PROYECTO DE TP
Expediente 7916-D-2013
Sumario: PLAN NACIONAL INTEGRADO "EDUCACION PARA EL TRABAJO". CREACION.
Fecha: 06/12/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 185
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1º.- Créase el Plan Nacional
Integrado EDUCACION PARA EL TRABAJO con la responsabilidad de coordinar
todas las acciones necesarias para atender la formación y el acceso al mercado laboral
de los jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan en todo el territorio
nacional.
Artículo 2º.- Los objetivos del Plan
Nacional Integrado EDUCACION PARA EL TRABAJO serán proporcionar, directa o
indirectamente, la instrucción necesaria a los jóvenes de 16 a 24 años que no estudian
ni trabajan en el país, para que accedan al mercado laboral de manera sostenida y
formal, proponiendo y adoptando todas las medidas y correcciones gubernamentales,
en el ámbito educativo, laboral y legal, que correspondan para lograr los objetivos
propuestos y recurriendo a todas las instituciones y/o programas de formación,
capacitación o de promoción del empleo, públicas o privadas, que se incorporen al
plan.
Artículo 3º.- El Plan Integrado Nacional
EDUCACION PARA EL TRABAJO se basa en tres pilares, que constituyen
definiciones a reglamentar, de la presente Ley:
a) Instalar en la escuela secundaria, y en
sus directivos y profesores, la conciencia de "la educación para el trabajo", debiendo
llegar claramente a los alumnos que la educación que recibirán en el nivel medio es
vital para acceder a un trabajo y que ese constituye un paso de gran significación, que
sucederá al paso por la escuela.
Modificar los contenidos y diseños
formativos actuales por contenidos específicos y vocacionales que faciliten el acceso al
trabajo o el acceso a una formación específica que posibilite acceder al trabajo o a una
actividad u oficio cuentapropista.
b) Instrumentar una activa y profunda
vinculación entre las empresas y las escuelas. Las primeras experiencias laborales
de los jóvenes deben comenzar en las escuelas y es necesario incentivar a las
empresas para que se vinculen a ellas. Modificar la legislación para permitir que parte
de la formación de los jóvenes se realice en las empresas.
c) Facilitar el acceso al trabajo mediante
la creación de un régimen que establece que quienes ingresen al primer empleo, por el
presente plan, percibirán una suma de dinero de carácter no remunerativo en concepto
de Asignación Estimulo, por el término máximo de 24 meses, el que no podrá ser
inferior para el caso de una jornada de ocho horas al Salario Mínimo Vital y Móvil.
Artículo 4º.- Serán funciones del Plan
Integrado Nacional EDUCACION PARA EL TRABAJO las siguientes y todas aquellas
otras que contribuyan al logro de los objetivos del Plan.
a) Trabajar para promover socialmente a
los jóvenes, a través de su formación hasta alcanzar un empleo o un trabajo decente y
sostenible, para hacer de él un ciudadano útil y responsable, poseedor de valores
éticos, morales, culturales y ambientales.
b) Mantener un relevamiento con
información propia o externa de las necesidades, demandas o perfiles laborales del
país, clasificados y sistematizados de acuerdo a los criterios que se definan para su
utilización.
c) Crear y administrar un sistema de
información sobre oferta y demanda laboral.
d) Asesorar al Ministerio de Educación de
la Nación en el trabajo con docentes y profesores y en la adecuación y diseño de
programas y contenidos curriculares específicos y vocacionales para los niveles de la
educación media, a fin de articularlos con la formación pretendida para el acceso
laboral.
e) Trasladar a los Gobiernos Provinciales
que adhieran, la necesidad de estas reformas en sus sistemas educativos.
f) Asesorar al Ministerio de Trabajo,
Empleo y Capacitación en la realización de investigaciones y diagnósticos sobre las
demandas laborales en cada región del país y en la permanente actualización del perfil
de necesidades laborales en cada sector de la economía y de la sociedad, en cada
región del país.
g) Asesorar al Ministerio de Desarrollo
Social en la readecuación y gestación de programas que promuevan la ocupación
formal de los jóvenes que no estudian ni trabajan.
h) Desarrollar, organizar, administrar y
ejecutar programas de formación en oficios, técnico y profesional, en coordinación y en
función de las necesidades sociales y del sector productivo.
