entrevistando a un veterano periodista, me dijo: "Tato, de esto no se habla. De Papel Prensa y de los diarios no se puede hablar en la Argentina".
Recuerdo que hemos charlado con colegas y compañeros sobre la importancia de seguir adelante con las investigaciones. Y hace algún tiempo se empezó a publicar este tema, del cual antes no se permitía hablar. Aunque sí dijeron algunas cosas el 19 de mayo de 1977 y luego al ponerse en funcionamiento la planta productora de papel. Allí ellos apelaron a un concepto bastante extraño: revolucionar la producción. En aquel momento sonaba como un discurso subversivo. Pero lo cierto es que les permitieron hacerlo, en este caso al diario Clarín.
Por su parte, La Nación decía algo que causaba mucha extrañeza: que había sido toda una aventura. El tema de Papel Prensa estaba discutiéndose desde 1969 en nuestro país y tuvo distintos vaivenes. Se hablaba de que toda esta aventura había llegado a su fin y todo se encarrilaba en una suerte de vía natural. O sea que ellos, que siempre hablaban de la libertad de comercio, ahora que tenían un monopolio no tenían ningún tipo de inconveniente.
También es muy interesante ver que los periodistas que integraban estos medios ahora monopólicos que manejan Papel Prensa, al hacerlo naturalmente tenían ventajas significativas sobre sus demás colegas.
Recién se hablaba de ADEPA. Y al respecto quiero mencionar que como era tan grande la contradicción entre ser socio de un gobierno dictatorial y a la vez manejar arbitrariamente el papel, se tuvieron que retirar de la entidad que los representaba. Y esto también generó un gran punto de inflexión.
Para finalizar y no abusar del tiempo ni cansarlos, porque tengo que remontarme a la historia, ya que es casi mi oficio, quiero comentar que un querido amigo, Robert Cox, escribió hacia fines del 78, en el Buenos Aires Herald, que le llamaba la atención cómo estos adalides de lo que él llamaba el periodismo independiente no repararan en que la información no era solamente un negocio. Y acá tenemos el tema de los diarios como actores políticos.
Los medios de comunicación son actores políticos que lo que buscan es lucrar e influir, y su mercancía es la información. A esto no le tenemos que tener miedo.
Para ir terminando, y recordando algunos aspectos que tienen que ver con la historia, es muy interesante este marco regulatorio que está impulsando el Poder Ejecutivo y el Congreso con este debate. Tenemos que ver la distribución y la comercialización de este insumo vital, que es el papel de diario.
Por aquí se dijo -y yo creo que formaría parte de otro debate- que los diarios inexorablemente conforman la agenda. No dicen qué es lo que hay que decir, pero sí acerca de qué hay que hablar. Por eso entiendo que sería interesante que se democratice el papel de diario en nuestro país.
En ese sentido creo que vamos por el buen camino. Tenemos que llamar a que se integre la mayor cantidad de gente a este debate, porque si tenemos razón los tenemos que convencer, precisamente porque tenemos razón.
Quiero terminar apelando a un intelectual que es mi norte -me encantaría emularlo, lo hago y me esfuerzo día a día en lo que puedo, pero no le llego ni a la suela de los zapatos-, Arturo Jauretche.
Él era un pensador nacional y no respondía a partidos políticos. Supo acompañar todos los movimientos históricos y no fue de ninguno, sino de todos.
Don Arturo decía allá por 1958 que le llamaba la atención que se discutiera tanto acerca de los fueros que tenían los medios de comunicación, incluso los periodistas pedían fueros especiales. Ya en aquel momento, don Arturo Jauretche pedía que hubiera fueros, pero para la sociedad, para los consumidores de los medio masivos de comunicación. Insisto, creo que vamos por el buen camino con este marco regulatorio que el Congreso está procurando impulsar, porque es necesario democratizar el tema del papel prensa.
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Tiene la palabra la señora Andrea Olgado, docente de la Universidad de La Plata e investigadora de la facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata.
SRA. OLGADO Buenos días a todos y a todas.
Antes de comenzar quisiera traer a la memoria a un periodista, sobre todo por el momento histórico que estamos viviendo en términos de lo que son los medios y, obviamente, Papel Prensa. Me refiero a Rodolfo Walsh, quien desde algún lugar, allí donde esté, seguramente está esbozando una sonrisa.
Quienes en el ámbito académico, por decirlo de alguna manera, hemos trabajado el tema de los medios de comunicación, la ley de medios y, particularmente, Papel Prensa, siempre nos encontramos ante una paradoja. Porque así como el tema Papel Prensa era complejo por su entramado económico, político e, incluso, criminal, para nosotros era algo muy evidente. En nuestras aulas, es un tema más de la currícula desde siempre.
Es decir que cuando se decidió hincarle el diente a Papel Prensa no fue una sorpresa, no fue pensar en el escándalo, sino pensar en la grata sorpresa de que finalmente se tomara una decisión política de Estado de entrar de lleno en este tema.
Ya veníamos décadas peleando por la nueva ley de medios, la ley de Servicios Audiovisuales que se sancionó. Siempre decíamos que Papel Prensa era el tema que nunca se iba a tocar. También creíamos que la ley de medios era un tema imposible, sin embargo llegó el día en que se trató el tema Papel Prensa. A mí me tocó muy de cerca, porque hace varios años lo venía trabajando en mi tesis de doctorado, y esto me la arruinó, pero estoy muy feliz por lo que está sucediendo con Papel Prensa.
Cuando recién iniciaba ese trabajo partía de una pregunta, podría decirse, que tenía que ver con tratar de entender por qué la dictadura le entregó el negocio de Papel Prensa a Clarín y La Nación; claramente se lo entregó. ¿Por qué ocurría esto si podría decirse que históricamente -más o menos y con matices- ambos diarios habían sido aliados históricos de las distintas asonadas militares? ¿Qué iba a cambiar para que esto sucediera?
Más allá del entramado económico, nosotros nos planteamos que el negocio Papel Prensa fue clave para modificar el sector de medios de comunicación en el país. Lo que planteábamos es que la conformación definitiva de Papel Prensa sintetiza y es emergente de ese cambio político, económico y cultural profundo que busca inaugurar de modo refundacional de la dictadura del período 1976 a 1983, donde los distintos factores de poder económico, religioso y medios de comunicación traspasaron todos los límites que hasta ese momento no se habían traspasado.
Eso se tradujo en distintos niveles de complicidad, en la instauración de un plan sistemático y organizado de represión que inauguró la desaparición forzada de personas en centros clandestinos de detención, robo de menores, torturas y posterior eliminación.
Los economistas Aspiazu, Basualdo y Khavisse lo plantean claramente desde lo económico. Ellos dicen que el objetivo dictatorial fue reestructurar globalmente la sociedad argentina para destruir las bases sociales que conformaban, por lo menos potencialmente, todo tipo de alianza popular. Ello hizo que su política económica estuviera centrada en la redistribución del ingreso y de la apertura económica, que comprendió tanto al mercado de bienes como al de capitales.
Es decir que la dictadura de 1976 fue una bisagra, un momento refundacional. En el tema de medios de comunicación, Papel Prensa era fundamental, porque sólo ellos sabían las barreras que se iban a traspasar, que nunca se habían traspasado con un genocidio organizado y planificado. Por lo tanto, las complicidades matizadas que históricamente se habían tenido no iban a alcanzar.
Entonces, el negocio de Papel Prensa ataba definitivamente a estos grandes medios al destino de la dictadura del período 1976-1983.
No voy a ahondar en detalles, aunque sí traje algo que encontré a partir del proceso de investigación. Los periodistas del establishment suelen decir que quienes estamos en las universidades no sabemos nada de medios.
En realidad lo que les preocupa es que sepamos de medios y que investiguemos, porque es cuando donde aparecen los roles históricos de cada quien.
Graciela Mochkofsky realiza un trabajo de investigación de cinco años en el que plasmó su libro sobre la biografía de Jacobo Timerman. En él se refleja una investigación minuciosa de todo el proceso dictatorial y encuentro -entre otras cosas- páginas documentadas y una transcripción de cuando se hace el Congreso de la SIP en Estados Unidos en el año 1980. Timerman ya había sido liberado y hace una denuncia pública sobre la violación a los derechos humanos en la Argentina.
En esa conferencia, Escribano, entre otros, ataca de manera directa a Timerman, pero fundamentalmente lo acusan de estar desprestigiando al país hablando de cosas que no sucedían, diciendo que eran parte de la campaña de desprestigio del país.
Al año siguiente, la Universidad de Columbia entrega un reconocimiento a Timerman por las denuncias por la violación a los derechos humanos y una gran cantidad de editorialistas, ente ellos, Mitre, Gainza, incluso Ernestina Herrera de Noble, escriben a la Universidad de Columbia -está documentado-, diciendo que era una falta de respeto que se le diera ese reconocimiento a Timerman. Ellos iban a renunciar a ese reconocimiento, ya que aceptar que se le entregara a Timerman -textuales palabras de Herrera de Noble- era aceptar que era cierto el desprestigio al que se estaba sometiendo al país al denunciar atrocidades que no se estaban cometiendo.
Para terminar, quiero leer algo textual, porque es algo que seguramente temen muchos de los periodistas del establishment: los documentos. Mochkofsky en su trabajo se entrevista con varios periodistas para tratar de entender por qué esa defensa del país en el marco de la SIP -tanto de Clarín como de La Nación-, cuando era obvio lo que estaba sucediendo.
Y ella transcribe unas palabras de Morales Solá, quien dice: "El gobierno hizo una fuerte presión para que se defendiera a la profesión de esa entrega..." Es decir, de la medalla que se le iba a entregar a Timerman "...una presión que duró. La Nación y Clarín tenían Papel Prensa, y todavía competían con el papel importado. Hubo presiones por el tema de la importación de papel. El gobierno tenía el instrumento para abrir las ventanas y joder a Papel Prensa, si quería."
Textual de Morales Solá. Ahora sería interesante preguntarle quién lo presionó para haber cambiado tanto su mirada sobre la regulación de los medios y sobre Papel Prensa en particular. Muchas gracias. (Aplausos.)
Antes de comenzar quisiera traer a la memoria a un periodista, sobre todo por el momento histórico que estamos viviendo en términos de lo que son los medios y, obviamente, Papel Prensa. Me refiero a Rodolfo Walsh, quien desde algún lugar, allí donde esté, seguramente está esbozando una sonrisa.
Quienes en el ámbito académico, por decirlo de alguna manera, hemos trabajado el tema de los medios de comunicación, la ley de medios y, particularmente, Papel Prensa, siempre nos encontramos ante una paradoja. Porque así como el tema Papel Prensa era complejo por su entramado económico, político e, incluso, criminal, para nosotros era algo muy evidente. En nuestras aulas, es un tema más de la currícula desde siempre.
Es decir que cuando se decidió hincarle el diente a Papel Prensa no fue una sorpresa, no fue pensar en el escándalo, sino pensar en la grata sorpresa de que finalmente se tomara una decisión política de Estado de entrar de lleno en este tema.
Ya veníamos décadas peleando por la nueva ley de medios, la ley de Servicios Audiovisuales que se sancionó. Siempre decíamos que Papel Prensa era el tema que nunca se iba a tocar. También creíamos que la ley de medios era un tema imposible, sin embargo llegó el día en que se trató el tema Papel Prensa. A mí me tocó muy de cerca, porque hace varios años lo venía trabajando en mi tesis de doctorado, y esto me la arruinó, pero estoy muy feliz por lo que está sucediendo con Papel Prensa.
Cuando recién iniciaba ese trabajo partía de una pregunta, podría decirse, que tenía que ver con tratar de entender por qué la dictadura le entregó el negocio de Papel Prensa a Clarín y La Nación; claramente se lo entregó. ¿Por qué ocurría esto si podría decirse que históricamente -más o menos y con matices- ambos diarios habían sido aliados históricos de las distintas asonadas militares? ¿Qué iba a cambiar para que esto sucediera?
Más allá del entramado económico, nosotros nos planteamos que el negocio Papel Prensa fue clave para modificar el sector de medios de comunicación en el país. Lo que planteábamos es que la conformación definitiva de Papel Prensa sintetiza y es emergente de ese cambio político, económico y cultural profundo que busca inaugurar de modo refundacional de la dictadura del período 1976 a 1983, donde los distintos factores de poder económico, religioso y medios de comunicación traspasaron todos los límites que hasta ese momento no se habían traspasado.
Eso se tradujo en distintos niveles de complicidad, en la instauración de un plan sistemático y organizado de represión que inauguró la desaparición forzada de personas en centros clandestinos de detención, robo de menores, torturas y posterior eliminación.
Los economistas Aspiazu, Basualdo y Khavisse lo plantean claramente desde lo económico. Ellos dicen que el objetivo dictatorial fue reestructurar globalmente la sociedad argentina para destruir las bases sociales que conformaban, por lo menos potencialmente, todo tipo de alianza popular. Ello hizo que su política económica estuviera centrada en la redistribución del ingreso y de la apertura económica, que comprendió tanto al mercado de bienes como al de capitales.
Es decir que la dictadura de 1976 fue una bisagra, un momento refundacional. En el tema de medios de comunicación, Papel Prensa era fundamental, porque sólo ellos sabían las barreras que se iban a traspasar, que nunca se habían traspasado con un genocidio organizado y planificado. Por lo tanto, las complicidades matizadas que históricamente se habían tenido no iban a alcanzar.
Entonces, el negocio de Papel Prensa ataba definitivamente a estos grandes medios al destino de la dictadura del período 1976-1983.
No voy a ahondar en detalles, aunque sí traje algo que encontré a partir del proceso de investigación. Los periodistas del establishment suelen decir que quienes estamos en las universidades no sabemos nada de medios.
En realidad lo que les preocupa es que sepamos de medios y que investiguemos, porque es cuando donde aparecen los roles históricos de cada quien.
Graciela Mochkofsky realiza un trabajo de investigación de cinco años en el que plasmó su libro sobre la biografía de Jacobo Timerman. En él se refleja una investigación minuciosa de todo el proceso dictatorial y encuentro -entre otras cosas- páginas documentadas y una transcripción de cuando se hace el Congreso de la SIP en Estados Unidos en el año 1980. Timerman ya había sido liberado y hace una denuncia pública sobre la violación a los derechos humanos en la Argentina.
En esa conferencia, Escribano, entre otros, ataca de manera directa a Timerman, pero fundamentalmente lo acusan de estar desprestigiando al país hablando de cosas que no sucedían, diciendo que eran parte de la campaña de desprestigio del país.
Al año siguiente, la Universidad de Columbia entrega un reconocimiento a Timerman por las denuncias por la violación a los derechos humanos y una gran cantidad de editorialistas, ente ellos, Mitre, Gainza, incluso Ernestina Herrera de Noble, escriben a la Universidad de Columbia -está documentado-, diciendo que era una falta de respeto que se le diera ese reconocimiento a Timerman. Ellos iban a renunciar a ese reconocimiento, ya que aceptar que se le entregara a Timerman -textuales palabras de Herrera de Noble- era aceptar que era cierto el desprestigio al que se estaba sometiendo al país al denunciar atrocidades que no se estaban cometiendo.
Para terminar, quiero leer algo textual, porque es algo que seguramente temen muchos de los periodistas del establishment: los documentos. Mochkofsky en su trabajo se entrevista con varios periodistas para tratar de entender por qué esa defensa del país en el marco de la SIP -tanto de Clarín como de La Nación-, cuando era obvio lo que estaba sucediendo.
Y ella transcribe unas palabras de Morales Solá, quien dice: "El gobierno hizo una fuerte presión para que se defendiera a la profesión de esa entrega..." Es decir, de la medalla que se le iba a entregar a Timerman "...una presión que duró. La Nación y Clarín tenían Papel Prensa, y todavía competían con el papel importado. Hubo presiones por el tema de la importación de papel. El gobierno tenía el instrumento para abrir las ventanas y joder a Papel Prensa, si quería."
Textual de Morales Solá. Ahora sería interesante preguntarle quién lo presionó para haber cambiado tanto su mirada sobre la regulación de los medios y sobre Papel Prensa en particular. Muchas gracias. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Gracias Andrea Holgado, docente de la Universidad La Plata.
Le voy a solicitar que se acerque para hacer uso de la palabra a Daniel González, director de la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes.
Le voy a solicitar que se acerque para hacer uso de la palabra a Daniel González, director de la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes.
SR. GONZÁLEZ Antes que nada agradezco que sea posible esta convocatoria, en la cual todos los que tengamos algo para decir sobre este campo específico de la comunicación, podamos hacerlo libremente.
En principio, creo que a lo largo de estas audiencias se mencionará reiteradas veces la necesidad de volver a los derechos que implica la distribución de la información, la posibilidad de informarse y ser informado, y de opinar y recibir multiplicidad de opiniones, que está planteado tanto en la legislación argentina, más específicamente en la Constitución Nacional, e incluso en el derecho internacional.
Desde esta perspectiva cada vez que las empresas de comunicación hacen una intervención en torno al rol del Estado sobre la gestión de nuevas políticas públicas, siempre se lo menciona como una amenaza a la libertad de prensa.
Esto, que es una constante, compite específicamente con la posibilidad de que se democratice la comunicación, en tanto y en cuanto los medios se encuentren concentrados en todas sus dimensiones. Me refiero al control del papel, como así también a la distribución de licencias y a la concentración de los medios en distintos oligopolios.
Yo vengo de una Universidad que está centrada en el corazón del conurbano bonaerense, Quilmes, donde sufrimos, por un lado, la centralización de la comunicación en Buenos Aires, que se hace extensiva al conurbano, y, por el otro, la concentración en pequeñas empresas de multimedia en nuestra propia región. Esto ha demostrado -y creo que se va a escuchar reiteradamente en este espacio- que todas las iniciativas independientes, comunitarias o de pequeñas empresas se frustran al multiplicarse las voces, y permanentemente chocan contra las paredes, llevándolas específicamente al fracaso.
Hoy mismo en nuestra Universidad estamos inaugurando las XIV Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación. Asistirán quinientos académicos del sistema universitario nacional, quienes estarán dialogando desde hoy hasta pasado mañana acerca del rol de la comunicación y del papel que tiene el papel, que es lo que hoy nos convoca.
Cuando decidimos protagonizar este espacio, lo hicimos sobre la base de una consigna fundamental, que es pensar la comunicación como herramienta para el cambio social. Ello implica romper el paradigma de que la información es una mera mercancía, donde sólo compran y venden quienes tienen acceso.
Consideramos que la comunicación es una herramienta fundamental para transformar, crecer, construir y democratizar nuestra sociedad. En ese sentido, creo fundamental que el Poder Ejecutivo y el Congreso de la Nación, a la vez, puedan asistir a una oportunidad histórica en la cual se pueda considerar al papel un tema de interés público.
Este interés público va a garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder y pensar en políticas, no en función de los intereses de los consumidores, sino de las necesidades de los ciudadanos.
También me parece fundamental plantear que las diversas opiniones de sus representantes pueden garantizar que esos derechos se ejerzan. Ello puede lograrse a partir de comisiones encargadas de los temas relativos a la producción, circulación y venta del papel.
Nuestra Universidad quiere respaldar esta iniciativa del proyecto de denominar de interés público a la producción, fabricación y distribución de Papel Prensa, no apelando únicamente a los consumidores, sino hablándoles directamente a los ciudadanos en su más amplia expresión.
Agradezco mucho esta oportunidad, y como decían otros expositores, nos ponemos a disposición para todo lo que necesiten para profundizar el estudio sobre esta legislación. (Aplausos.)
En principio, creo que a lo largo de estas audiencias se mencionará reiteradas veces la necesidad de volver a los derechos que implica la distribución de la información, la posibilidad de informarse y ser informado, y de opinar y recibir multiplicidad de opiniones, que está planteado tanto en la legislación argentina, más específicamente en la Constitución Nacional, e incluso en el derecho internacional.
Desde esta perspectiva cada vez que las empresas de comunicación hacen una intervención en torno al rol del Estado sobre la gestión de nuevas políticas públicas, siempre se lo menciona como una amenaza a la libertad de prensa.
Esto, que es una constante, compite específicamente con la posibilidad de que se democratice la comunicación, en tanto y en cuanto los medios se encuentren concentrados en todas sus dimensiones. Me refiero al control del papel, como así también a la distribución de licencias y a la concentración de los medios en distintos oligopolios.
Yo vengo de una Universidad que está centrada en el corazón del conurbano bonaerense, Quilmes, donde sufrimos, por un lado, la centralización de la comunicación en Buenos Aires, que se hace extensiva al conurbano, y, por el otro, la concentración en pequeñas empresas de multimedia en nuestra propia región. Esto ha demostrado -y creo que se va a escuchar reiteradamente en este espacio- que todas las iniciativas independientes, comunitarias o de pequeñas empresas se frustran al multiplicarse las voces, y permanentemente chocan contra las paredes, llevándolas específicamente al fracaso.
Hoy mismo en nuestra Universidad estamos inaugurando las XIV Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación. Asistirán quinientos académicos del sistema universitario nacional, quienes estarán dialogando desde hoy hasta pasado mañana acerca del rol de la comunicación y del papel que tiene el papel, que es lo que hoy nos convoca.
Cuando decidimos protagonizar este espacio, lo hicimos sobre la base de una consigna fundamental, que es pensar la comunicación como herramienta para el cambio social. Ello implica romper el paradigma de que la información es una mera mercancía, donde sólo compran y venden quienes tienen acceso.
Consideramos que la comunicación es una herramienta fundamental para transformar, crecer, construir y democratizar nuestra sociedad. En ese sentido, creo fundamental que el Poder Ejecutivo y el Congreso de la Nación, a la vez, puedan asistir a una oportunidad histórica en la cual se pueda considerar al papel un tema de interés público.
Este interés público va a garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder y pensar en políticas, no en función de los intereses de los consumidores, sino de las necesidades de los ciudadanos.
También me parece fundamental plantear que las diversas opiniones de sus representantes pueden garantizar que esos derechos se ejerzan. Ello puede lograrse a partir de comisiones encargadas de los temas relativos a la producción, circulación y venta del papel.
Nuestra Universidad quiere respaldar esta iniciativa del proyecto de denominar de interés público a la producción, fabricación y distribución de Papel Prensa, no apelando únicamente a los consumidores, sino hablándoles directamente a los ciudadanos en su más amplia expresión.
Agradezco mucho esta oportunidad, y como decían otros expositores, nos ponemos a disposición para todo lo que necesiten para profundizar el estudio sobre esta legislación. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Tiene la palabra la señora Laura Figueiredo, integrante de Proyecto Comunidad.
SRA. FIGUEIREDO Soy docente, trabajo en la escuela pública de adultos y en la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, vengo a hablarles desde el lugar de las organizaciones, particularmente de Proyecto Comunidad, organización política y social que trabaja en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- La oradora deja de pronunciar palabras durante un minuto, produciéndose un silencio en la sala.
SRA. FIGUEIREDO Así, con silencio, pero mucho más profundo y oscuro, es como mañana van a contar los dos diarios hegemónicos de este país, lo que pueda decir yo o los compañeros que hablaron antes o los que van a venir después. Van a decir ataque, embestida, pero no importa, porque de una forma cada vez más evidente, estas discusiones y debates están en las calles y en los barrios.
No importa porque, aunque han tratado de evitarlo, hoy estamos acá; los condenados al silencio durante décadas hoy tenemos un lugar y la oportunidad de seguir avanzando hacia una sociedad más justa y más democrática.
La aprobación del proyecto de ley para declarar de interés público la comercialización, la producción de papel de diario y su distribución en condiciones igualitarias es fundamental para avanzar en los derechos a la información y a la comunicación que tenemos todos los ciudadanos. Hoy esos derechos están gravemente restringidos a partir del monopolio que existe con el papel y del poder que han acumulado las empresas involucradas desde 1976 hasta la fecha.
La agenda de las organizaciones sociales se diferencia mucho de las que buscan fijar día a día estos diarios y que a su vez replican en los canales de televisión y en sus radios.
La enorme desigualdad que existe en la ciudad entre el norte próspero y el sur postergado no forma parte de la agenda de estos diarios, tampoco el desfinanciamiento de la salud y de la educación pública, que está llevando adelante el macrismo, ni tampoco las violaciones a los derechos humanos, por las que seguimos pidiendo verdad y justicia. Y así podemos seguir un rato largo.
Asegurar que la totalidad de los diarios argentinos tengan acceso al papel supone que todos los ciudadanos tengamos acceso a una información más plural, e implica defender los intereses de la mayoría por encima de los intereses de los grupos económicos concentrados.
Al mismo tiempo no queremos dejar de resaltar que el proyecto enviado al Congreso por el Poder Ejecutivo vuelve a poner en escena una vez más a lo público y al Estado en el rol de garante del bienestar general, distanciándose de las políticas privatizadoras que destruyeron al país y que actualmente siguen, permanecen y se expresan en las fracciones que se oponen a este proyecto, como se han opuesto a tantos otros que velaban por los intereses nacionales y que feliz e igualmente pudieron ser aprobados en esta etapa.
Esperamos que este proyecto pueda ser aprobado, porque la Argentina no es Clarín y La Nación, como alguien ha dicho sin sonrojarse. La Argentina es su pueblo, sus organizaciones, los millones de hombres y mujeres que trabajan y que están esperando que el silencio sea parte del pasado. (Aplausos.)
No importa porque, aunque han tratado de evitarlo, hoy estamos acá; los condenados al silencio durante décadas hoy tenemos un lugar y la oportunidad de seguir avanzando hacia una sociedad más justa y más democrática.
La aprobación del proyecto de ley para declarar de interés público la comercialización, la producción de papel de diario y su distribución en condiciones igualitarias es fundamental para avanzar en los derechos a la información y a la comunicación que tenemos todos los ciudadanos. Hoy esos derechos están gravemente restringidos a partir del monopolio que existe con el papel y del poder que han acumulado las empresas involucradas desde 1976 hasta la fecha.
La agenda de las organizaciones sociales se diferencia mucho de las que buscan fijar día a día estos diarios y que a su vez replican en los canales de televisión y en sus radios.
La enorme desigualdad que existe en la ciudad entre el norte próspero y el sur postergado no forma parte de la agenda de estos diarios, tampoco el desfinanciamiento de la salud y de la educación pública, que está llevando adelante el macrismo, ni tampoco las violaciones a los derechos humanos, por las que seguimos pidiendo verdad y justicia. Y así podemos seguir un rato largo.
Asegurar que la totalidad de los diarios argentinos tengan acceso al papel supone que todos los ciudadanos tengamos acceso a una información más plural, e implica defender los intereses de la mayoría por encima de los intereses de los grupos económicos concentrados.
Al mismo tiempo no queremos dejar de resaltar que el proyecto enviado al Congreso por el Poder Ejecutivo vuelve a poner en escena una vez más a lo público y al Estado en el rol de garante del bienestar general, distanciándose de las políticas privatizadoras que destruyeron al país y que actualmente siguen, permanecen y se expresan en las fracciones que se oponen a este proyecto, como se han opuesto a tantos otros que velaban por los intereses nacionales y que feliz e igualmente pudieron ser aprobados en esta etapa.
Esperamos que este proyecto pueda ser aprobado, porque la Argentina no es Clarín y La Nación, como alguien ha dicho sin sonrojarse. La Argentina es su pueblo, sus organizaciones, los millones de hombres y mujeres que trabajan y que están esperando que el silencio sea parte del pasado. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Gracias Laura Figueiredo de Proyecto Comunidad.
Convoco a Amalia Elíades, docente de la Universidad de La Plata.
Convoco a Amalia Elíades, docente de la Universidad de La Plata.
SR. PASINI Está en la Comisión de Tierras. Cuando finalice viene para acá.
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Entonces vamos a solicitar la presencia de Pedro Lanteri, integrante de FARCO, de la Radio la Voz de las Madres AM 530.
SR. LANTERI Hace poco tiempo estuvimos en este auditorio en circunstancias parecidas. En aquel entonces nos convocaba la ley de medios de comunicación audiovisual, y esto no es sino profundizar la democratización de la palabra que realmente estuvo prisionera, no de la dictadura militar, sino de la dictadura del capital.
Nosotros entendemos que la comunicación es un proceso integral que incluye todos los soportes: tecnológico, gráfico, audiovisual y digital. También entendemos que la concentración mediática hasta ahora integró un núcleo único bajo la propiedad de los mismos grupos económicos ligados al monopolio comunicacional.
Yo estoy así representando la radio de las Madres de Plaza de Mayo y a la vez integrando distintos colectivos que se fueron conformando en este compromiso por librarnos del yugo cultural, económico y de dependencia, fruto de años de la dictadura militar y del capital.
Desde FARCO, Foro Argentino de Radios Comunitarias, desde la coalición por una radiodifusión democrática que creo que estamos impulsando, debemos dar un salto para hablar ya no solamente de una radio de comunicación democrática, sino realmente de una comunicación democrática.
Todas estas organizaciones se pronunciaron con alegría a favor del tratamiento de este proyecto, básicamente teniendo como núcleo la declaración de interés público de la producción, comercialización y distribución de papel.
Después vamos a ver cómo la llevamos adelante. Pero bienvenidas todas aquellas iniciativas que apunten al mismo camino, tal como ocurrió con la ley de medios de comunicación audiovisual, donde los representantes del pueblo y de las provincias en su gran mayoría escucharon a su pueblo y a sus provincias. Y estas formas de participación democrática, superadora de aquel "voten y vuelvan a su casa", que nos sumió durante años en una participación democrática muy relativa, insisto en que recuperan a un actor central de nuestra política, que es el pueblo. Entonces no podemos menos que apoyar este proceder. Y como ayer lo dijo la presidenta, inclusive duplicando la apuesta, como le gusta hacerlo, llevando los foros a las provincias para recoger el aporte de todos aquellos que están a favor y en contra.
Ojalá se presenten los que están en contra, porque en la audiencia pública sobre medios de comunicación audiovisual muchos de ellos se hicieron solemnemente los pavotes e ignoraron la posibilidad de aportar sus conocimientos y sus posiciones, que seguramente hubieran enriquecido nuestros pobres conocimientos y nuestras posturas.
Hoy venimos a esta audiencia pública convocados para tratar dos proyectos que no quiero olvidar: el expediente 0024-pe-2010, relativo a declarar de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta de celulosa; y el expediente 6422-d-2010, autoría del diputado de Marchi, que propone llamar a licitación para proceder a la venta de acciones titularidad del Estado nacional en Papel Prensa.
Nuestra posición es firme: estamos de acuerdo en que se declare de interés público y estamos en contra de que el Estado pierda su posición dentro de Papel Prensa.
Una vez aclarada esta posición, y para no redundar en elementos que otros compañeros -y me refiero a compañeros no solamente de nuestra propia ideología, sino compañeros porque pertenecemos al mismo pueblo- ya han dicho, queremos explicar que hay falacias que están manejándose. Pero como bien dijeron los docentes de la universidad: la investigación y la memoria pueden más que el oportunismo.
Saludamos también la pérdida de temor a aparecer cuatro veces en la tapa de un diario y desparecer de la vida política Argentina. Lo saludamos. Bienvenido. No solamente por los representantes del pueblo del oficialismo sino también por aquellos de la oposición constructiva que dan muestras de una madurez política.
Se está mencionando mucho el inciso 3) del artículo 13 de la Convención Americana de los Derechos Humanos.
El tema de los derechos humanos a nosotros en particular nos compete desde hace muchos años en una lucha que llevan adelante las Madres y que acompañamos.
Ese artículo dice: "No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y circulación de ideas y opiniones".
¿Por qué se olvidan del abuso de controles "particulares"? ¿Acaso la posición dominante de los grupos Clarín y La Nación dentro de la masa societaria de Papel Prensa, y su forma tan particular de comercializar, no avanza contra ese artículo de la Convención Americana de Derechos Humanos? No hacen falta muchas interpretaciones. Está escrito.
A veces uno habla de artículos y no sabe el contenido. Nuestra posición como comunicadores es socializar la información. Algo que los medios concentrados no hacen.
Se habla del artículo 32 de nuestra Constitución Nacional que dice: "...no dictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta."
¿En qué parte de esta presentación de declarar de interés público la producción, comercialización y distribución de papel prensa se habla de restringir la libertad de imprenta?
Nosotros preguntamos con esta duda que tiene que ver con el razonamiento simple de las ollas, de la cocina o de los patios: ¿acaso no restringen la libertad de imprenta aquellos que no venden papel, aquellos que obligan a los diarios pequeños, medianos o que no tienen su ideología a acudir a la importación de papel a un costo que duplica el costo que ellos tienen en la adquisición de papel? ¿Eso no es restricción a la libertad de imprenta?
No venimos acá a hablar en contra de nadie. Venimos a hablar a favor. Así como lo hicimos con la ley de medios de comunicación audiovisual, venimos a hablar a favor de todos aquellos que quieren ejercer el derecho de expresarse libremente a través de la palabra escrita y que hoy día no lo pueden hacer. Pero no podemos soslayar algunos aspectos.
Por ejemplo, si Clarín no tuviese Papel Prensa gastaría 10 millones de dólares más por año por mayor precio. Además, en vez de pagar el papel a 90 o 120 días, como lo está pagando actualmente, pasaría a pagarlo al contado, como ellos exigen. Es decir, tendría una pérdida económica de 10 millones de pesos anuales, más una inmovilización en caja del stock, y un pago no financiado a otros.
Clarín también hace de financista en la comercialización de Papel Prensa, con lo cual suma 18 millones de dólares. Si no existiese Papel Prensa tal cual hoy en día está planteado, Clarín perdería 18,5 millones de dólares por año. Esto lo dijo Jorge Fontevecchia, hombre que no es santo de mi devoción, quien si algo puede hacer en sus medios escritos es vilipendiar y vituperar a nuestra organización y a quien habla. Pero cuando tiene razón, tiene razón. De eso se trata la libertad de expresión. Pero creo que él tiene otra posición, aunque no estoy seguro.
El artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos prohíbe que tanto el Estado como los privados pongan restricciones al consumo de papel. Tal como están las cosas hoy, una restricción abusiva de parte de Papel Prensa para aquellos que no son socios es una posición restrictiva. Nos oponemos a esto, por lo tanto, porque estamos violando los derechos humanos.
Creemos que el Estado tiene que estar dentro de la empresa, porque queremos reivindicar el rol del Estado. El Estado está allí justamente asegurando que las voces de los más débiles o de los que tienen menos posibilidades económicas se escuchen. Ese es el rol del Estado. Por supuesto que a muchos les conviene que no haya legislación, porque cuando esta no existe, el que gana es el que tiene más poder económico, básicamente. El Estado está ahí para regular y tutelar los derechos de los que menos tienen. No queremos que el Estado se vaya de Papel Prensa. Queremos que el Estado regule, declarando de interés público la producción de Papel Prensa, pero además con participación activa del Congreso nacional.
Que sea el Congreso de la Nación quien participe activamente en el contralor, porque queremos que la ley de medios de comunicación audiovisual, como la ley que nosotros apoyamos declarando de interés público la fabricación, comercialización y distribución de papel prensa, sea política de Estado y no de gobierno, que no signifique que el día de mañana cambie el color político del gobernante de turno y quieran volver todo para atrás.
Cuando el pueblo hace suya una legislación, no se puede volver atrás. Así ocurrió con la ley de medios de comunicación audiovisual. No es la ley K. ¿Alguien escuchó que es la ley K? No, es la ley de todos nosotros. Esperemos que esa ley no sólo se mantenga, sino que se profundice en el tiempo para que sea política de Estado, para que nuestro país pueda decir que somos políticamente maduros. No le tememos a la prensa y a la libertad, sino que la impulsamos, pero no la de los grandes medios económicos, sino toda.
La posición del colectivo que compone la AMD 530, la Voz de Las Madres, así como la Coalición por una Radiodifusión Democrática y FARCO, es aplaudir, alentar y aportar en cuanto sea posible para que este impulso y decisión política sean una realidad al corto tiempo.
Al mismo tiempo queremos pedir a nuestros representantes, tanto del pueblo como de las provincias, que no repitan el papelón que hicieron en ocasión de tratar la ley de medios de comunicación audiovisual, sino que tengan la grandeza de aportar su saber y conocimientos en beneficio de todos y no de un instrumento musical. (Aplausos.)
Nosotros entendemos que la comunicación es un proceso integral que incluye todos los soportes: tecnológico, gráfico, audiovisual y digital. También entendemos que la concentración mediática hasta ahora integró un núcleo único bajo la propiedad de los mismos grupos económicos ligados al monopolio comunicacional.
Yo estoy así representando la radio de las Madres de Plaza de Mayo y a la vez integrando distintos colectivos que se fueron conformando en este compromiso por librarnos del yugo cultural, económico y de dependencia, fruto de años de la dictadura militar y del capital.
Desde FARCO, Foro Argentino de Radios Comunitarias, desde la coalición por una radiodifusión democrática que creo que estamos impulsando, debemos dar un salto para hablar ya no solamente de una radio de comunicación democrática, sino realmente de una comunicación democrática.
Todas estas organizaciones se pronunciaron con alegría a favor del tratamiento de este proyecto, básicamente teniendo como núcleo la declaración de interés público de la producción, comercialización y distribución de papel.
Después vamos a ver cómo la llevamos adelante. Pero bienvenidas todas aquellas iniciativas que apunten al mismo camino, tal como ocurrió con la ley de medios de comunicación audiovisual, donde los representantes del pueblo y de las provincias en su gran mayoría escucharon a su pueblo y a sus provincias. Y estas formas de participación democrática, superadora de aquel "voten y vuelvan a su casa", que nos sumió durante años en una participación democrática muy relativa, insisto en que recuperan a un actor central de nuestra política, que es el pueblo. Entonces no podemos menos que apoyar este proceder. Y como ayer lo dijo la presidenta, inclusive duplicando la apuesta, como le gusta hacerlo, llevando los foros a las provincias para recoger el aporte de todos aquellos que están a favor y en contra.
Ojalá se presenten los que están en contra, porque en la audiencia pública sobre medios de comunicación audiovisual muchos de ellos se hicieron solemnemente los pavotes e ignoraron la posibilidad de aportar sus conocimientos y sus posiciones, que seguramente hubieran enriquecido nuestros pobres conocimientos y nuestras posturas.
Hoy venimos a esta audiencia pública convocados para tratar dos proyectos que no quiero olvidar: el expediente 0024-pe-2010, relativo a declarar de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta de celulosa; y el expediente 6422-d-2010, autoría del diputado de Marchi, que propone llamar a licitación para proceder a la venta de acciones titularidad del Estado nacional en Papel Prensa.
Nuestra posición es firme: estamos de acuerdo en que se declare de interés público y estamos en contra de que el Estado pierda su posición dentro de Papel Prensa.
Una vez aclarada esta posición, y para no redundar en elementos que otros compañeros -y me refiero a compañeros no solamente de nuestra propia ideología, sino compañeros porque pertenecemos al mismo pueblo- ya han dicho, queremos explicar que hay falacias que están manejándose. Pero como bien dijeron los docentes de la universidad: la investigación y la memoria pueden más que el oportunismo.
Saludamos también la pérdida de temor a aparecer cuatro veces en la tapa de un diario y desparecer de la vida política Argentina. Lo saludamos. Bienvenido. No solamente por los representantes del pueblo del oficialismo sino también por aquellos de la oposición constructiva que dan muestras de una madurez política.
Se está mencionando mucho el inciso 3) del artículo 13 de la Convención Americana de los Derechos Humanos.
El tema de los derechos humanos a nosotros en particular nos compete desde hace muchos años en una lucha que llevan adelante las Madres y que acompañamos.
Ese artículo dice: "No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y circulación de ideas y opiniones".
¿Por qué se olvidan del abuso de controles "particulares"? ¿Acaso la posición dominante de los grupos Clarín y La Nación dentro de la masa societaria de Papel Prensa, y su forma tan particular de comercializar, no avanza contra ese artículo de la Convención Americana de Derechos Humanos? No hacen falta muchas interpretaciones. Está escrito.
A veces uno habla de artículos y no sabe el contenido. Nuestra posición como comunicadores es socializar la información. Algo que los medios concentrados no hacen.
Se habla del artículo 32 de nuestra Constitución Nacional que dice: "...no dictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta."
¿En qué parte de esta presentación de declarar de interés público la producción, comercialización y distribución de papel prensa se habla de restringir la libertad de imprenta?
Nosotros preguntamos con esta duda que tiene que ver con el razonamiento simple de las ollas, de la cocina o de los patios: ¿acaso no restringen la libertad de imprenta aquellos que no venden papel, aquellos que obligan a los diarios pequeños, medianos o que no tienen su ideología a acudir a la importación de papel a un costo que duplica el costo que ellos tienen en la adquisición de papel? ¿Eso no es restricción a la libertad de imprenta?
No venimos acá a hablar en contra de nadie. Venimos a hablar a favor. Así como lo hicimos con la ley de medios de comunicación audiovisual, venimos a hablar a favor de todos aquellos que quieren ejercer el derecho de expresarse libremente a través de la palabra escrita y que hoy día no lo pueden hacer. Pero no podemos soslayar algunos aspectos.
Por ejemplo, si Clarín no tuviese Papel Prensa gastaría 10 millones de dólares más por año por mayor precio. Además, en vez de pagar el papel a 90 o 120 días, como lo está pagando actualmente, pasaría a pagarlo al contado, como ellos exigen. Es decir, tendría una pérdida económica de 10 millones de pesos anuales, más una inmovilización en caja del stock, y un pago no financiado a otros.
Clarín también hace de financista en la comercialización de Papel Prensa, con lo cual suma 18 millones de dólares. Si no existiese Papel Prensa tal cual hoy en día está planteado, Clarín perdería 18,5 millones de dólares por año. Esto lo dijo Jorge Fontevecchia, hombre que no es santo de mi devoción, quien si algo puede hacer en sus medios escritos es vilipendiar y vituperar a nuestra organización y a quien habla. Pero cuando tiene razón, tiene razón. De eso se trata la libertad de expresión. Pero creo que él tiene otra posición, aunque no estoy seguro.
El artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos prohíbe que tanto el Estado como los privados pongan restricciones al consumo de papel. Tal como están las cosas hoy, una restricción abusiva de parte de Papel Prensa para aquellos que no son socios es una posición restrictiva. Nos oponemos a esto, por lo tanto, porque estamos violando los derechos humanos.
Creemos que el Estado tiene que estar dentro de la empresa, porque queremos reivindicar el rol del Estado. El Estado está allí justamente asegurando que las voces de los más débiles o de los que tienen menos posibilidades económicas se escuchen. Ese es el rol del Estado. Por supuesto que a muchos les conviene que no haya legislación, porque cuando esta no existe, el que gana es el que tiene más poder económico, básicamente. El Estado está ahí para regular y tutelar los derechos de los que menos tienen. No queremos que el Estado se vaya de Papel Prensa. Queremos que el Estado regule, declarando de interés público la producción de Papel Prensa, pero además con participación activa del Congreso nacional.
Que sea el Congreso de la Nación quien participe activamente en el contralor, porque queremos que la ley de medios de comunicación audiovisual, como la ley que nosotros apoyamos declarando de interés público la fabricación, comercialización y distribución de papel prensa, sea política de Estado y no de gobierno, que no signifique que el día de mañana cambie el color político del gobernante de turno y quieran volver todo para atrás.
Cuando el pueblo hace suya una legislación, no se puede volver atrás. Así ocurrió con la ley de medios de comunicación audiovisual. No es la ley K. ¿Alguien escuchó que es la ley K? No, es la ley de todos nosotros. Esperemos que esa ley no sólo se mantenga, sino que se profundice en el tiempo para que sea política de Estado, para que nuestro país pueda decir que somos políticamente maduros. No le tememos a la prensa y a la libertad, sino que la impulsamos, pero no la de los grandes medios económicos, sino toda.
La posición del colectivo que compone la AMD 530, la Voz de Las Madres, así como la Coalición por una Radiodifusión Democrática y FARCO, es aplaudir, alentar y aportar en cuanto sea posible para que este impulso y decisión política sean una realidad al corto tiempo.
Al mismo tiempo queremos pedir a nuestros representantes, tanto del pueblo como de las provincias, que no repitan el papelón que hicieron en ocasión de tratar la ley de medios de comunicación audiovisual, sino que tengan la grandeza de aportar su saber y conocimientos en beneficio de todos y no de un instrumento musical. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Tiene la palabra la señora Rashid, integrante de la Mesa Nacional por la Igualdad.
SRA. RACHID Voy a leer, porque es el producto de una construcción colectiva que han elaborado referentes de varios movimientos sociales que componen la Mesa.
Hace algunos años, participamos varios de estos referentes en la audiencia pública por la ley de medios. En aquella oportunidad dijimos algo muy parecido a lo que venimos a compartir ahora. La comunicación es un derecho humano que el Estado debe tutelar y garantizar para todos los ciudadanos y ciudadanas.
Nos tomamos el trabajo de leer cuidadosamente el proyecto de ley y gran parte del extenso informe de Papel Prensa y tengo que decir que nos recorre un frío sudor por la espalda al sólo pensar que un solo representante del pueblo elegido democráticamente pueda -habiendo leído el informe o solo la prueba documental de sus anexos- defender el terrorismo de Estado ejercido en una de sus variantes.
Y aunque este proyecto está íntimamente relacionado a este tema, no vamos a hablar de la venta de Papel Prensa -que a nuestra opinión no sólo fue evidentemente fraudulenta, sino criminal-, ya que es un tema que esperamos muy pronto resuelva la Justicia.
Nos interesa traer la voz propia y colectiva de algunas organizaciones y federaciones que trabajan por la igualdad de nuestro país, producto de la vulneración de sus derechos como consecuencia, entre otras cosas, de la discriminación.
La Mesa Nacional por la Igualdad está integrada por referentes de federaciones y organizaciones de personas migrantes, refugiados, personas con discapacidad, personas viviendo con VHI sida, personas de diversidad étnica y religiosa, lesbianas, gays, bisexuales, trans, jóvenes, adultos mayores, mujeres afrodescendientes y otros grupos vulnerados por la discriminación y trabajando por la igualdad.
En este sentido, me gustaría compartir algunos extractos del plan nacional contra la discriminación que fue impulsado por decreto del ex presidente Néstor Kirchner en el año 2005, pero en cuya elaboración participaron cientos de organizaciones en todo el país, incluida las organizaciones de diversidad sexual, de las cuales tuve el honor de participar.
Dice el plan nacional: una de las características de la sociedad actual es la distintiva importancia que tienen los medios de comunicación masiva en la construcción de prácticas y representaciones.
Esto es así tanto que los especialistas la denominan sociedad de la información, aludiendo al poder que se les asigna al control de los medios de comunicación en las decisiones políticas económicas y culturales.
Es por eso que en 1980, la Conferencia General de la UNESCO aprobó el llamado informe McBride, denominado así por el presidente de la comisión, el irlandés John Bride, que proponía la construcción de un nuevo orden mundial de la información y la comunicación sobre la base de seis principios centrales:
Poner fin a los desequilibrios y desigualdades que caracterizan la situación en materia de comunicación.
Eliminar los efectos negativos de los monopolios públicos o privados de la concentración excesiva.
Suprimir los obstáculos internos y externos para una circulación libre, una discusión más amplia y mejor equilibrada.
Salvaguardar la identidad cultural y el derecho de cada nación a la opinión pública mundial sobre sus intereses, sus aspiraciones y sus valoraciones sociales y culturales.
Reconocer el derecho de todos los pueblos a participar en los intercambios internacionales de información sobre la base de la equidad, la justicia y su interés mutuo.
Respaldar el derecho del público de grupos étnicos y sociales y de los individuos a acceder a la fuente de información y a participar activamente en los procesos de comunicación.
Entre las recomendaciones de la comisión cabe destacar que para estos propósitos es esencial el desarrollo comprensivo de políticas nacionales de comunicación ligadas al conjunto de los objetivos de desarrollo social, económico y cultural. Tales políticas deben prever amplias consultas con todos los sectores involucrados y adecuar los mecanismos para la participación conjunta de grupos sociales organizados en su definición e implementación.
Luego el neoliberalismo que caracterizó los años 90 reorientó los debates sobre la comunicación hacia la libertad de prensa, entendida fundamentalmente como libertad de empresa, impulsado por los grandes conglomerados multimedias, que hoy concentran las nuevas tecnologías de información y comunicación, apoyados por la convergencia digital que insumieran los elementos antes existentes en los diferentes medios, radio, televisión y prensa escrita e incluso en los diferentes sectores: telecomunicaciones, informática y comunicación de masa.
