La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que, a través de los organismos pertinentes, informe acerca de los siguientes puntos:

1. Qué medidas se tiene previsto adoptar a fin de incrementar el gasto público consolidado dirigido a la niñez y adolescencia, toda vez que se observa en el informe presentado por el Ministerio de Economía y UNICEF 1995-2005, que si bien las erogaciones han crecido, el gasto ha disminuido en términos del Producto Bruto Interno, representando en 2001 el 6,1%, en 2002 el 5,7% y el 5,5% para el año 2003 y 2004.

2. Si se han evaluado medidas compensatorias por parte del gobierno nacional para acudir en auxilio de aquellas provincias que registran profundas desigualdades y déficits presupuestarios para atender necesidades básicas insatisfechas de los niños, niñas y adolescentes.

3. Si existen análisis respecto a la heterogeneidad de los programas y políticas dirigidos a la niñez a nivel provincial y Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en particular en educación y salud.

4. Si se han diseñado mecanismos de coordinación de políticas y programas destinados a la infancia del nivel nacional, provincial y municipal.

5. Si no se ha considerado que en la medida que los recursos destinados a la niñez disminuyen en términos del PBI se estaría infringiendo el Art. 4 de la Convención de los Derechos del Niño en tanto establece que es deber del estado dar efectividad a los derechos de los niños expresando que “…En lo que respecta a los derechos económicos, sociales y culturales, los Estados partes adoptarán esas medidas hasta el máximo de los recursos de que dispongan”.-

Señor presidente:

La reciente publicación presentada por el Ministerio de Economía de la Nación, UNICEF y CEPAL sobre “Gasto público dirigido a la niñez en la Argentina 1995-2005” constituye un valioso análisis sobre la distribución del gasto para este sector de nuestra población ya que suministra elementos concretos para evaluar el monto y destino de las erogaciones dirigidas a los niños, niñas y adolescentes.

Ellos, más que necesidades insatisfechas tienen derechos básicos insatisfechos. En un país donde uno de cada dos niños es pobre cuando no obstante crece aceleradamente el superávit económico, se impone replantear la dirección de la inversión, del gasto y fundamentalmente la distribución de la riqueza.

En las últimas décadas se agudizó la profunda desigualdad en Latinoamérica. El 10% más rico es propietario del 48% del ingreso mientras que el 10% más pobre sólo tiene el 1,6%. Peor aún que el África, donde las proporciones son 42,2 y 2,1 respectivamente. En la Argentina las desigualdades crecieron brutalmente desde la pasada década: la distancia entre el 10% más rico y el 10% más pobre que era de 18 veces en 1993 creció a 24 veces en 1998 y a 26 en el año 2000.

Este panorama desolador se completa con la enorme desigualdad regional, porque estos números dan cuenta del promedio nacional pero no traducen la situación desventajosa de millones de chicos que viven en condiciones de indigencia, privados de todo derecho, donde la igualdad de oportunidades es una consigna vacía que sólo deja espacio a la desesperanza. La disparidad entre provincias en nuestro país se clasifica en 8 en tanto por ejemplo en países de alto desarrollo humano como Canadá esa disparidad es de 1,7. Dicho de otro modo, la inequitativa y regresiva política distributiva lleva a agrandar la brecha entre las regiones ricas y pobres de nuestro país.

Ocurre además, que la mayor proporción de niños y adolescentes viven en esas regiones más pobres como surge de los estudios realizados y del informe del PNUD último (2005) centrado en la región del norte. Este señala, por ejemplo, que en las provincias de Misiones y Formosa el grupo de 0 a 17 años supera el 44% de la población. Más aún las provincias del norte tienen una participación de la población infantil (0 a 4 años) por hogar superior a la media del país, razón por la cual el 26,5% de la población argentina de 0 a 4 años reside en la región con menores índices de desarrollo humano y mayor retraso relativo del país. Estos hogares tienen el doble de pobreza que los del resto del país.

En nuestro país más del 60% de los hogares donde viven niños menores de 18 años, son hogares pobres. Señala el informe citado que en esos hogares de bajos ingresos, se reproduce la tendencia a recrearse las condiciones que posiblemente lleven a que sus niños tengan en el futuro, al igual que sus padres hoy, menores probabilidades de acceder a puestos de calidad con cobertura social y que les generen ingresos adecuados. Se registran mayores dificultades para acceder y permanecer en el sistema educativo, a la vez que se eleva la proporción de jóvenes de entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan. Registran las tasas de desempleo más elevadas: en el año 2004 esa tasa era entre las personas con edades entre 18 y 27 años, dos veces y media superior a la correspondiente a aquellos de mayor edad. Además sus empleos son particularmente inestables y precarios. Solo una tercera parte de los jóvenes ocupados tenían en el año 2004 empleos que estaban cubiertos por la seguridad social.

Coincidimos con la evaluación expuesta por el investigador Dr. Bernardo Kliksberg (1) en el sentido que “Existe unanimidad en el país en que los niños deben ser lo primero y deben ser protegidos por todos. Lo dice la Constitución, lo dicen las leyes, lo dice el sistema jurídico, lo dicen las voces de todos los sectores, nadie discute eso. Lo real es que los niños son lo último, lo real es que el 70% de los niños menores de 14 años es pobre en el país. Si la pobreza promedio está en el orden del 54%, la pobreza infantil la supera ampliamente. El 20% de los chicos padecen de insuficiencia alimentaria. Ello en la quinta potencia productora de alimentos del mundo. Se están alcanzando niveles récord en las exportaciones argentinas de productos alimentarios. El país se halla de primero a tercero en el mundo en una cantidad de rubros y quinto en la producción de cereales. Es un país cuya producción anual alimentaria permitiría abastecer a 330 millones de personas y tiene el 20% de los chicos desnutridos. Esta desnutrición se paga muy caro; la desnutrición no es una abstracción. Los estudios de la UNICEF indican que si un chico no recibe hasta los cinco años de edad la dosis de proteínas y calorías que necesita, parte de sus capacidades neuronales son destruidas y va a presentar disfuncionalidades de todo orden para el resto de sus vidas. “

Por ello, la evaluación sobre el gasto público consolidado dirigido a la niñez debe necesariamente encender una luz de alerta sobre la verdadera emergencia social: la de la niñez y adolescencia, cuya privación hoy de derechos no es un tema que puede solucionarse mañana.

Cuando se advierte que si bien el gasto refleja un aumento acumulado entre 2001 y 2004 del 49% pero en términos de participación de ese gasto en el PBI significa una reducción de - 7,3%, -3,2% y -0,3% para los años 2001/2, 2002/3 y 2003/4 respectivamente, todas las medidas deben estar encaminadas a revertir esta pendiente que desemboca ineludiblemente en la exclusión de los jóvenes de todo concepto de ciudadanía.

El cuadro presentado a continuación ilustra sobre esta cuestión que pone de relieve cuán lejos está nuestro país de cumplir con los preceptos constitucionales, en tanto incorporó a su articulado la Convención de los Derechos del Niño cuyo Art. 4 prescribe expresamente la obligación de los estados nacionales de proveer los recursos hasta el máximo disponible para dar efectividad a los derechos de los niños.

Por todo lo expuesto, solicitamos a este Cuerpo la aprobación del presente pedido de informes.