PROYECTO DE TP
Expediente 7269-D-2012
Sumario: EXPRESAR PREOCUPACION POR EL INFORME DEL RELATOR ESPECIAL DE LA ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS - ONU -, SOBRE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDIGENAS EN LA REPUBLICA ARGENTINA.
Fecha: 12/10/2012
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 143
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su preocupación por el
informe del Relator Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos
indígenas, que da cuenta de la de la exclusión social, inseguridad jurídica,
usurpación de tierras y la miseria que viven los pueblos autóctonos en
Argentina.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El Relator Especial de la ONU sobre
los derechos de los pueblos indígenas, el estadounidense James Anaya, acaba de
publicar un informe revelador de la exclusión social, inseguridad jurídica,
usurpación de tierras y la miseria que viven los pueblos autóctonos en Argentina,
documento que refleja la misión de visita que realizara al país a fines de 2011,
cuya presentación ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas está
programada para el próximo 18 de septiembre 2012 en Ginebra.
Compuesto por 47 Estados elegidos
anualmente mediante el voto secreto de la Asamblea General de la ONU, del que
Argentina hoy es observador, el citado Consejo tiene previsto llevar a cabo ese
mismo día un debate sobre el acceso a la justicia de los pueblos indígenas en el
mundo, con la intervención de panelistas de Malasia, Australia, Rusia, México y
Kenya, e incluso votar luego una resolución para promover y reforzar el respeto
de los derechos de esos pueblos, hacia el cierre de la sesión, entre el 26 y 28 de
septiembre de 2012.
Por cierto, el tema de los pueblos
indígenas figura en la agenda del Examen Periódico Universal (EPU), al que se va
a someter Argentina el 22 de octubre venidero también en Ginebra, un mecanismo
de control integral sobre el conjunto de los derechos humanos, en el que son
invitados a formular recomendaciones los 193 Estados constitutivos de Naciones
Unidas, y las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), con la asistencia de la
Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, la sudafricana Navi Pillay,
reunión que aguarda la presencia de representantes de la sociedad civil y
periodistas procedentes de Argentina para dar cuenta de las deliberaciones.
Los Relatores Especiales del Consejo
de Derechos Humanos de la ONU son expertos independientes designados por
consenso, de alta capacidad técnica y estatura moral, que bregan con autonomía
de su nacionalidad y de acuerdo a la libertad de conciencia individual. No cobran
sueldo por el trabajo al servicio de Naciones Unidas, que solo les cubre los viáticos
para asumir el mandato, cuya duración es de tres años, renovable por otros tres
años una sola vez. La Relatoría a cargo de Anaya se ocupa de defender los
derechos de 370 millones de indígenas dispersos por el planeta; el 5% de la
población del globo, que significan el 90% de la pluralidad cultural, y sus tierras el
80% de la biodiversidad.
Las conclusiones de la visita del
relator Anaya a la Argentina muestran una desprotección, discriminación y
represión crónica para con sus 2 millones de indígenas, aunque las cifras oficiales
alcanzan a 600.329, el 1,7% de la población actual. Se trata de una
heterogeneidad de 30 pueblos oriundos de superficies que en el presente se
extienden en ciertas provincias del norte y del sur, quienes todavía sufren las
secuelas del exterminio que padecieran durante la colonización del siglo XIX. Sus
exponentes más numerosos son los mapuches en Patagonia, y los kolla, tobas y
wichí en las provincias de Jujuy, Salta, Chaco, Formosa y Santa Fe.
Las dificultades para reivindicar sus
originarias "tierras y recursos naturales y de otros derechos, como la revitalización
de sus culturales, costumbres y lenguajes", se suma a la "desventaja que sufren
los pueblos indígenas en diversos ámbitos, la falta de una adecuada protección de
sus derechos sobre sus tierras tradicionales, y el continuo desarrollo de patrones
de marginalización y de discriminación hacia ellos", detalla el informe de Anaya,
cuyo enlace para su consulta electrónica se ofrece al pie de esta nota.
