PROYECTO DE TP
Expediente 8123-D-2010
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO SOBRE DIVERSAS CUESTIONES RELACIONADAS CON PARTIDAS PRESUPUESTARIAS DESTINADAS ORIGINARIAMENTE PARA ATENDER PROGRAMAS DE PLANIFICACION Y POLITICA AMBIENTAL, DERIVADAS AL "PROGRAMA FUTBOL PARA TODOS".
Fecha: 10/11/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 170
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Dirigirse al Poder Ejecutivo para
que, a través de los organismos que corresponda, informe sobre distintos
aspectos, a saber:
1. Indicar los motivos por los cuales se
presupuestaron $342 millones para los Programas de Planificación y Política Ambiental
(40), Promoción del Desarrollo Sustentable (41), Coordinación de Políticas Ambientales
(42) y Control Ambiental (43) y especificar los objetivos principales de cada
programa.
2. Indicar sí las partidas
presupuestadas en los Programas indicados en el punto 1 tienen como objetivo principal
destinarse al cumplimiento de lo determinado en el artículo 31, inciso a), b) y g) de la
Ley Nacional N° 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los
Bosques Nativos. En caso de que no fuera así, especificar en qué programa se
encuentran afectados los recursos para cumplir con la citada Ley.
3. Indicar, respecto de los programas
indicados en el punto 1, cuál es el porcentaje del presupuesto ejecutado al 30 de
Septiembre de 2010.
4. Indicar cuál es el monto
presupuestado para la ejecución de los programas indicados en el punto 1 para el año
2011.
5. Indicar cuál es el presupuesto que se
debe asignar, para el ejercicio 2011, en programas específicos a efectos de dar
cumplimiento a lo establecido en artículo 31º -Fondo Nacional para el Enriquecimiento
y la Conservación de los Bosques Nativos- de la Ley Nacional N° 26.331 de
Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos.
6. Indicar cuántos proyectos se
encuentran en ejecución -beneficiarios-, en el marco de lo establecido por la Ley
Nacional N° 26.331.
7. Indicar cuáles fueron los motivos
por los cuales se transfirieron $114 millones destinados a los Programas de
Planificación y Política Ambiental (40), Promoción del Desarrollo Sustentable (41),
Coordinación de Políticas Ambientales (42) y Control Ambiental (43) financiados por el
Tesoro Nacional hacia el Programa FUTBOL PARA TODOS (46) financiado por
Recursos de Afectación Específica -Autofinanciado- mediante la Decisión
Administrativa 41/2010.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Cada vez se reconoce más la
importancia de los bosques en la lucha contra la pobreza y la protección del
medio ambiente, sin embargo desde la FAO se admite que el ritmo del
desmonte y la degradación forestal siguen siendo alarmantes.
Los bosques pueden constituir
redes de seguridad vitales al ayudar a la población rural a evitar, atenuar o
escapar de la pobreza proporcionando bienes y servicios. El Banco Mundial
calculó recientemente que los medios de subsistencia de una cuarta parte de la
población pobre del mundo dependen directa o indirectamente de los bosques,
motivo suficiente para crear planteamientos integrados a fin de reducir la
pobreza mediante la gestión sostenible de los bosques.
La deforestación, que puede
definirse como la pérdida de superficie forestal, no es un fenómeno nuevo para
la humanidad: en los tres últimos siglos el promedio de deforestación fue de 6
millones de hectáreas anuales y se dio concentradamente en el Hemisferio
Norte, principalmente en los siglos XVIII y XIX.
Actualmente la deforestación
medida como pérdida de superficie no sólo ha aumentado significativamente
sino que, además, ha dejado de ser patrimonio del Hemisferio Norte como lo
fue durante los tres últimos siglos, para pasar a ser un fenómeno concentrado
en el Hemisferio Sur. Este hecho debe llamarnos seriamente a la reflexión.
A lo largo de los años se ha
señalado a la expansión agrícola como factor común en casi todos los estudios
sobre la deforestación. De hecho, gran parte del aumento de la producción de
alimentos se ha llevado a cabo a costa de centenares de millones de hectáreas
de bosque. No hay estimaciones sólidas sobre la superficie de tierras agrícolas y
de pastoreo que originalmente estaban cubiertas de bosques, pero lo cierto es
que una gran proporción de éstos fue talada para dar lugar a actividades
agrícola-ganaderas.
Además del fenómeno de la
deforestación existe otro proceso de deterioro del recurso: la degradación, que
consiste en la pérdida de biomasa y da como resultado un bosque
empobrecido. Existen claras evidencias de que la pérdida de biomasa en las
masas forestales tropicales tiene lugar con una tasa significativamente más
elevada que la pérdida de superficie debida a la deforestación. Sin embargo, al
ser un proceso menos impactante a simple vista no recibe la atención que
merece.
Ante este estado de cosas, la
deforestación y degradación de las masas forestales constituye una de las
mayores amenazas para el equilibrio ecológico de todo el planeta, al que hemos
colocado en una verdadera situación de emergencia.
El primer dato disponible sobre la
superficie efectiva de bosque de la República Argentina corresponde al Censo
Nacional Agropecuario del año 1937 que indica una superficie de 37.535.308
hectáreas de bosques nativos para ese año.
La superficie de bosques nativos,
en el año 1998 era de 33.190.442 hectáreas, según datos de la Unidad de
Manejo del Sistema de Evaluación Forestal.
La deforestación es un proceso
que ocurre por pulsos asociados a momentos favorables para la expansión
agrícola, ya sea por los precios de los productos agrícolas, cambios tecnológicos
o contexto socio-político. Argentina entra a partir de la década de 1990, y
probablemente desde el año 1980, en un nuevo pulso de deforestación
favorecido por la inversión en infraestructura, los cambios tecnológicos
(transgénicos y siembra directa) y el contexto internacional (globalización) que
motivan probablemente uno de los procesos de transformación de bosques
nativos de mayores dimensiones en la historia del país.
Al analizar esta situación no
debemos olvidar que, como se dijo anteriormente, el fenómeno de
deforestación se refiere exclusivamente a la pérdida de superficie forestal, es
decir que no mide el grave proceso de "degradación" de las masas forestales
restantes. Los bosques nativos de Argentina han sido sometidos a severos
procesos de degradación y en muchas partes se encuentran seriamente
comprometidas sus posibilidades de proporcionar bienes y servicios. Sin
embargo, el hecho de que los bosques estén degradados no significa que hayan
perdido su potencial, por el contrario, son bosques que bajo prácticas silvícolas
tendientes al manejo sustentable pueden ser recuperados. La magnitud de este
último proceso puede apreciarse, en forma preliminar, a partir de datos del
Primer Inventario Nacional de Bosques Nativos.
Considerando que los bosques
nativos en definitiva son fuente de recursos para la población de un país, un
indicador de utilidad puede ser la superficie de bosque nativo per cápita. En
este sentido, la población de Argentina pasó de aproximadamente 18 millones
de personas en 1941 a 36 millones de personas en 2001, y la superficie de
bosque nativo disminuyó constantemente. En 1940 se disponía de más de 2
hectáreas de bosque nativo por persona y en la actualidad este valor es inferior
a 1 hectárea.
La sociedad argentina ha crecido
dándole la espalda a sus recursos forestales, entre otras causas por la lejanía
de las zonas boscosas de los mayores centros urbanos del país. El hecho de
haberse asumido como un país agrícola y ganadero, casi excluyentemente
centrado en la producción pampeana, generó una visión que contribuyó a no
calificar a la actividad forestal como un dinamizador del desarrollo
socioeconómico nacional.
Con la pérdida de nuestros
bosques se pierde nuestro patrimonio forestal, se pone en peligro, además, al
40% de sus especies vegetales y animales. La falta de planificación y control
respecto del manejo de la extracción de los recursos madereros generó esta
situación. Actualmente están en peligro de extinción: el pino Paraná y el palo
rosado, en Misiones; los lapachos, las quínoas y el roble amburana, en la selva
de yungas; el palo santo y algunas especies de quebrachos, en el Chaco; y los
alerces y algunas araucarias y cipreses en el Sur.
A modo de ejemplo se puede
indicar que la situación actual de la Selva Misionera es realmente crítica: sólo
queda un 7% de su superficie original. Mientras que en Paraguay y Brasil ha
sido prácticamente destruida, la mayor parte se encuentra en nuestro país: sólo
alcanza cerca de 1.453.381 hectáreas.
En tal sentido podemos afirmar
que nuestro país se encuentra en una verdadera emergencia forestal, que
lamentablemente en la última década se ha acentuado fuertemente por la
expansión descontrolada de la actividad agropecuaria en zonas
tradicionalmente cubiertas por bosques y selvas.
El Artículo 41 de la Constitución
Nacional indica que: "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente
sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las
generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental
generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la
ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización
racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y
cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación
ambientales". Por lo tanto, es deber del Estado proteger nuestro patrimonio
forestal nativo.
Resulta evidente que la situación
de los bosques nativos a nivel mundial, y particularmente en nuestro país, es
realmente crítica; y que la emergencia forestal en la que actualmente nos
encontramos se acentúa cada vez más por la expansión descontrolada de la
actividad agropecuaria en zonas tradicionalmente cubiertas por bosques y
selvas.
En ese sentido, el consenso
científico es muy claro al señalar que la deforestación constituye una de las
mayores amenazas para el equilibrio ecológico de todo el planeta, y está
generando procesos de deterioro irreversibles para muchos ecosistemas, con
graves efectos para gran parte de la población mundial. En definitiva, es
indudable que las selvas y bosques son nuestro más importante patrimonio
natural, y que son fundamentales para nuestra supervivencia, por lo que resulta
vital frenar su destrucción y aprovecharlos responsablemente.
Es por ello que, en el nuevo
contexto que plantea la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental
de los Bosques Nativos, y en el marco del proceso de Ordenamiento Territorial
que la misma establece, hay diversas Organizaciones No Gubernamentales
Ambientalistas que plantean que se detenga completamente la destrucción de
los últimos bosques nativos.
La Ley Nº 26.331 de
Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para el enriquecimiento, la
restauración, conservación, aprovechamiento y manejo sostenible de los
Bosques Nativos fue sancionada por el Congreso Nacional el día 28 de
noviembre de 2007. Su reglamentación se demoro más de una año pese a las
solicitudes realizadas por este Parlamento y Organizaciones No
Gubernamentales de perfil Ambientalista.
Los objetivos fundamentales que
se plantean con la Ley Nº 26.331 son:
a) Promover la conservación
mediante el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos y la regulación de
la expansión de la frontera agropecuaria y de cualquier otro cambio de uso del
suelo;
b) Implementar las medidas
necesarias para regular y controlar la disminución de la superficie de bosques
nativos existentes, tendiendo a lograr una superficie perdurable en el
tiempo;
c) Mejorar y mantener los
procesos ecológicos y culturales en los bosques nativos que beneficien a la
sociedad;
d) Hacer prevalecer los principios
precautorio y preventivo, manteniendo bosques nativos cuyos beneficios
ambientales o los daños ambientales que su ausencia generase, aún no puedan
demostrarse con las técnicas disponibles en la actualidad;
e) Fomentar las actividades de
enriquecimiento, conservación, restauración mejoramiento y manejo sostenible
de los bosques nativos.
Se observa que, dada la
situación actual, los Bosques Nativos carecen de importancia relativa en la
industria forestal, y al no existir datos fidedignos tampoco se puede determinar
su importancia en la provisión de productos forestales no madereros.
Es tan importante impulsar la
implementación final de la Ley Nº 26.331 como asignar los fondos definidos por
esta normativa a efectos de atemperar y enfrentar la grave situación actual por
la que atraviesa el Sector Forestal Nacional.
Resulta determinante, a efectos
de evaluar el impacto de las políticas ambientales orientadas al sector, analizar
cuales han sido los objetivos que se asignaron a los Programas de Planificación
y Política Ambiental (40), Promoción del Desarrollo Sustentable (41),
Coordinación de Políticas Ambientales (42) y Control Ambiental (43) para
determinar si los mismos se ajustan a lo establecido en la Ley Nº 26.331, o
no.
Asociado a lo enunciado en el
párrafo anterior, es necesario conocer cuales han sido las acciones
desarrolladas durante el año 2010, así como el nivel de ejecución
presupuestaria al mes de noviembre de 2010.
El 11 de febrero de 2010, y
mediante la Decisión Administrativa Nº 41/2010, se transfirieron $114 millones
destinados a los Programas de Planificación y Política Ambiental (40),
Promoción del Desarrollo Sustentable (41), Coordinación de Políticas
Ambientales (42) y Control Ambiental (43) financiados por el Tesoro Nacional
hacía el Programa FUTBOL PARA TODOS (46) financiado por Recursos de
Afectación Específica -Autofinanciado-. Resulta extraña la decisión, ante la
gravedad de la situación planteada en estos fundamentos.
Sería redundante indicar cual es
el impacto que tienen estos fondos -o la ausencia de ellos- sobre la ejecución
de los programas ambientales.
Pareciera que los fondos
asignados a la ejecución de estos programas -que para el ejercicio 2010
ascienden a $342 millones- tienen como finalidad, más que cumplir con los
objetivos planteados inicialmente -funcionar como fondos "de colchón" para ser
reasignados a programas puntuales que al gobierno le interesen.
Es decir, en lugar de plantear
una asignación presupuestaria con objetivos claros, con una planificación de las
actividades, se propone la acumulación de fondos en partidas que no se
consideran como prioritarias ni serán parte de las políticas de estado.
A la hora de desfinanciar, la
prioridad parece estar en los temas relacionados con los temas
ambientales.
Finalmente, y a modo de
conclusión, se podría indicar que las decisiones en materia ambiental de
protección forestal tomadas desde el gobierno parecieran ser contradictorias.
Por un lado, se asignan fondos para la ejecución de programas ambientales, y
por el otro se reasignan las partidas hacia otros programas que, más allá de
que se debieran autofinanciar -FUTBOL PARA TODOS-, no tienen ningún
impacto sobre la grave situación ambiental que atraviesa el país.
Por todo lo expuesto
anteriormente, es que invito a las Sras. Diputadas y Sres. Diputados a
acompañar el presente Proyecto de Resolución.-
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
LINARES, MARIA VIRGINIA | BUENOS AIRES | GEN |
MILMAN, GERARDO | BUENOS AIRES | GEN |
ALCUAZ, HORACIO ALBERTO | BUENOS AIRES | GEN |
PERALTA, FABIAN FRANCISCO | SANTA FE | GEN |
STOLBIZER, MARGARITA ROSA | BUENOS AIRES | GEN |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
COMUNICACIONES E INFORMATICA (Primera Competencia) |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |