PROYECTO DE TP
Expediente 7184-D-2014
Sumario: ELIMINACION DE LOS "DERECHOS DE EXPORTACION - DEX - Y LOS "REGISTROS DE OPERACIONES DE EXPORTACION - ROE -", APLICABLE A LAS DISTINTAS VARIEDADES DE MAIZ Y A SUS PRODUCTOS DERIVADOS.
Fecha: 11/09/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 121
El Senado y Cámara de Diputados...
Eliminación de los Derechos de
Exportación (DEX) y los Registros de Operaciones de Exportación (ROE)
aplicable a las distintas variedades de maiz y a sus productos derivados.
EL SENADO Y CÁMARA DE
DIPUTADOS
DE LA NACIÓN ARGENTINA,
REUNIDOS EN CONGRESO, ETC.
SANCIONAN CON FUERZA DE
LEY:
Artículo 1º: Elimínese a partir de la
sanción de la presente ley los Derechos de Exportación aplicable a las distintas
variedades de maíz y a todos sus derivados, establecidos en la Nomenclatura
Común del MERCOSUR como 1005.10.00 y 1005.90.90.
Artículo 2°: Elimínese a partir de la
sanción de la presente ley los Registros de Operaciones de Exportación (ROE)
de los productos establecidos en el artículo Nº 1 de la presente.
Artículo 3°: Se dejan sin efecto las
normativas contrapuestas a las disposiciones del presente texto legal.
Artículo 4°: Comuníquese al Poder
Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El maíz históricamente ha sido uno
de los principales cultivos de Argentina, con un estimado de 4,3 millones de
hectáreas sembradas para la campaña 2013/14. En términos de superficie,
durante los últimos 50 años se ha evidenciado una leve disminución, con un
promedio de 3,9 millones de hectáreas para la década de 1960, contra 4,3
millones para la última década. Sin embargo, la producción total ha crecido de
4,9 millones de toneladas en la campaña 1960/61 a un estimado de 24 millones
para la campaña en curso. Este incremento del 395% ha sido producto del
notable crecimiento de los rindes por hectárea que pasaron de un promedio
nacional de 1.767 kilogramos por hectárea a 7.000 en 50 años.
Durante la campaña 2012/13, el
maíz representó el 13% de la superficie cultivada argentina con los principales
cultivos, lo que representa un desafío para la sustentabilidad del sistema
productivo agropecuario si se adiciona la importante caída en la participación
del trigo y el aumento de la soja. Cultivos como el maíz, el trigo, el sorgo y la
cebada (gramíneas) aportan materia orgánica al suelo, mientras que otros
como el girasol y la soja (oleaginosas) generan un aporte negativo de la misma.
Por ello, es importante que se mantenga un equilibro entre estos cultivos, pero
durante las últimas décadas el peso de las oleaginosas ha pasado del 47% en
1992/93 al 67% en 2012/13. Esto también se puede observar en el ratio de
hectáreas de soja por hectáreas de maíz que, como se mencionó, para 2012/13
fue de 4,75 hectáreas de soja por cada una de maíz. Este ratio es de 1,75 para
Brasil y de 0,90 para Estados Unidos.
Así, uno de los desafíos del
sistema agropecuario para la próxima década es incrementar el peso de cultivos
como el maíz para contribuir a la sustentabilidad del mismo. Por otro lado, la
importancia de la producción de maíz se evidencia también en la participación
de las exportaciones del complejo maicero sobre las exportaciones totales, las
que tras varios años de crecimiento representaron el 6,1% de las exportaciones
en 2012.
A pesar de la relevancia en la
canasta exportadora nacional, queda un largo camino por recorrer en cuanto a
agregado de valor de la oferta exportable, ya que la mayor parte de las
exportaciones son granos sin agregado de valor (98% en el año 2012),
mientras que los productos de molinería y aceites derivados del maíz tienen
participaciones menores. Estas exportaciones se dirigen principalmente a cuatro
regiones del mundo: América del Sur (Colombia y Perú); Sudeste Asiático
(Corea, Malasia, Japón y Taiwán), Norte de África (Argelia, Egipto y Marruecos)
y Medio Oriente (Arabia Saudita). A estos diez países se dirige el 73% de las
exportaciones de maíz.
