Declarar de interés de esta Honorable Cámara a la Fundación Cultura de Trabajo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por su labor realizada en la reinserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad socio habitacional. -

Señor presidente:

La Fundación Cultura de Trabajo comenzó a gestarse como un proyecto de investigación, hace diez (10) años, cuando sus fundadoras, Alexandra Carballo y María Eugenia Sconfienza se propusieron indagar sobre cuál era el principal problema de los segmentos vulnerables a la hora de conseguir un empleo y cuáles son las respuestas que en otras partes del mundo se instrumentan para atender esta problemática.

Sus fundadoras, politólogas, se perciben como “hijas de la flexibilización laboral” y ambas provienen de familias que atravesaron etapas de desempleo durante la adolescencia, dejándoles de este modo el duro aprendizaje de transitar la vida familiar afrontando las consecuencias que el desempleo implica tanto para el desempleado como para su entorno y lazos familiares. En este caso, sus familias de clase media, contaban con los recursos y herramientas para poder reinsertarse laboralmente, pero ¿qué pasaba entonces con aquellos que no tienen las mismas posibilidades?

En el 2015, de la mano de la personería jurídica de Fundación Luciérnaga, encararon su labor en el marco de un programa de intermediación laboral para personas mayores de 45 años de edad que vivían en paradores y hogares de la ciudad de Buenos Aires. Esta experiencia resultó el vehículo de acceso a ese segmento importante de personas que, con trayectorias y conocimientos laborales, no pueden ingresar a un empleo por falta de redes de contacto que les permitiera acceder a información tan básica como la existencia de la vacante. Y luego, si esa información llegaba a ellos por vías casuales y/o informales, debemos consignar que, en primer lugar, el 13% de la población actualmente atendida no tiene forma de comunicarse con un sitio con vacantes laborales porque no dispone de un teléfono fijo o móvil, ni propio, ni de conocidos. Y además, las barreras de discriminación hacia quienes no pueden dar un domicilio fijo o acudir a una entrevista con el atuendo adecuado, terminaban de cerrar el círculo frustrante de la búsqueda de empleo.

En el año 2016 el programa de intermediación laboral amplió la cobertura y el rango etario atendido, incluyendo a todas las personas mayores de 18 años en situación de vulnerabilidad socio habitacional; esto es situación de calle directa, habitantes de hogares y paradores, barrios vulnerables, inquilinatos, pensiones. Se avanzó además en la cobertura geográfica, y el territorio abarcado se amplió desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hacia el primer cordón de la Provincia de Buenos Aires.

El programa comenzó a crecer junto a la red de organizaciones, con las que se vinculaba para completar los circuitos de la intermediación laboral.

Un aporte del Banco Galicia les permitió generar el primer banco de herramientas para proveer a los desocupados con posibilidades de incluirse en el mercado laboral a través de su competencias vinculadas a oficios.

En el 2017 tuvo respuesta un proyecto presentado ante el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Programa recibió un primer subsidio. Este aporte, el aumento de la cifra de voluntarios, de 12 a 35 personas y la protocolización de la operatoria de trabajo a través de un sistema de gestión (CRM) permitió maximizar y profesionalizar los procesos, permitiendo la ampliación de los servicios del Programa. Una nueva expansión geográfica alcanzó el segundo cordón del conurbano y ese año (2017) se alcanzó la cifra de 800 personas entrevistadas.

El crecimiento exponencial del programa que ya empezaba a denominarse “Cultura de Trabajo” atrajo a sesenta y tres (63) entidades sociales que se sumaron a la apuesta, enviando asistidos a sus entrevistas de admisión, para formar parte del programa de acompañamiento. A partir de la tarea de la Fundación, asistieron a entrevistas de empleo más de 563 personas y se concretaron 80 incorporaciones definitivas. Se logró una transferencia en ingresos laborales de más $1.460.000 para más de 80 familias y se estableció un vínculo institucional con el programa BAP (Buenos Aires Presente) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se realizó el primer evento de Responsabilidad Social Empresarial y Empleo en el Hipódromo de Palermo, en el que Cultura del Trabajo compartió su experiencia y sumó sinergias para poder repensar la inclusión laboral de los segmentos más vulnerables.

Se firmaron convenios de voluntariado con la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Economía) y con la UADE (Universidad Argentina de la Empresa). Se realizaron talleres de Orientación Laboral y Armado de Curriculum Vitae en convenio con la Universidad de Buenos Aires. A través de talleres de acompañamiento post incorporación laboral se apoyó el sostenimiento en el tiempo del empleo conseguido. Se brindó capacitación en Asistencia Financiera y Monotributo Social con la colaboración de la Escuela Argentina de Negocios. Se llevaron a cabo microemprendimientos con salida laboral. La organización participó en los Foros Nacionales de Responsabilidad Social y Foros de Empleabilidad (Ministerio de Desarrollo Social de Nación). Además, Cultura del Trabajo integró la “Mesa Estratégica de Intermediación Laboral” con expertos de reconocidos organismos privados y públicos, convocada por la Red de Innovación Local en la que ambién participó de la RACI -Red Argentina de Cooperación Internacional.

En el 2018, ya con personería jurídica propia, Cultura del Trabajo contaba con 91 entidades sociales de asistencia que enviaban a sus asistidos.

Para entonces, una de cada cuatro personas asistidas por el Programa logró una entrevista de trabajo luego de mucho tiempo. El 47% de las entrevistas derivaron en una contratación y la transferencia en ingresos laborales alcanzó la cifra de más $1.189.000 para más de 74 familias. El número de entrevistados hasta esa fecha era de 628 personas y promediando 13 entrevistas y 6 incorporaciones laborales mensuales. En el año 2018 el Programa logró 74 incorporaciones al mercado de trabajo de personas en extrema vulnerabilidad. Los empleos en su mayoría han sido de tipo permanente. Durante ese año, 2018, el voluntariado pasó de 30 personas en 2017 a más de 40. Se realizaron microemprendimientos creando productos de impacto en la sustentabilidad y la inserción laboral, se estableció un un acuerdo de colaboración para recibir a voluntarios de la Universidad de Nueva York y se avanzó en la alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, en articulación con diversos actores del contexto local. En esta línea, se desarrolló el II Workshop de RSE y Empleo en la Escuela Argentina de Negocios.

La Fundación se mudó a su nueva sede en el barrio de Flores donde incorporó talleres de post inserción laboral y comenzó la construcción de duchas para que las personas en situación de calle directa pudieran pasar por el espacio para prepararse antes de asistir a entrevistas. Por ese entonces, con el apoyo de María O Donnell y el Círculo de Legisladores de la Nación, realizó su primer cena anual de recaudación de fondos.

Actualmente, la Fundación cuenta con más de 1500 personas bajo el programa.

Son más de 50 los voluntarios que forman parte de su entramado, trabaja en coordinación con más de 140 entidades sociales como Cáritas, LumenCor, Haciendo Lío, Fundación Sí y articula su tarea con organismos gubernamentales como el Buenos Aires Presente y la Unidad de Trata de la Ciudad de Buenos Aires..

Desde empresas de servicios hasta hoteles cinco estrellas acuden a Cultura de Trabajo para cubrir sus vacantes. Y la Fundación puede exhibir el logro de que los hogares acompañados perciban ingresos por más de 4.300.000 pesos.

La apuesta se redobla en esta organización de forma permanente. Así, creó una sección de Investigación que emite informes de situación del empleo en los segmentos que atiende, con ayuda de Cementos Avellaneda inauguró un servicio de higiene (ducha) para personas en situación de calle directa, sumó talleres de pre-inserción laboral y lanzó un nuevo programa de acompañamiento reforzado y seguimiento personalizado para los casos en los que se detecta mayor urgencia y necesidad (personas en situación de calle directa, generalmente).

El presupuesto mensual para atender costos mínimos operativos de la organización, en 2019, asciende a $23.000 mensuales.

En un país como la Argentina, en el que la pobreza estructural, desde hace más de 20 años ronda el 30%, el camino a recorrer requiere necesariamente de acciones inclusivas y entramados institucionales que puedan asegurarlas a futuro.

Lo expuesto hasta aquí, en un racconto breve que da cuenta apenas de la trayectoria de la Fundación Cultura del Trabajo, es un claro indicio de que el servicio prestado por esta organización resulta invaluable.

Quienes menos tienen cuentan con esta organización para correr las barreras que los separan de un empleo, cientos de personas ponen sus destinos laborales en manos de la Fundación para ofrecer su fuerza de trabajo y cada vez más empresas confían en el desempeño de la organización para la búsqueda de su personal.

Y la Fundación se convierte así en una pieza fundamental para igualar las oportunidades de acceso al empleo de los sectores más vulnerables.

No podemos menos que reconocer su inmenso aporte social, apoyando desde esta Honorable Cámara a estas organizaciones que nos marcan el camino. Es por esto que solicito a mis pares el acompañamiento a la presente iniciativa.