Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo de la Nación, que a través de los organismos competentes, disponga, la difusión de campañas de concientización y sensibilización para prevenir y erradicar el acoso callejero, en el marco de la ley de Protección Integral a las Mujeres N° 26.485, durante la transmisión de los programas FUTBOL PARA TODOS, AUTOMOVILISMO PARA TODOS y DEPORTE PARA TODOS, con motivo de conmemorarse la Semana Internacional contra el Acoso Callejero.

Señor presidente:

La ley 26.485 fue sancionada el 11 de marzo de 2009, con el objeto de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en los ámbitos en los que desarrollen sus relaciones interpersonales, en cumplimiento con los derechos emanados de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.

Sin embargo las prácticas de violencia contra la mujer no han cesado en la actualidad, y se manifiestan como un flagelo social desde las formas menos visibles en las relaciones interpersonales, como es el caso del acoso callejero, hasta los niveles más extremos como lo constituyen los femicidios.

Por tal motivo consideramos que es importante que el Estado Nacional promueva valores que respeten la dignidad de la mujer y la protejan de todo tipo de violencia para asegurar su bienestar y pleno desarrollo. En este sentido consideramos oportuno que el Poder Ejecutivo Nacional, a través de la Secretaría de Comunicación Pública adhiera cada año a la semana de la lucha contra el acoso callejero, implementando campañas audiovisuales de concientización y sensibilización para prevenir y erradicar el acoso callejero.

Cuando hablamos de acoso callejero no nos referimos al piropo con el cual una persona busca cortejar a la otra en forma de halago o apreciación positiva de su imagen, sino aquel comportamiento que implica palabras o acciones intimidantes, agresivas, con alto contenido sexual como por ejemplo silbidos, comentarios sexualmente explícitos, cierre del paso, autoerotismo en público, exhibicionismo, seguimiento, entre otros. Estas prácticas amenazantes invaden el espacio físico y emocional de quien lo padece de una manera irrespetuosa, constituyendo una experiencia incómoda, desagradable y hasta a veces humillante.

Por las razones expuestas y a fin de promover la protección integral de las mujeres, solicito a mis pares acompañen el presente proyecto de resolución.