i) Diseñar, promover y ejecutar programas
de formación específica y vocacional para sectores desprotegidos de la población.
j) Potenciar y promover la utilización de
programas de formación o capacitación, provenientes del sector público o privado, con
destino a la población objeto de la presente ley.
k) Coordinar con los ministerios y los
gobiernos provinciales la utilización de mecanismos existentes o a crear para facilitar la
culminación de los estudios del nivel secundario a los jóvenes beneficiarios de la
presente ley.
l) Coordinar el trabajo conjunto con
organizaciones públicas o privadas, a través de convenios que reflejen la potenciación
buscada, y el aporte de inversiones, financiamiento, recursos profesionales o
logísticos.
m) Velar por el mantenimiento o
mejora de las leyes y disposiciones reglamentarias y los mecanismos y herramientas
que constituirán la base del presente plan.
n) Acordar con los sectores empresariales,
de la producción, del cooperativismo, organizaciones e instituciones de la sociedad
civil, la ocupación de los jóvenes formados a instancias del presente plan, ya sea a
través de pasantías, trabajo formal de tiempo parcial o pleno.
o) Establecer ámbitos de intermediación
laboral entre el Plan Integrado Nacional y el sector empresarial para permitir el contacto
organizado entre el buscador de empleo y las empresas que cuentan con vacantes
disponibles.
p) Brindar herramientas de orientación
vocacional para facilitar la búsqueda activa de empleo y alcanzar el éxito en un
programa de selección.
q) Expedir títulos y certificados por los
programas y cursos que se impartan o validen, en la medida que las disposiciones
legales lo autoricen.
Artículo 5º.- Del Plan Nacional
Integrado EDUCACION PARA EL TRABAJO participaran, a nivel nacional, el
Ministerio de Educación de la Nación, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Capacitación
de la Nación, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, organizaciones del Sector
Empresario y del Sector Gremial y en el orden provincial, las Provincias que
formalmente adhieran al Plan y que trasladen a su ámbito las disposiciones emanadas
de la presente, en cuanto a su competencia. Podrán formar parte del Plan a nivel
provincial o nacional las instituciones públicas y/o privadas que tengan planes,
programas, o recursos destinados a la formación, capacitación o promoción del
empleo.
Artìculo 6º.- Establécese un Régimen
de Laboral, destinado exclusivamente al primer empleo formal, para los jóvenes de
entre 16 y 24 años que finalicen sus estudios secundarios o adquieran formación
específica o vocacional, en el marco de las actividades del Plan Integrado Nacional
EDUCACION PARA EL TRABAJO, el que definirá y validará los accesos en función
de criterios a determinar en la reglamentación de la presente Ley.
Este régimen establece que quienes
ingresen bajo esta modalidad de contrataciones percibirán una suma de dinero de
carácter no remunerativo en concepto de Asignación Estimulo, por el término máximo
de 24 meses, el que no podrá ser inferior para el caso de una jornada de ocho horas al
Salario Mínimo Vital y Móvil; en caso de menos horas podrá ser proporcional.-
Los trabajadores tendrán los mismos
beneficios que el resto de los trabajadores respeto a la licencia para descanso.
Asimismo el empleador deberá otorgar una cobertura cuyas prestaciones serán las
previstas en la Ley 23.660 - Ley de Obras Sociales.-
Las empresas y organismos tendrán un
cupo máximo de trabajadores bajo esta modalidad, que el Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social fijará a través de la reglamentación correspondiente.-
Artìculo 7º.- Créase un Observatorio
Laboral y Ocupacional, en coordinación con el Ministerio de Trabajo, Capacitación y
Empleo, el cual proveerá información a nivel nacional y por regiones, para orientar las
acciones en formación, capacitación y empleo. Recogerá información de distintas
fuentes sobre demandas laborales y por otra parte, proporcionará información sobre
posibilidades de ocupación, interpretando para ello, la evolución de las ofertas de
empleo por crecimiento de la economía, de la industria, del sector inmobiliario, nuevos
proyectos de inversión o ampliaciones previstas.
Artículo 8º.- Facultase al Poder
Ejecutivo Nacional a determinar una partida presupuestaria para la creación e inicio de
las actividades del Plan Integrado Nacional EDUCACION PARA EL TRABAJO.