Anaya, un catedrático
norteamericano de ascendencia indígena, resalta el conflicto, aún sin solución en
Argentina, que "deriva de la desposesión histórica de grandes extensiones ... por
estancieros y por la presencia de empresas agropecuarias, petroleras y mineras
que operan en tierras reclamadas por comunidades indígenas", cuya su casi
totalidad no ha conseguido "un reconocimiento legal de sus tierras acorde a sus
formas de uso y ocupación tradicional".
Tras recoger alrededor de 170
testimonios y concretar sus propias investigaciones en 10 de las 23 provincias del
país y en la Capital Federal, la ciudad autónoma de Buenos Aires, Anaya constata
que Argentina carece de "un procedimiento para la titulación de tierras indígenas".
Tampoco dispone de "un programa de relevamiento ... (para resolver) los casos
en los que una comunidad afirme un derecho de restitución de tierras de las que
hayan sido desposeídas recientemente o donde existan reclamos por
reconocimientos de territorios superpuestos entre comunidades y propietarios
privados", con el agravante que no hay un plan para reparar el expolio de tierras
acontecido "generaciones atrás", encontrándose ahora sus descendientes
"dispersos en zonas urbanas".
La "promoción de proyectos de
industrias extractivas y agropecuarias" en torno a tierras ligadas
consuetudinariamente a los indígenas, los "vacios y perplejidades en cuanto al
deslinde de competencias sobre la explotación y administración de recursos
naturales", agregado al "avance de la frontera agrícola" y los desalojos y
emigración forzada a las grandes urbes que ese fenómeno trae aparejado, junto al
desmonte de "cientos de miles de hectáreas de bosques" y la propagación o
abandono de factorías mineras y petroleras contaminantes para el ser humano y
que dañan la ecología, han cercenado los derechos de los pueblos indígenas,
reconocidos en la Declaración Universal que le consagrara la ONU en 2007,
ratificada por la Argentina, resume Anaya.
Tales "actividades" han "severamente
limitado" el disfrute de los pueblos indígenas del "acceso y la disponibilidad de los
animales de caza y pesca, plantas y miel de recolección, materiales para la
construcción de viviendas", y "de los sitios de importancia cultural y espiritual,
como cementerios". Se añaden sus repercusiones negativas para la alimentación y
la subsistencia de las comunidades, con estragos en la salud por el "uso de agro-
tóxicos para la fumigación de cultivos".
La Argentina asimismo ratificó, en el
año 2000, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que
establece los principios de consulta y búsqueda del consentimiento de las
poblaciones indígenas para con los proyectos energéticos, agrícolas y mineros en
sus territorios, pero los sucesivos gobiernos la acatan deficitariamente, o la
ignoran. "No existe ley o política alguna, tanto a nivel federal como provincial, que
regule un procedimiento de consulta", ni "procesos que "cumplan con los
estándares internacionales", deplora Anaya. Subraya que los indígenas "no
participan directamente de los beneficios económicos derivados de esos
proyectos", y que las instancias gubernamentales, y las empresas, han llegado a
otorgar "personería jurídica a comunidades indígenas ficticias", en
desconocimiento "de las autoridades tradicionales reconocidas con el objeto de
dirigir los arreglos y negociaciones a través de ellas".
"La superposición de parques
nacionales y áreas protegidas sobre áreas habitadas o utilizadas por pueblos
indígenas", engendran "desafíos continuos para el acceso de los pueblos indígenas
a las tierras y recursos naturales dentro" de esas regiones, sostiene Anaya. La
denominación "de sitios de Patrimonio de la Humanidad en tierras ocupadas por
pueblos indígenas, como la Quebrada de Humahuaca", proclamada en el 2003 por
la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), "produjo un gran aumento del turismo y el valor económico de las
tierras que usan y ocupan pueblos indígenas en la zona". Sin embargo, a "raíz de
ello, la provincia ha entregado títulos de tierras a extranjeros inversionistas,
ocasionando, según la información obtenida, el despojo de tierras de las
comunidades indígenas aledañas y la reducción de sus recursos de agua",
consigna Anaya.