La sociedad en su conjunto, la sociedad civil organizada y algunos gobiernos nacionales, que intentan recuperar su capacidad de decisión en estos temas, no han abandonado la lucha por la democratización de la información y la comunicación frente a una trasnacionalización comercial cada día mayor del espacio mediático que reactualiza el dilema: ¿la comunicación es un rubro más del mercado o es un derecho humano? Y sobre este dilema nuestra posición es clara. La comunicación y la información son derechos humanos que hacen al ejercicio de la democracia. Entonces el acceso a estos derechos es claramente de interés público y debe ser garantizado y tutelado por el Estado.
Si hay algo que tenemos en claro los grupos vulnerados por la discriminación es que cada medio adscribe a una obligación política ideológica que impregna no sólo los editoriales, sino los contenidos, creando la ilusión de objetividad informativa, que en realidad es equívoca, puesto que se trata de una elección consciente.
El referente consultado, los temas y datos elegidos avalan la postura editorial en ciertos temas ligados a los intereses corporativos del sector y la manipulación de la información es muy ostensible.
Más allá de alguna noticia en la que logramos captar la atención de algunos medios, generalmente a partir de la creación de algún circo mediático que amerite su difusión, nuestras voces pocas veces están en los medios masivos de comunicación. Nuestros referentes no son convocados a opinar salvo desde el lugar de lo exótico y del gran interés que nos es casi siempre ajeno.
Los grupos vulnerados por la discriminación son exhibidos con psicólogos, psiquiatras, médicos, sacerdotes, sociólogos, filósofos y/o abogados para hablar por nosotros y de nosotros, reservándonos a veces el lugar del testimonio del objeto de estudio o de lo extraño.
Ser escuchado es un derecho humano. Encontrarse en las voces de otros es un derecho humano. Mostrar la diversidad de la sociedad nos enriquece y nos fortalece, hace a la construcción de la personalidad y de la entidad de las personas. Pero a pocos medios les interesa mostrar la diversidad desde el lugar de lo legítimo y valioso, y no desde lo curioso o el chiste.
En general nuestras familias no se ven en las series ni en las películas de ficción, salvo para contar alguna historia sórdida o extravagante. Nosotros y nosotras nos enamoramos, tenemos familia, nuestros hijos e hijas van a la escuela, contamos con encuentros y desencuentros afectivos, problemas económicos y de diván. Pero nuestras voces, la de inmigrantes, afrodescendientes, personas con discapacidad, entre otros, son en general hechas invisibles y silenciadas por medios que no responden ni siquiera a las mayorías, sino a los intereses de una minoría generada a través de esto parámetros de normalidad y necesidad que les son política y financieramente convenientes.
Es innegable la capacidad de manipulación en la información de la llamada opinión pública para beneficio de los intereses económicos e ideológicos. Y esto con la consecuente concentración de poder que implica.
La aprobación de la ley sobre el derecho a matrimonio, por ejemplo, fue posible gracias al compromiso de muchas organizaciones sociales y de los partidos políticos de casi todos los sectores. Fue posible también por el compromiso de un gobierno nacional que se enfrentó a los sectores que pretendieran excluirnos del derecho a la igualdad. Fue posible gracias al compromiso de la sociedad en su conjunto, sus referentes culturales, académicos, gremiales y estudiantiles. Fue posible gracias al trabajo de cientos de activistas en todo el país. Pero también en alguna medida fue posible porque el grupo Clarín no se opuso al reclamo, como sí ocurrió por ejemplo con las retenciones móviles.
Y aunque agradezco la suerte de que así haya sido con el derecho al matrimonio, sinceramente quiero vivir en una sociedad en donde la opinión de una empresa o de un sector económico no sea relevante a la hora del reconocimiento de los derechos humanos o de la redistribución de la riqueza.
Es claro y además innegable -como señala el proyecto- que controlar el papel para diario, insumo esencial de la prensa libre, es controlar la información. Y el control de la información y de la comunicación, en tanto derechos humano, no puede estar en manos de un sector económico.
Por eso me parece importante convocarnos, alejar la hipocresía o dejar la especulación política de lado, cuando se presenta a la sociedad este tema como un problema entre Clarín y el gobierno. Todos y todas sabemos que el grupo Clarín, entre otros, no es un problema de Néstor Kirchner ni del gobierno ni del oficialismo. El grupo Clarín, utilizándolo como paradigma de los monopolios de comunicación, y ahora también agregaría como partícipe del terrorismo de Estado, es un problema para todos los argentinos y argentinas.
Ya es indignante ver como todos los debates parlamentarios están cruzados por la especulación política de quienes son capaces de votar en contra de sus propias banderas históricas solo por no permitir, por ejemplo, que los recursos del Estado sean administrados por quienes fueron votados democráticamente para hacerlo o para perjudicar a quienes producto de la democracia hoy ejercen el Poder Ejecutivo y la administración pública.
Hemos sido testigos presenciales de cómo esto sucedía con algunos sectores en el debate del matrimonio igualitario. Pero también como ciudadanos y ciudadanas lo hemos visto en el debate por los fondos de las AFJP y en la estatización de Aerolíneas Argentinas, entre tantos otros.
Les pedimos y reclamamos a nuestros representantes del Poder Legislativo que no especulen a costa de la democracia, los derechos y la felicidad de los argentinos y argentinas.
La venta discriminada de Papel Prensa, o diría más allá, su acceso no tutelado del Estado obstaculiza la verdadera democracia, la verdadera libertad de expresión, concentrando y homogenizando además un discurso que discrimina y estigmatiza a las diversidades.
Como dijimos, la comunicación y la información son derechos humanos íntimamente relacionados al ejercicio de la democracia, no son una actividad comercial y económica del libre mercado, y el Estado debe garantizar que así sea.
Dice el proyecto que hoy tenemos una democracia tutelada desde los intereses de quienes controlan el papel. Es cierto, ¿pero hasta qué punto se puede pensar en la existencia de tal entelequia? ¿La democracia es democracia si está siendo tutelada por quienes controlan el papel?
A la democracia hay que defenderla en todas sus aristas y no sólo en la política, pues en caso contrario no es una verdadera democracia. Esto quiero decir que todavía los argentinos estamos librando las últimas batallas por una verdadera democracia.
En este sentido, para promover un modelo comunicacional y cultural que respete y celebre la democracia y la diversidad es necesario garantizar el acceso democrático a los medios de producción de esa comunicación e información.
Esperamos que esta nueva ley, seguramente bastardeada por los intereses de los poderosos de siempre y de quienes responden a ellos, permita que surjan nuevos medios gráficos y nuevas voces. El respeto a la diversidad no es compatible con monopolios que concentran la comunicación y hegemonizan los discursos. Y la diversidad no es un dato nuevo de nuestra sociedad, es una característica de nuestro país que se nutrió de inmigrantes y refugiados. Entenderlo así nos debe permitir construir los canales de comunicación y la democratización de su acceso para que se exprese el pluralismo social y cultural que históricamente nos caracterizó como país.
Estamos convencidos de que la Argentina será un país mucho mejor si defendemos y profundizamos la democracia, y en el mismo sentido, si permitimos la expresión de las diversidades. Celebramos el poder estar hoy acá defendiendo una parte de la construcción de esa posibilidad. (Aplausos.)
Hace algunos años, participamos varios de estos referentes en la audiencia pública por la ley de medios. En aquella oportunidad dijimos algo muy parecido a lo que venimos a compartir ahora. La comunicación es un derecho humano que el Estado debe tutelar y garantizar para todos los ciudadanos y ciudadanas.
Nos tomamos el trabajo de leer cuidadosamente el proyecto de ley y gran parte del extenso informe de Papel Prensa y tengo que decir que nos recorre un frío sudor por la espalda al sólo pensar que un solo representante del pueblo elegido democráticamente pueda -habiendo leído el informe o solo la prueba documental de sus anexos- defender el terrorismo de Estado ejercido en una de sus variantes.
Y aunque este proyecto está íntimamente relacionado a este tema, no vamos a hablar de la venta de Papel Prensa -que a nuestra opinión no sólo fue evidentemente fraudulenta, sino criminal-, ya que es un tema que esperamos muy pronto resuelva la Justicia.
Nos interesa traer la voz propia y colectiva de algunas organizaciones y federaciones que trabajan por la igualdad de nuestro país, producto de la vulneración de sus derechos como consecuencia, entre otras cosas, de la discriminación.
La Mesa Nacional por la Igualdad está integrada por referentes de federaciones y organizaciones de personas migrantes, refugiados, personas con discapacidad, personas viviendo con VHI sida, personas de diversidad étnica y religiosa, lesbianas, gays, bisexuales, trans, jóvenes, adultos mayores, mujeres afrodescendientes y otros grupos vulnerados por la discriminación y trabajando por la igualdad.
En este sentido, me gustaría compartir algunos extractos del plan nacional contra la discriminación que fue impulsado por decreto del ex presidente Néstor Kirchner en el año 2005, pero en cuya elaboración participaron cientos de organizaciones en todo el país, incluida las organizaciones de diversidad sexual, de las cuales tuve el honor de participar.
Dice el plan nacional: una de las características de la sociedad actual es la distintiva importancia que tienen los medios de comunicación masiva en la construcción de prácticas y representaciones.
Esto es así tanto que los especialistas la denominan sociedad de la información, aludiendo al poder que se les asigna al control de los medios de comunicación en las decisiones políticas económicas y culturales.
Es por eso que en 1980, la Conferencia General de la UNESCO aprobó el llamado informe McBride, denominado así por el presidente de la comisión, el irlandés John Bride, que proponía la construcción de un nuevo orden mundial de la información y la comunicación sobre la base de seis principios centrales:
Poner fin a los desequilibrios y desigualdades que caracterizan la situación en materia de comunicación.
Eliminar los efectos negativos de los monopolios públicos o privados de la concentración excesiva.
Suprimir los obstáculos internos y externos para una circulación libre, una discusión más amplia y mejor equilibrada.
Salvaguardar la identidad cultural y el derecho de cada nación a la opinión pública mundial sobre sus intereses, sus aspiraciones y sus valoraciones sociales y culturales.
Reconocer el derecho de todos los pueblos a participar en los intercambios internacionales de información sobre la base de la equidad, la justicia y su interés mutuo.
Respaldar el derecho del público de grupos étnicos y sociales y de los individuos a acceder a la fuente de información y a participar activamente en los procesos de comunicación.
Entre las recomendaciones de la comisión cabe destacar que para estos propósitos es esencial el desarrollo comprensivo de políticas nacionales de comunicación ligadas al conjunto de los objetivos de desarrollo social, económico y cultural. Tales políticas deben prever amplias consultas con todos los sectores involucrados y adecuar los mecanismos para la participación conjunta de grupos sociales organizados en su definición e implementación.
Luego el neoliberalismo que caracterizó los años 90 reorientó los debates sobre la comunicación hacia la libertad de prensa, entendida fundamentalmente como libertad de empresa, impulsado por los grandes conglomerados multimedias, que hoy concentran las nuevas tecnologías de información y comunicación, apoyados por la convergencia digital que insumieran los elementos antes existentes en los diferentes medios, radio, televisión y prensa escrita e incluso en los diferentes sectores: telecomunicaciones, informática y comunicación de masa.
La sociedad en su conjunto, la sociedad civil organizada y algunos gobiernos nacionales, que intentan recuperar su capacidad de decisión en estos temas, no han abandonado la lucha por la democratización de la información y la comunicación frente a una trasnacionalización comercial cada día mayor del espacio mediático que reactualiza el dilema: ¿la comunicación es un rubro más del mercado o es un derecho humano? Y sobre este dilema nuestra posición es clara. La comunicación y la información son derechos humanos que hacen al ejercicio de la democracia. Entonces el acceso a estos derechos es claramente de interés público y debe ser garantizado y tutelado por el Estado.
Si hay algo que tenemos en claro los grupos vulnerados por la discriminación es que cada medio adscribe a una obligación política ideológica que impregna no sólo los editoriales, sino los contenidos, creando la ilusión de objetividad informativa, que en realidad es equívoca, puesto que se trata de una elección consciente.
El referente consultado, los temas y datos elegidos avalan la postura editorial en ciertos temas ligados a los intereses corporativos del sector y la manipulación de la información es muy ostensible.
Más allá de alguna noticia en la que logramos captar la atención de algunos medios, generalmente a partir de la creación de algún circo mediático que amerite su difusión, nuestras voces pocas veces están en los medios masivos de comunicación. Nuestros referentes no son convocados a opinar salvo desde el lugar de lo exótico y del gran interés que nos es casi siempre ajeno.
Los grupos vulnerados por la discriminación son exhibidos con psicólogos, psiquiatras, médicos, sacerdotes, sociólogos, filósofos y/o abogados para hablar por nosotros y de nosotros, reservándonos a veces el lugar del testimonio del objeto de estudio o de lo extraño.
Ser escuchado es un derecho humano. Encontrarse en las voces de otros es un derecho humano. Mostrar la diversidad de la sociedad nos enriquece y nos fortalece, hace a la construcción de la personalidad y de la entidad de las personas. Pero a pocos medios les interesa mostrar la diversidad desde el lugar de lo legítimo y valioso, y no desde lo curioso o el chiste.
En general nuestras familias no se ven en las series ni en las películas de ficción, salvo para contar alguna historia sórdida o extravagante. Nosotros y nosotras nos enamoramos, tenemos familia, nuestros hijos e hijas van a la escuela, contamos con encuentros y desencuentros afectivos, problemas económicos y de diván. Pero nuestras voces, la de inmigrantes, afrodescendientes, personas con discapacidad, entre otros, son en general hechas invisibles y silenciadas por medios que no responden ni siquiera a las mayorías, sino a los intereses de una minoría generada a través de esto parámetros de normalidad y necesidad que les son política y financieramente convenientes.
Es innegable la capacidad de manipulación en la información de la llamada opinión pública para beneficio de los intereses económicos e ideológicos. Y esto con la consecuente concentración de poder que implica.
La aprobación de la ley sobre el derecho a matrimonio, por ejemplo, fue posible gracias al compromiso de muchas organizaciones sociales y de los partidos políticos de casi todos los sectores. Fue posible también por el compromiso de un gobierno nacional que se enfrentó a los sectores que pretendieran excluirnos del derecho a la igualdad. Fue posible gracias al compromiso de la sociedad en su conjunto, sus referentes culturales, académicos, gremiales y estudiantiles. Fue posible gracias al trabajo de cientos de activistas en todo el país. Pero también en alguna medida fue posible porque el grupo Clarín no se opuso al reclamo, como sí ocurrió por ejemplo con las retenciones móviles.
Y aunque agradezco la suerte de que así haya sido con el derecho al matrimonio, sinceramente quiero vivir en una sociedad en donde la opinión de una empresa o de un sector económico no sea relevante a la hora del reconocimiento de los derechos humanos o de la redistribución de la riqueza.
Es claro y además innegable -como señala el proyecto- que controlar el papel para diario, insumo esencial de la prensa libre, es controlar la información. Y el control de la información y de la comunicación, en tanto derechos humano, no puede estar en manos de un sector económico.
Por eso me parece importante convocarnos, alejar la hipocresía o dejar la especulación política de lado, cuando se presenta a la sociedad este tema como un problema entre Clarín y el gobierno. Todos y todas sabemos que el grupo Clarín, entre otros, no es un problema de Néstor Kirchner ni del gobierno ni del oficialismo. El grupo Clarín, utilizándolo como paradigma de los monopolios de comunicación, y ahora también agregaría como partícipe del terrorismo de Estado, es un problema para todos los argentinos y argentinas.
Ya es indignante ver como todos los debates parlamentarios están cruzados por la especulación política de quienes son capaces de votar en contra de sus propias banderas históricas solo por no permitir, por ejemplo, que los recursos del Estado sean administrados por quienes fueron votados democráticamente para hacerlo o para perjudicar a quienes producto de la democracia hoy ejercen el Poder Ejecutivo y la administración pública.
Hemos sido testigos presenciales de cómo esto sucedía con algunos sectores en el debate del matrimonio igualitario. Pero también como ciudadanos y ciudadanas lo hemos visto en el debate por los fondos de las AFJP y en la estatización de Aerolíneas Argentinas, entre tantos otros.
Les pedimos y reclamamos a nuestros representantes del Poder Legislativo que no especulen a costa de la democracia, los derechos y la felicidad de los argentinos y argentinas.
La venta discriminada de Papel Prensa, o diría más allá, su acceso no tutelado del Estado obstaculiza la verdadera democracia, la verdadera libertad de expresión, concentrando y homogenizando además un discurso que discrimina y estigmatiza a las diversidades.
Como dijimos, la comunicación y la información son derechos humanos íntimamente relacionados al ejercicio de la democracia, no son una actividad comercial y económica del libre mercado, y el Estado debe garantizar que así sea.
Dice el proyecto que hoy tenemos una democracia tutelada desde los intereses de quienes controlan el papel. Es cierto, ¿pero hasta qué punto se puede pensar en la existencia de tal entelequia? ¿La democracia es democracia si está siendo tutelada por quienes controlan el papel?
A la democracia hay que defenderla en todas sus aristas y no sólo en la política, pues en caso contrario no es una verdadera democracia. Esto quiero decir que todavía los argentinos estamos librando las últimas batallas por una verdadera democracia.
En este sentido, para promover un modelo comunicacional y cultural que respete y celebre la democracia y la diversidad es necesario garantizar el acceso democrático a los medios de producción de esa comunicación e información.
Esperamos que esta nueva ley, seguramente bastardeada por los intereses de los poderosos de siempre y de quienes responden a ellos, permita que surjan nuevos medios gráficos y nuevas voces. El respeto a la diversidad no es compatible con monopolios que concentran la comunicación y hegemonizan los discursos. Y la diversidad no es un dato nuevo de nuestra sociedad, es una característica de nuestro país que se nutrió de inmigrantes y refugiados. Entenderlo así nos debe permitir construir los canales de comunicación y la democratización de su acceso para que se exprese el pluralismo social y cultural que históricamente nos caracterizó como país.
Estamos convencidos de que la Argentina será un país mucho mejor si defendemos y profundizamos la democracia, y en el mismo sentido, si permitimos la expresión de las diversidades. Celebramos el poder estar hoy acá defendiendo una parte de la construcción de esa posibilidad. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Gracias María Rachid que vino como integrante de la Mesa Nacional por la Igualdad.
Le voy a solicitar a Nahum Mirad, presidente de DyPRA, Diarios y Periódicos Regionales Argentinos que se acerque para hacer uso de la palabra.
Le voy a solicitar a Nahum Mirad, presidente de DyPRA, Diarios y Periódicos Regionales Argentinos que se acerque para hacer uso de la palabra.
SR. NAHUM MIRAD Señores diputados y señoras diputadas de la nación, señores colaboradores de los legisladores, autoridades presentes, colegas, representantes de empresas periodísticas, estimados comunicadores: desde el centenar de diarios y periódicos reunidos en DyPRA sostenemos que la decisión de la presidenta de la Nación de enviar a este Parlamento un proyecto de ley sobre el papel para periódicos abre una oportunidad histórica para que todos los argentinos -tanto para quienes comunicamos utilizando la noble herramienta de la prensa escrita, desde entidades sin fines de lucro y empresas comerciales, como para quienes nos conectamos e integramos socialmente como lector- podamos debatir el tema.
Sostenemos que estamos parados ante la oportunidad de debatir, comprender y exponer ante el pueblo una situación por de más de compleja que no admite lectura superficiales ni maniqueas. La visión que tenemos que admitir es la de los diarios regionales, la del interior y los del interior del interior. Porque si algo se benefició con la transferencia de acciones de la planta de Papel Prensa en 1957 fueron tres medios capitalinos, cuya integración vertical les permitió consolidar una posición dominante en el mercado de periódicos durante más de treinta años.
¿Qué entendemos por posición dominante? Es el poder de incidir sobre las condiciones estructurales que favorecen las dos estrategias centrales antes mencionadas de los medios de comunicación comerciales: lucrar e influir. Ambos aspectos están a su vez mutuamente relacionados. Esta es una de las claves con las cuales pensamos que debe interpretarse el proyecto de declarar un insumo, como es el papel para periódico, como de interés público. Y creemos imperioso legislar sobre la materia.
No hace falta ser un experto economista para comprender que una empresa con su principal insumo garantizado en cuanto a aprovisionamiento, precio, calidad, financiamiento, etcétera, será tanto más próspera y tendrá mayor capacidad para planificar su desarrollo, que otra cuyo insumo es procurado de una manera absolutamente inestable.
Desde DyPRA decimos que la situación generada con el papel para periódicos desde 1977 en Argentina definió tanto un modelo de mercado concentrado, donde hubo claros ganadores y perdedores por razones que no dependen exclusivamente de sus propias capacidades -como se hizo hincapié-, como un modelo comunicacional centralizado desde la Ciudad de Buenos Aires, donde algunos decires contaron con mayores posibilidades de amplificación y donde muchos otros fueron callados.
Una idea cabal de esto la da el discurso inaugural de la planta Papel Prensa el 26 de septiembre de 1978, donde Videla dejó expuesta la estrategia de medios al decir que a veces es indispensable callar y la prudencia de un silencio cuando está en juego el bienestar común.
¿Cuáles fueron los beneficios de esta ventaja estructural para los medios propietarios de Papel Prensa? Algo se adelantó desde este mismo estrado.
Para el caso de Clarín, cito nuevamente a Jorge Fontevecchia, director del diario Perfil, quien dijo: "Si Clarín no tuviera Papel Prensa gastaría 10 millones de dólares más en papel por año por mayor precio. Pero además tendría que tener un stock de dos meses más de papel que hoy no necesita, porque siendo el dueño de la única fábrica papelera no precisa cubrirse frente a la falta de provisión, así como debemos hacer el resto de los periódicos." Continúa: "Dos meses de 17 mil toneladas, a 500 dólares cada una, son otros 8,5 millones de dólares que debería tener inmovilizados."
Sigue diciendo:"Además, Clarín en lugar de pagar el papel a 90 y 120 días, como hoy se lo cobra Papel Prensa, pasaría a pagar al contado (o a inmovilizar créditos en cartas de crédito). Tres meses y medio de crédito de consumo de papel equivale a pagar anticipadamente otras 30 mil toneladas, que a 500 dólares cada una suman otros 15 millones de dólares."
Y luego agrega: "En síntesis, habría una pérdida económica de 10 millones de dólares anuales por mayor precio, más una inmovilización de caja por mayor stock y pago no financiado de otros 18,5 millones de dólares."
Finalmente concluye: "En total, un primer año de Clarín sin que existiera Papel Prensa le quitaría 28,5 millones de dólares."
Mientras tanto, la otra historia, la de los diarios que venimos a representar, indicará que tras treinta años de este esquema, los diarios regionales debieron vender su propiedad a grupos económicos con capacidad de compra, debieron transferirla, debieron endeudarse. También otros se cooperativizaron tras quebrar, sobrevivieron a duras penas sin poder agregar páginas, tuvieron que diversificarse, sacar contenidos, suplementos o directamente cerrar.
Mirándolo del otro lado del mostrador: ¿cuáles son o cómo son estas condiciones estructurales de las que hablamos para los diarios que no tienen la propiedad de Papel Prensa? La existencia de medios regionales de alcance local o zonal, muchos de ellos centenarios, como bien señalaban algunos oradores precedentes, permaneció invisibilizada hasta no hace mucho tiempo atrás, incluso para el propio gobierno nacional. Pero su aporte al desarrollo comunitario y a las economías regionales es incuestionable sobre todo para los que venimos del interior y comprendemos la importancia de estos periódicos.
Sin ir más lejos, el debate sobre la distribución de las pautas publicitarias del Estado, en agenda parlamentaria para estos días, necesariamente debe interpretar y reconocer esta notoria postergación.
Según sostiene el constitucionalista cordobés Julio Miguel Rodríguez Villafañe, en el país hay cientos de diarios y periódicos.
Hablábamos de un número cercano a los dos mil diarios y revistas organizadas como pequeñas y medianas empresas comerciales, pymes o cooperativas.
Estas publicaciones, productos del esfuerzo por superar la concentración, le dan voz a diferentes problemáticas, sectores sociales, barrios, localidades, ciudades y regiones del país.
También ayudan a preservar identidades culturales y garantizan que se puedan ejercer derechos humanos básicos, como el de la información, la comunicación, la educación, recreación, salud, participación democrática, control de gestión gubernamental y dinamizan a su vez la economía del lugar, de la región, de su lugar de pertenencia.
Decía algún panelista que me precedía que sobre el derecho a la información van los otros derechos. Hoy es impensable poder ejercer cabalmente el derecho a la salud si no hay información sobre las distintas enfermedades, epidemias y a su vez sobre las formas de prevención. Es imposible garantizar el derecho al trabajo si uno no sabe que hay un corte en una autopista y va a llegar tarde al trabajo y tiene que tomar sus previsiones.
Los medios de comunicación en la sociedad actual se transformaron, y cada vez lo van haciendo con más fuerza, en garantes o en puertas de acceso a poder ejercer los otros medios. Esta es una cuestión notoria que hay que ponerla sobre la mesa.
Hay otro tema, que es un poco sobre lo que veníamos hablando. Los medios regionales hacen un fuerte apoyo al desarrollo regional.
Se debe tener presente que muchos negocios o empresas locales no tienen la capacidad económica o la necesidad de publicar en grandes medios nacionales los bienes o servicios que ofrecen. De no existir medios locales, no podrían hacerse conocer o lo tendrían que efectuar abonando montos innecesarios.
Si bien la mayoría de los pequeños y medianos medios gráficos locales no están auditados en su circulación por ningún institución o consultora, con un simple relevamiento en los kioscos locales, podemos determinar que entre un 85 y 90 por ciento de los periódicos que se venden en el interior del país corresponden a medios locales, regionales o de la zona. Solamente un 10 o 15 por ciento de periódicos que se venden en el interior corresponden a los medios de la región capital. Este es un dato bastante interesante.
Como se dijo anteriormente, a partir de la devaluación del 2002, y de un día para el otro, el papel para periódico nacional producido en el país por Papel Prensa pasó de costar 500 a 2000 mil dólares la tonelada. Para evitar su quiebra, centenares de publicaciones locales se vieron obligadas a ajustar, reduciendo a la mitad el papel que compraban y por ende la entrega de contenido. Desde entonces a la fecha, Papel Prensa aumentó el papel para periódico en más de un 400 por ciento, mientras que los dos únicos ingresos de los diarios locales apenas crecieron poco más del cien por ciento o 150 por ciento. Estamos hablando del precio de tapa y del precio de centímetro de publicidad.
Según informaciones periodísticas, el precio de tonelada de papel nacional varía. Papel Prensa lo vende en la actualidad a 635 dólares, pero a Clarín y La Nación le costarían unos 520 dólares. No obstante, nos parece adecuado que este dato se informe efectivamente, algo que tiene que hacer el gobierno nacional, ya que no tenemos una información fehaciente de cuál es el precio al que compran Clarín y La Nación.
El precio de papel importado oscila, se va acomodando a las distintas condiciones de mercado, pero casi siempre suele ser más caro que el papel de producción nacional. En la actualidad se consigue entre 650 y 850 dólares, dependiendo de la capacidad de compra, si se puede obtener volumen.
Hace un año y medio, al momento de constituirse nuestra entidad, DyPRA, el costo del papel importado estaba por encima de los mil dólares por tonelada.
Hoy el consumo total del papel para periódicos en el país oscila entre 220 y 270 mil toneladas por año. En estos últimos años fue variando. El 75 por ciento de este mercado -es decir, 175 mil toneladas- lo abastece Papel Prensa. Según datos del propio Clarín, de esas 175 mil toneladas, 120 mil las usan Clarín y La Nación, y el resto -lo que queda- debe importarse.
Otro dato para mencionar es que en la actualidad se importa sin arancel. Debido a los ciclos de precios, a veces el papel importado es más barato que el de producción nacional. Es en estos momentos donde la disponibilidad de lo producido por Papel Prensa se flexibiliza y los diarios que no tienen cupo pueden acceder a comprarle. Estos buenos precios internacionales que ocurren cada ciclos, o que aparecen de vez en cuando, pueden obtenerse cuando se negocian grandes cantidades, porque uno de los argumentos que ponen fundamentalmente las empresas propietarias de Papel Prensa es que como no hay arancel para importar -el arancel para importar es cero- hay buenos precios internacionales, pero el tema es ver quién accede a esos buenos precios internacionales.
A estos se puede llegar cuando se negocian grandes cantidades, cuestión que está lejos de ser la de periódicos que venden dos o tres mil diarios en poblaciones de cuarenta mil habitantes, lo que es frecuente. No obstante la pequeñez ante los ojos de las grandes urbes, la sumatoria de estos periódicos conforma una verdadera red informativa con un profundo anclaje en las comunidades del interior. Esta red, lejos de poder adaptarse a las altas y bajas de precios internacionales, termina imprimiendo sobre el papel que consiguen a las condiciones de mercadeo imperantes.
Un ejemplo de un medio asociado a la identidad, que creo que va a estar exponiendo aquí en el Congreso, es un diario de Villa María, una empresa cooperativa, con una tirada de seis mil ejemplares. Es el periódico más importante de la cuenca lechera cordobesa. Los villamarienses leyeron su periódico impreso sobre papel chileno, ruso, canadiense, estadounidense e incluso hasta chino.
A diferencia de un diario grande o mediano, de estos 170 diarios que son atendidos por Papel Prensa o que pueden importar a poco más de 500 dólares la tonelada, la definición sobre qué soporte imprimir un periódico chico o un diario pequeño no es una definición estratégica basada en costos o en su proyección comercial, sino que es la siguiente: imprimamos donde se pueda o en lo que consigamos.
Hay un dato más. ¿Qué tipo de información es la que tienden a no agregar o recortar los periódicos que tienen restringida la cantidad de material entregado por no contar con papel o no poder agregar páginas? Generalmente por su firme inserción comunitaria en sus ciudades o regiones de origen, termina recortándose la información nacional. Es decir que se pierde de mirar al país, se pierde la mirada del país en su generalidad, sus avances y la problemática con los ojos del lugar de pertenencia. Esa mirada se reemplaza por las de los medios capitalinos, que también, como decíamos antes, es la de la región autónoma de la Ciudad de Buenos Aires. Son diarios regionales; de la región capital. Se afecta así también la construcción simbólica de un país desde y para cada aldea. Se impacta sobre la posibilidad de construir un verdadero federalismo y se acentúa el relato construido desde el puerto.
Al comienzo decíamos que las funciones de los periódicos es lucrar e influir. Se influye a nivel de contenidos desde la Capital Federal hacia el interior, pero también se lucra en el mismo sentido. Aún vendiendo nueve diarios contra uno a favor de los medios del interior como lo decíamos antes, la sumatoria de la pauta publicitaria de los medios gráficos del interior está lejos de ser la sumatoria de la pauta que reciben los medios de la región capital, incluso contando la pauta oficial.
Quiero dar un ejemplo, entre tantos otros, de las influencia de los medios capitalinos en los diarios del conurbano bonaerense. Clarín a través de sus suplementos zonales ha dejado en una situación de desventaja a las publicaciones de alcance zonal; desde el diario Infosur de Florencio Varela informan que Clarín sacó hace un año un suplemento zonal que abarca este municipio junto a Quilmes y Berazategui. Se hizo imposible para esa publicación acceder a la publicidad de grandes firmas a la que accedían antes de esto, que tenían interés de anunciar en una zona que es bastante poblada.
La alternativa de anunciantes de influencia nacional tanto oficial como privada que hasta hace algunos años representaba un ingreso con el que podían hacer una diferencia estos medios nacionales, se terminó a partir de un mito que la propia influencia de estos diarios editados en Capital Federal, mal llamados nacionales, impusieron a los planificadores de medios, diciendo que pautando con estos diarios se llega a todo el país.
El tema de papel prensa para periódicos no es un tema emergente de esta coyuntura, aunque se haya instalado -como también se dijo-, se está debatiendo, lo estamos debatiendo en el Congreso porque hoy aparecen las condiciones políticas para poder debatirlo.
Para terminar de comprender sobre qué situación estamos parados los medios regionales y sobre la que se debe intervenir es necesario retroceder -y le pido un poquito de paciencia- algunos años para atrás.
En 1969 el gobierno de facto de Onganía impulsó un proyecto de sustitución de importaciones de papel prensa cuyo consumo ha provocado persistente drenaje de divisas en el país y la gesta histórica de las editoriales nacionales.
Con el fin de financiar la participación del Estado nacional como impulsor del proyecto, el gobierno estableció durante una década un impuesto del diez por ciento a la importación del papel. Sin producción nacional de papel ese impuesto lo pagaron todos y cada uno de los diarios del país, y a su vez lo hicieron los lectores y los anunciantes publicitarios. Es decir que el aporte lo hizo la comunidad.
Concebido para el sector privado se estableció un mecanismo de adjudicación del proyecto industrial por concurso público internacional declarado desierto en su primera instancia al no cumplir ninguno de los cuatro oferentes con el ciento por ciento de las exigencias.
No obstante el gobierno de Lanusse posteriormente adjudicó el proyecto al primero en la calificación de esa compulsa, es decir, al Grupo Abril S.A.
Pocos años después durante la tercera presidencia de Perón, el Grupo Abril se desligó de su paquete accionario y quien adquirió esas acciones fue el grupo Graiver. Bajo presiones del gobierno militar que la Justicia argentina tiene la oportunidad histórica de determinar con precisión en qué consistieron exactamente, el 18 de enero de 1977 la empresa quedó en manos de tres diarios capitalinos -esta historia ya la sabemos- y del Estado nacional.
Un dato a destacar es que por aquél entonces el gobierno de facto, encabezado por Videla, pide a los socios privados de Papel Prensa que vendan a diarios del interior un alto porcentaje -si mal no recuerdo era el 49 por ciento de las acciones- en las mismas condiciones en que las compraron. Cuestión que fue rotundamente rechazada, como consta en el informe enviado al Congreso.
Los diarios del interior se hicieron eco de esta situación. Por ejemplo, decía algún diario que era deplorable que un simple juego de intereses haya colocado a tres destacados exponentes del periodismo en una posición antinómica con la mayoría del periodismo nacional.
El diario cordobés La Voz del Interior -por aquél entonces propiedad de la familia Remonda y hoy perteneciente al propio Grupo Clarín-, en marzo de 1979 publica una nota remitida a un documento de la Asociación de Entidades Periodísticas de la República Argentina -ADEPA-, en donde dice que el precio del papel constituye una amenaza a la libertad de prensa en la medida en que puede determinar el cierre de periódicos que luchan por sobrevivir.
Continúa la nota citando a Carlos Ovidio Lagos, por aquel entonces presidente de la entidad ADEPA y luego dueño del diario La Capital de Rosario.
La industria del papel de diario no debe montarse a expensas del periodismo nacional con un alto costo que lesione la libertad para beneficio exclusivo de tres diarios copropietarios con sociedad con el Estado, sentenciaba la entidad ADEPA, que reúne a los periódicos.
También en marzo del 79, junto a ADIRA, la Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina, ADEPA solicitó al entonces ministro de Economía, Martínez de Hoz la anulación del contrato firmado entre el Estado nacional y Papel Prensa, al que atribuían violaciones a principios jurídicos y constitucionales que importan un ataque a la libertad de expresión.
Es decir que los diarios se hicieron eco permanentemente, no es una situación nueva. Pero el debate por el control del papel no es más que el debate por el control de la palabra impresa y por el mercado publicitario gráfico, cuestión que es importante tener en cuenta. En aquel momento tenía obviamente un peso relativo mayor que el actual la preponderancia de la prensa escrita. Ni siquiera nace -esta problemática de la que vamos viendo que dan cuenta los periódicos del interior- con las transferencias de las acciones de Papel Prensa.
Mucho antes de la existencia de empresa papelera, en una asamblea de ADEPA dos de sus miembros, dueños de diarios provinciales, propusieron crear una fábrica de papel bajo la forma cooperativista. Cuentan editores informados de primera mano sobre el asunto que los dueños de los diarios porteños se les rieron en la cara ante la mínima posibilidad de que todos los diarios -grandes o pequeños- pudieran tener los mismos derechos de acceso al papel.
La posición dominante por parte de las empresas capitalinas no se limitó a la transferencia de las acciones que hizo la dictadura.
"Luego de la puesta en marcha de la planta en 1976, se elevó el arancel de importación de papel a 44-48 por ciento para que no hubiera otra escapatoria que comprar a la fábrica a precio exorbitante." Esto lo afirma Jorge Lanata.
Pasaron once años hasta que durante el gobierno del presidente radical Raúl Alfonsín se diera término a esta situación absolutamente inequitativa. Y en 1987 se eliminaron los derechos y aranceles para la importación de papel con fines editoriales. Esta situación mejoró sin duda la capacidad de desarrollo de los medios que no tenían el acceso irrestricto al papel nacional.
En las hemerotecas de numerosos medios del interior del país se puede notar el seguimiento y la preocupación de los diarios del interior por esta situación desarrollada en el tiempo. O sea que gran parte de esta información proviene de los mismos archivos de los diarios.
Más tarde, durante los gobiernos de Carlos Menem, las empresas dueñas de Papel Prensa se vieron nuevamente beneficiadas por las modificaciones de la ley de radiodifusión, las que resultaron en desmedro de los actores pymes regionales. Hubo un desarrollo no sólo de su integración vertical sino también horizontal, mediante la compra de empresas gráficas, de cable y de radio en el interior.
La empresa gráfica sobre la cual hacemos foco a fines o mediados de la década del 90, estaba golpeada por esta situación vivida por años de sobreprecios del papel y también por los procesos inflacionarios.
El 2001 significó la estocada final para muchos de estos emprendimientos. Y en ese mismo período, entre los años 2001 y 2002, surgieron las cooperativas que recuperaron los medios. Periódicos familiares con varias décadas de historia, cuyos nombres se identifican con diferentes ciudades o provincias de nuestro país, debieron ser vendidos a empresas más grandes, acentuándose así el proceso de concentración económica del sector. Muchos otros fueron aguantados por editores con vocación que tenían otra actividad económica, a fuerza de endeudamiento y de reducción del número de páginas. Asimismo hubo empresas que cerraron y que fueron recuperadas por sus trabajadores, quienes apelaron a la solidaridad cooperativa. De esa manera evitaron que sus comunidades perdieran sus caros medios de comunicación.
Finalmente queremos decir que es importante dar este debate sobre si se puede, se debe o se quiere legislar sobre la prensa argentina. No solamente se puede, sino que se debe legislar.
Estamos viendo que el papel es un soporte de contenido tanto publicitario como informativo constitucionalmente reconocido. Y ahí mismo está incluido el derecho de la libertad de prensa.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación afirmó que las empresas periodísticas configuran el ejercicio privado de las funciones de interés social y que su actividad está dirigida al bien de todos y cada uno de los miembros de la comunidad. A su vez, estableció reiteradamente que la función de la prensa ayuda a cuidar la esencia democrática contra toda posible desviación, al extremo de que sin su débil resguardo existiría tan sólo una democracia desmedrada o puramente nominal.
Un argumento que hemos escuchado repetidamente, utilizado en contra de la posibilidad de legislar sobre el tema del papel para periódico, involucra una interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 13, inciso 3, que dice textualmente: "No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados para la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones."
En este mismo orden también se invoca el artículo 32 de nuestra Constitución Nacional donde textualmente se puede leer: "...no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta..."
Ambas restricciones, sabias a los fines de favorecer la producción y consumo informativo como fuente insustituible de calidad democrática, muy bien definida por nuestra Corte Suprema, carecen de peso argumental cuando lo que se busca va precisamente en dirección contraria, es decir, cuando lo que se busca legislar va en dirección de proteger esto.
El artículo 32 no significa en modo alguno que el Congreso no puede legislar nada que tenga que ver con la prensa, sino que sólo puede ir en sentido de favorecerla.
En este sentido se debe interpretar el principio número doce de la declaración de principios sobre la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia, al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.
Creemos que si el Estado nacional permitió consolidar una posición dominante a un grupo de empresas de un medio capitalino, en cuanto a la fabricación y provisión de papel de prensa, conservando para sí un paquete accionario que la coloca como el segundo asociado en importancia, no sólo tiene el derecho sino la obligación de definir su rol en esa empresa, en representación de todos los argentinos, y está obligado a hacerlo como parte interesada.
Pero, por otra parte, ante la integración vertical de dos empresas en una actividad que tanto la Convención Americana de Derechos Humanos como nuestra Constitución ordena con especial énfasis proteger, es el deber del Estado y no ya del gobierno, morigerar para el resto de los medios los efectos reales y potenciales de esas condiciones estructurales de las que hablábamos al principio.
Es así que entendemos desde DyPRA que con la declaración como bien público del papel para periódico, su producción y comercialización, se busca incorporar una ley que mejore las condiciones estructurales a todos los emprendimientos de editoriales, con o sin fines de lucro, para que puedan ejercer la libertad de imprenta.
En síntesis, como empresario pyme y cooperativo de la industria cultural de los medios de comunicación gráfico, pero también como anunciantes y como lectores, solicitamos a los representantes del pueblo que avancen para que deje de ser patrimonio de un pequeño grupo de medios capitalinos el control de la palabra impresa, legislando una norma que garantice precio, calidad, cantidad y provisión permanente sobre el insumo para todos los emprendimientos nacionales, tanto comerciales como los que no lo son. Y de esta manera que se revierta una cuestión postergada durante muchos años con el Estado nacional. (Aplausos.)
Sostenemos que estamos parados ante la oportunidad de debatir, comprender y exponer ante el pueblo una situación por de más de compleja que no admite lectura superficiales ni maniqueas. La visión que tenemos que admitir es la de los diarios regionales, la del interior y los del interior del interior. Porque si algo se benefició con la transferencia de acciones de la planta de Papel Prensa en 1957 fueron tres medios capitalinos, cuya integración vertical les permitió consolidar una posición dominante en el mercado de periódicos durante más de treinta años.
¿Qué entendemos por posición dominante? Es el poder de incidir sobre las condiciones estructurales que favorecen las dos estrategias centrales antes mencionadas de los medios de comunicación comerciales: lucrar e influir. Ambos aspectos están a su vez mutuamente relacionados. Esta es una de las claves con las cuales pensamos que debe interpretarse el proyecto de declarar un insumo, como es el papel para periódico, como de interés público. Y creemos imperioso legislar sobre la materia.
No hace falta ser un experto economista para comprender que una empresa con su principal insumo garantizado en cuanto a aprovisionamiento, precio, calidad, financiamiento, etcétera, será tanto más próspera y tendrá mayor capacidad para planificar su desarrollo, que otra cuyo insumo es procurado de una manera absolutamente inestable.
Desde DyPRA decimos que la situación generada con el papel para periódicos desde 1977 en Argentina definió tanto un modelo de mercado concentrado, donde hubo claros ganadores y perdedores por razones que no dependen exclusivamente de sus propias capacidades -como se hizo hincapié-, como un modelo comunicacional centralizado desde la Ciudad de Buenos Aires, donde algunos decires contaron con mayores posibilidades de amplificación y donde muchos otros fueron callados.
Una idea cabal de esto la da el discurso inaugural de la planta Papel Prensa el 26 de septiembre de 1978, donde Videla dejó expuesta la estrategia de medios al decir que a veces es indispensable callar y la prudencia de un silencio cuando está en juego el bienestar común.
¿Cuáles fueron los beneficios de esta ventaja estructural para los medios propietarios de Papel Prensa? Algo se adelantó desde este mismo estrado.
Para el caso de Clarín, cito nuevamente a Jorge Fontevecchia, director del diario Perfil, quien dijo: "Si Clarín no tuviera Papel Prensa gastaría 10 millones de dólares más en papel por año por mayor precio. Pero además tendría que tener un stock de dos meses más de papel que hoy no necesita, porque siendo el dueño de la única fábrica papelera no precisa cubrirse frente a la falta de provisión, así como debemos hacer el resto de los periódicos." Continúa: "Dos meses de 17 mil toneladas, a 500 dólares cada una, son otros 8,5 millones de dólares que debería tener inmovilizados."
Sigue diciendo:"Además, Clarín en lugar de pagar el papel a 90 y 120 días, como hoy se lo cobra Papel Prensa, pasaría a pagar al contado (o a inmovilizar créditos en cartas de crédito). Tres meses y medio de crédito de consumo de papel equivale a pagar anticipadamente otras 30 mil toneladas, que a 500 dólares cada una suman otros 15 millones de dólares."
Y luego agrega: "En síntesis, habría una pérdida económica de 10 millones de dólares anuales por mayor precio, más una inmovilización de caja por mayor stock y pago no financiado de otros 18,5 millones de dólares."
Finalmente concluye: "En total, un primer año de Clarín sin que existiera Papel Prensa le quitaría 28,5 millones de dólares."
Mientras tanto, la otra historia, la de los diarios que venimos a representar, indicará que tras treinta años de este esquema, los diarios regionales debieron vender su propiedad a grupos económicos con capacidad de compra, debieron transferirla, debieron endeudarse. También otros se cooperativizaron tras quebrar, sobrevivieron a duras penas sin poder agregar páginas, tuvieron que diversificarse, sacar contenidos, suplementos o directamente cerrar.
Mirándolo del otro lado del mostrador: ¿cuáles son o cómo son estas condiciones estructurales de las que hablamos para los diarios que no tienen la propiedad de Papel Prensa? La existencia de medios regionales de alcance local o zonal, muchos de ellos centenarios, como bien señalaban algunos oradores precedentes, permaneció invisibilizada hasta no hace mucho tiempo atrás, incluso para el propio gobierno nacional. Pero su aporte al desarrollo comunitario y a las economías regionales es incuestionable sobre todo para los que venimos del interior y comprendemos la importancia de estos periódicos.
Sin ir más lejos, el debate sobre la distribución de las pautas publicitarias del Estado, en agenda parlamentaria para estos días, necesariamente debe interpretar y reconocer esta notoria postergación.
Según sostiene el constitucionalista cordobés Julio Miguel Rodríguez Villafañe, en el país hay cientos de diarios y periódicos.
Hablábamos de un número cercano a los dos mil diarios y revistas organizadas como pequeñas y medianas empresas comerciales, pymes o cooperativas.
Estas publicaciones, productos del esfuerzo por superar la concentración, le dan voz a diferentes problemáticas, sectores sociales, barrios, localidades, ciudades y regiones del país.
También ayudan a preservar identidades culturales y garantizan que se puedan ejercer derechos humanos básicos, como el de la información, la comunicación, la educación, recreación, salud, participación democrática, control de gestión gubernamental y dinamizan a su vez la economía del lugar, de la región, de su lugar de pertenencia.
Decía algún panelista que me precedía que sobre el derecho a la información van los otros derechos. Hoy es impensable poder ejercer cabalmente el derecho a la salud si no hay información sobre las distintas enfermedades, epidemias y a su vez sobre las formas de prevención. Es imposible garantizar el derecho al trabajo si uno no sabe que hay un corte en una autopista y va a llegar tarde al trabajo y tiene que tomar sus previsiones.
Los medios de comunicación en la sociedad actual se transformaron, y cada vez lo van haciendo con más fuerza, en garantes o en puertas de acceso a poder ejercer los otros medios. Esta es una cuestión notoria que hay que ponerla sobre la mesa.
Hay otro tema, que es un poco sobre lo que veníamos hablando. Los medios regionales hacen un fuerte apoyo al desarrollo regional.
Se debe tener presente que muchos negocios o empresas locales no tienen la capacidad económica o la necesidad de publicar en grandes medios nacionales los bienes o servicios que ofrecen. De no existir medios locales, no podrían hacerse conocer o lo tendrían que efectuar abonando montos innecesarios.
Si bien la mayoría de los pequeños y medianos medios gráficos locales no están auditados en su circulación por ningún institución o consultora, con un simple relevamiento en los kioscos locales, podemos determinar que entre un 85 y 90 por ciento de los periódicos que se venden en el interior del país corresponden a medios locales, regionales o de la zona. Solamente un 10 o 15 por ciento de periódicos que se venden en el interior corresponden a los medios de la región capital. Este es un dato bastante interesante.
Como se dijo anteriormente, a partir de la devaluación del 2002, y de un día para el otro, el papel para periódico nacional producido en el país por Papel Prensa pasó de costar 500 a 2000 mil dólares la tonelada. Para evitar su quiebra, centenares de publicaciones locales se vieron obligadas a ajustar, reduciendo a la mitad el papel que compraban y por ende la entrega de contenido. Desde entonces a la fecha, Papel Prensa aumentó el papel para periódico en más de un 400 por ciento, mientras que los dos únicos ingresos de los diarios locales apenas crecieron poco más del cien por ciento o 150 por ciento. Estamos hablando del precio de tapa y del precio de centímetro de publicidad.
