PROYECTO DE TP
Expediente 7113-D-2006
Sumario: SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO DISPONGA LAS MEDIDAS NECESARIAS PARA PROMOVER EL ASCENSO POST MORTEM DEL TENIENTE CORONEL - R - BERNARDO ALBERTE, ASESINADO EL 24 DE MARZO DE 1976
Fecha: 27/11/2006
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 181
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Que vería con agrado que el
Poder Ejecutivo Nacional considerara los antecedentes del Teniente Coronel
(R) Bernardo Alberte portador de valores éticos y morales que sustentaron su
compromiso de vida con la justicia y la libertad, a los efectos de promover su
ascenso post – mortem.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
En las primeras
horas de la madrugada del 24 de marzo de 1976, un grupo de tareas integrado
por efectivos del Ejército y de la Policía Federal tomaba por asalto el
departamento del Teniente Coronel (R) Bernardo Alberte y lo asesinaba
arrojándolo por una ventana. Pocas horas más tarde la Junta Militar, dirigida
por el comandante en jefe del Ejército, Jorge Rafael Videla, acompañado por
el almirante Emilio Eduardo Masera y el brigadier Orlando Ramón Agosti,
anunciaba públicamente que asumía el poder. No se trataba de
un golpe más, la aplicación de políticas económicas ultraliberales y la
decisión de imponerlas a cualquier costo ya había sido tomada por los
señores de la muerte. El vil asesinato de Alberte, es probablemente el acto
trágico que inicia una saga de horror que costaría la vida de miles de
argentinos.
Los tiempos más
oscuros y sangrientos de nuestra historia habían comenzado, sesgando la
vida de un hombre que por amor a su patria y a su pueblo había elegido la
carrera militar. En 1939 con 21 años de edad y las mejores calificaciones de su
promoción, egresa del Colegio Militar. El año 1952 lo encuentra estudiando
en la Escuela Superior de Guerra, donde una vez más obtiene las máximas
calificaciones y es premiado con la medalla de honor.
Bernardo Alberte fue
un comprometido militante peronista desde siempre. Cuando a comienzos de
octubre de 1945 el entonces Coronel Perón fue destituido y encarcelado, el
joven oficial salió en su defensa, promoviendo la insubordinación de la
Escuela de Infantería. Por esta acción es degradado y arrestado en Campo de
Mayo. Con el levantamiento popular del 17 de Octubre recupera su libertad y
su grado. En 1954, ya con el grado de Mayor es designado edecán del
Presidente. El 16 de junio de 1955 durante los luctuosos y cobardes
bombardeos a la población civil en la Plaza de Mayo por parte de la aviación
de la marina, Alberte toma activa participación en la defensa del gobierno
democrático. En septiembre, al producirse el nuevo y definitivo
levantamiento, entablados los combates entre tropas leales y rebeldes, es
partidario de resistir hasta las últimas consecuencias. Permaneció junto al
Presidente hasta que Perón decidió renunciar. Entonces los golpistas lo
encarcelan en represalia por haber cumplido con su deber militar y
constitucional. Finalmente liberado, es apresado nuevamente en abril de 1956
y trasladado al penal de Ushuaia.
Los años siguientes
encontraran a Alberte perseguido y encarcelado una y otra vez, hasta que
finalmente decide exiliarse en Brasil. En 1958 regresa al país, instala una
tintorería para resolver su situación laboral, pero como no podía ser de otra
manera, vuelca todos sus esfuerzos a la reorganización del movimiento
peronista, vinculándose y apoyando a sus sectores más dinámicos. La tarea
que lleva adelante es para militantes de la talla de aquel hombre, el
reconocimiento no tarda en llegar, el General Perón lo nombra su Delegado
Personal y Secretario General del Movimiento Peronista.
Cuando en
1973 el pueblo recupera la democracia, el gobierno del Dr. Héctor Cámpora
en una de sus primeras decisiones reincorpora a Bernardo Alberte al ejército
con el grado de Teniente Coronel en retiro. Designado por el Presidente
Perón como presidente de Y.P.F, rechaza el cargo. Esta decisión lo pinta tal
cual era, una persona cuyo desinteresado compromiso militante lo transformó
en una pieza clave de la resistencia durante los 18 años que duró la
proscripción del movimiento. Sin embargo, a
pesar de su enorme prestigio, no
ocupó cargo alguno durante los gobiernos justicialistas. Ya en 1969 había
rechazado acogerse a un decreto que beneficiada a los militares que habían
sido dados de baja por su condición de peronistas. Lo había hecho a su
manera, frontalmente, dirigiéndole al dictador Onganía una larga carta, que
en uno sus párrafos decía;
” ... Un día vendrán los
hombres sencillos de esta tierra, aquellos que fueron sus soldados, a preguntar qué
hicieron cuando la Patria se apagaba lentamente, qué hicieron cuando los pobres
consumían sus vidas en el hambre y la de sus hijos en la enfermedad y la miseria...”.
Ese es el hombre
que en las primeras horas del aquel fatídico 24 de marzo, enfrentaba su
última pelea. La lucha era desigual, eran más de 50 los sicarios asesinos que
irrumpieron en su casa. “Te venimos a matar Alberte”, le gritaron. Este lúcido
y apasionado patriota horas antes de su cobarde asesinato, había redactado
una carta abierta dirigida a Jorge Rafael Videla en la que denunciaba la
represión ilegal y la complicidad de las fuerzas armadas. En una parte de la
misma sostenía;
“ Nosotros no
consideramos a las F.F.A.A. como una institución poseedora de valores inmutables,
sino como una institución humana que actúa para bien o para mal, de acuerdo a los
hombres que circunstancialmente las dirigen. No son mejores ni peores que los
hombres que la componen, y por consiguiente, no existe la continuidad histórica que
iguala a todos los militares a través del tiempo con un mismo sello de excelencia,
desinterés o patriotismo. Tampoco el mérito de una época alcanza a los protagonistas
de otra, salvo que la revaliden con su propia conducta. Y lo mismo en lo que atañe a
conductas infamantes. Los meritos de San Martín no apañan a Quaranta, ni
Fernández Suárez infama a Belgrano, a Dorrego o a Güemes. Podemos admirar al
Almte. Brown y negar al mismo tiempo a Rojas y a Benigno Varela. Podemos
sentirnos deudores y herederos de tantos milicos que regaron con su sangre el suelo de
América y de la Patria, y no por ello atenuar nuestro juicio sobre los oficiales
cómplices, ejecutores y consentidores de vejámenes y torturas”.
Bernardo Alberte,
el militar de estirpe sanmartiniana que estaba convencido que ejército y
pueblo forman parte de una misma amalgama, era un hombre de coraje que
fue asesinado por ser fiel a sus convicciones hasta el último momento. Su
ascenso post mortem, que duda cabe, significará un merecido homenaje a este
hombre de bien, a este patriota.
Por todo lo expuesto
es que solicitamos la aprobación del presente proyecto de declaración.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ILARREGUI, LUIS ALFREDO | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
CARLOTTO, REMO GERARDO | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
KUNKEL, CARLOS MIGUEL | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
ALVAREZ RODRIGUEZ, MARIA CRISTINA | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
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