La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Rechazar la maniobra oficial de propiciar el armado de una estructura paralela a la Federación Universitaria Argentina, y repudiar todo intento de cooptación política del movimiento estudiantil universitario, que pretenda conculcar desde el poder las tradiciones reformistas y los fundamentos liminares de autonomía, libre gobierno e independencia de dicha organización estudiantil, cuyos militantes han sido protagonistas de históricas luchas en defensa de la libertad y la democracia en nuestro país.

Señor presidente:

El presente proyecto de declaración se inspira en la necesidad de expresar nuestro rechazo y poner límites claros a una maniobra oficial, fogoneada en su momento desde la Jefatura de Gabinete de Ministros por su titular Juan Manuel Abal Medina, para constituir una FUA paralela con agrupaciones estudiantiles convocadas por la estructura política de la agrupación "La Cámpora".

El lanzamiento de la FUA paralela, al calor de la explícita y nunca desmentida ambición oficial del "vamos por todo", surgió cuando no pudo dominar el Congreso oficial realizado por la FUA en Córdoba en junio pasado, donde la conducción del organismo volvió a quedar en poder de Franja Morada y fue elegido presidente el estudiante cordobés Emilio Cornaglia.

Nadie ignora los orígenes y tradiciones de la Federación Universitaria Argentina que trabaja permanentemente por mejorar la educación universitaria. Su rica historia de militancia universitaria tiene logros importantísimos como la reforma de 1918 y la lucha valiente en contra de las dictaduras militares y la permanente defensa de la libertad y la democracia en nuestro país.

De la misma manera ha procedido en muchos otros casos el kirchnerismo, cuando se ha propuesto dividir o destruir organizaciones que no pudo controlar bajo la férula de un poder hegemónico.

Pero en el caso de la FUA esta clase de maniobras debe enfrentar un acervo histórico de tradiciones reformistas, y no ha podido avasallar los fundamentos liminares de autonomía, libre gobierno e independencia que ha sembrado durante años dicha organización estudiantil, y cuyos militantes han sido protagonistas de históricas luchas que abrazaron agrupaciones estudiantiles libres, democráticas y progresistas de las más ricas y diferentes expresiones políticas.

La Federación Universitaria Argentina (FUA) es ya una institución histórica del movimiento estudiantil universitario en nuestro país. Y no resulta difícil imaginarnos el alto costo que significa anestesiar a la juventud universitaria y ahogar sus naturales expresiones de libertad, o el vuelo de su capacidad creadora y las ansias de justicia que extienden cada día nuevas fronteras a la acción y el pensamiento, en un mundo de cambios dinámicos que se agita sin pausas a nuestro alrededor, con nuevos paradigmas y mayores desafíos.

La FUA nace con la Reforma Universitaria de 1918, que se inscribe en la historia argentina como un hecho político trascendental.

Desde entonces el movimiento estudiantil levantó como bandera el principio de la igualdad de oportunidades, que se plasmó como un imperativo categórico y baluarte de nuestra democracia y del progreso social en nuestro país.

También el espíritu de la Reforma trascendió las fronteras del país para constituir el primer paso de avanzada en la estructura y funcionamiento de las universidades en Latinoamérica.

Muchos años más tarde, cuando en Mayo de 1968 los estudiantes de Paris lanzaron su movimiento liberador, en varios de sus manifiestos recordaban las heroicas jornadas de aquella Córdoba de cincuenta años atrás.

Por cierto, el legado de la Reforma Universitaria puede comprenderse en su verdadera magnitud y cobra actualidad cuando observamos la situación que se vive en países como Chile, donde el acceso a la educación está cuestionado y las Universidades privadas están produciendo un país cada vez más elitista.

He leído comentarios recientes de Víctor Pérez Vera, el Rector de la estatal Universidad de Chile, sobre la situación del país en materia educativa y las novedades académicas que estaban ofreciendo allí las universidades privadas.

"Todas sus nuevos planes de estudio sonaban muy lindo, pero no le hacían ningún bien a Chile, ni le harían bien a ningún otro país del mundo,- señaló el Rector de la universidad pública- porque a su juicio, "las universidades privadas se están volviendo progresivamente elitistas y están produciendo una elite económica y política cada vez más alejada de la realidad de la mayoría de los chilenos".

"¿En qué ambiente debe ser formada la futura elite dirigente de este país?- se preguntaba el Rector. Cuando fue formada en ambientes de diversidad, de libertad intelectual, de tolerancia, en ambientes laicos, respetuosos, se construyó una República. El día de mañana, cuando la elite dirigente provenga de ambientes cada vez mas cerrados, cada vez más excluyentes y menos diversos, yo creo que va a haber una dificultad, no va a permitirnos ser un país más justo, solidario y equitativo. Y no porque no lo quieran, sino porque no lo van a conocer", señaló el rector de la Universidad de Chile.

Traemos a colación estos comentarios porque estamos convencidos que el debate sobre el carácter democrático o autoritario de la educación cruza toda la historia de la educación argentina y latinoamericana.

Por eso mismo, creo que la reflexión sobre el papel de la educación en la construcción de vínculos democráticos o autoritarios cobra aún más importancia. Es un tema de primer orden en el proceso de construcción democrática de la Argentina y de los países latinoamericanos.

Por ello, no estamos rechazando con este proyecto un episodio lesivo para una institución, que se pretende subvertir en sus objetivos fundacionales, o un daño a un sector determinado del pensamiento, sino un atentado al libre desenvolvimiento del movimiento universitario argentino, que nos compromete, en nombre del pueblo de la Nación, a poner un freno a tanto atropello y discrecionalidad, en resguardo del carácter democrático de la Universidad pública en la Argentina.

Por todo lo expuesto, solicito el apoyo de mis pares en esta Honorable Cámara al presente proyecto de declaración.