La presión tributaria, la
rentabilidad y la inversión por hectárea de cada cultivo tienen un peso relevante
al momento en que el productor decide cual cultivo sembrará. En el caso del
maíz y la soja, todos estos indicadores desincentivan la siembra del primero a
favor del segundo.
En promedio, durante 2013 el
Estado participó del 80,7% de la renta total del cultivo de maíz, mientras que
este indicador fue de 74,7% para el cultivo de soja en el promedio del país.
Asimismo, el resultado después de
impuestos en dólares por hectárea de maíz fue en promedio durante 2013 de
U$D 22,80, contra U$D 72,10 en el caso de la soja. Mientras que el cultivo de
maíz requiere una inversión por hectárea aproximadamente 65% superior a la
del cultivo de soja.
En general, se observa una caída
crónica del resultado del cultivo de maíz en los últimos 5 años, que junto al
peso del Estado en la renta del maíz y la soja, el resultado por hectárea y la
inversión necesaria para cada cultivo, dan como resultado indicadores como
5,13 hectáreas de soja por cada una de maíz y el consecuente deterioro que
esto significa para la sustentabilidad del sistema productivo.
Una parte del problema de
rentabilidad y del peso relativo del Estado en la renta del cultivo de maíz es la
existencia de trabas a la comercialización que generan problemas de
previsibilidad e interferencias en el mercado, con consecuencias negativas en el
precio interno del maíz.
La principal traba que existe son
los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) que se aplican desde 2008
para el maíz y el trigo (ROE verde). Mediante este sistema se otorgan permisos
o cupos para exportar, de acuerdo a la estimación del Remanente Exportable
(diferencia entre el Stock Físico y la Estimación de Abastecimiento Interno, ex
Encaje Exportado), el cual en la práctica representa una cuota, administrada y
distribuida en forma intermitente, sin ningún patrón de regularidad, mediante el
otorgamiento discrecional de los ROE a distintas empresas, cámaras y
cooperativas.
El destino principal de la
producción de maíz es el mercado externo, alcanzando el 59% en el promedio
de los últimos 6 años, con un 70% en 2012 y un 69% en 2013. En este sentido,
se destaca que la aplicación de los permisos de exportación (ROE) no modificó
las cantidades exportadas con respecto a los años previos a su puesta en
funcionamiento, sólo tiene como consecuencia mayor imprevisibilidad y
necesidades burocráticas.
El conjunto de las cadenas
ganaderas han absorbido en los últimos 6 años en promedio, el 35% de la
producción de maíz, siendo la producción lechera y la de carne bovina las
principales demandantes. El volumen de maíz que demandan estas dos
cadenas, incluyen aquel utilizado como alimento de ganado directamente en el
campo, es decir, aquel que se siembra, se cosecha o pica, y se consume en el
campo, ya sea en grano o como silaje, respectivamente. Por este motivo, la
producción total de maíz exhibida en esta sección difiere de las estimaciones
oficiales mencionadas ya que estas últimas no contemplan el volumen de
autoconsumo que, además, viene creciendo año tras año (FADA, 2013).
La molienda, por su parte,
demandó, en el promedio del periodo, el 5,6% de la producción nacional,
siendo notable la predominancia de la molienda húmeda por sobre la seca.
Con respecto a la industria del
etanol en base a maíz, en el año 2012 se comenzaron a producir los primeros
litros, mientras que en el año 2013 la demanda de maíz requerida para esta
nueva industria se estimó superior a la correspondiente a la industria de la
molienda seca, con un 1,5% de la producción total de maíz.