Artículo 9º.- Invitase a la Provincias
Argentinas y al Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires a adherir a la
presente Ley, promoviendo la localización de sedes provinciales o regionales para el
Plan.
Artículo 10º.- De Forma.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Un tema que ha adquirido importancia
desde mediados de la década de los 90 y que va en contra de los objetivos de inclusión
social, es el de los jóvenes que no estudian ni trabajan. Si bien la falta de estudios o de
trabajo de los jóvenes siempre se ha visto reflejada en las estadísticas, resulta bastante
reciente el uso del término "ni - ni" y su construcción como una categoría sociológica
que puede ser objeto de mediciones y de análisis.
Existe bastante disparidad en las cifras que
se publican, dependiendo del grupo etario que se incluye en la categoría (jóvenes de
18 a 24 años / de 15 a 24 años / de 15 a 20 y de 20 a 29 años). Los números que se
manejan en nuestro país giran entre 700.000 a 1.000.000 de jóvenes que no estudian
ni trabajan.
Para basarnos en datos ciertos vamos a
referirnos a 746.000 jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan, relevados
por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) efectuada en el 2010. Esta cantidad
representa 150.000 jóvenes más que a la salida de la crisis del 2003. La mayor parte
de este aumento se produjo a partir del año 2007.
Estos jóvenes constituyen un caso extremo
de exclusión y probablemente, como consecuencia de ello, el principal basamento de la
inseguridad social, la frustración familiar y la falta de sustento para el crecimiento
personal y profesional de miles de jóvenes.
Lo llamativo y preocupante es que, no
obstante el crecimiento de la economía, la mejora en el mercado de trabajo y el
significativo esfuerzo presupuestario en materia educativa, la proporción de jóvenes de
18 a 24 años en esta situación no ha dejado de crecer.
Estudios realizados por Patricio Millán
Smitmans para la Universidad Católica Argentina, indican que de acuerdo a la EPH hay
en la Argentina 746.000 jóvenes entre 18 y 24 años, que no estudian ni trabajan, los
que representan un 24,2 % de la población en esa franja etaria. De esa cantidad, hay
536.000 jóvenes que ni siquiera buscan trabajo.
Los datos del 2010 especifican que, de
3.081.000 jóvenes de 18 a 24 años, se encontraban estudiando 1.327.000, un 43,1 %;
se encontraban trabajando 1.008.000 jóvenes, un 32,7 %, y sin estudiar ni trabajar
746.000, un 24,2 %.
El hecho de que uno de cada cuatro
jóvenes no estudie ni trabaje tiene enormes consecuencias sociales, particularmente
para el futuro de nuestra sociedad y del país. En primer lugar incrementa el círculo
vicioso de la pobreza. La mayoría de estos jóvenes pertenecen a los estratos más
bajos de la distribución de ingresos, y no han completado el secundario, por lo que
tienen pocas posibilidades de encontrar un empleo decente y bien remunerado para
emerger de su situación de pobreza.
Por otra parte se trata de jóvenes que, en
general y como consecuencia de ello, carecen de un proyecto de vida y de un ámbito
familiar adecuado para su desarrollo personal. Estas características y el desarraigo y la
frustración que experimentan frente a la educación y al mercado laboral, los hacen
permeables a la delincuencia, a la violencia y al consumo de drogas.
Enfrentar la problemática de estos jóvenes
es uno de los desafíos sociales más relevantes de la Argentina de hoy. El desempleo
entre los jóvenes (18,5 %) es casi cuatro veces superior al desempleo entre los adultos
(5,1 %).
Además, la gran mayoría de jóvenes que
encuentra empleo sólo consigue trabajos ocasionales y no registrados, con bajos
salarios y escasas posibilidades de progreso y capacitación. Hay una evidente falta de
trabajo calificado para ellos, lo que constituye la razón fundamental de su exclusión
social, en un mercado laboral segmentado.
El abandono de la escuela
Se conoce que en el país hay 1.200.000
jóvenes entre 18 y 24 años que no terminaron el secundario y aunque algunos estudian
o trabajan, es difícil pensar que puedan finalmente terminar sus estudios.
