PROYECTO DE TP
Expediente 7168-D-2014
Sumario: RECONOCER COMO PARTE INTEGRANTE DEL PATRIMONIO CULTURAL ARGENTINO, EN TODAS SUS VARIEDADES, AL CORO QOM CHELAALAPI "BANDADAS DE ZORZALES", EN TERMINOS DE LA LEY 26118; Y RECONOCER LA PERSONERIA JURIDICA DE SUS COMUNIDADES.
Fecha: 11/09/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 121
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1º: Se reconoce al Coro
Qom Chelaalapí "Bandadas de Zorzales", en todas sus variedades, como parte
integrante del Patrimonio Cultural Argentino, en los términos establecidos por la
Ley N° 26.118, de ratificación de la Convención para la Salvaguardia del
Patrimonio Cultural Inmaterial; y de acuerdo al artículo N° 17 Capitulo Cuarto -
Atribuciones del Congreso (Articulo 75), inciso 17, cuyo texto expresa
"Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas
argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a un educación
bilingüe e intercultural; reconocer la personería Jurídica de sus comunidades".
Artículo 2º: La Secretaría de
Cultura de la Nación, como autoridad de aplicación, promoverá acciones por sí y
en articulación con los Gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires para el cumplimiento de la presente ley.
Artículo 3: Comuníquese al Poder
Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
A través de este Proyecto, se
pretende el dictado de una ley que reconozca al Coro Qom Chelaalapí
"Bandadas de Zorzales, en todas sus variedades, como parte integrante del
Patrimonio Cultural Argentino.
La cultura es la síntesis de la
experiencia humana, en el terrestre devenir. El tiempo, en tal sentido, destila el
proceso de invención (sólo Dios crea) de la criatura y constituye testimonio
probado y comprobado de aquel hecho vital que vive, pervive e intravive en las
manifestaciones del pueblo anónimo y unánime.
El erario del patrimonio universal y
su legado de herencia intangible en las expresiones de los pueblos originarios,
de las etnias primigenias y de las comunidades milenarias, es la prueba viva,
viviente y vívida de su capacidad de transmisión y resignificación en el proceso
de construcción de humanidad.
Las naciones primordiales
comparten y trasladan su saber sapiencial y herencial en orden oral y
experiencia vital. Los etnólogos y antropólogos organizan, método mediante, el
conocimiento científico de sus procesos sucesivos de construcción inteligible;
pero la trascendencia encarnada del conocimiento arcano y antiguo es mandato
en movimiento, transmitido y compartido entre los miembros del clan, de
manera velada y estricta, a sus pares de etnia,
Ese orbe, propio y suyo, resiste a
procesos de alienación, colonización y aculturación de sus esencias con la
mismidad de su convicción ancestral. Esa resistencia introyectada, ese "estar en
su ser" (de apariencia pasiva), es la certeza activa, profunda y arraigada de su
sitio en el cosmos y de su silencio dinámico en orden a un sentido y un
designio, entendido, interpretado y compartido desde sus valores y principios
fundacionales.
Nuestras etnias del Chaco, como
parte de un imperio vasto, denominado del Gran Chaco o Chaco del Gualamba,
comprendido entre los Andes incaicos y la selva guaraní, conservan en su data
genética y su cifra iniciática los dones de su espíritu, carácter y mandato,
indisolubles, de su presencia planetaria.
Los pueblos Qom, Wichí y Mocoí,
entendidos como Naciones culturales por la posesión de una lengua, propia y
suya, preservada de etnocidios y genocidios, poseen en su prédica y práctica
rituales el ejercicio de la traslación de sus conocimientos por trasvasamiento
generacional.
El canto étnico, diferente a la
manera de cantar y armonizar, de sincretismo criollo, es la voz auroral de sus
Padres Primeros, ofrendada como alabanza, entrega y ofrenda, de consonancia
contemporánea y de resonancia atávica. La diferencia con el canto artístico,
entendido como la reproducción y organización de un tipo de cultura localizada,
es que el canto étnico debe ser entendido y estudiado como una rama de la
antropología.