La cadena del maíz es una de las
cadenas de valor agropecuarias con mejor índice empleo/superficie, con 11
puestos de trabajo creados cada 100 hectáreas cultivadas. De esta manera, si
se toman el empleo directo e indirecto generado en la cadena propia del maíz
(semilla, cultivo, molienda, transporte, etc.) y el de la cadena derivada (cría de
ganado, producción de leche, matanza, lácteos, etc.), la cadena completa del
maíz genera el 2,8% del empleo nacional, equivalente a 450.000
personas.
Debido al relativo estancamiento
de la cadena del maíz, producto de la estabilidad de la superficie cultivada y de
los problemas en las cadenas de carne vacuna y lechera, el empleo ha crecido
entre 2009 y 2012 un 1%, menor al crecimiento de la población y del empleo
total, lo que generó una caída en la participación sobre el empleo nacional de
0,2%. La cadena propia del maíz representa el 0,6% del PIB argentino,
mientras que su cadena completa representa un 1,6%. Además, suma el 2,4%
de la recaudación nacional con un peso del 6,1% en las exportaciones
totales.
Aunque se evidencia una
importante participación del maíz y su cadena en la generación de empleo, el
PIB, la recaudación y las exportaciones, tanto el cultivo como el país tienen
potencial para incrementar significativamente estos aportes.
La implementación de los DEX al
maíz ha demostrado ser contraproducente en términos macroeconómicos y de
sustentabilidad agrícola, y carece de argumentos para su continuidad. En la
actualidad, los principales impactos de eliminar los derechos de exportación
sobre el maíz son:
1. Incrementos de costos de
producción, entre el 3,28% y el 8,83%, para la carne vacuna, la producción de
leche y de huevos, y la carne de pollo y cerdo; con el menor aumento en carne
vacuna y el mayor en huevos. En un contexto en que la inflación oscila entre el
40-45% anual, dichos aumentos de precios producirían bajos impactos en
términos relativos;
2. Mayor recaudación por otros
impuestos, con un efecto negativo automático de $1.500 millones (0,15% del
Presupuesto 2014), que se recupera con creces con una recaudación de $2.000
millones adicionales, suponiendo un incremento del 30% de la superficie
cultivada. Así, el efecto positivo neto estimado en la recaudación es de $500
millones, además de la generación de nuevas exportaciones por U$D 1.600
millones y la creación de 132.000 nuevos puestos de trabajo.
Por lo anterior, se propone:
Fijar en forma definitiva e
inmediata en el 0% la alícuota del Derecho de Exportación aplicable a las
distintas variedades de maíz y a sus productos derivados, para las posiciones
arancelarias de la Nomenclatura Común del MERCOSUR correspondientes al
maíz y todos sus derivados directos e indirectos.
Como también se demostró, los
ROE en el mercado de maíz constituyen instrumentos distorsivos que generan
resultados contrarios a los declarados en su diseño e implementación,
restringiendo la oferta y la exportación.
Por estas razones, se
propone:
1. Derogar todas las normas
dictadas por el Poder Ejecutivo Nacional, los reglamentos y actos
administrativos, que actualmente distorsionan los precios en el comercio de las
distintas variedades de maíz y sus productos derivados, y aquellos que
impongan algún tipo de restricción o límite de precios en el intercambio de
estos bienes;
2. Limitar el accionar del Poder
Ejecutivo Nacional en cuanto a la imposición de restricciones cualitativas o
cuantitativas, cupos o límites de precios, o cualquier forma de distorsión del
comercio de las distintas variedades de maíz y de sus productos derivados, a
menos que expresamente lo disponga una ley del Congreso de la Nación a
causa de catástrofe natural o climática.
Por las razones expuestas y las
que se brindarán al momento de su tratamiento, solicitamos la aprobación del
presente proyecto
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
SCHIARETTI, JUAN | CORDOBA | UNION POR CORDOBA |
CASERIO, CARLOS ALBERTO | CORDOBA | UNION POR CORDOBA |
ROSSI, BLANCA ARACELI | CORDOBA | UNION POR CORDOBA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
AGRICULTURA Y GANADERIA (Primera Competencia) |
COMERCIO |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |