PROYECTO DE TP
Expediente 7365-D-2006
Sumario: EXPRESAR PREOCUPACION POR LA UTILIZACION EN LOS CONFLICTOS ARMADOS DE "BOMBAS RACIMO" Y ARMAS QUE DAÑAN A LA POBLACION CIVIL, Y ADOPCION DE MEDIDAS PARA PROMOVER ACCIONES INTERNACIONALES A FIN DE EXIGIR EL CUMPLIMIENTO DE LAS CONVENCIONES INTERNACIONALES QUE PROHIBEN SU USO.
Fecha: 14/12/2006
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 191
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Su profunda preocupación y más enérgico
rechazo a la utilización en los conflictos armados de bombas racimo y armas que
dañan a la población civil, y exhorta al Poder Ejecutivo a que promueva las acciones
internacionales conducentes a exigir el pleno cumplimiento de las Convenciones
internacionales vigentes sobre prohibición del empleo de armas nocivas y de minas
antipersonales y de toda otra arma que produzca similares consecuencias.
Asimismo, recomienda al Poder Ejecutivo
impulsar ante la comunidad internacional la adopción de los instrumentos y medidas
necesarias para reducir el gasto militar de los países y el tráfico irrestricto de las
armas, apoyando la iniciativa formulada por Costa Rica en la Asamblea General de las
Naciones Unidas tendiente a la redacción de un tratado internacional sobre el
comercio de armas.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La comunidad internacional debe encarar
sin dilación los esfuerzos necesarios para detener la escalada bélica y el incesante
incremento de producción y comercialización de armas desde las más nocivas hasta
las más ligeras.
Consideramos que nuestro país debe
asumir una acción decidida por la paz y sumarse a la propuesta impulsada por el
gobierno de Costa Rica en un esfuerzo centrado en regular y restringir la
comercialización de armas.
Esta nación que hace 58 años abolió su
Ejército, le declaró la paz al mundo y es un ejemplo en América Central y en el mundo
entero de que el camino racional pasa por el diálogo y el desmantelamiento de las
estructuras y fuerzas concebidas para la guerra.
Los socialistas estamos
convencidos de que la más evidente lección histórica en materia de conflictos bélicos,
es la necesidad del diálogo que conduzca al logro de la paz. Como expresara el
reciente Presidente electo de Costa Rica, Oscar Arias: “Detrás de la guerra no hay
paz. Detrás de la guerra lo que existe es una oscura comarca en donde sólo la muerte
se pasea a sus anchas.”
Es necesario avanzar en la búsqueda de
mecanismos preventivos para evitar los daños de la guerra. La propia Declaración
Universal de los Derechos Humanos fue inspirada en parte por la indignación con
respecto a la tragedia del Holocausto y la secuela de muerte y destrucción de la
Segunda Guerra Mundial. Asimismo, la violencia reciente en Afganistán, Angola,
Bosnia y Herzegovina, Chechenia, Cachemira, Kosovo, Rwuanda, Sierra Leona,
Somalía, Timor Oriental y el Oriente Medio, han estimulado un pensamiento nuevo
acerca de la prevención de los conflictos y el fomento de la paz.
La ONU señala dos efectos producidos por
la prevención y reducción de los conflictos para los derechos humanos. La primera
consecuencia es el efecto directo de reducir una fuente primaria de violaciones graves
de los derechos humanos y la segunda, es el efecto indirecto de liberar recursos, de
modo que la comunidad pueda abandonar las operaciones de mantenimiento de la paz
para centrarse en el desarrollo humano. Estimó que el costo para la comunidad
internacional de las siete grandes guerras del decenio de 1990 (excluyendo a Kosovo)
fue de 200.000 millones de dólares, o sea, cuatro veces más que la ayuda para el
desarrollo en cualquier año. El Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas del
año 2000 destaca que los países pobres son los que envían enormes cantidades de
dinero a los ricos para pagar los servicios de la deuda, entretanto las naciones ricas
gastan ingentes sumas para misiones de “mantenimiento de la paz” después de que
estallan los conflictos, al mismo tiempo que se reducen los recursos destinados a la
asistencia para el desarrollo.
El mayor cambio que se requiere –plantea
el informe citado- es modificar el destino del mandato y de los recursos a fin de
prevenir los conflictos abordando sus causas básicas. Para promover una democracia
mundial también es preciso evitar el camino militarista y centrarse en el desarrollo
humano a escala mundial, con un sistema de alerta temprana y el desarme para el
desarrollo.
El desarme para el desarrollo involucra no
sólo las armas nucleares y químicas, sino también las armas ligeras y pequeñas, así
como las minas antipersonales. Estas armas proliferan en el ámbito civil donde la
abundancia de la oferta y su bajo costo, las colocan al alcance de la población en
general, incrementando el miedo y el conflicto armado
En el año 2005 las naciones en desarrollo
aumentaron su gasto en armas en un 13%, hasta alcanzar los treinta mil millones de
dólares. El mundo, en su totalidad, gasta más de un billón de dólares en ejércitos cada
año.
En esta escalada armamentista los
instrumentos internacionales han tratado de regular y prohibir el uso de armas
químicas y de minas antipersonales, pero aún resta un largo camino por recorrer. Los
recientes conflictos en Oriente Medio han demostrado el efecto devastador de las
armas químicas y de las bombas racimo poniendo en evidencia que los esfuerzos
realizados son insuficientes y deben profundizarse.
Las bombas racimo deben ser equiparadas
a las minas antipersonales por los efectos dañinos residuales que contienen, al liberar
numerosas bombas pequeñas sobre una gran superficie, calculándose que un 5% de
ellas no explotan tras el impacto, lo que las convierte en minas antipersonales de
hecho, constituyendo una amenaza concreta y muy peligrosa para las personas que
puedan encontrase con ellas.
Nuestro país debe asumir un rol
protagónico para promover cambios en el irracional gasto militar y para atender las
causas de conflictos que profundizan la desigualdad y la guerra entre las naciones.
Es necesario cerrar las puertas al comercio
de armas y frenar la carrera armamentista en el mundo en desarrollo. El 75% de las
ventas mundiales de armamento van a parar a los países en vías de desarrollo y el
100% de esas ventas tienen lugar sin ninguna forma de regulación.
Proponemos que nuestro país impulse el
“Consenso de Costa Rica” para alcanzar un acuerdo mundial que regule la producción
y el comercio de armas, restringiendo su transferencia a estados, grupos o individuos
ante la existencia de razones suficientes para creer que esas armas vayan a ser
utilizadas para violar los derechos humanos o el derecho internacional.
Nuestro país debe ser un abanderado de la
paz y de un orden social internacional más justo que jerarquice relaciones económicas
más equitativas y la vía de la paz, el diálogo y el respeto y promoción de los derechos
humanos.
Por todo lo aquí expuesto, solicitamos la
aprobación del presente proyecto.-
Firmante | Distrito | Bloque |
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BINNER, HERMES JUAN | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
ZANCADA, PABLO V. | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
SESMA, LAURA JUDITH | CORDOBA | PARTIDO SOCIALISTA |
AUGSBURGER, SILVIA | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
DI POLLINA, EDUARDO ALFREDO | SANTA FE | PARTIDO SOCIALISTA |
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Comisión |
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