PROYECTO DE TP
Expediente 8030-D-2014
Sumario: EXPRESAR PREOCUPACION POR LA CANTIDAD ELEVADA DE HOMICIDIOS REGISTRADOS DURANTE EL AÑO 2014 EN LA PROVINCIA DE SANTA FE Y OTRAS CUESTIONES CONEXAS.
Fecha: 15/10/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 145
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su honda preocupación ante
la elevada cantidad de homicidios registrados durante el año 2014 en el Gran
Santa Fe, a la par que formula un llamamiento a fin de poner coto a la espiral de
violencia irracional que se ha desatado tanto en la ciudad capital santafesina, como
en la ciudad de Rosario e instar a las autoridades y a todas las fuerzas político-
sociales a que se celebre un Acuerdo de Estado para restaurar la seguridad en
toda la Provincia.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Seis asesinatos en apenas 30 horas -a
partir del viernes 10 de octubre a las 20- elevaron a 114 el total de víctimas fatales
en el Gran Santa Fe en lo que va del año.
De esta forma, la estadística indica
que no sólo se superó la marca del año pasado, 106 homicidios, sino que todo
parece indicar que se pulverizará el récord de 116 asesinatos que se registraron en
2007, el año de mayor cantidad de muertes en forma violenta en toda la historia
de esta ciudad y sus alrededores.
El fiscal regional, Ricardo Fessia, se
comprometió con esta causa. "Hemos llegado a un punto en el que se necesitan
acuerdos políticos de todos los sectores para bajar este nivel de violencia social.
Me estoy refiriendo a una suerte de gran concertación de todos los actores sociales
para que se sienten a una misma mesa y logren un consenso sobre lo que está
pasando. Esto no lo recompone el gobernador, un ministro o un obispo solo. Se
necesita que todos los actores no sólo políticos, sino sociales y religiosos
respondan a esa convocatoria; sin eso -advirtió-, será imposible salir de
esto".
También hizo pública su preocupación
el intendente capitalino, el radical José Corral. "La situación en algunos barrios es
desesperante y requiere de decisiones urgentes y enérgicas", advirtió. Además,
reiteró la necesidad de que Gendarmería tenga presencia en la ciudad de Santa Fe
por la "gravedad de la situación", y pidió a las autoridades provinciales que
implementen "cambios en las políticas de seguridad" (Fuente: diario La
Nación).
Por su parte, en la ciudad de Rosario
al cabo del primer semestre ya se habían contabilizado 135 homicidios dolosos y
hoy la cuenta ha continuado incrementándose (170 hasta el 26 de agosto). El año
pasado concluyó con 217 fallecidos en la ciudad y alrededor de 264 en el Gran
Rosario, mientras que en 2010 los muertos violentamente ascendieron a 125. En
sólo la mitad de 2014 ya hay diez casos más de ajusticiados que en todo 2010.En
el Gran Rosario la cifra es más elevada y no hay hasta el presente datos
concretos.
Los casos siguen afianzados en su
tipología. Por ejemplo:
En Rosario la mayoría de los
homicidios tienen como víctimas a varones (127 de los 135 hechos), menores de
35 años (96 de los 135) y provenientes de sectores afincados en zonas no
céntricas.
La mayoría de los homicidios se
concentran precisamente en zonas donde viven personas con necesidades básicas
insatisfechas en áreas urbanas fragmentadas. Sólo nueve de los 135 homicidios del
primer semestre ocurrieron en las comisarías 1ª a 7ª que abarcan en área urbana
central de la ciudad.
En la zona sudeste hubo 31
homicidios en el primer semestre, fueron 18 en la zona sudoeste y 13 en las que
agrupa a las seccionales de los barrios Ludueña y Empalme Graneros. Son las
áreas que exhiben porcentajes de letalidad más acentuados en homicidios.
La baja tasa de esclarecimiento de los
homicidios persiste como una cuenta pendiente de la política criminal. Frente a
eventos producidos hace menos de seis meses los casos se consideran en vías de
esclarecimiento cuando hay un autor identificado con evidencia para una
imputación penal. El último informe de la Fiscalía Regional Rosario, que actúa
desde el 10 de febrero, consideró que un 45 por ciento de los casos registrados en
los primeros cien días de actuación alcanzaban ese estatus. La Unidad Regional II
considera que los casos esclarecidos este año son 43 del total de 135 (Fuente:
diario La Capital).
Desde la visión de la politología, el
concepto de gobernabilidad hace referencia a la capacidad de gobernar en forma
estable y a la viabilidad de un gobierno (Tomassini, 1998) y, por tanto, a la calidad
de las relaciones que éste establece con la sociedad. Desde esta perspectiva, la
gobernabilidad es la expresión institucional del problema de la legitimidad de un
gobierno y está relacionada con la capacidad de establecer normas que creen
consentimiento y satisfacción a las demandas sociales. Joan Prats (2002), arguye
que la gobernabilidad adquiere contenidos más amplios; se refiere a la capacidad
de un sistema social democrático para auto-gobernarse afrontando positivamente
los retos y las oportunidades. La gobernabilidad desde su perspectiva es una
cualidad de las sociedades y sistemas y no de los gobiernos.
