La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar Beneplácito por la reanudación de relaciones diplomáticas entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América.

Señor presidente:

En el día de la fecha asistimos a un hecho histórico del que aún no podemos sino avizorar en el horizonte todas las consecuencias que traerá a nivel mundial; dos pueblos hermanos comienzan a transitar nuevamente una senda de la que nunca deberían haberse apartado.

Recordemos que desde que se estableció la Revolución Cubana, en 1959, no trascendía una comunicación directa entre los más altos mandatarios de ambos países, lo que ya constituye un acto esperanzador.

Por entonces, y a tan solo 2 años del ascenso de Fidel Castro al poder en la isla, EEUU comenzaba una política dirigida a aislar a su vecino, en un contexto marcado por el desarrollo de la "Guerra Fría". Con la caída del Muro de Berlín, lejos de encaminarse a normalizar las relaciones, EEUU tomó medidas para acelerar la que consideraban inminente caída del Gobierno de Castro. Medidas como las leyes "Torricelli" (1992) y la "Helms-Burton" (1996) persiguieron aún con mayor tenacidad a quienes intentaban sortear el embargo comercial que sufría el país caribeño y que hicieron de aquéllos años, seguramente uno de los más aciagos en su rica Historia. Baste recordar a modo de ejemplo que la isla, reconocida a nivel global por sus logros en materia de salud pública, tuvo que pedir en el año 1993 la asistencia mundial para poder sobrellevar una epidemia de neuritis, - enfermedad que causa una pérdida progresiva de la visión- que afectó a miles de personas.

Estaba claro por entonces que el surgimiento de la epidemia no era casual. La comida estaba racionada y la neuritis está descrita en la literatura médica como una enfermedad carencial - fundamentalmente de vitamina B-, provocada por una deficiente alimentación. La escasez de todo tipo que debía afrontar el país luego del derrumbamiento del bloque soviético era visto por entonces como el síntoma más claro del fin de una era. Numerosas y estridentes publicaciones con cierta pretensión académica vieron la luz, anunciando dicho fin.

Sin embargo, y a poco de cumplirse 25 años de la caída del Muro, Cuba sigue siendo esencialmente la misma. Hoy la isla no está gobernada por Fidel Castro sino por su hermano Raúl, pero puede decirse que el sostenimiento del embargo norteamericano no ha conseguido lo que buscaba. Si algo ha cambiado en el país -mayores márgenes para la iniciativa privada, apertura a la inversión extranjera, eliminación de las restricciones para salir del país, incluso para los disidentes- ha sido por decisión y conveniencia del propio Gobierno, no resultado de la política de presión estadounidense.

A pesar de la incesante presión que ejercen los sectores anticastristas en los Estados Unidos, sobretodo en el estado de Florida (el más cercano a la isla), la necesidad de analizar la conveniencia de las medidas de aislamiento ha sido alentada por actores cada vez más visibles. Iniciativas desde la prensa y de los más altos estratos de la política se han expresado en este sentido. Hillary Clinton, ex secretaria de Estado recientemente provocó la ira de quienes pretenden continuar con las mismas políticas de más de 50 años con unas declaraciones, a propósito de la publicación de su reciente libro de memorias, sobre la necesidad de cambiar el enfoque hacia Cuba y acabar con el embargo. A continuación, el periódico The New York Times insistió en el asunto con un editorial en el que pidió abiertamente a Obama dar un giro de 180 grados a su política y restablecer relaciones con Cuba. A continuación, calificó el embargo de "insensato", y a ese editorial se sucedieron cuatro más, uno de ellos aplaudiendo la actitud de Cuba en la lucha internacional contra el ébola, otro pidiendo el canje de cubanos encarcelados en EE UU (acusados de espionaje), por un contratista norteamericano preso en La Habana (bajo la misma acusación), y el último, abogando por el fin de las acciones encubiertas de Washington para promover la democracia en Cuba.

Justamente el intercambio de ciudadanos entre ambos países es lo que se ha anunciado en el día de la fecha. Y para ello, ha sido absolutamente necesaria la mediación de su Santidad el Papa Francisco, según lo han dejado saber los actores centrales en este proceso de renovar los aires en la relación entre ambos países. Sin dudas, la actuación de nuestro compatriota Jorge Mario Bergoglio es otro motivo del cual nos debemos alegrar, pues marca el rumbo hacia la hermandad entre los pueblos que han emprendido los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen con la aprobación del presente Proyecto de Resolución.