Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional para que, a través del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, instrumente un Plan Integral de Promoción del Cultivo del Trigo 2010/2011 que contemple:

1. Asistencia técnica a los pequeños y medianos productores que asegure el acceso a un paquete tecnológico adecuado para cada zona incluyendo semilla, herbicida, funguicidas y combustible para garantizar las labores productivas.

2. Incentivos que premien las buenas prácticas agropecuarias que ayudan a conservar la capacidad productiva de los suelos.

3. Facilitación al acceso de coberturas de riesgo por cambio climático.

1. Normalización de la cadena comercial.

2. Eliminación en la carga tributaria, eliminando los derechos de exportación al trigo en las zonas de emergencia y/o desastre agropecuario.

Señor presidente:

El fracaso de la última cosecha de trigo, debido a la disminución de las hectáreas sembradas, la sequía que afectó diferentes regiones trigueras del país, y un cúmulo de desaciertos políticos en materia agropecuaria resulta evidente. Por estos motivos hoy se viven momentos muy adversos entre quienes hace un año optaron por el cultivo de este cereal, en especial los pequeños y medianos productores en zonas de emergencia y/o desastre agropecuario.

Por dar un ejemplo, en la región del sudoeste bonaerense, triguera por excelencia, esta situación será aún mucho más grave que la del promedio del país, dadas la falta de humedad y las características agroecológicas de esta zona. Hasta no hace mucho tiempo llegaron a producirse en esa región unas 3,5 millones de toneladas de trigo, siendo que en la última campaña se produjeron menos de 1 millón de toneladas. Ello implica una caída de un 72 % respecto al año anterior, y de un 64% si consideramos el promedio de la presente década.

La consecuencia de las políticas agropecuarias nacionales ha sido el desincentivo de la producción en general, y específicamente de trigo y maíz, mientras que se pretende estimular el consumo. Las políticas y los métodos implementados por el Sr. Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, condenan a los productores a recibir un precio ínfimo por su cosecha y a los consumidores a pagar caro el pan. Los molinos harineros tienen más trigo del que necesitan, pues el gobierno nacional los obligó a comprar y los permisos para exportar son muy limitados. El productor tiene que guardar su trigo, no puede generar ingresos para encarar la próxima cosecha, y se ve obligado a extender sus plazos de pago afectando a sus proveedores rurales.

El especialista Carlos Etchepare sostuvo en enero de 2010 que desde mayo de 2006, cuando se produjo la primera intervención del Secretario Guillermo Moreno en el mercado triguero, la producción cayó de 18 millones de toneladas a escasas 7 millones, es decir casi un 60%. Etchepare graficó: "El granero del mundo hoy produce menos trigo que Kazajstán, Ucrania y Pakistán". Según el especialista, los sucesivos pactos entre Moreno y los compradores del trigo (las grandes cerealeras y los molinos) han provocado una multimillonaria transferencia de ingresos desde la producción al resto de la cadena, que cuantificó en USD 1.750 millones desde 2006. Esta estimación coincide con las cifras que maneja la Federación de Acopiadores de Cereales, la cual estimó que los productores trigueros en las últimas dos campañas han perdido USD 1.800 millones a manos de otros sectores. Es importante resaltar que Etchepare también advirtió que las distorsiones en el mercado del trigo se están replicando en los cultivos de la cosecha gruesa (entre ellos el maíz). Y denunció que si no se recupera la transparencia del mercado, en 2010 los productores cederán USD 2.759 millones.

Un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) conocido en el mes de enero sintetiza de manera contundente esta situación. Dicho informe fue elaborado por el Área de Estudios Económicos y Sociales de la sede Pergamino del INTA. En uno de sus párrafos, el informe expresa que la actual crisis por la que atraviesa el cultivo es "resultado de varios años de política oficial". Más adelante el reporte agrega: "El mercado de trigo sigue en crisis por falta de precios y de compradores. Esto es el resultado de varios años de política oficial, cuyo rasgo principal fue preservar la mesa de los argentinos", afirma. En línea con este razonamiento, el informe atribuye también al intervencionismo del Gobierno, y en particular de la Secretaría de Comercio Interior, el descenso del área sembrada con el cultivo.

