La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Primero: Su más enérgica condena y repudio ante los hechos de violencia ocurridos en la localidad de Barracas, los que terminara con la vida del militante político MARIANO FERREIRA y resultara herida de gravedad ELSA RODRÍGUEZ, debatiéndose entre la vida y la muerte.

Segundo: Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional, a través de los organismos correspondientes el urgente esclarecimiento de los hechos y la individualización del o los responsables, tanto materiales como intelectuales.

Tercero: Instruir al Ministerio del Interior a cuyo cargo está la Policía Federal para que determine si el accionar policial fue el adecuado, en caso contrario determine responsabilidades y proceda en consecuencia.

Señor presidente:

Al buscar las palabras con las que iniciar un intento de reflexión sobre los aberrantes hechos ocurridos en el día de ayer en Barracas, donde fuera asesinado el joven Mariano Ferreira, (un pibe de 23 años "sí un pibe", que cursaba el CBC en la UBA, que vivía en Avellaneda); y también terminará herida de extrema gravedad la Señora Elsa Rodríguez, que en estos momentos se debate entre la vida y la muerte, no puedo menos que sentirme acongojado y dolido profundamente, lo que me lleva a solicitar el más enérgico repudio y condena.

La condena pública que ha suscitado este tremendo y lamentable episodio abraca desde la Señora Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, el Presidente del Partido Justicialista, el Doctor Néstor Kirchner y Presidente de la Unasur, el Presidente del la U.C.R. doctor Sanz, el Señor Jefe de Gabinetes de Ministros, Doctor Aníbal Fernández, Organizaciones Sociales y Políticas, el Señor Secretario General de la Confederación General del Trabajo, compañero Hugo Moyano, todos en un mismo e unívoco sentido de repudio y condena, solicitando el rápido esclarecimiento del hecho.

La verdad, uno creía que estas prácticas estaban terminadas y que estábamos en la búsqueda de los intereses de los trabajadores en todas sus formas, en donde todos tenemos derecho a reclamar pero siempre alentamos a que esto se realice en una mesa de por medio y hoy nos encontramos con violentos que quieren alterar la paz social que hemos conseguido en el trascurso de últimos siete años. Tal vez allí radique nuestra imposibilidad de permanecer impasibles ante el escándalo de una muerte.

Pero permítaseme que como trabajador y representante de los mismos en el orden sindical y parlamentario, plantee la visión de país que hoy tenemos, sobre todo en temas tan sensibles. La lógica de los hechos, hoy expresan que la equidad y la distribución de la riqueza constituyen experiencias materiales de nuestro pueblo.

Desde 2003 cuando se empezó a recuperar nuestro país, y se pusieron en marcha políticas tendientes a recuperar los puestos de trabajos perdidos, la creación de nuevos puestos de trabajos, a formalizar el empleo a derogar una ley vergonzosa y bochornosa, la denominada Ley Banelco que permitía la explotación lisa y llana de los trabajadores y, fundamentalmente se recupera como herramienta la discusión paritaria, en donde no sólo los trabajadores discutimos salarios sino condiciones laborales, todas estas cuestiones vitales para nosotros los trabajadores que hacen a la calidad y a la genuina profundización de la democracia, viene a expresar , de un modo invertido, aquello que buscan quebrar las corporaciones económicas y algunos que no han entendido la época que transitamos y se suman a través de la violencia para deslegitimar este proceso, tanto por derecha como por izquierda.

Capítulo aparte merece la política de Derechos Humanos, quizás la base más sólida y entrañable de este gobierno, la que más dejó perplejos a tirios y troyanos, fue calificada de oportunista, de egocéntrica, de mero gesto teatral para seguir inclinando la balanza hacia el gatopardismo; mientras la realidad demuestra que la condición de no reprimir los conflictos sociales, gremiales, políticos han sido una constante; o acaso esos mismos sectores no ningunean la transformación histórica de la Corte Suprema con la incorporación de figuras inimaginables en anteriores contextos políticos argentinos, no deja de ser llamativo el silencio de esos mismos que reclaman "calidad institucional", que se han vuelto republicanos de última hora, que entran en orgasmo cuando describen sociedades en las que impera la ley y las formas se cumplen maravillosamente mientras que entre nosotros, y principalmente desde el gobierno, lo único que se perpetúa, de acuerdo a su mirada virginal, es el desorden, la corrupción y la sed de hegemonía.

¿Quién reconoce la significación de que Eugenio Zaffaroni o Carmen Argibay, por nombrar a los dos más connotados juristas promovidos por el "hegemónico" Kirchner, sean miembros de una corte que se está limpiando de su pasado vergonzoso y vergonzante? Esos mismos que se llenan la boca reclamando calidad institucional, que reivindican autistamente una nueva república (cuando en su nombre a lo largo de la historia nacional se cometieron las peores injusticias y se construyeron los peores dispositivos represivos), suelen borrar todo recuerdo del país efectivamente heredado por el Gobierno que ejerce de 2003, un país brutalizado, enfermo hasta la médula que, sin haber salido aún de su convalecencia, muestra otras señales.

Nadie duda hoy, que el sindicalismo es un protagonista político, que trasciende los marcos convencionales del accionar económico-social específico a las organizaciones gremiales de trabajadores. Gracias a que existen los sindicatos, y más allá de las opacidades, de algunos de sus dirigentes, la brutalidad del sistema no acaba por triunfar precisamente porque todavía esos rostros de los trabajadores arropados bajo sus banderas y sus memorias, insisten en recorrer las calles del país.

Cada uno podrá elegir sus propias visiones e interpretaciones de lo que fue el impactante acto convocado por la CGT; sabrá valorar su importancia en estas horas de definiciones políticas en la que se juega tanto. Un acto de trabajadores contados de a miles, con organización, disciplina, encuadramiento de sus propias organizaciones, bajo el lema La Hora de los Trabajadores...Es la hora del Pueblo, que nos deja enseñanzas y muestras de maduración y comportamientos envidiables en otros ordenes sociales, y nos pone delante de nuestra mirada un colectivo social que sigue dejando sus marcas en una historia por suerte inconclusa. Pero también, por qué no, intentar a partir del mismo descifrar los giros de la historia, los diferentes modos de comprender y de oscurecer nuestra visión de los acontecimientos., allí donde lo no esperado nos sacude con sus provocaciones. Un intento por resignificar aquello que se despliega delante de nuestros ojos y que no alcanzamos a comprender. Mucho se juega en los meses por venir; entre otras cosas, el regreso de rostros de los suburbios al centro de la escena política, un regreso sin garantías, porque sabemos que la restauración conservadora continúa siendo una amenaza real, que intentará, nuevamente, que las multitudes salgan de la historia para regresar al silencio y al olvido. Señor Presidente, los hechos lamentables, que estamos solicitando se condenen enérgicamente y se proceda a su investigación y castigo con todo el peso de la ley, no debe empañar las luchas y reivindicaciones de ningún tipo, amen si lo es en la defensa del sustento diario y la dignidad de las personas.

Es por los motivos expuestos, que solicito a este Honorable Cuerpo la aprobación del presente Proyecto de Declaración.