La gran cantidad de desalojos de
comunidades por decisiones de los tribunales que han favorecido "los derechos de
propiedad privada de individuos o de empresas por encima de las formas
colectivas de propiedad indígena", a veces menospreciando el reconocimiento de
comunidades inscriptas en el registro del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
(INAI), autoridad estatal en la materia, ponen en evidencia, siempre en línea con
las observaciones de Anaya, "que la mayoría de los tribunales provinciales
desconocen o no consideran debidamente la legislación nacional e internacional
sobre pueblos indígenas", haciendo así alusión a la Ley 26160 de 2006, y su
prórroga, la Ley 26554, referencias para gestionar y arbitrar potenciales litigios, a
la Declaración Universal de la ONU y al Convenio 169 de la OIT. Esa
"vulnerabilidad frente a los desalojos o los proyectos que los afectan" ha detonado
la protesta indígena, dando curso a la movilización que ha sido criminalizada por
las fuerzas de seguridad del Estado, "generando momentos de violencia y hasta
han ocasionado la pérdida de la vida de miembros de pueblos indígenas", y
desencadenando procesamientos de "muchos individuos indígenas" por
"supuestos" delitos. Anaya critica "un uso desproporcionado de la fuera por parte
de la policía y que estos hechos han permanecido impunes mientras miembros
comunitarios han sido imputados por sus actos de protesta".
Las condiciones sociales y
económicas de extrema pobreza que se vienen de abreviar, son a su vez la causa
de desniveles significativos "en comparación con los sectores no indígenas". Esto
se verifica en la precariedad de la salud por la persistencia de la desnutrición, por
la escasez de viviendas, en dificultades para procurarse agua potable y
alimentación, y en la educación de los indígenas. Los ejemplos son más flagrantes
en las mujeres y niñas, manifiesta Anaya: faltan escuelas, particularmente en la
enseñanza secundaria y en las comunidades rurales.
No obstante, las normas nacionales
vigentes les reconocen a los pueblos originarios el derecho a la educación bilingüe
e intercultural aborigen, la "alfabetización; recuperación y fortalecimiento del
conocimiento ancestral en comunidades indígenas, y apoyo para estudiantes
indígenas en los niveles superiores". De allí que para Anaya, con esta base legal,
la penuria no encaje con la calificación sobresaliente de la Argentina, catalogada
por Naciones Unidas "entre los países de muy alto desarrollo humano".
Con la noble intención de sacar a los
indígenas de la postración y ofrecerles un futuro de igualdad de posibilidades y
alternativas como a los demás habitantes del mapa nacional, Anaya eleva al
gobierno que preside Cristina Fernández de Kirchner, 34 recomendaciones, sobre
las que podrán pronunciarse los diplomáticos argentinos el 18 de septiembre 2012
durante el "dialogo interactivo" que su informe va a suscitar en el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU.
Ante todo, resulta evidente para este
Relator que la Argentina debe regularizar el marco legal e institucional, y adaptarlo
a las exigencias internacionales de los instrumentos vinculantes adoptados. Aporta
la prueba que Argentina debe colmar las diferencias que se dan en virtud de "la
jurisdicción concurrente entre el Gobierno federal y las provincias". Y a su
entender se impone actualizar los Códigos (Civil, Penal y Minero), acondicionar la
"coherencia y uniformidad de las disposiciones legislativas", y atribuir los
presupuestos necesarios a tal efecto.