Las etnias preservan sus cantos
rituales y sus himnos ceremoniales, confiados en la traslación de sus mayores,
poseedores del saber patriarcal, y que asume la responsabilidad de guardar y
salvaguardar el patrimonio fundacional.
En tal sentido estricto, el Estado
debe asumir la protección de los valores y principios rectores de los pueblos
amerindios, ante el peligro posible de la manipulación y cosificación de sus
testimonios, la precariedad de conservación de los archivos y la organización
sistémica de sus obras escritas y grabadas.
Y esa potestad política implica la
protección jurídica de sus producciones, ausentes de registros y ediciones
organizadas; y el deber imperativo de promover y contener el conocimiento
educativo y cultural de sus organismos e instituciones rectores, como propender
a su difusión pública a fin de que retorne al seno de la comunidad organizada el
testimonio sustantivo y extendido de las manifestaciones auténticas del ser
nacional.
Un acto de justicia cultural
equivale a un acto de reconocimiento, que se convierte en una homología
jurídica por el derecho conferido a sus beneficiarios. En éste caso puntual y
específico se trata del Coro Qom Chelaalapí, coral étnico-antropológico,
originario de la provincia del Chaco. Es la agrupación aborígen (del plural latino,
aborigines, "desde los orígenes", en el sentido de "originario del suelo donde
vive"), que comprende a los habitantes chaquenses, pertenecientes a una
cultura que ya no es la predominante en un lugar y que ha cedido lugar a una
nueva, por factores de violencia, asimilación o cualquier otro proceso histórico
de colonización.
En tal sentido estricto, puede
aplicarse a la mencionada agrupación, el término Indígena cuya noción, en un
sentido amplio, se aplica a una población originaria del territorio que habita,
cuyo establecimiento precede al de otros pueblos o cuya presencia es
prolongada y estable como para tenerla por oriunda: es decir, originaria de un
lugar. De manera análoga podemos aplicar el término, equivalente, Nativo,
presente en expresiones como "idioma nativo" y de aplicación extendida para
Pueblos Originarios o Naciones Nativas.
El Coro Qom Chelaalapí, cuya
traducción remite a "Bandada de Zorzales", es el ensamble nativo más longevo
de Suramérica (y, quizá, del mundo) con cincuenta y cuatro años de actividad
artística orgánica, ininterrumpida.
Fue fundado por Inés García de
Marqués, una docente bilingüe, el 12 de Marzo de 1962, en la escuela del
Barrio (ex) Toba, del Gran Resistencia, en la provincia del Chaco. Reconocido,
también, como Coro Qom Chelaalapí, integra en su historial las distinciones de
Coro Oficial Autóctono, de la provincia del Chaco; Embajador Cultural de la
Etnia Qom; Patrimonio Cultural y Símbolo de la Cultura Chaqueña (Poder
Ejecutivo-Decreto N° 1491/2002); Patrimonio Cultural Viviente de la provincia
del Chaco (Cámara de Diputados del Chaco, propuesto por la UNESCO
(Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura;
Declaración de Interés Cultural (Senado de la Nación Argentina-Abril de 2008,
respectivamente. A su vez, dos de sus integrantes recibieron sendos premios:
Gregorio Segundo, mención de honor por el Museo José Hernández, de la
Secretaría de Cultura de la Nación, en 1998, y Mención Honorífica de la
UNESCO, a Ignacio Mansilla "Artesanía 2001", para América Latina y el Caribe.