En síntesis, la gobernabilidad hace
referencia a la estabilidad de las instituciones democráticas a pesar de la
incertidumbre de los resultados del juego político, es decir, de las negociaciones y
los pactos entre los actores políticos; y a las capacidades de las instituciones
políticas y sociales para agregar y articular intereses, así como para regular,
disciplinar y solucionar los conflictos que se ocasionen entre ellos. Un sistema
social es gobernable cuando está estructurado socio-políticamente de modo tal que
todos los actores estratégicos se interrelacionan para tomar decisiones colectivas y
resolver loas crisis con sujeción a un sistema de reglas y procedimientos formales
o informales que pueden registrar diversos niveles de institucionalización. Un
sistema de gobernabilidad democrática debe permitir que las reglas y normas sean
producto de la participación, la deliberación, la confrontación de intereses y de
modelos mentales entre actores que tienen en cuenta no sólo sus derechos e
intereses sino también la estabilidad y avances en el orden global.
Por el contrario, entendemos por
ingobernabilidad a la suma de debilitamiento de la eficacia del gobierno simultánea
al debilitamiento del consenso ciudadano, lo que también se ha definido como
"democracia embotellada", en donde "la demanda es fácil y la respuesta difícil"
(Bobbio, Matteucci y Pasquino, 2002:704). Según la definición de Schmitter (1988:
395 y 401), la ingobernabilidad se identifica mediante cuatro indicadores: primero,
aparece la indisciplina, cuando la ciudadanía recurre a métodos de fuerza
violentos, ilícitos o irregulares para influir sobre las políticas públicas: segundo,
emerge la inestabilidad que se produce cuando las elites dirigentes pierden
capacidad de liderazgo político; tercero, irrumpe la ineficiencia que se patentiza
cuando una administración no consigue precisar metas ni asegurar su
acatamiento; cuarto, se instala la ilegalidad, entendida como el hecho que los
actores dotados con más poder buscan eludir limitaciones y controles jurídicos en
procura de ventajas propias extralegales.
La generalidad de los Estados tienen
cierta debilidad institucional y reconocen fallas de múltiples orígenes (problemas
políticos, sociales o económicos), las que crean "tensiones disfuncionales en su
actividad hacia dentro o hacia fuera, o en ambos sentidos" (Sánchez Gijón, 2003).
Cuando hacemos alusión a los fallos del Estado, nos referimos a los desarreglos en
el funcionamiento de sus instituciones, es decir, cuando éstas sufren el desafío de
una disidencia interna que les impide conseguir su mayor nivel de eficacia. Pero,
cabe señalar que para su categorización en el tema que nos ocupa, deben adquirir
en la arena política un nivel de gravedad crítico. "La expresión integral del Estado
fallido es el Estado sin ley, esto es, aquél en el que las instituciones han dejado de
funcionar para todos y en todo momento... [los] ejemplos de disfuncionalidad de
los Estados, abarcan desde la avería total hasta la pérdida relativa de eficacia"
(Sánchez Gijón, 2003).
El propósito del Estado ("statecrafty")
es manejar el arte de conducir los asuntos públicos y su supervivencia en un
ambiente hostil y su meta principal es la adquisición de poder. Su seguridad se
percibe como política de Estado y la guerra con otro Estado, como la amenaza
principal. La posición y la seguridad relativas de cualquier Estado débil se miden en
el sistema internacional específico en el cual está funcionando.
La característica principal de los
Estados débiles es su carencia de poder o de la pérdida creciente del monopolio de
la fuerza.
La debilidad o fortaleza del Estado no
sólo es medida en términos del poder militar, sino también de la integridad,
consolidación y cohesión social, política, económica y territorial de cada país. La
naturaleza débil o fuerte del Estado puede determinarse mediante cuatro variables
(cohesión sociopolítica, capacidad política, desarrollo socioeconómico y control
territorial) que a través de sus indicadores conforman dos tipos polares: el Estado
Fuerte y el Estado Débil (Dreyfus, 2001). Dichos indicadores pueden tomarse como
un índice acumulativo que indica cuán vulnerable puede ser un Estado a amenazas
transnacionales tales como por ejemplo el crimen organizado, el tráfico de drogas,
la degradación ambiental, las migraciones ilegales y los conflictos. La situación
"débil" o "fuerte" de un Estado no es inamovible, ya que a lo largo del tiempo los
Estados pueden fluctuar entre un polo y otro de acuerdo a cambios en las
variables (Marotte, 2013).
En opinión de Genc Ruli (2003), el
Estado débil genera la inseguridad de la propiedad, de la vida, de la dignidad y de
las ganancias de la población. Es el Estado débil que permite la propagación
amplia de la corrupción, del crimen organizado, y de la captura del Estado por
intereses espurios. El Estado débil no puede proporcionar servicios básicos tales
como justicia, igualdad de derechos, educación decente, atención médica,
electricidad, abastecimiento de agua, etc."
Cuando el Estado claudica en el
monopolio de la fuerza que le es propio y deja espacio a los delincuentes y
narcotraficantes, los perjudicados son todos los ciudadanos que dejan de vivir en
paz para sobrevivir a la ocupación ilegal del espacio público que efectúan los
marginales.
Es hora de acuerdos de Estado,
políticas serias y efectivas, restaurar el orden y reprimir a los delitos con la fuerza
de la Constitución y las leyes. En la Provincia de Santa Fe pareciera que la
narcocriminalidad y los delitos conexos están ganando la batalla y derivando en un
Estado débil o incluso fallido.
Es por ello que solicito el
acompañamiento de mis pares a fin de aprobar esta iniciativa.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
SEGURIDAD INTERIOR (Primera Competencia) |