Al tiempo, el relator Anaya le pide a
la Argentina "elaborar" reglas de consulta con los pueblos indígenas en lo
concerniente a sus derechos reconocidos, para "obtener su consentimiento libre,
previo e informado" sobre todos los proyectos relacionados con sus tierras. En ese
contexto aconseja se hagan los estudios pertinentes de "demarcación y
reconocimiento legal de territorios", y de influencia en el medio ambiente, gozo de
recursos naturales como el agua, derecho a la alimentación, personería y
seguridad jurídicas, y garantizar un "estatus de ciudadanía" para los pueblos
afincados "en zonas fronterizas de Argentina", como el nivacle, vecino al
Paraguay, que viene clamando tener documentos de identidad argentinos. Sugiere
que se prevean "medidas adecuadas de mitigación de impactos, reparación y justa
compensación a las comunidades indígenas afectadas por los daños ambientales y
a la salud ocasionados por los proyectos que actual o anteriormente han operado
en o cerca de territorios habitados por pueblos indígenas".
Anaya le solicita a la Argentina
"investigar las alegaciones de serias irregularidades en los procedimientos
relacionados con proyectos agropecuarios y extractivos existentes, con el fin de
desarrollar nuevos procesos de consulta, si estos fueran considerados necesarios".
Una metodología equivalente de consulta es imprescindible para "revisar" las
políticas de crear parques nacionales y aéreas protegidas de modo que "no
perjudiquen los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras y recursos
naturales dentro de esas aéreas", y que les fuera posible aprovechar de los
beneficios turísticos y de otra índole "que pudieran ofrecer estos sitios".
La Argentina es invitada a "eliminar
las barreras que limitan el acceso a la educación" y abolir "los problemas
estructurales que enfrentan las mujeres y niñas indígenas" en ese aspecto, y
"asegurar que las niñas indígenas que se encuentran estudiando en las escuelas
albergues en áreas urbanas no enfrenten condiciones que las dejan vulnerables a
la discriminación y el maltrato".
Si bien es satisfactorio el nivel de
accesibilidad a los servicios gratuitos de salud del Estado, el Relator hace
paralelamente la petición "de ampliar las horas de atención, el número de
profesionales que atienden a los pacientes, y la cantidad de medicamentos
disponibles en los centros de salud especialmente en las áreas rurales", donde
deben reunirse las condiciones de no discriminación, y asegurar que los pueblos
indígenas "puedan comunicarse y comprender a los funcionarios del sistema de
salud".
Para Anaya la Argentina debería
aspirar a que los pueblos autóctonos "promuevan el manejo propio de sus
recursos naturales y la auto-suficiencia económica de sus comunidades". Para
conquistar ese objetivo, la ONU insta al Estado a "eliminar los impedimentos que
puedan enfrentar los pueblos indígenas en el acceso a la justicia", y a suspender
"todos los actos procesales o administrativos de desalojo de comunidades
indígenas hasta que se realice el proceso de relevamiento técnico-jurídico de las
tierras ocupadas por los pueblos indígenas". No habría mejor camino en ese
sentido que "revisar la política penal aplicada en los últimos años", y "adoptar
medidas para prevenir, investigar y sancionar los actos de violencia, las amenazas
e intimidaciones contra los miembros de pueblos indígenas", al unísono para
"funcionarios" y "particulares".
La mejor salvaguarda, finaliza el
mandatario de la ONU, que no se repitan injusticias y violencia, sería que el
gobierno argentino no caiga en la tentación de criminalizar las luchas sociales. Le
encomienda organizar un método con criterios legales que habiliten a los pueblos
originarios una vía pacífica para "reivindicar los derechos a las tierras tradicionales
indígenas por la pérdida de sus tierras". Se establecería en esa dirección un
ambiente no propicio al "enfrentamiento en el que algunos miembros de pueblos
indígenas se habrían sentido sin opciones adecuadas y, por ende, habrían optado
por la protesta social que en algunos casos implicaría la comisión de actos
contrarios al orden público".
Quisiera remarcar que mi provincia,
San Luis ha sido reconocida internacionalmente por el respeto de los derechos de
las comunidades autóctonas, quedando de este modo demostrado que es posible
convivir con dichas comunidades respetando sus derechos y su idiosincrasia, y
construyendo junto con ellos un "nosotros" y el futuro de nuestra
comunidad.
Firmante | Distrito | Bloque |
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BIANCHI, IVANA MARIA | SAN LUIS | FRENTE PERONISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia) |