Fundadores y pioneros
Méndez, Zunilda
Segundo, Gregorio
Largo, Rito
Sánchez, Amancio
Núñez, Félix
Oliva, Oscar
Morales, Mario
Lezcano, Florencio
Actuales Integrantes:
Patricio, Rosalía
Oliva, Santa
Largo, Rosa
Núñez, Zulma
Martínez, Erminda
Núñez, Juana
Escobilla, Enriqueta
Morales, Griselda
Rescio, Juan
Mansilla, Ignacio
Mansilla, Elvio
Toledo, Omar
Largo, Claudio
El Coro Qom Chelaalapí "Bandadas
de Zorzales", es un grupo coral mixto, integrado por trece (13) miembros,
originarios y residentes en la provincia del Chaco, cuya formación, sucesiva,
incluye a Zunilda Méndez, Rosa Largo, Rito Largo, Claudio Largo, Ignacio
Mansilla, Juan Recio, Sarita Oliva, Herminda Martínez, Mario Morales, Rosalía
Patricio, Enriqueta Escubilla, Juana Núñez y Gregorio Segundo.
Los coreutas nativos cantan, tocan
y bailan sus temas y danzas, organizadas en un Cancionero propio, de
transmisión herencial y tradicional, y con inclusión de coreografías propias.
Algunos de sus integrantes fueron, además, artesanos y luthiers de sus
instrumentos nativos: Noviké o N´viké (violín de lata, Cordófono, hecho con
cuerda tirante de cola de caballo, frotada con un arco o archetto, de cola de
caballo, también); Tambor de agua: (Kataquí, Ideófono); Maracas (Idéofono);
Sonajas de mate (Idiófono); Calabaza grande (Ideófono); Pezuña de cabra
(Ideófono); el Bombo leguero (membranófono, construido en madera, con piel
de chivo y oveja) y el Guíro de madera (Ideófono, con raspador de madera),
respectivamente.
-Rosa Largo (ejecuta 1 sonaja
grande de mate).
-Ignacio Mansilla (ejecuta bombo
(leguero), grande de madera, con piel de chivo y de oveja).
-Juan Recio (ejecuta el violín de
lata (N ´viké o Noviké), con cuerda tirante hecha de cola de caballo.
-Zunilda Méndez: soprano y
fundadora de la agrupación. (Ejecuta la pezuña de cabra).
-Sarita Oliva (ejecuta 1 güiro de
madera, con la respectiva raspadura de madera).
-Claudio Largo (ejecuta 2 sonajas
grandes de mate).
-Herminda Martínez (ejecuta 1
sonaja grande de mate).
SELECCIÓN DE CANCIONES QUE
CANTA EL CORO TOBA CHELAALAPI:
Las canciones que canta el Coro
Toba Chelaalapí, puede clasificarse por sus valores vernáculos en dos grupos:
GRUPO I: En la voz y el tema así
como en la conducción de la polifonía natural, pueden considerarse con fuerza
de pureza y autenticidad las siguientes canciones:
1.-"Sañeia...Sañeia"(Alegría)
Esta canción expresa toda la
alegría del aborígen Qoma.
2.-"Paincreerá na Nalá"("Más allá
del Sol")
Esta canción tiene fuerza y
carácter de Himno:
3.-"Chimigaichik"(Picaflor")
En esta canción se considera al
Picaflor, como el principal servidor del genio máximo (Padre Bueno).
Esta canción expresa la alegría por
la suerte de tantas almas que se van a reunir con el kad Tahá noón (Padre
Bueno).
4.-"Añagachik"("Bienvenida")
Es una canción de la amistad, con
ritmo bailable. Una verdadera danza-trenza de la amistad.
5.-"Jhalem sacata quieratapek"
Esta canción evidencia la
solidaridad tribal.
GRUPO II: En la voz de la polifonía
hay un auténtico sabor Qom, pero en la inspiración se aprecia marcada
influencia de la música cristiana; especialmente en las siguientes
composiciones:
1.-"La sóm"("La puerta").
Esta canción se refiere a la puerta
de la felicidad verdadera, que solo pueden franquear, libremente, los que son
buenos en todas partes.
2.-"La cotó"("La paloma").
Esta canción evidencia a la
paloma, como la representación del Espíritu Santo.
3.-"Jhaiem sovataiké"("Yo siempre
espero").
Esta canción evidencia la firme
esperanza, en los futuros tiempos mejores, cuando venga el Reino de Dios y su
Justicia.
4.-"Jhaiem
kollagasacai"("Perdido").
El contenido de esta canción
expresa la restauración espiritual del aborigen perdido. Y lo canta de la
siguiente manera:
"Yo antes estaba perdido,
pero hoy voy conociendo la luz.
Doy gracias, porque voy
mejorando,
Dios me ve y me cuida de los
peligros."
5.-"Comi ya ponagac"("Reunidos").
Esta canción manifiesta toda la
alegría que siente el Qom cuando está en reunión fraterna con sus hermanos.
El pueblo Qom rechaza la soledad
y huye de la tristeza. La solidaridad y la tristeza son virtudes propias del
aborigen chaqueño, y estas se reflejan en sus canciones y danzas.
ETNIA QOM.
Los Qom (pronunciado /kóm/),
qom (pronunciado /kóm/, nunca /kuóm/) o tobas (del gentilicio, peyorativo,
guaraní, tová: "rostro, frente") son una etnia del grupo pámpido, del tronco
central de la etnia Guaicurú, que habita en el Chaco Central. Hacia el siglo XVI
comenzaron a habitar gran parte del norte argentino por las actuales provincias
de
Salta, Chaco, Santiago del Estero y
Formosa y en la provincia de Gran Chaco en el sudeste del actualmente
boliviano departamento de Tarija. En la actualidad, muchos de sus miembros
perseguidos por la miseria en sus zonas rurales ancestrales se encuentran en la
periferia de las ciudades; por ejemplo, Orán, Salta, Rosario, Tartagal,
Resistencia y Charata.
Su idioma se denomina qom
l'aqtac y desde el punto de vista lingüístico se le suele incluir dentro del grupo
de "idiomas guaycurúes", que muchas autores consideran junto con los idiomas
matacoanos, de la familia lingüística Mataco-Guaycurú.
DESARROLLO HISTÓRICO
A la llegada de los españoles en el
siglo XVI, los Qom habitaban las regiones del Chaco, actualmente salteño y
tarijeño, y desde allí se extendían, integrados con otras etnias a lo largo del río
Bermejo, y en menor medida del río Pilcomayo. El mayor crecimiento
demográfico de los Wichi hizo que los mismos ejercieran mayor presión
demográfica para obligarles a un desplazamiento hacia el este, territorio en el
que hoy habitan, en su mayoría.
Hasta el siglo XIX, era un pueblo
cazador-recolector, seminómade, se desplazaba por sus recursos alimenticios.
Existía, entre ellos, una fuerte división sexual del trabajo: los varones, desde
muy temprana edad, se dedicaban a la caza y a la pesca y las mujeres a la
recolección y a una incipiente agricultura hortícola, en gran medida influida por
aportes ándidos y amazónidos. De este modo, en pequeñas parcelas cultivaban
nachitek (zapallos), oltañi (maíz), avagha (porotos), batatas y mandioca. Sin
embargo, tales cultivos eran solo complementarios para su dieta y no llegaban
a tener excedentes como para la acumulación de alimentos, de origen agrícola.
Existe una explicación ecológica para este aparente atraso: el clima y la
edafología de su territorio no permitían suficientes rindes para sus producciones
agrícolas, mientras que el territorio chaqueño, en estado salvaje, les resultaba
una gran fuente de recursos alimenticios; en especial, de proteínas de primera
calidad. Los Qom cazaban tapires, pecaríes, ciervos, guanacos y gran cantidad
de aves. Como complemento solían recolectar miel y gran cantidad de frutos,
frutas del bosque y raíces silvestres.
