PROYECTO DE TP
Expediente 8790-D-2010
Sumario: EXPRESAR BENEPLACITO POR LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO.
Fecha: 22/02/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 208
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar beneplácito por la
conmemoración del Bicentenario del nacimiento de Domingo Faustino
Sarmiento, expresidente de la Nación y uno de los grandes pensadores
argentinos del siglo XIX.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Hoy, 15 de febrero de 2011,
conmemoramos una fecha muy especial, el nacimiento de uno de los hombres
que más han hecho, tanto intelectual como políticamente, por nuestra patria.
Hablo de Domingo Faustino Sarmiento quien, además de haber sido maestro,
gobernador de la provincia de San Juan y Presidente de la Nación desde 1868 a
1874, ha sido uno de los grandes pensadores de nuestra realidad nacional, de
los conflictos vigentes en la Argentina cuya solución era central para nuestra
constitución como Nación plena, para el despliegue de nuestro potencial, y el
comienzo de un sendero de progreso y de construcción de una verdadera
sociedad democrática.
Antes que señalar su impronta
sobre las ideas que circulaban en su pensamiento sobre la conformación del
sistema educativo en nuestro país, cabe encuadrar de dónde surge su extrema
preocupación por alcanzar un sistema educativo inclusivo y que apuntara a
aumentar las posibilidades del progreso nacional.
Sarmiento asienta su pensamiento
en el punto de conflicto entre la barbarie (como calificaba a la sociedades
preindustriales de nuestro país y de la América Latina) y la civilización (los
Estados Unidos y los países más grandes de Europa) donde el potencial de
desarrollo estaba ligado a la productividad industrial y agrícola y a la
construcción de una sociedad plenamente instruida, para lo cual era
imprescindible un sistema educativo que funcionara a gran escala y permitiera
la movilidad social.
Por lo tanto, para el progreso de
nuestra nación era íntimamente necesario una sociedad con amplias
capacidades productivas que encontraba en el sistema educativo los
conocimientos necesarios tanto para incrementarlas pero también, y esto era
clave en su pensamiento, para participar en los asuntos públicos. Por ello, la
educación era un arma completa de desarrollo. La civilización aparece,
entonces, como excluyente frente a la barbarie. Esta significaría la permanencia
en un estado precario de desarrollo y la imposibilidad del despliegue de todo el
potencial humano.
Sin embargo, para un sistema
educativo de gran escala como el que propugna Sarmiento, la premisa esencial
era la conformación de un Estado Nacional como actor que introduce el orden
en nuestro país. Es decir, la misión era constituir un Estado civil y reformador
que apuntara a las grandes transformaciones sociales y tal fue su tarea como
Presidente de la Nación. Aún a pesar de que la sanción de la ley 1420 en 1884
ocurre mucho después de que abandonara la primera magistratura, Sarmiento
ha sido un claro inspirador de los comienzos de la educación como sistema en
la Argentina.
Fue, además de maestro, un activo
militante político (lo que lo llevó varias veces al exilio, principalmente debido a
su oposición a Rosas y al caudillo riojano Facundo Quiroga), y periodista. De su
notable obra literaria se destacan: Facundo; Recuerdos de Provincia; Viaje; Vida
de Dominguito; Educación Popular; Método de Lectura Gradual y Facundo,
Civilización y Barbarie.
Al alcanzar la gobernación de la provincia de San Juan estableció la
enseñanza primaria obligatoria y como Presidente de la República, estimuló la
educación y la cultura. En el área educativa, Sarmiento elevó el número de
alumnos de treinta mil a cien mil alumnos, creó un gran número de escuelas
primarias, universidades, la Biblioteca Nacional de Maestros, Escuela Naval y el
Colegio Militar. Realizó el primer censo demográfico y se profundizó el
desarrollo de las telecomunicaciones. Alentó fuertemente la inmigración y
contrató a hombres de ciencia y maestros extranjeros.
Quisiera igualmente no estancar el recuerdo de tan notable hombre en las
sombras de un pasado que, a efectos políticos, aparece engrandecido y falto de
contradicciones. Así, nuestros mejores hombres aparecen deshumanizados y
puestos en un pedestal alejado de nuestras posibilidades de apropiarnos de sus
experiencias.
Quizás bien sirva retomar el
incansable trabajo (tanto intelectual como político) de Sarmiento a fin de
analizar los procesos actuales y muy precisamente en cuanto al devenir de la
educación en nuestro país, cuestión que no puede tratarse sin considerar las
acciones de recuperación del sistema educativo que ha llevado adelante el
gobierno actual.