Según informaciones periodísticas, el precio de tonelada de papel nacional varía. Papel Prensa lo vende en la actualidad a 635 dólares, pero a Clarín y La Nación le costarían unos 520 dólares. No obstante, nos parece adecuado que este dato se informe efectivamente, algo que tiene que hacer el gobierno nacional, ya que no tenemos una información fehaciente de cuál es el precio al que compran Clarín y La Nación.
El precio de papel importado oscila, se va acomodando a las distintas condiciones de mercado, pero casi siempre suele ser más caro que el papel de producción nacional. En la actualidad se consigue entre 650 y 850 dólares, dependiendo de la capacidad de compra, si se puede obtener volumen.
Hace un año y medio, al momento de constituirse nuestra entidad, DyPRA, el costo del papel importado estaba por encima de los mil dólares por tonelada.
Hoy el consumo total del papel para periódicos en el país oscila entre 220 y 270 mil toneladas por año. En estos últimos años fue variando. El 75 por ciento de este mercado -es decir, 175 mil toneladas- lo abastece Papel Prensa. Según datos del propio Clarín, de esas 175 mil toneladas, 120 mil las usan Clarín y La Nación, y el resto -lo que queda- debe importarse.
Otro dato para mencionar es que en la actualidad se importa sin arancel. Debido a los ciclos de precios, a veces el papel importado es más barato que el de producción nacional. Es en estos momentos donde la disponibilidad de lo producido por Papel Prensa se flexibiliza y los diarios que no tienen cupo pueden acceder a comprarle. Estos buenos precios internacionales que ocurren cada ciclos, o que aparecen de vez en cuando, pueden obtenerse cuando se negocian grandes cantidades, porque uno de los argumentos que ponen fundamentalmente las empresas propietarias de Papel Prensa es que como no hay arancel para importar -el arancel para importar es cero- hay buenos precios internacionales, pero el tema es ver quién accede a esos buenos precios internacionales.
A estos se puede llegar cuando se negocian grandes cantidades, cuestión que está lejos de ser la de periódicos que venden dos o tres mil diarios en poblaciones de cuarenta mil habitantes, lo que es frecuente. No obstante la pequeñez ante los ojos de las grandes urbes, la sumatoria de estos periódicos conforma una verdadera red informativa con un profundo anclaje en las comunidades del interior. Esta red, lejos de poder adaptarse a las altas y bajas de precios internacionales, termina imprimiendo sobre el papel que consiguen a las condiciones de mercadeo imperantes.
Un ejemplo de un medio asociado a la identidad, que creo que va a estar exponiendo aquí en el Congreso, es un diario de Villa María, una empresa cooperativa, con una tirada de seis mil ejemplares. Es el periódico más importante de la cuenca lechera cordobesa. Los villamarienses leyeron su periódico impreso sobre papel chileno, ruso, canadiense, estadounidense e incluso hasta chino.
A diferencia de un diario grande o mediano, de estos 170 diarios que son atendidos por Papel Prensa o que pueden importar a poco más de 500 dólares la tonelada, la definición sobre qué soporte imprimir un periódico chico o un diario pequeño no es una definición estratégica basada en costos o en su proyección comercial, sino que es la siguiente: imprimamos donde se pueda o en lo que consigamos.
Hay un dato más. ¿Qué tipo de información es la que tienden a no agregar o recortar los periódicos que tienen restringida la cantidad de material entregado por no contar con papel o no poder agregar páginas? Generalmente por su firme inserción comunitaria en sus ciudades o regiones de origen, termina recortándose la información nacional. Es decir que se pierde de mirar al país, se pierde la mirada del país en su generalidad, sus avances y la problemática con los ojos del lugar de pertenencia. Esa mirada se reemplaza por las de los medios capitalinos, que también, como decíamos antes, es la de la región autónoma de la Ciudad de Buenos Aires. Son diarios regionales; de la región capital. Se afecta así también la construcción simbólica de un país desde y para cada aldea. Se impacta sobre la posibilidad de construir un verdadero federalismo y se acentúa el relato construido desde el puerto.
Al comienzo decíamos que las funciones de los periódicos es lucrar e influir. Se influye a nivel de contenidos desde la Capital Federal hacia el interior, pero también se lucra en el mismo sentido. Aún vendiendo nueve diarios contra uno a favor de los medios del interior como lo decíamos antes, la sumatoria de la pauta publicitaria de los medios gráficos del interior está lejos de ser la sumatoria de la pauta que reciben los medios de la región capital, incluso contando la pauta oficial.
Quiero dar un ejemplo, entre tantos otros, de las influencia de los medios capitalinos en los diarios del conurbano bonaerense. Clarín a través de sus suplementos zonales ha dejado en una situación de desventaja a las publicaciones de alcance zonal; desde el diario Infosur de Florencio Varela informan que Clarín sacó hace un año un suplemento zonal que abarca este municipio junto a Quilmes y Berazategui. Se hizo imposible para esa publicación acceder a la publicidad de grandes firmas a la que accedían antes de esto, que tenían interés de anunciar en una zona que es bastante poblada.
La alternativa de anunciantes de influencia nacional tanto oficial como privada que hasta hace algunos años representaba un ingreso con el que podían hacer una diferencia estos medios nacionales, se terminó a partir de un mito que la propia influencia de estos diarios editados en Capital Federal, mal llamados nacionales, impusieron a los planificadores de medios, diciendo que pautando con estos diarios se llega a todo el país.
El tema de papel prensa para periódicos no es un tema emergente de esta coyuntura, aunque se haya instalado -como también se dijo-, se está debatiendo, lo estamos debatiendo en el Congreso porque hoy aparecen las condiciones políticas para poder debatirlo.
Para terminar de comprender sobre qué situación estamos parados los medios regionales y sobre la que se debe intervenir es necesario retroceder -y le pido un poquito de paciencia- algunos años para atrás.
En 1969 el gobierno de facto de Onganía impulsó un proyecto de sustitución de importaciones de papel prensa cuyo consumo ha provocado persistente drenaje de divisas en el país y la gesta histórica de las editoriales nacionales.
Con el fin de financiar la participación del Estado nacional como impulsor del proyecto, el gobierno estableció durante una década un impuesto del diez por ciento a la importación del papel. Sin producción nacional de papel ese impuesto lo pagaron todos y cada uno de los diarios del país, y a su vez lo hicieron los lectores y los anunciantes publicitarios. Es decir que el aporte lo hizo la comunidad.
Concebido para el sector privado se estableció un mecanismo de adjudicación del proyecto industrial por concurso público internacional declarado desierto en su primera instancia al no cumplir ninguno de los cuatro oferentes con el ciento por ciento de las exigencias.
No obstante el gobierno de Lanusse posteriormente adjudicó el proyecto al primero en la calificación de esa compulsa, es decir, al Grupo Abril S.A.
Pocos años después durante la tercera presidencia de Perón, el Grupo Abril se desligó de su paquete accionario y quien adquirió esas acciones fue el grupo Graiver. Bajo presiones del gobierno militar que la Justicia argentina tiene la oportunidad histórica de determinar con precisión en qué consistieron exactamente, el 18 de enero de 1977 la empresa quedó en manos de tres diarios capitalinos -esta historia ya la sabemos- y del Estado nacional.
Un dato a destacar es que por aquél entonces el gobierno de facto, encabezado por Videla, pide a los socios privados de Papel Prensa que vendan a diarios del interior un alto porcentaje -si mal no recuerdo era el 49 por ciento de las acciones- en las mismas condiciones en que las compraron. Cuestión que fue rotundamente rechazada, como consta en el informe enviado al Congreso.
Los diarios del interior se hicieron eco de esta situación. Por ejemplo, decía algún diario que era deplorable que un simple juego de intereses haya colocado a tres destacados exponentes del periodismo en una posición antinómica con la mayoría del periodismo nacional.
El diario cordobés La Voz del Interior -por aquél entonces propiedad de la familia Remonda y hoy perteneciente al propio Grupo Clarín-, en marzo de 1979 publica una nota remitida a un documento de la Asociación de Entidades Periodísticas de la República Argentina -ADEPA-, en donde dice que el precio del papel constituye una amenaza a la libertad de prensa en la medida en que puede determinar el cierre de periódicos que luchan por sobrevivir.
Continúa la nota citando a Carlos Ovidio Lagos, por aquel entonces presidente de la entidad ADEPA y luego dueño del diario La Capital de Rosario.
La industria del papel de diario no debe montarse a expensas del periodismo nacional con un alto costo que lesione la libertad para beneficio exclusivo de tres diarios copropietarios con sociedad con el Estado, sentenciaba la entidad ADEPA, que reúne a los periódicos.
También en marzo del 79, junto a ADIRA, la Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina, ADEPA solicitó al entonces ministro de Economía, Martínez de Hoz la anulación del contrato firmado entre el Estado nacional y Papel Prensa, al que atribuían violaciones a principios jurídicos y constitucionales que importan un ataque a la libertad de expresión.
Es decir que los diarios se hicieron eco permanentemente, no es una situación nueva. Pero el debate por el control del papel no es más que el debate por el control de la palabra impresa y por el mercado publicitario gráfico, cuestión que es importante tener en cuenta. En aquel momento tenía obviamente un peso relativo mayor que el actual la preponderancia de la prensa escrita. Ni siquiera nace -esta problemática de la que vamos viendo que dan cuenta los periódicos del interior- con las transferencias de las acciones de Papel Prensa.
Mucho antes de la existencia de empresa papelera, en una asamblea de ADEPA dos de sus miembros, dueños de diarios provinciales, propusieron crear una fábrica de papel bajo la forma cooperativista. Cuentan editores informados de primera mano sobre el asunto que los dueños de los diarios porteños se les rieron en la cara ante la mínima posibilidad de que todos los diarios -grandes o pequeños- pudieran tener los mismos derechos de acceso al papel.
La posición dominante por parte de las empresas capitalinas no se limitó a la transferencia de las acciones que hizo la dictadura.
"Luego de la puesta en marcha de la planta en 1976, se elevó el arancel de importación de papel a 44-48 por ciento para que no hubiera otra escapatoria que comprar a la fábrica a precio exorbitante." Esto lo afirma Jorge Lanata.
Pasaron once años hasta que durante el gobierno del presidente radical Raúl Alfonsín se diera término a esta situación absolutamente inequitativa. Y en 1987 se eliminaron los derechos y aranceles para la importación de papel con fines editoriales. Esta situación mejoró sin duda la capacidad de desarrollo de los medios que no tenían el acceso irrestricto al papel nacional.
En las hemerotecas de numerosos medios del interior del país se puede notar el seguimiento y la preocupación de los diarios del interior por esta situación desarrollada en el tiempo. O sea que gran parte de esta información proviene de los mismos archivos de los diarios.
Más tarde, durante los gobiernos de Carlos Menem, las empresas dueñas de Papel Prensa se vieron nuevamente beneficiadas por las modificaciones de la ley de radiodifusión, las que resultaron en desmedro de los actores pymes regionales. Hubo un desarrollo no sólo de su integración vertical sino también horizontal, mediante la compra de empresas gráficas, de cable y de radio en el interior.
La empresa gráfica sobre la cual hacemos foco a fines o mediados de la década del 90, estaba golpeada por esta situación vivida por años de sobreprecios del papel y también por los procesos inflacionarios.
El 2001 significó la estocada final para muchos de estos emprendimientos. Y en ese mismo período, entre los años 2001 y 2002, surgieron las cooperativas que recuperaron los medios. Periódicos familiares con varias décadas de historia, cuyos nombres se identifican con diferentes ciudades o provincias de nuestro país, debieron ser vendidos a empresas más grandes, acentuándose así el proceso de concentración económica del sector. Muchos otros fueron aguantados por editores con vocación que tenían otra actividad económica, a fuerza de endeudamiento y de reducción del número de páginas. Asimismo hubo empresas que cerraron y que fueron recuperadas por sus trabajadores, quienes apelaron a la solidaridad cooperativa. De esa manera evitaron que sus comunidades perdieran sus caros medios de comunicación.
Finalmente queremos decir que es importante dar este debate sobre si se puede, se debe o se quiere legislar sobre la prensa argentina. No solamente se puede, sino que se debe legislar.
Estamos viendo que el papel es un soporte de contenido tanto publicitario como informativo constitucionalmente reconocido. Y ahí mismo está incluido el derecho de la libertad de prensa.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación afirmó que las empresas periodísticas configuran el ejercicio privado de las funciones de interés social y que su actividad está dirigida al bien de todos y cada uno de los miembros de la comunidad. A su vez, estableció reiteradamente que la función de la prensa ayuda a cuidar la esencia democrática contra toda posible desviación, al extremo de que sin su débil resguardo existiría tan sólo una democracia desmedrada o puramente nominal.
Un argumento que hemos escuchado repetidamente, utilizado en contra de la posibilidad de legislar sobre el tema del papel para periódico, involucra una interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 13, inciso 3, que dice textualmente: "No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados para la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones."
En este mismo orden también se invoca el artículo 32 de nuestra Constitución Nacional donde textualmente se puede leer: "...no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta..."
Ambas restricciones, sabias a los fines de favorecer la producción y consumo informativo como fuente insustituible de calidad democrática, muy bien definida por nuestra Corte Suprema, carecen de peso argumental cuando lo que se busca va precisamente en dirección contraria, es decir, cuando lo que se busca legislar va en dirección de proteger esto.
El artículo 32 no significa en modo alguno que el Congreso no puede legislar nada que tenga que ver con la prensa, sino que sólo puede ir en sentido de favorecerla.
En este sentido se debe interpretar el principio número doce de la declaración de principios sobre la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia, al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.
Creemos que si el Estado nacional permitió consolidar una posición dominante a un grupo de empresas de un medio capitalino, en cuanto a la fabricación y provisión de papel de prensa, conservando para sí un paquete accionario que la coloca como el segundo asociado en importancia, no sólo tiene el derecho sino la obligación de definir su rol en esa empresa, en representación de todos los argentinos, y está obligado a hacerlo como parte interesada.
Pero, por otra parte, ante la integración vertical de dos empresas en una actividad que tanto la Convención Americana de Derechos Humanos como nuestra Constitución ordena con especial énfasis proteger, es el deber del Estado y no ya del gobierno, morigerar para el resto de los medios los efectos reales y potenciales de esas condiciones estructurales de las que hablábamos al principio.
Es así que entendemos desde DyPRA que con la declaración como bien público del papel para periódico, su producción y comercialización, se busca incorporar una ley que mejore las condiciones estructurales a todos los emprendimientos de editoriales, con o sin fines de lucro, para que puedan ejercer la libertad de imprenta.
En síntesis, como empresario pyme y cooperativo de la industria cultural de los medios de comunicación gráfico, pero también como anunciantes y como lectores, solicitamos a los representantes del pueblo que avancen para que deje de ser patrimonio de un pequeño grupo de medios capitalinos el control de la palabra impresa, legislando una norma que garantice precio, calidad, cantidad y provisión permanente sobre el insumo para todos los emprendimientos nacionales, tanto comerciales como los que no lo son. Y de esta manera que se revierta una cuestión postergada durante muchos años con el Estado nacional. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Gracias a Nahum Mirad, presidente de DyPRA, Diarios y Periódicos Regionales Argentinos.
Le solicito al padre Mariano Ledesma, director de la radio FM San Pedro y coordinador de FARCO, región NOA, que se acerque para hacer uso de la palabra.
Le solicito al padre Mariano Ledesma, director de la radio FM San Pedro y coordinador de FARCO, región NOA, que se acerque para hacer uso de la palabra.
SR. LEDESMA Se me ha presentado como de San Pedro, pero no soy de San Pedro capital, sino de Santiago del Estero. Coordinamos las radios de la región NOA asociadas a FARCO y otras que no son de FARCO, pero que también articulamos.
En la zona la forma de comunicación que tenemos es a través de la radio comunitaria, pero también desde hace siete años con las organizaciones campesinas fuimos armando un boletín que pueda representar la voz de la gente.
Recién hablaba un compañero de la importancia de la salud en todos los ámbitos de la vida de la persona. En la radio uno contiene o recibe algunas partes de la vida, pero no todas. Desde hace un año y a través de la difusión de la lucha por la ley de radiodifusión de la democracia también creamos lo que se llama Coalición Santiago. Somos veintiséis radios, algunos medios gráficos y sobre todo los gremios de organizaciones obreras o barriales, de madres, de mujeres -aunque soy cura y a veces es difícil poder articular, depende de cómo uno se desestructure en su cabeza como para poder dar la palabra para todos.