La presencia de los españoles
significó una gran revolución para ellos: por una parte, se encontraron con un
nuevo y poderoso enemigo; por el otro, los españoles, de manera involuntaria,
hicieron un gran aporte a su cultura: en el siglo XVII, los Qom comenzaron a
utilizar el caballo y pronto devinieron en un poderoso complejo ecuestre en el
centro y sur del Gran Chaco (Chaco Gualamba). Se volvieron hábiles jinetes,
pese a que su territorio estaba en gran parte cubierto de bosques y selvas. Al
andar a caballo,
bajo los árboles, solían llevar sobre
sus cabezas un cuero sujetado a su cuerpo, para prevenirse de las espinas de
los árboles y de los ataques de los pumas y yaguares que les podían saltar
desde las ramas.
Con la adopción de la equitación
pudieron extender sus correrías, transformándose en la etnia dominante del
Chaco Central. Aprovechaban los plenilunios para cruzar con sus caballos el río
Paraguay y asaltar las poblaciones cercanas a la orilla izquierda de dicho río,
actualmente en la nación homónima. El dominio del caballo les permitió avanzar
hacia el Chaco Austral y realizar incursiones súbitas en las zonas que
corresponden al noroeste de la región pampeana. Desde sus caballos, armados
con arco y flecha cazaban no solo animales autóctonos, sino el ganado vacuno
de origen europeo.
Los Qom resultaron ser una de las
etnias que mayor resistencia opusieron al intento de transculturación y
usurpación del hombre blanco en la región chaqueña, llegando en 1858 a
amenazar la ciudad de Santa Fe; pero desde 1880, no pudieron afrontar las
campañas del Ejército Argentino que les arrinconó en el Chaco Impenetrable,
en el ahora sudoeste chaqueño. Fueron disciplinados guerreros que
combatieron a los Guaraníes, quienes lo respetaban por su coraje, fuerza y
vigor en el combate, cuerpo a cuerpo. Los denominaban "indómitos" o
"indoblegables".
En 1924, la última resistencia
bélica de los Qom fue abatida en la Colonia Aborigen Napalpí, en la provincia
del Chaco, en donde 200 de ellos fueron masacrados en el hecho conocido
como Masacre de Napalpí, por orden de Manuel Centeno, interventor del
gobierno de Julio Argentino Roca, en el entonces territorio nacional. Muchos
fueron obligados a trabajar, explotados y amenazados, en las plantaciones de
algodón o como hacheros en los obrajes.
PRENDAS Y VESTIMENTAS
La cultura de los tobas era
funcional a sus costumbres y tradiciones: vivían en habitaciones de leños
recubiertas de paja; habitáculos que solían medir unos dos metros de diámetro.
Fabricaban objetos de cerámica, cestería y tejidos, con finalidad
comunitaria.
Durante los meses cálidos, casi no
usaban vestimenta, a excepción de simples taparrabos. En los períodos frescos
usaban ropas más densas, adornadas para sus celebraciones rituales. Poseían
un vestido llamado poto, confeccionado con fibras de caraguatá (Aechmea
distichantha), cuero y, tras la invasión española, algodón.
También, durante los períodos
fríos llegaban a abrigarse con ponchos. Los varones adultos adornaban sus
cabezas con el opaga, especie de tocado realizado con plumas y cuerdas de
caraguatá. Mujeres y varones se adornaban con onguaghachik; es decir, con
pulseras, que se confeccionaban usando dientes y uñas de animales, semillas,
plumas, valvas o conchas, cócleas o caracoles. De confección semejante a estas
pulseras eran los colaq o collares. En cuanto a los nallaghachik, eran adornos
eminentemente festivos, muy coloridos, compuestos con plumas, flores y
hojas.
Por todos los fundamentos
esgrimidos, solicito la gentileza de los Señores Legisladores, para que me
acompañen en la aprobación de este Proyecto de Ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
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MARTINEZ CAMPOS, GUSTAVO JOSE | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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