El abandono de la escuela en la etapa del
secundario es un grave problema en la Argentina, que se ha agravado en algunas
provincias y que responde a diversas razones, tanto socioeconómicas, como familiares,
algunas también relacionadas al deterioro de la calidad de la educación que reciben los
jóvenes y la escasa motivación que brindan las escuelas.
A los 15 años de edad, más del 90 % de los
jóvenes en las áreas urbanas se dedican plenamente al estudio, pero a esa edad tan
temprana aparece ya un 6 % de la población juvenil que no estudia ni trabaja.
Esto se profundiza a partir de los 18 años
en que la proporción de jóvenes que no estudia ni trabaja sube al 25 % y este
porcentaje se mantiene hasta los 24 años.
Esta situación de los jóvenes está
generalizada en América Latina, donde casi todos los países tienen porcentajes
superiores al 20 %; como se indicó, Argentina con un 25,1%, México con 24,5%, Chile
con 22,7%, Brasil con 22,0%, Venezuela con 21,3% y Uruguay con un 20,0%.
Los jóvenes provenientes de los sectores
más empobrecidos de la sociedad (el 40% más pobre contiene el 77% de los jóvenes
que no estudian ni trabajan) constituye el grupo más expuesto a caer en la trampa de la
violencia, la criminalidad y la adicción a las drogas. Son chicos que, en su mayoría,
abandonaron la escuela antes de los 18 años y tienen un déficit estructural muy grande
en educación y capacitación para el trabajo. Ellos constituyen la fuerza laboral potencial
de las bandas organizadas y de las organizaciones delictivas, debido a la ausencia total
de perspectivas laborales y posibilidades de crecimiento dentro de un ámbito legal.
Desde las matrículas, la tasa de
incorporación neta en la escuela primaria es del 99%. Esto quiere decir que de cien que
se matriculan hay uno que no ingresa. Sin embargo, en la escuela secundaria es del
79%. Cada cinco chicos en edad de cursar el secundario hay uno que por diversos
motivos queda fuera de la escuela.
Al final del secundario, la tasa de
graduación que mide cuantos jóvenes se gradúan a la edad normal requerida, es del 43
% solamente. A pesar de las leyes que establecen obligatoriedad de la enseñanza
secundaria, el abandono escolar en la Argentina es muy importante y constituye un
problema social grave.
Todos los años un 6,3% de los alumnos
matriculados al inicio del año, abandona la escuela secundaria. En las escuelas
secundarias públicas el porcentaje de abandono (8,2%) es cuatro veces más alto que
en las escuelas privadas (1,8%). Hay mayor abandono en la escuela secundaria
cuando los alumnos pertenecen a familias de bajos ingresos y sus padres tienen bajos
niveles de educación.
En nuestro país han existido y existen
varios y diversos programas destinados a combatir el abandono escolar en el
secundario, pero ellos no han logrado cambiar en forma significativa la situación. En el
Ministerio de Educación de la Nación existió, durante muchos años, un Programa
Nacional de Becas Estudiantiles (PNBE) orientado a promover la permanencia de los
alumnos en las escuelas secundarias, a partir de subsidios. Su impacto en reducir el
abandono escolar fue leve, en parte por la falta de un adecuado control y
acompañamiento a los beneficiarios.
A partir del año 2009 el gobierno
implementó la denominada Asignación Universal por Hijo (AUH), consistente en un
aporte mensual a cada familia por cada menor de 18 años que acredite concurrencia a
establecimientos educativos y cumplimientos de determinados controles sanitarios.
Tampoco disminuyó el abandono escolar con la Asignación Universal por Hijo.
También el Ministerio de Educación de la
Nación financia el desarrollo de Centros de Actividades Juveniles (CAJ) y un Programa
de Apoyo Socioeducativo para las Escuelas Secundarias, otorgando fondos para evitar
el abandono escolar y promoviendo acciones articuladas entre las escuelas, las
empresas, las organizaciones de la comunidad y los municipios.
Con la obligatoriedad de la educación
secundaria a partir de la Ley de Educación Nacional del 2006, el Ministerio de
Educación de la Nación implementó una serie de programas, entre los que se destaca
"Secundaria para Todos" que realiza acciones hacia los adolescentes y jóvenes
estudiantes del nivel medio para que asistan y permanezcan en las escuelas y finalicen
sus estudios.
