PROYECTO DE TP
Expediente 8028-D-2014
Sumario: RENDIR HOMENAJE AL ALMIRANTE CRISTOBAL COLON, AL CONMEMORARSE EL 522 ANIVERSARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA - ENCUENTRO DE DOS MUNDOS-, OCURRIDO EL 12 DE OCTUBRE DE 1492.
Fecha: 15/10/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 145
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Rendir homenaje al almirante
Cristóbal Colón, al conmemorarse el 522° aniversario del Descubrimiento de
América - Encuentro de Dos Mundos, ocurrido el día 12 de Octubre de 1492.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Desde que Cristóbal Colón descubrió
América el 12 de octubre de 1492, esta fecha ha tenido un significado especial
para los españoles y para los americanos. Sin embargo, a lo largo de la historia ha
ido cambiando el nombre de la celebración que conmemoraba este hecho y sus
trascendentales consecuencias: primero se llamó Día de la Raza, después Día de la
Hispanidad, Encuentro de Dos Mundos o Día de Respeto a la Diversidad
Cultural.
En otros países recibe otros nombres.
Por ejemplo, en Estados Unidos, donde la presencia hispana es cada vez mayor, el
12 de octubre se celebra el Columbus Day (día de Colón). Y en algunas naciones el
nombre ha ido variando en función de las fobias o filias de sus gobernantes. Por
ejemplo, en Venezuela antiguamente se llamaba Día de la Raza, pero Hugo
Chávez, al que gustaba echar la culpa de sus propios males a otros, le cambió el
nombre en 2002 por otro mucho más efectista: Día de la Resistencia Indígena. La
campaña chavista surtió efecto y, dos años después, fue derribada la estatua de
Cristóbal Colón que presidía la plaza Venezuela, en Caracas.
En 1913, un ex ministro español,
Faustino Rodríguez Sampedro, que quería unir a españoles y americanos en una
misma celebración, inventó el Día de la Raza, y en 1918 Alfonso XIII denominó con
este nombre a la fiesta del 12 de octubre.
En 1931, Ramiro de Maeztu reclamó
un cambio en la denominación de la fiesta con el fin de que el mal llamado Día de
la Raza pasara a llamarse Día de la Hispanidad. La idea empezó a calar en la
opinión pública aunque no se materializó hasta 1958, que un decreto estableció el
Día de la Hispanidad.
"La historia de España en el Nuevo
Mundo no tiene paralelo. Nuestros libros de texto no han reconocido esa verdad, si
bien ahora ya no se atreven a disputarla (...) Amamos la valentía y la exploración
de las Américas por los españoles. Fue la más grande, la más larga y la más
maravillosa serie de valientes proezas que registra la historia (...)" (Fuente: "Los
exploradores españoles del siglo XVI. Vindicación de la acción colonizadora
española en América"Charles F. Lummis.Edit. Espasa Calpe. Colección
Austral).
La vida de Cristóbal Colón es el mejor
cuento de aventuras que un niño pueda leer, sólo que todo fue realidad, y
constituyen no solamente hechos históricos relevantes sino que representan hoy
día el fundamento de la Geografía y Cosmografía actual, ya que sus viajes
comprobaron lo que entonces era sólo una teoría: que la tierra es esférica y no
plana.
Cristóbal Colón siempre ha sido un
personaje histórico inigualable, que ni siquiera las críticas del revisionismo lograron
opacar. Cuando derribaron o trasladaron sus estatuas, hice un análisis interior
para hacer un objetivo juzgamiento de su vida, lo cual sólo aumentó mi admiración
porque encontré en él más valores de los que la historia suele atribuirle, aspecto
que en lugar de ser ampliado y profundizado, ha sido objeto del más absurdo e
indolente irrespeto que lo llevó al destierro o deshonra en cierta literatura y
determinados políticos.
Cristóbal Colón (c. 1451-1506), nació
probablemente en Génova, gran navegante que buscó en la Corona de Castilla,
financiamiento para sus planes de conocer territorios antes inexplorados. Hombre
polémico y misterioso, autodidacta y gran observador, arribó a tierras americanas
el 12 de octubre de 1492, fue el primer almirante, virrey y gobernador de las
Indias, y enseñó a los hombres de mar de su tiempo el camino a seguir para ir y
volver del continente que habría de llamarse América.
En sus inicios, llegó a las costas de
Portugal tras librar muchas luchas, su barco fue incendiado y salvó su vida asido
de un remo. Allí aprendió a conocer el Océano, a frecuentar las rutas comerciales,
a tomar contacto con la navegación de altura, con los vientos y corrientes
atlánticos y a navegar hasta el golfo de Guinea.
Hay grandes indicios y alguna prueba
razonable, como el preámbulo de las Capitulaciones de Santa Fe, de que Colón,
cuando elaboró su plan descubridor, si, DESCUBRIDOR, sabía más de lo que decía.
Parece que, entre los años 1477 y 1482, en que Colón no dejó de realizar
frecuentes viajes a las islas Madeira, Azores y Canarias, le sucedió algo
trascendental, que él califica de "milagro evidentísimo", "Me abrió Nuestro Señor el
entendimiento con mano palpable a que era hacedero navegar de aquí a las
Indias, y me abrió la voluntad para la ejecución de ello. Y con este fuego vine a
Vuestras Altezas".
Algunos historiadores sostienen que
ese algo trascendental, repentino y milagroso que le sucedió a Colón, fue que
alguien, con conocimiento de lo que decía, le informó de la existencia de unas
tierras al otro lado del océano Atlántico. Tal información aportaba detalles bastante
ajustados sobre algunas islas y sus naturales, sobre ciertos parajes y,
especialmente, acerca de las distancias. Ese alguien fue, según unos, un piloto
portugués o castellano (si se sigue la conocida como "leyenda del piloto anónimo")
que al regresar de Guinea se vio impulsado por alguna tormenta hasta las Antillas.
Tras un tiempo allí, regresó, se encontró con Colón, le informó y murió.
Cristóbal Colón se sintió elegido por la
Providencia para dirigirse a aquellas tierras, y, a partir de ahí, comenzó a elaborar
su proyecto, sabiendo que la mayor dificultad que iba a tener era cómo articularlo
teóricamente para defenderlo ante los mayores expertos del momento:
portugueses y castellanos.
Cristóbal Colón era ya un buen
navegante, un hombre práctico y autodidacta, pero carecía de ciencias y saberes:
"En la marinería me hizo abundoso; de astrología me dio lo que abastaba, y ansí
de geometría y aritmética".
Para elaborar su plan descubridor,
Colón utilizó varias fuentes informativas: la Historia Rerum ubique gestarum del
papa Pío II; la Imago mundi del cardenal y teólogo francés Pierre d'Ailly; y la
Correspondencia y Mapa que, en 1474, el sabio y geógrafo florentino Paolo dal
Pozzo Toscanelli había hecho llegar al rey de Portugal Dom Alfonso V.
También extrajo referencias muy
concretas de parajes bíblicos, situados en el fin del Oriente, como el Paraíso
Terrenal, el Jardín del Edén, Tarsis y Ofir, el reino de Saba, los montes de
Sophora, o el país de las amazonas, que pronto situaría en distintas zonas de las
Indias, porque para él allí estaba el extremo de Asia.
Para defender su proyecto ante los
expertos, hubo de calcular mediciones sobre el grado y la esfera terrestres.
Coincidió con las estimaciones hechas en el siglo IX por el astrónomo musulmán
Alfragano, según las cuales 1 grado equivalía a 56 millas y 2/3 (milla árabe de casi
2.000 metros), y, por tanto, la circunferencia del ecuador era igual a 20.400 millas.
Esto daría 40.000 kilómetros para la circunferencia del ecuador (prácticamente la
medida real). Sin embargo, Colón achica la esfera terrestre y da al ecuador una
medida de unos 30.000 kilómetros, es decir una cuarta parte menos, porque
manejó la milla itálica, de unos 1.500 metros. Hacia 1483 o 1484 defendió este
proyecto ante los expertos portugueses, que lo rechazaron, porque no les aportaba
nada nuevo y además les exigía mucho a cambio de llevar a cabo el plan de
mediciones y exploración.
Por ello, en 1485 dejó Portugal lo más
secretamente que pudo y entró en Castilla: "Siete años estuve yo en su real corte,
que a cuantos se habló de esta empresa todos a una dijeron que era burla",
recordaría después.
El 20 de enero de 1486, los Reyes
Católicos recibieron a Colón en la ciudad castellana de Alcalá de Henares (en la
actualidad perteneciente a la Comunidad de Madrid), y nombraron una junta de
expertos para valorar el proyecto. La voz de la ciencia, al igual que en Portugal, le
fue contraria.
Sin embargo, a Colón no le faltaban
protectores. Algunos de los más constantes fueron frailes con influencia ante los
Reyes, como el incondicional, buen astrólogo y entendido en navegación, fray
Antonio de Marchena y otro religioso influyente, Diego de Deza. Un tercer
religioso, decisivo en 1491 y 1492, fue el fraile de La Rábida, Juan Pérez, por cuya
intercesión, los Reyes Católicos, en un acto personal, no científico, decidieron
respaldar el plan colombino.
El 17 de abril de 1492 se firmaron las
Capitulaciones de Santa Fe o documento-contrato que estipulaba las condiciones
en que Cristóbal Colón haría el viaje descubridor. El documento tiene dos partes,
un preámbulo sorprendente que dice así: "Vuestras Altezas dan e otorgan a don
Cristóbal Colón en alguna satisfacción de la que ha descubierto en las Mares
Océanas y del viaje que agora, con el ayuda de Dios ha de fazer por ellas en
servicio de Vuestras Altezas, son las que se siguen". Ese "ha descubierto" es, para
los partidarios de la teoría del predescubrimiento, la prueba documental decisiva,
ya que Colón se atribuye, antes de 1492, descubrimientos en el océano que ahora
transfiere a los Reyes Católicos, en virtud de lo cual éstos le corresponden dándole
una serie de privilegios, que forman la segunda parte del documento.
Tres embarcaciones, Pinta, Niña y
Santa María; un presupuesto de unos dos millones de maravedíes; y alrededor de
90 hombres, reclutados con la ayuda de los hermanos Martín Alonso y Vicente
Yáñez Pinzón, formaron la flota más trascendental de la historia. El 2 de agosto de
1492, partió de puerto de Palos de la Frontera, en tres viajes llenos de anécdotas y
aventuras que rebasan la imaginación.
El 13 de septiembre descubrió la
declinación magnética de la Tierra, y el 16 llegaron al mar de los Sargazos. A partir
del 1 de octubre se percató de que algo no se correspondía con sus cálculos. El día
6 ya habían sobrepasado las 800 leguas y no había indicios de tierra. Durante la
noche del 6 al 7 de octubre se produjo el primer motín entre los marineros de la
Santa María, desesperados por pisar tierra y porque se agotaban los alimentos. En
la noche del 9 al 10 de octubre el malestar se extendió a todos, incluidos los
propios Pinzón. Acordaron navegar tres días más y al cabo de ese tiempo si no
encontraban tierra regresarían. No hizo falta: en la madrugada del 11 al 12 de
octubre el marinero Rodrigo de Triana lanzó el grito esperado: "¡Tierra!".
Luego vinieron tres viajes más, pues
Cristóbal Colón hizo 4 viajes. Recordando estos primeros años, Colón escribía en
1501: "De muy pequeña edad entré en la mar navegando, e lo he continuado fasta
hoy... Ya pasan de cuarenta años que yo voy en este uso. Todo lo que fasta hoy
se navega, todo lo he andado".
Más allá de toda la polémica discusión
de los historiadores actuales sobre si el continente americano fue descubierto o ya
existía antes de la llegada de Cristóbal Colón, por lo que,como dijésemos más
arriba, en Venezuela el día 12 de Octubre se ha dejado de llamar Día del
Descubrimiento de América para llamarse ahora Día de la Resistencia Indígena,
Colón, como simple ser humano mortal, ha trascendido tales denominaciones,
porque en definitiva él logró los objetivos que se propuso y aunque derriben sus
estatuas, NADIE puede negar que la Tierra si ES REDONDA y para colmo ...GIRA.
Tampoco puede desconocerse la relevancia inconmensurable de la llegada de
Colón al Nuevo Continente, circunstancia que motivara nuestra actual existencia y
la de nuestros antepasados que hicieron de la América una tierra de promisión,
trabajo y sacrificio.
Un solo apunte sin ánimo de
polemizar, pero imprescindible para enarbolar la verdad histórica. Los europeos,
con Colón a la cabeza, llegaron en el siglo 15 a estas tierras, las cuales estaban
habitadas por hombres y mujeres, aunque no era el Edén ni el paraíso terrenal.
Los recién venidos disponían de mejor tecnología que los nativos: grandes
embarcaciones y armas de fuego. Sin embargo, no es dable desconocer que los
aborígenes también practicaban la crueldad, la sumisión de sus esclavos, sacrificios
humanos (mayas, toltecas, aztecas, incas, mochicas, muiscas), canibalismo y
antropofagia y la aniquilación de los pueblos enemigos y los cautivos atrapados.
Esto se consigna en el marco del respeto que tenemos por nuestros compatriotas
originarios y por todos los pueblos que habitaban estas tierras cuando llegó Colón,
desde el Artico hasta Tierra del Fuego.
También ha de justipreciarse que si
bien España obtuvo de América grandes riquezas, empero su inversión resultó de
tal magnitud que a la postre concluyó por hacer quebrar el tesoro real y perdió
cada una de sus posesiones de ultramar.
Que América preexistía al
descubrimiento de colón es un hecho irrefutable. Que los españoles cometieron
abusos y crímenes, innegable. Que a la postre, aquí estamos en este Nuevo Mundo
que en lugar de controvertir a Colón debe ratificarlo como alguien inescindible de
nuestro ser común. Por eso, la idea de que su estatua siga en la plaza de su
nombre, frente a la Casa Rosada, de cara al gran río y a su lado de ubique la de la
heroína de la Independencia, Juana Azurduy es una propuesta que hago mía y que
promoveremos que se realice.
Creo oportuno, para concluir, recordar
las palabras que pronuncié en la asociación Unione e Benevolenza el 9 de octubre
de 2014, al reivindicar su figura y expresar mi desazón ante su maltrecha estatua
en la Ciudad de Buenos Aires:
"... Así como prometimos votar para
que Colón no se moviera de su lugar frente a la Rosada, hoy nos comprometemos
a que a allí volverá acompañado por Juana Azurduy. Estoy seguro que si Hipólito
Yrigoyen escribiera el decreto de 1921 hoy, habría denominado al 12 de Octubre
como Día del Encuentro. Encuentro del mundo Antiguo con el Nuevo mundo. Los
hechos del pasado nunca se deben mirar con los ojos de hoy. Siempre deben
analizarse en su contexto temporal. 522 años después la llegada de Colón a estas
tierras sigue siendo un acontecimiento grandioso. Hoy lo denominamos Encuentro
de Dos Mundos, el Antiguo y el Nuevo. La Argentina es la integración de sus
pueblos originarios con la inmigración. Jamás seremos siervos de la ideología, pero
seguiremos leales a los ideales. Gloria y loor a Colón, a su Génova natal, a Italia, a
España, a América toda y a nuestra Argentina que volverá a ser un país unido
empeñado en construir su futuro".
Por todo lo expuesto, solicito la
anuencia de mis pares a fin de aprobar este merecido homenaje al almirante
Cristóbal Colón.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia) |