Hago este ejercicio porque
comienza a vislumbrarse hoy que, desde determinados medios, se usa
impunemente la imagen y el pensamiento de Sarmiento para proponernos una
crítica del presente que nos acerca a la imagen de un abismo de ruptura social
y de accionar estatal equivocado y sospechoso. Resulta interesante que surja
esta crítica de sectores sociales que sin dudas han sido claros beneficiarios de
proyectos de destrucción del tejido social, de las industrias y del sistema
educativo, así como también de las potestades del Estado sobre la economía.
Resulta sumamente contradictoria
cierta lectura efectuada sobre el presente cuando desde 2003, no sólo se
recuperaron los indicadores sociales, tanto de ocupación, de ingreso, de
pobreza e indigencia, pero también y muy importante, de recuperación del
tejido industrial nacional y del sistema educativo en toda su extensión.
Eso es algo visible sobre todo en el
sistema educativo, en el que el anterior gobierno y la actual administración
avanzaron a grandes pasos sobre lo que era un sistema cruzado por reformas
que no propiciaron una clara mejoría sino más bien lo contrario. Desde 2003 se
recuperó la potestad estatal sobre las directrices del sistema educativo; se
amplió la inversión estatal en educación para llevar a un piso del 6% del
producto interno bruto; se construyó poco más de mil escuelas; se constituyó
un sistema de becas para incentivar la elección por carreras de educación
superior que serían propicias para el desarrollo nacional; se aumentó el número
de universidades públicas; creó programas nacionales de terminación de
estudios de amplio alcance; se recuperó y se recompuso el salario docente; se
reconstruyó el sistema científico nacional ampliando las becas y logrando
retornar muchos de los científicos expulsados durante las últimas décadas. Sus
últimas medidas centrales fueron el establecimiento de la Asignación Universal
por Hijo, que terminó de completar la vuelta a la escuela de un importante
sector de jóvenes y niños que habían abandonado su escolarización, y la
entrega de tres millones de netbooks para alumnos y docentes de las escuelas
públicas del país que culminará en 2012.
Todo esto fue hecho en las ruinas
del sistema educativo y de nuestro país y en la más profunda desesperanza.
Cabría pensar si no es todo este accionar apuntar al progreso y el desarrollo
económico de nuestro país, en los términos en que lo plantea Sarmiento, aún a
pesar de las distancias ideológicas que puedan argumentarse.
Por ello es que observar una
lectura sesgada de la obra sarmientina, erigiendo junto con el recuerdo de este
gran hombre, una crítica de poca fundamentación en la realidad resulta, por lo
menos, atentar contra el sentido común, con la percepción de una realidad bien
distinta. Ni la sociedad está tan rota ni el Estado está destruido. Muy por el
contrario, las mejoras sociales avanzan y el Estado ha dejado en claro que no
dejará de estar presente, ni desprotegerá a quienes menos oportunidades
tienen.
Si bien es cierto que ni la
sociedad, ni el Estado, como tampoco la escuela o el sistema educativo son los
que han sido en el pasado, no es menos cierto que la destrucción de todos ellos
ha sido bien llevado a cabo por determinados sectores que confundían
desarrollo nacional con la desarticulación -obvia y sin vergüenza alguna- tanto
de las industrias nacionales, como del sistema educativo y las protecciones
sociales que hicieron de la Argentina un país casi igualitario, y de gran
desarrollo social y económico.
Incluso reconociendo todas las
faltas y tareas pendientes que nos caben a los argentinos y a la clase política,
sería beneficioso poner en duda determinados discursos cuyo tema central es
la descalificación de ciertos procesos sociales que han contribuido a la
revitalización de nuestro país.
Por eso es que sería interesante
poner en perspectiva los deseos y pensamientos de Sarmiento y su constante
búsqueda por un verdadero desarrollo para nuestra nación y una real
emancipación social y ciudadana. Por ello es que debemos celebrar que haya
existido un hombre apasionado que haya entendido que la educación es el pilar
de desarrollo para los pueblos que intentan alcanzar un desarrollo pleno y en el
que los hombres sean definitivamente libres y dueños de su futuro.
Por todos estos argumentos es
que solicito a mis pares el acompañamiento en el presente proyecto de
resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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LEVERBERG, STELLA MARIS | MISIONES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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