En el plano internacional las perspectivas del trigo tampoco son buenas: el lento avance de las exportaciones americanas, la salida de fondos especulativos (de la mano de la revaluación del dólar), la crisis europea, y la gran oferta mundial de trigo presionaron a la baja las cotizaciones de este cereal.

La Sra. Presidenta de la Nación ha manifestado en más de una oportunidad que "las retenciones son instrumentos de política interna que permite resguardar el precio internacional, que se fija en Chicago y es en dólares. Una eliminación de esos derechos impactará sobre el productor, pero también en el valor de la mesa de los argentinos y en toda la cadena agroalimentaria". Sin embargo, las retenciones continúan igual que antes, la cadena agroalimentaria ha visto aumentado sus costos de producción y lo que aún es mucho peor, la mesa de los argentinos está cada vez más encarecida. Entonces nos preguntamos, ahora, ¿a quién deberíamos echarle la culpa?

Adicionalmente debe recordarse que a partir de la firma del acuerdo entre exportadores y el gobierno se implementó un mecanismo totalmente engorroso y arbitrario que obliga a los productores y acopiadores a informar en carácter de declaración jurada la existencia de trigo al Ministerio de Agricultura de la Nación y a la Secretaria de Comercio Interior, quien en última instancia decide si los productores pueden vender al valor FAS teórico menos flete a la exportación, o a los molinos.

Estos mecanismos generan incertidumbre entre los productores trigueros, quienes no saben si finalmente podrán comercializar su producción de cereal, ni cuando, ni como. Es necesario enfatizar que, de no asegurarse la comercialización sin limitantes, los productores de varias regiones de la Argentina, pero fundamentalmente de aquellas que han pasado y están atravesando una sequía importante, no darán inicio a las labores de siembra. Esto generará, nuevamente, una disminución en la producción de trigo para la próxima cosecha, impactando fuertemente en la cadena agroalimentaria argentina y en la "mesa de los argentinos".

La falta de un precio rentable, siendo que ni siquiera llega al productor el valor del trigo descontadas las retenciones, unido a la situación climática incierta y las dificultades manifiestas en la cadena comercial han generado que este año a nivel nacional se espere una baja cantidad de hectáreas sembradas de trigo, al punto que la campaña podría resultar equivalente a la del año 1890.

En este contexto, y sin efectuar una autocrítica sobre los errores de la política agropecuaria nacional de los últimos años, hacia fines del mes de mayo el Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Julián Domínguez, decidió impulsar la puesta en marcha de fondos rotatorios de financiamiento para la siembra de trigo en el sudoeste bonaerense.

Entusiasmado con esta herramienta, Domínguez manifestó el pasado jueves 27 de mayo en Bahía Blanca: "Queremos promover la siembra de trigo porque la Argentina necesita sembrar más de ese cereal. Y necesitamos que en este plan esté presente el sudoeste bonaerense. De esta forma, tendremos más producción y más productores dentro del sistema". Ese mismo día el Ministro aseguró: "Queremos poner a ese cereal en una situación de privilegio con respecto a los otros cereales y oleaginosas, para superar el umbral de los 4,5 millones de hectáreas sembradas".

Aunque tardía, la reacción de Domínguez resulta en cierto modo favorable para los productores trigueros. Merece incluso destacarse la aparente voluntad política del Ministro por legitimar la implementación de los fondos rotatorios, al disponer que los mismos contemplen, en principio, instancias de comunicación entre los Estados nacional, provincial y municipal, así como las entidades rurales y eventualmente organismos técnicos (INTA).

Sin embargo, y por los motivos antes señalados, la iniciativa de Domínguez se asemeja a una gota de agua en el desierto. Aun cuando los fondos rotatorios se instrumenten correctamente, el futuro del trigo depende de una solución integral encarada de manera sustentable como política de estado. Por ejemplo, según estudios locales e internacionales, la mayor parte del territorio del sudoeste bonaerense ha sido caracterizada como "marginalmente sustentable para el uso agrícola". Esto significa que según el estado actual de la tecnología, el potencial productivo agrícola de la región es muy limitado. ¿Ha tenido en cuenta esta limitante Domínguez? ¿Cuál será la asistencia tecnológica que se brindará a los pequeños y medianos productores para superarla?

Un programa integral también debería contemplar incentivos que premien las buenas prácticas agropecuarias que ayudan a conservar la capacidad productiva de los suelos. En la provincia de Buenos Aires la principal amenaza por la pérdida de vegetación como consecuencia del desmonte, es la erosión eólica (desertización), cuando los campos "comienzan a volar". Se debe tener en cuenta que no son los cultivos los que degradan los suelos, sino las prácticas de manejo utilizadas por el hombre.

Las causas de estos deterioros reconocen, en la mayoría de los casos, la no utilización de tecnologías adecuadas, como también la falta de conciencia conservacionista y de una política definida en la materia. (Viglizzo, 1991). La desertización sigue avanzando en el territorio bonaerense, durante los últimos años de modo especialmente virulento en la región del sudoeste. ¿Cuáles serán las consecuencias sobre la capacidad productiva del suelo de una nueva campaña triguera en aquellos campos en los cuales no se lleven a cabo buenas prácticas agropecuarias?

En lo que se refiere al riesgo climático, debe evaluarse que desde el año 1991 el sudoeste bonaerense ha estado ininterrumpidamente en emergencia por sequía. La situación se agravó hasta límites desesperantes en el transcurso del último año. ¿Cuál es el pronóstico de lluvia para la próxima primavera, cuando macollarán los trigos en el sudoeste bonaerense? ¿Se han previsto mecanismos eficientes de cobertura del riesgo climático? De lo contrario: ¿Cómo devolverán los fondos rotatorios los pequeños y medianos productores en caso que la cosecha de trigo fracase por agua insuficiente durante la primavera?

Adicionalmente, y por los motivos antes señalados, para evitar un nuevo fracaso de la campaña triguera es preciso que el Plan Integral para promover la siembra de trigo 2010/2011 contemple un cronograma real y concreto de apertura de las exportaciones de trigo. En el mismo sentido, resultaría esperable que se otorgue financiamiento a bajo costo para los pequeños y medianos productores en zonas de emergencia y/o desastre agropecuario, al igual que un alivio en la carga tributaria, eliminando los derechos de exportación al trigo en las zonas de emergencia y/o desastre agropecuario.

La proteína que produce el trigo es el gluten, la misma se obtiene del suelo, de ahí la importancia de fertilizar con urea para reponer lo que la planta extrae, sino lo que termina ocurriendo es la destrucción (o erosión) del suelo.

En una región como el sudoeste bonaerense y también en otras zonas de la República Argentina en estado de desastre agropecuario, este no es un tema menor. Hay estudios y gráficos que así lo atestiguan dónde se ve claramente cuanto se extrae de nutrientes en relación a los niveles de rendimiento del cereal y oleaginosas y cuanto es lo que agregar de fertilizante al suelo para hacerlo nuevamente productivo

. De ahí que es importante la entrega de fertilizante en una región "frágil" además de la semilla en zonas áridas y semiáridas con condiciones edafoclimáticas y agroecológicas desfavorables.

Otro punto es el acceso a los equipos de siembra con sistemas conservacionistas y adecuado a suelos vulnerables, es indispensable entender que no es solo crédito sino sistemas que permitan acceder a sembradoras acordes, a través de contratistas, de manera asociativa para eficientizar recursos.

Para que el Plan Integral de Promoción del Cultivo del Trigo pueda ser implementado, supervisado y auditado y por otra parte, tenga un efecto positivo es fundamental, sin lugar a dudas, la presencia activa de técnicos y profesionales que estén con los productores en los campos de siembra.. Este punto es fundamental para que se pueda desarrollar dicho Plan Integral, ya sea a través de profesionales del INTA o del ámbito que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca determine.

Con este proyecto de resolución pretendemos alertar al Poder Ejecutivo sobre la importancia de instrumentar un plan integral para promover la siembra de trigo 2010/2011, sin el cual el cultivo de este cereal estará nuevamente encaminado a un nuevo fracaso productivo.

Por todo lo expuesto anteriormente, es que invito a las Sras. Diputadas y Sres. Diputados a acompañar el presente Proyecto de Resolución.-