La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo que informe, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, cuál es la estrategia para acrecentar los vínculos de la República Argentina con el continente africano, especialmente el subsahariano y especialmente si se planea abrir nuevas embajadas en esa Región del continente vecino.

Señor presidente:

África, muy por el contrario de ser lejana y distante, es nuestra vecina. Inclusive nos ligan a ella vínculos históricos que no pueden ni deben olvidarse. Lo que hoy es Guinea Ecuatorial, junto con la región del Sahara, fueron parte de la jurisdicción del Virreinato del Río de la Plata conforme la Real Cédula del rey Carlos III.

El continente vecino está avanzando formidablemente. Surgen en casi todos los países las clases medias apetentes de bienes y servicios. En general, el mapa político africano - desgraciadamente fragmentado, por obra de quienes dibujaron primero el dominio colonial y luego el proceso descolonizador - exhibe, afortunadamente, una reducción de los nefandos golpes militares y pareciera que aumenta la estabilidad institucional y política.

El crecimiento del PBI es alto y es una constante de la última década. China, que es un país dotado de sabiduría bimilenaria - y por ende capaz de proveerse de estrategias a largo plazo - ha avizorado el despertar africano. Por eso, hoy en día es uno de los principales inversores, sobre todo apuntando a los inmensos recursos naturales, incluyendo la capacidad para producir fármacos y por supuesto las fuentes energéticas.

Brasil no le va en zaga. Hace décadas apostó a una política para el África y hoy tiene abiertas 29 embajadas en la región subsahariana - incluyendo Mauritania -y obviamente otras en el Magreb árabe - Marruecos, Argelia, Túnez y Libia - y también en Egipto. En total treinta y cuatro representaciones a nivel superior de embajadas. Además, se ocupa y preocupa por consolidar los lazos lingüísticos con Cabo Verde, Angola, Mozambique y otros pueblos lusoparlantes o, por lo menos, que tienen al portugués como segunda lengua. Por eso, realiza planes de alfabetización como un modo de consolidar al portugués en África.

El presidente Lula viajó por el mundo en forma habitual. El 65% de esos viajes fueron a África, Medio Oriente y América del Sur. Ello patentiza cuál es el eje de la estrategia de su país.

La Argentina sólo tiene las embajadas en el Magreb y Egipto y cuatro en la región subsahariana: Sudáfrica, Nigeria, Kenya y Angola. Ahora se anuncia que se abrirá la embajada en Etiopía. Muy poco para que los intereses de nuestro país se desplieguen y potencien.

Un párrafo especial es Guinea Ecuatorial. Allí la legua oficial es nuestro castellano. Deberíamos, con absoluta prescindencia de cuál es el régimen imperante en ese país, abrir nuestra embajada y a partir de ello contribuir, por empezar, a planes de alfabetización y de intercambio cultural, incluyendo una proyección hacia la región del Sahara Occidental que también contiene poblaciones que todavía hablan castellano.

En África nos aguardan convenios comerciales mutuamente provechosos. Nosotros proveyendo nuestra tecnología intermedia - y en algunos casos genuinamente de avanzada - y diversos bienes semiterminados y ellos aportando recursos energéticos y de otra índole.

Además, somos socios de Brasil. Ellos y nosotros nos llamamos recíprocamente "socios estratégicos". Podríamos - deberíamos - formalizar acuerdos con Brasil para que en cada embajada de Brasilia en África se acredite un representante argentino, cual adscripto, para que nuestro país pueda desarrollar sus vínculos en el continente vecino y plasmarlo de consuno con nuestro socio.

Señor Presidente: el futuro está en el mundo emergente. África, nuestra vecina, aunque culturalmente distante, es parte de ese porvenir. La Nación Argentina, por una vez dejando su anclaje en el pasado, debería poner todo el acento y toda su aptitud estratégica en ensanchar su horizonte y coaligarse con los pueblos que exhiben dinámica y potencialidad. Como el África.

La desgraciada situación que sufre nuestro buque insignia, la Fragata Libertad, embargado en Ghana- y al que jamás habrá de abandonarse -, no nos debe confundir y tampoco alejar del África. Por el contrario, esta desgracia nos debe abrir los ojos y ratificar nuestra decisión de hacer pie en el continente próximo.

África debe entrar de lleno a la agenda grande de nuestra política exterior y de nuestra estrategia de intercambio comercial.

Por lo expuesto, pido que se aprobado este pedido de Informes.