La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional en los términos del art. 100 inciso 11 de la C.N. para que por intermedio del Ministerio del Interior y Transporte, Ministerio de Turismo, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y demás organismos competentes en la materia informen a esta H. Cámara de Diputados de la Nación acerca de los siguientes puntos vinculados al estado general del Zoológico de Buenos Aires y el presunto maltrato que sufrirían los animales allí encerrados.

1.- Determinar si el Poder Ejecutivo Nacional se ha comunicado con el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para conocer en forma directa la situación en la que se halla el Zoológico porteño, ante las denuncias públicas que resultan alarmantes para la conciencia moral que posee la ciudadanía.

2.- Informar si desde el Poder Ejecutivo se han realizado inspecciones en el Zoológico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y si se ha procedido a constatar maltrato o vejaciones a los animales allí existentes. Dar cuenta de las actuaciones labradas y si se ha dado intervención a la Justicia.

3.- Referir cómo evalúa el gobierno nacional el estado general del Zoológico de Buenos Aires.

4.- Establecer de qué manera el Poder Ejecutivo vela por el cumplimiento de las leyes 14.346 y 25.675, la Convención sobre la Diversidad Biológica, Naciones Unidas, 1992 y Declaración Universal de los Derechos de los Animales, Unesco, 1978 respecto del Zoológico porteño y demás emplazados en todo el territorio nacional.

Señor presidente:

Desde hace tiempo las denuncias sobre el estado general del Zoológico de Buenos Aires, enclavado en el corazón de Palermo, se acumulan en alguna oficina: los animales pasan hambre y, a los más voraces, con el faltante de carne, les dan de comer otras especies.

Es que tras una cuestionada extensión de concesión a la empresa Jardín Zoológico, la mesa que dirige los destinos de cientos de ejemplares quedó reducida a la mitad: en principio eran diez, pero cinco de ellos compraron las acciones de los otros y tomaron las riendas de un lugar que se asemeja cada vez más al infierno, según cuenta el diario Crónica, en su edición del 3 de octubre de 2014.

Empleados del predio confiaron que algunas de las atrocidades que, en nombre del "ahorro", se viven por estos días allí. Quizá una de las más escabrosas sea el asunto del alimento: por no darle curso a los pagos a proveedores -según las autoridades, debido a los "pocos ingresos"- "hay faltantes de carne y el alimento balanceado es de mala calidad. Lo peor es que ahora comen día por medio, pero a los animales más voraces que no pueden pasar tantas horas con el estómago vacío a veces les terminan dando... otros animales", cuenta horrorizada una de las trabajadoras. Lo curioso es que el Zoo cobra 130 pesos la entrada general y, desde hace poco, los jubilados también tienen que abonar si quieren ver el espectáculo del acuario.

Entre los recortes furiosos de presupuesto, la nueva junta despidió a veinte personas con cargos altos y resolvió abrir al público también los lunes, algo que tradicionalmente no se hacía para darle un descanso a los habitantes del zoológico, que ya sufren bastante estrés por estar alojados en medio de la ciudad. "Ahora abren todos los días, se rota a los empleados que quedaron y los animales no tienen descanso nunca".

Si bien es cierto que el Zoológico es propiedad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que a la empresa concesionaria la une una vinculación contractual con el gobierno que encabeza el ingeniero Mauricio Macri, no menos cierto es que al estar en presencia de maltrato animal es de aplicación las leyes 14346 y 25675, y que el gobierno nacional debe tomar cartas en el asunto como Estado signatario de convenciones internacionales que protegen los derechos de los animales (Convención sobre la Diversidad Biológica, Naciones Unidas, 1992 y Declaración Universal de los Derechos de los Animales, Unesco, 1978) y por otra parte se patentiza una afectación a los recursos turísticos argentinos.

No podemos soslayar el alto costo de la entrada al Jardín Zoológico porteño y que además resulta triste ver a los animales como trofeos. Como si ello no alcanzara para expresar nuestra irritación, existen suficientes evidencias que están pasando vejaciones. Los zoológicos no son centros de rescate y conservación, sino solamente son museos con seres vivos.

Por todo ello, es que solicito el acompañamiento de mis pares a fin de aprobar esta iniciativa.