En nuestra zona producimos un boletín de tres páginas, que son 1.500 ejemplares que se distribuyen entre 80 organizaciones. Es decir que llegan 25 a cada organización. A mí me llegan 25 ejemplares para ser distribuidos en 45 mil habitantes. Imagínense que nadie se entera de esta situación.
Es muy costoso para nosotros y lo aportamos desde las mismas organizaciones campesinas, desde las escuelas, vamos recopilando, pero sí llega un medio gráfico a la ciudad, como Clarín, que en el 95 por ciento no dice nada de nuestra realidad.
Y así también otros medios de Buenos Aires, que no reflejan nuestra realidad ni nuestra situación. Tampoco lo que ocurre entre la organización campesina y el gobierno, porque no les interesa; nosotros decimos que no vende.
De todos modos, a la gente le ayuda la comunicación por escrito para poder compartir sus ideas y encontrarse con las organizaciones. Asimismo ayuda al pueblo para formarse, fortalecerse y consolidarse.
Creo que en este lugar no tendría que estar hablando yo, sino la gente del interior y del campo. Yo solamente estaba de paso y me invitaron a comentar nuestra situación en esta audiencia. Y por ello agradezco a los señores legisladores, porque mediante mis palabras pueden escuchar un poco el sentir de la gente. Al respecto, valoramos que el gobierno o el Estado puedan hacer que todas y todos puedan expresarse. Asimismo esperamos que como resultado obtengamos algo accesible al bolsillo o a la realidad de las organizaciones campesinas de nuestra zona y a la vez logremos la articulación entre esas organizaciones campesinas y el gobierno de la provincia, la que a veces no se da a conocer.
Quiero comentarles que las redes comunitarias tenemos un poco más de valentía para decir lo que piensa la gente de cada región o provincia. Sin embargo, eso no alcanza. Ojalá desde el gobierno, desde las organizaciones del Estado y desde las organizaciones de base se brinde a todas las personas la posibilidad de expresarse y de construir este modelo nuevo de país.
Desde la Iglesia y los sectores campesinos hablamos de liberación o dependencia. Creo que si seguimos con la dependencia de estos medios nacionales, no crecerá ni se conocerá la voz de la gente. Además tampoco se podrá informar acerca de cómo vive, cómo se organiza, por qué sufre, por qué lucha y cuáles son sus sueños. Entiendo que nos merecemos la posibilidad de ser escuchados y de que el interior sea visitado.
Además, aspiramos a que esta iniciativa regulada por el Estado logre que todos tengamos un lugar donde expresarnos.
En el campo hay mucha gente que escribe y no tiene acceso a los medios escritos. Tal vez les damos lugar en las radios comunitarias, pero eso no alcanza. Muchos poetas campesinos trasmiten su cultura y sus experiencias de vida, pero no son conocidos por no poder plasmarlo en un papel.
Consecuentemente, creo que como argentinos tenemos que darnos la posibilidad de crecer. Hoy estamos haciendo historia y seguramente muchos más adelante podrán cosechar esta historia que hoy estamos sembrando.
Eso es lo que traigo en el corazón, ya que no tengo nada escrito para compartir con ustedes. Me parece que es importante que todos nos demos un lugar, incluso quienes pensamos distinto, porque entiendo que es muy positivo para todas y para todos. (Aplausos.)
En la zona la forma de comunicación que tenemos es a través de la radio comunitaria, pero también desde hace siete años con las organizaciones campesinas fuimos armando un boletín que pueda representar la voz de la gente.
Recién hablaba un compañero de la importancia de la salud en todos los ámbitos de la vida de la persona. En la radio uno contiene o recibe algunas partes de la vida, pero no todas. Desde hace un año y a través de la difusión de la lucha por la ley de radiodifusión de la democracia también creamos lo que se llama Coalición Santiago. Somos veintiséis radios, algunos medios gráficos y sobre todo los gremios de organizaciones obreras o barriales, de madres, de mujeres -aunque soy cura y a veces es difícil poder articular, depende de cómo uno se desestructure en su cabeza como para poder dar la palabra para todos.
En nuestra zona producimos un boletín de tres páginas, que son 1.500 ejemplares que se distribuyen entre 80 organizaciones. Es decir que llegan 25 a cada organización. A mí me llegan 25 ejemplares para ser distribuidos en 45 mil habitantes. Imagínense que nadie se entera de esta situación.
Es muy costoso para nosotros y lo aportamos desde las mismas organizaciones campesinas, desde las escuelas, vamos recopilando, pero sí llega un medio gráfico a la ciudad, como Clarín, que en el 95 por ciento no dice nada de nuestra realidad.
Y así también otros medios de Buenos Aires, que no reflejan nuestra realidad ni nuestra situación. Tampoco lo que ocurre entre la organización campesina y el gobierno, porque no les interesa; nosotros decimos que no vende.
De todos modos, a la gente le ayuda la comunicación por escrito para poder compartir sus ideas y encontrarse con las organizaciones. Asimismo ayuda al pueblo para formarse, fortalecerse y consolidarse.
Creo que en este lugar no tendría que estar hablando yo, sino la gente del interior y del campo. Yo solamente estaba de paso y me invitaron a comentar nuestra situación en esta audiencia. Y por ello agradezco a los señores legisladores, porque mediante mis palabras pueden escuchar un poco el sentir de la gente. Al respecto, valoramos que el gobierno o el Estado puedan hacer que todas y todos puedan expresarse. Asimismo esperamos que como resultado obtengamos algo accesible al bolsillo o a la realidad de las organizaciones campesinas de nuestra zona y a la vez logremos la articulación entre esas organizaciones campesinas y el gobierno de la provincia, la que a veces no se da a conocer.
Quiero comentarles que las redes comunitarias tenemos un poco más de valentía para decir lo que piensa la gente de cada región o provincia. Sin embargo, eso no alcanza. Ojalá desde el gobierno, desde las organizaciones del Estado y desde las organizaciones de base se brinde a todas las personas la posibilidad de expresarse y de construir este modelo nuevo de país.
Desde la Iglesia y los sectores campesinos hablamos de liberación o dependencia. Creo que si seguimos con la dependencia de estos medios nacionales, no crecerá ni se conocerá la voz de la gente. Además tampoco se podrá informar acerca de cómo vive, cómo se organiza, por qué sufre, por qué lucha y cuáles son sus sueños. Entiendo que nos merecemos la posibilidad de ser escuchados y de que el interior sea visitado.
Además, aspiramos a que esta iniciativa regulada por el Estado logre que todos tengamos un lugar donde expresarnos.
En el campo hay mucha gente que escribe y no tiene acceso a los medios escritos. Tal vez les damos lugar en las radios comunitarias, pero eso no alcanza. Muchos poetas campesinos trasmiten su cultura y sus experiencias de vida, pero no son conocidos por no poder plasmarlo en un papel.
Consecuentemente, creo que como argentinos tenemos que darnos la posibilidad de crecer. Hoy estamos haciendo historia y seguramente muchos más adelante podrán cosechar esta historia que hoy estamos sembrando.
Eso es lo que traigo en el corazón, ya que no tengo nada escrito para compartir con ustedes. Me parece que es importante que todos nos demos un lugar, incluso quienes pensamos distinto, porque entiendo que es muy positivo para todas y para todos. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO Antes de pasar al receso, tiene la palabra la señora Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo.
SRA. BONAFINI Hablamos del papel. ¡Y de cómo lo cuidan! No lo quieren soltar. Tienen tanto miedo de que el pueblo tenga el papel para decir la verdad, tienen tanto miedo de que todos podamos expresarnos, que están haciendo de todo.
Todo este año, que tuvimos que leer tanto a los patriotas, vimos que todos, lo primero que hicieron fue fundar un periódico. No solamente Moreno, todos lo hicieron. Porque todos vieron la importancia de tener un papel, de poder decir y de ser escuchados.
Anoche estaba viendo en el programa "6,7,8" la masacre de La Noche de los Lápices, y lo que publicaba en aquél momento Clarín. Decía: "Muertos en enfrentamientos", y "La Razón" decía lo mismo.
¿Cuántas veces las Madres denunciamos todo esto que pasaba en La Plata, con 17, 20 o 30 colgados en un camión frigorífico, mientras Clarín, La Razón y La Nación titulaban "Muertos en enfrentamientos" o "Brutal enfrentamiento con el terrorismo"?
¿Terrorismo? Ellos son los terroristas. Lo que dicen los dueños de Papel Prensa es terrorismo puro. Terrorismo puro es descalificar a la presidenta o lo que le están haciendo a Néstor.
No se bancan que este país haya crecido. No se bancan que estemos muchísimos mejor. No quieren que el pueblo se entere, porque ellos desde ahí manejan todo. También las elecciones, algo con lo que tenemos que tener mucho cuidado y pelear mucho, para que Papel Prensa esté en las manos de quien tiene que estar, para que no sean siempre los mismos los que se queden con todo.
Ellos están tan enojados, tan furiosos y tan venenosos justamente porque les da miedo que salga todo esto sobre Papel Prensa y la igualdad: que todos tengamos una radio, una televisión o un cuadernito. Porque entonces sí vamos a poder elegir, y el pueblo va a saber y dejar de ver toda esta pavada que hay en la televisión, por no decir una mala palabra.
Parece que en el Congreso muchas malas palabras no se dicen. A mí me encantaría poder decir todo lo que pienso, pero mañana saldría en colores en esa prensa amarilla. No es que mi importe salir en colores, pero por respeto a la gente que me invitó, no voy a decir todo lo que pienso. Algo que en mí es bastante raro, porque siempre digo lo que pienso.
Estamos en un momento único. Estamos en el inicio del año de las elecciones y por eso hay tanta pelea. Tenemos que tener en nuestras manos los medios. Por eso el martes va a haber una gran marcha frente a Tribunales, no para pedirle a los jueces una entrevista, como hicieron los señores del monopolio, con algún sobrecito que le han pasado por abajo a algún juez -lo digo bajo mi responsabilidad. Nosotros vamos a ir con el pueblo a la calle. El pueblo va a estar en la calle. Esa va a ser la presión sobre Tribunales y sobre la Corte Suprema.
Todos tenemos que estar ahí. Nadie tiene que quedarse en la casa, porque a todos nos va a corresponder un pedacito de lo que consigamos, de la radio, de la televisión, de los papeles, de la prensa.
Todos somos responsables del país que queremos construir, todos somos responsables de apostar y apoyar con todas nuestras fuerzas lo que se ha conseguido en estos años. Algo inimaginable, impensable. Cuando a mí me preguntan: ¿qué espera de esto? Digo: nada. Porque siempre es más de lo que esperamos. Siempre es más de lo que pensamos.
Nosotras, que sufrimos tantas veces y que hemos sido tan atacadas, llamándonos madres de terroristas o mujeres terroristas, tan golpeadas, presas, y no salía nunca en ningún lado, porque ellos manejaban todo. ¿Cómo lo iban a decir?
Ahora mismo, cuando se habla de Astiz, no hablan del asesinato de las tres madres sino que hablan de las monjas. Porque es muy fuerte en este país decir que un tipo asesinó a tres madres.
Fue en la Escuela Mecánica de la Armada y fueron todos; las secuestraron, las violaron, las torturaron y las mataron. Es muy fuerte decirlo, pero yo aprovecho esta oportunidad para señalar: sí, señores, acá todavía no se habla de que estos atorrantes y genocidas mataron a tres de las mejores madres que teníamos.
Cuando se habla del hecho se dice que fueron las monjas francesas. Las monjas venían a acompañar. Por eso necesitamos mucho papel, muchas radios, mucho escribir, mucho hablar, muchas televisiones. No me importa si Clarín tiene 250 medios. Como hablamos de igualdad yo quiero tener también 250 medios como Clarín. Gracias a todos los que me invitaron y el martes los esperamos a todos. (Aplausos.)
Todo este año, que tuvimos que leer tanto a los patriotas, vimos que todos, lo primero que hicieron fue fundar un periódico. No solamente Moreno, todos lo hicieron. Porque todos vieron la importancia de tener un papel, de poder decir y de ser escuchados.
Anoche estaba viendo en el programa "6,7,8" la masacre de La Noche de los Lápices, y lo que publicaba en aquél momento Clarín. Decía: "Muertos en enfrentamientos", y "La Razón" decía lo mismo.
¿Cuántas veces las Madres denunciamos todo esto que pasaba en La Plata, con 17, 20 o 30 colgados en un camión frigorífico, mientras Clarín, La Razón y La Nación titulaban "Muertos en enfrentamientos" o "Brutal enfrentamiento con el terrorismo"?
¿Terrorismo? Ellos son los terroristas. Lo que dicen los dueños de Papel Prensa es terrorismo puro. Terrorismo puro es descalificar a la presidenta o lo que le están haciendo a Néstor.
No se bancan que este país haya crecido. No se bancan que estemos muchísimos mejor. No quieren que el pueblo se entere, porque ellos desde ahí manejan todo. También las elecciones, algo con lo que tenemos que tener mucho cuidado y pelear mucho, para que Papel Prensa esté en las manos de quien tiene que estar, para que no sean siempre los mismos los que se queden con todo.
Ellos están tan enojados, tan furiosos y tan venenosos justamente porque les da miedo que salga todo esto sobre Papel Prensa y la igualdad: que todos tengamos una radio, una televisión o un cuadernito. Porque entonces sí vamos a poder elegir, y el pueblo va a saber y dejar de ver toda esta pavada que hay en la televisión, por no decir una mala palabra.
Parece que en el Congreso muchas malas palabras no se dicen. A mí me encantaría poder decir todo lo que pienso, pero mañana saldría en colores en esa prensa amarilla. No es que mi importe salir en colores, pero por respeto a la gente que me invitó, no voy a decir todo lo que pienso. Algo que en mí es bastante raro, porque siempre digo lo que pienso.
Estamos en un momento único. Estamos en el inicio del año de las elecciones y por eso hay tanta pelea. Tenemos que tener en nuestras manos los medios. Por eso el martes va a haber una gran marcha frente a Tribunales, no para pedirle a los jueces una entrevista, como hicieron los señores del monopolio, con algún sobrecito que le han pasado por abajo a algún juez -lo digo bajo mi responsabilidad. Nosotros vamos a ir con el pueblo a la calle. El pueblo va a estar en la calle. Esa va a ser la presión sobre Tribunales y sobre la Corte Suprema.
Todos tenemos que estar ahí. Nadie tiene que quedarse en la casa, porque a todos nos va a corresponder un pedacito de lo que consigamos, de la radio, de la televisión, de los papeles, de la prensa.
Todos somos responsables del país que queremos construir, todos somos responsables de apostar y apoyar con todas nuestras fuerzas lo que se ha conseguido en estos años. Algo inimaginable, impensable. Cuando a mí me preguntan: ¿qué espera de esto? Digo: nada. Porque siempre es más de lo que esperamos. Siempre es más de lo que pensamos.
Nosotras, que sufrimos tantas veces y que hemos sido tan atacadas, llamándonos madres de terroristas o mujeres terroristas, tan golpeadas, presas, y no salía nunca en ningún lado, porque ellos manejaban todo. ¿Cómo lo iban a decir?
Ahora mismo, cuando se habla de Astiz, no hablan del asesinato de las tres madres sino que hablan de las monjas. Porque es muy fuerte en este país decir que un tipo asesinó a tres madres.
Fue en la Escuela Mecánica de la Armada y fueron todos; las secuestraron, las violaron, las torturaron y las mataron. Es muy fuerte decirlo, pero yo aprovecho esta oportunidad para señalar: sí, señores, acá todavía no se habla de que estos atorrantes y genocidas mataron a tres de las mejores madres que teníamos.
Cuando se habla del hecho se dice que fueron las monjas francesas. Las monjas venían a acompañar. Por eso necesitamos mucho papel, muchas radios, mucho escribir, mucho hablar, muchas televisiones. No me importa si Clarín tiene 250 medios. Como hablamos de igualdad yo quiero tener también 250 medios como Clarín. Gracias a todos los que me invitaron y el martes los esperamos a todos. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA DI TULLIO A continuación haremos un receso hasta las 15 horas para continuar con la lista de expositores.
Queda levantada la reunión.
Queda levantada la reunión.
- Es la hora 13 y 40.