Asimismo, a través de la Ley de Educación
Técnico Profesional - Nº 26058 - se evalúan y aprueban planes de mejoras
institucionales para acceder al financiamiento previsto en el Fondo Nacional para la
Educación Técnico Profesional.
Por otra parte, a aquellos jóvenes con
estudios inconclusos se los está convocando, a través del Plan de Finalización de
Estudios para Jóvenes y Adultos (Plan Fin Es), para que terminen sus estudios
primarios y secundarios con el acompañamiento de tutores y profesores.
En el área del Ministerio de Desarrollo
Social de la Nación se está llevando a cabo el programa "Ingreso Social con Trabajo",
dentro del Plan General Argentina Trabaja, que contempla la generación de puestos de
trabajo, la capacitación y la promoción de la organización cooperativa para la ejecución
de obras de infraestructura. El programa está destinado a personas en situación de
vulnerabilidad, sin ingresos formales en el grupo familiar, sin contar con jubilaciones o
pensiones ni otros planes sociales.
El Programa de Becas y la Asignación
Universal por Hijo fueron considerados, particularmente por los docentes, como
programas asistenciales que no tenían relación con los programas educativos de la
escuela. Es más, muchas veces consideraron a la certificación de la asistencia como
un trámite burocrático que tenía como fin ayudar a familias carenciadas. Otros
programas fueron considerados atractivos por los directivos y docentes, porque
permitieron mejoras en las escuelas. Pero fueron ejecutados con dificultades y solo en
algunas escuelas, porque demanda tiempo adicional de los profesores que, en general,
no es ni remunerado ni valorado.
No se ha determinado un vínculo efectivo y
directo entre el financiamiento recibido por las escuelas y la reducción del abandono
escolar, por lo que se desprende que el impacto de estos programas, en la práctica, ha
sido nulo o escaso.
No hay atención especial a los estudiantes,
ni vocación para hacer más atractiva la educación para los jóvenes. Si no se considera
una prioridad el combate al abandono escolar, será difícil tener éxito.
El abandono escolar no se soluciona solo
con planes sociales. Las familias no son capaces de convencer a sus hijos sobre la
necesidad de permanecer en las escuelas, quizás por ignorancia, quizás por la
necesidad de contar con una fuente de ingreso adicional, o simplemente por el propio
deterioro del ambiente y la cohesión familiar. Un subsidio a la familia no es suficiente,
aunque pueda ser necesario en muchos casos.
El difícil acceso al trabajo.
La deserción temprana a la escuela, la baja
calidad y la falta de significación y especificidad de la escuela secundaria frente al
mundo del trabajo, hacen que una gran cantidad de jóvenes no estudie ni trabaje.
Desde el año 2003, el desempleo juvenil en el sector más pobre nunca ha sido inferior
al 33%, lo que indica que uno de cada tres jóvenes nunca encuentra trabajo.
Este fenómeno causa frustración y lleva a
los chicos a la calle, a actividades delictivas y a la drogadicción - entre otras - . Se
requieren incentivos y políticas especiales para que los jóvenes más pobres tengan la
oportunidad de incorporarse al mercado laboral.
Por otra parte, un 60% de los jóvenes que
encuentran trabajo en este nivel de los más carenciados, tienen empleos precarios, mal
remunerados y con pocas posibilidades de progreso.
La Escuela de Economía de la Universidad
Católica Argentina ha analizado que entre el primer semestre del año 2004 y el mismo
semestre del 2011 hubo una creación neta de 1,7 millones de nuevos puestos de
trabajo formales, de los cuales 900.000 (un 53%), fueron a trabajadores con estudios
superiores y 700.000 (un 41 %) a trabajadores con secundario completo. En ese
período la cantidad de puestos de trabajo de esa calidad para trabajadores con
educación secundaria incompleta disminuyó a 100.000 (un 6%). Es decir, el sistema
productivo de la Argentina está demandando trabajadores con un nivel de calificación
mínimo (secundaria completa) y esto es un fenómeno positivo en términos económicos
y sociales.
