Expresar su beneplácito por los 50 años de trayectoria del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), a cumplirse en próximo 27 de noviembre de 2008 y el reconocimiento de su labor abocada a la cooperación como herramienta de transformación social, tanto por su contribución a la economía solidaria como por su aporte a la batalla cultural indispensable para instalar valores éticos de profundo contenido humanista.

Señor presidente:

Las grandes transformaciones económicas que produjo en el mundo la Revolución Industrial generaron importantes reacciones de carácter social: el socialismo, la organización del movimiento obrero, el cooperativismo.

El cooperativismo constituye un objetivo de la sociedad y así ha sido consagrado por distintas Constituciones en todo el mundo. En ese sentido, nuestra Constitución se expresa en el artículo 14 bis al disponer el "Fomento de la cooperación libre".

Para Justo y Repetto lo fundamental es el respeto a la libertad y a la dignidad de las personas, actuando como cooperadores o como ciudadanos. Se trata de convertir a quienes son meras piezas de una máquina que otros manejan, en protagonistas conscientes de la acción económica, voluntariamente unidos para esa labor (1) .

Las cooperativas son entidades sin fines de lucro que no generan ganancias, que son una forma asociativa apropiada para la defensa de los sectores más desprotegidos de la población, que son formas de propiedad social constituidas con fines de servicios, que proporcionan una alternativa a la actividad de las grandes empresas con fines de lucro. Constituyen la organización más democrática alcanzada en el campo de la economía y es necesario reconocer a este sector el papel que desarrolla a favor del crecimiento y la democracia, pues impulsan realizaciones económicas al servicio de los seres humanos.

El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) es una federación de cooperativas a nivel nacional, fundada el 23 de noviembre de 1958 en Rosario. Su objetivo social incluye desde la representación institucional y gremial de las cooperativas asociadas, hasta la prestación de toda clase de servicios requeridos por sus entidades asociadas y terceros para la aplicación, la promoción y el apoyo de iniciativas favorables a la cooperación, la democracia y el progreso económico y social del país.

A mediados del los años 50, las pequeñas y medianas cooperativas tenían dificultades para su financiamiento, así surge el interés por crear una entidad que aportara soluciones. En un congreso realizado en Rosario el 22 y 23 de noviembre de 1958, se resolvió crear el IMFC, entendiendo que la economía del país se divide en regiones, cada una con su ciclo, y la mejor forma de contribuir a que todo el país tuviera oportunidades pasaba por que esos recursos circulen y se movilicen. Desde entonces se resolvió crear cajas de crédito cooperativas como elemento básico para brindar créditos a las instituciones. Hasta el año 1966 habían alcanzado el número de 973 entidades.

Cuando surge la institución se fijan los objetivos. Por un lado la empresa eficiente, pero también la importancia de que esa eficiencia tuviera un punto de apoyo en lo social. El IMFC siempre estuvo ligado a reivindicaciones sociales y populares contribuyendo al ascenso social en la Argentina, esto se tradujo en el momento de esplendor de las cajas de créditos, al resurgimiento de muchas localidades del interior con obras de pavimento, sistemas de iluminación pública, agua potable, a partir del aporte de las cajas y el aporte de los habitantes del lugar.

El cooperativismo generó así una manera de actuar con éxitos a partir de la participación de la gente. Como enuncia su presidente Segundo Camuratti "siempre planteamos dos consignas: una es que el país se hace desde adentro o no se hace y la otra es que el dinero de los argentinos debe estar en manos argentinas". Estos dos elementos se esgrimen a lo largo de la rica historia del IMFC. (2)

Las cooperativas no han fugado capitales y han invertido sus excedentes en actividades productivas en la economía interna. No han evadido sus impuestos, ni aportes previsionales y sociales. No han utilizado a sus trabajadores como variables de ajuste, constituyendo un importante elemento de estabilidad económica porque responden a los intereses de sus millones de asociados.

El movimiento cooperativo de nuestro país ha sido importante en la redistribución progresiva del ingreso nacional.

Por todo lo expuesto, nos permitimos solicitar a esta Honorable Cámara la aprobación de este proyecto, como reconocimiento a través de esta institución pionera, al movimiento cooperativista argentino como ejemplo de práctica democrática económica con valores de solidaridad y responsabilidad social.