El problema es que el país tiene una alta
proporción de la mano de obra que no tiene las calificaciones mínimas requeridas por
el mercado laboral y no puede seguir produciendo jóvenes que no terminan el
secundario. Sin nuevas políticas sociales y cambios profundos, la pobreza estructural
continuará.
Daniel Arroyo, Ex Vice Ministro de
Desarrollo Social expresó que los jóvenes no se sostienen en la educación y tampoco
en el ámbito laboral. El problema no es la tarea, si no que no tienen el método, el
sistema; que es para lo que sirve - más allá de los contenidos - la escuela. La escuela
es un ámbito de sociabilidad y al no estudiar, no lo tienen. Y tampoco algunos tienen el
ejemplo de padres y abuelos que trabajen. Teniendo en cuenta que la mitad de los
jóvenes desocupados tienen el secundario completo, no les queda muy en claro a ellos,
para que terminar la escuela.
La educación para el trabajo.
Por ello, juntamente con la mejora de la
calidad e incentivo a la educación secundaria se hace necesario articular herramientas
institucionales permanentes y fluidas para el tránsito desde la educación media hacia el
mercado laboral y el empleo.
Insertar jóvenes al mercado laboral sin la
formación suficiente es relegarlos al pronto desempleo y a trabajos precarios; a
empleos que tienen perspectivas laborales limitadas y frustrantes que cercenan sus
posibilidades de crecimiento. Los niveles educativos secundarios deberían dar
herramientas útiles para un ingreso directo al mercado laboral. Este tipo de soluciones
se logra con nuevos diseños formativos que combinen efectivamente contenidos
generales con contenidos específicos y vocacionales, más enfocados y propicios para
el mercado laboral y donde a la vez existan prácticas bien organizadas en las mismas
empresas.
En algunos países de Europa, más del 60%
de los jóvenes en la educación media superior asiste a escuelas que tienen
modalidades vocacionales. La gran mayoría de estos estudiantes, combina actividades
formativas en las escuelas con actividades formativas en las empresas.
En la Argentina, en el año 2008 el Ministerio
de Trabajo, Empleo y Seguridad Social lleva a cabo el Programa "Jóvenes con Más y
Mejor Trabajo". En el año 2011, un total de 220.000 jóvenes de todo el país participaba
de este Programa, pero más del 90% solo estuvo interesado en terminar la educación
secundaria, porque no más de 2000 jóvenes recibieron capacitación y apoyo en la
búsqueda de empleo. Esto demuestra que el esfuerzo realizado fue mínimo frente a los
750.000 jóvenes que no estudian ni trabajan.
El fenómeno de la exclusión laboral de los
jóvenes se agrava en Argentina por las características del marco laboral y legal
existente para las pequeñas y micro empresas, que son las que podrían dar
oportunidades a los jóvenes. El 55% de los asalariados privados, no registrados, está
empleado en empresas de menos de 5 trabajadores y el 75% en empresas de menos
de 10 trabajadores.
El cumplimiento de las complejas y
onerosas normas administrativas, tributarias y laborales resulta sumamente difícil para
las pequeñas y micro empresas y muchas de ellas prefieren trabajar de manera
informal y con trabajadores precarios. Las cargas sociales implican para las empresas
un costo adicional que supera en un 60% al salario de bolsillo que recibe el trabajador.
Una gran mayoría de estas pequeñas empresas prefiere no registrarse y se mantiene
en la informalidad.
Para terminar con el grave problema de
exclusión social de los jóvenes se requiere de una acción concertada de toda la
sociedad, que sea liderada por el sector público, pero que incluya la activa participación
de las empresas, los sindicatos, las organizaciones de la sociedad civil y de las
familias.
La estrategia para terminar con la exclusión
social de estos jóvenes debe tener en la educación un elemento clave incorporándose
contenidos vocacionales que faciliten la inserción de los jóvenes al mundo del trabajo y
una mayor flexibilización del marco laboral de las pequeñas y medianas empresas.
La educación para el trabajo debe ser un
componente central en la estructura pedagógica y curricular de la escuela media. La
mayoría de los jóvenes necesita tener un tránsito ordenado y armonioso desde la
escuela media al mundo del trabajo, antes que pensar exclusivamente en el acceso a
la Universidad.
Un sistema educativo organizado en dos
pilares, uno enfocado a los estudios universitarios y otro al mundo del trabajo, no deben
ser excluyentes. Es imprescindible buscar una activa y profunda vinculación entre las
empresas y las escuelas. Las primeras experiencias laborales de los jóvenes deben
comenzar en las escuelas y es necesario incentivar a las empresas para que se
vinculen a ellas. La legislación debe permitir que la otra parte de la formación de los
jóvenes se realice en las empresas.
Las escuelas deben ser instituciones que
atraigan a las empresas y que incorporen a sus actividades a toda la comunidad
escolar (alumnos, profesores y familias). Las familias juegan un rol clave en la positiva
inserción de los jóvenes en las actividades educativas, laborales y sociales.
Conclusiones y propuesta.
Actualmente asistimos a una "epidemia" de
la época, que algunos sociólogos denominan la "generación de los ni- ni". Vamos a
considerar finalmente para este proyecto de ley a los jóvenes entre 16 y 24 años que
no estudian ni trabajan, para incorporar jóvenes dos años por debajo de la mayoría de
edad.
Actualmente en la Argentina, según el
INDEC, entre el 2012- 2013 el segmento de chicos de esa edad, que no estudian ni
trabajan ascendió a un 17%, superando la cantidad de 1.000.000 de jóvenes. Esta
situación se agudiza en los sectores marginales, pero no distingue clases sociales.
De acuerdo con algunas investigaciones,
las causas que motivan el abandono de los estudios se encuentran en la falta de
perspectiva o futuro. Es decir, debido a la incertidumbre, los chicos no estudian porque
no ven un horizonte laboral. Al mismo tiempo, estos jóvenes tampoco trabajan debido a
que no logran insertarse rápidamente en algún empleo o alcanzan trabajos mal
remunerados y/o precarizados, los cuales no son suficientes para independizarse.
Ahora bien, frente al escenario político-
social actual y a los esfuerzos del gobierno por la inclusión y por aportar mayores
recursos a lo social, resulta imprescindible legislar al respecto, abordar el problema y
brindar, principalmente desde las instituciones estatales, un marco protector para estos
jóvenes.
El trabajo es considerado un valor social, es
decir, su centralidad forma parte de un rasgo característico de todas las culturas. Sin
embargo, esto no quiere decir que no esté sujeto a diversos cambios sociales y
económicos. En este sentido, podemos pensar que si bien la centralidad se mantiene
como valor cultural, esto no quiere decir que la misma no esté sujeta a fenómenos
coyunturales como el desempleo, los cambios generacionales, la precarización,
etc.
Es por esto que las instituciones y los
programas destinados a contemplar a los "jóvenes ni - ni" deben poder considerar estos
factores coyunturales. Al mismo tiempo, el trabajo debe ser concebido como un
vehículo para insertarse en la "cultura del trabajo", contemplando no solo los más
diversos intereses personales, sino también generando las condiciones para que, a
través del mismo, se alcance una verdadera satisfacción personal y subjetiva. En otras
palabras el trabajo debe cobrar un sentido para quien lo realiza.
Al mismo tiempo, todo trabajo implica un
reconocimiento, el cual debe ser contemplado con una remuneración. Esto es un factor
determinante en lo que refiere a la época actual, ya que la mayoría de los jóvenes, hoy
en día, se encuentran trabajando en situaciones de precariedad laboral, recibiendo a
cambio magros salarios que le impiden una proyección económica a futuro.
Finalmente, en razón de estos argumentos
se propone la creación de una instancia de coordinación y de readecuación y
potenciación de los mecanismos vigentes, el Plan Nacional Integrado EDUCACION
PARA EL TRABAJO, conformado por entidades de carácter público (los Ministerios
vinculados al tema), con participación de entidades privadas (Empresas, Gremios,
Organizaciones Públicas y Privadas) y las provincias argentinas, financiado por el
presupuesto, con incentivos para el empleo, con cobertura nacional y diversos grados
de descentralización administrativa y funcional. Se tomaron como ejemplos el SENA-
Colombia, el SECAP-Ecuador y el SENAI-Brasil.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
BRILLO, JOSE RICARDO | NEUQUEN | MOV POP NEUQUINO |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
LEGISLACION DEL TRABAJO (Primera Competencia) |
EDUCACION |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |