La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje al Doctor en Física Rolando García, uno de los protagonistas principales de la transformación de la Universidad de Buenos Aires entre 1957 y 1966 como Decano de la Facultad de Ciencias Exactas, iniciador y primer vicepresidente del CONICET, al cumplirse un año de su fallecimiento, ocurrido el 15 de noviembre de 2012.

Señor presidente:

Rolando García, uno de los científicos más destacados de nuestro país, se ha ido el 15 de noviembre del año pasado, a los 93 años, en la Ciudad de México DF, donde vivía desde que tuvo que exiliarse en 1974. También en 1966, había tenido que migrar hacia Suiza, donde realizó investigaciones con el epistemólogo Jean Piaget. Desde 1957, a sus 38 años, había sido decano de la Facultad de Exactas de la UBA y dejó su impronta para siempre. En el camino de construir una universidad que fuera la "conciencia crítica y política de la sociedad", Rolando García fue el motor de un modelo que en menos de 10 años impulsó la creación de la Ciudad Universitaria y del Instituto de Investigaciones Bioquímicas en manos del Dr. Luis Federico Leloir. Generó cargos de dedicación exclusiva, característica distintiva de Exactas dentro de la UBA, y fue uno de los creadores del Conicet.

Llevó a la Facultad a vivir la "época de oro" que terminó en 1966 con La Noche de los Bastones Largos. Resistiendo la intervención de la UBA, se hallaba con el vicedecano, Manuel Sadosky, cuando entraron policías y salió a recibirlos, diciéndole al oficial que dirigía el operativo: -"¿Cómo se atreve a cometer este atropello? Todavía soy el decano de esta casa de estudios". Un custodio le golpeó la cabeza con su bastón. Se levantó con sangre sobre la cara, y repitió sus palabras, recibiendo otro bastonazo por toda respuesta. Sobre el hecho dijo alguna vez García: "Es una simplificación equivocada pensar que durante aquella oportunidad había un grupo de policías que quería romper cabezas. No. Eran policías que, instigados por civiles e incluso por universitarios, intentaron -y lograron- romper el escenario".

Desde su dedicación a las ciencias de la Atmósfera y la dinámica de la Meteorología, fue uno de los principales artífices de la teoría de sistemas complejos. Se destacan sus trabajos pioneros sobre la sequía y el hambre, el cambio climático global y su impacto en los ecosistemas y biomas, y los sistemas de producción de alimentos. Lo recordaremos por su significativa contribución a la renovación de la Epistemología Genética y por haber fundamentado epistemológicamente la investigación interdisciplinaria dirigida a construir sistemas complejos, a fin de resolver problemas planteados por la vida social contemporánea.

Podemos mencionar dos obras nucleares, escritas con Jean Piaget, que ampliaron los horizontes de la epistemología genética: Psicogénesis e Historia de la Ciencia (1982), y más tarde La lógica de los Significados (1987). Luego de la muerte de Piaget, publicó numerosos artículos sobre historia y epistemología de la ciencia, y muy especialmente dos libros: El Conocimiento en Construcción (2002), donde amplía y precisa las tesis constructivistas al situarlas dentro de la perspectiva de los sistemas complejos; Los Sistemas Complejos (2006), en que plantea las bases epistemológicas de la investigación interdisciplinaria. Los trabajos del autor sobre sistemas de la atmósfera y del medio ambiente (García, 2006) culminaron en una articulación de la metodología de los sistemas complejos con la epistemología genética.

Querríamos detenernos en el significado de esta contribución. Rolando García se acercó a la acción humana sobre los sistemas naturales y configuró el "sistema global" para abordarlo desde las interrelaciones, romper el corsé cartesiano kantiano de separar y reducir la realidad a partes inconexas, sobrepasar definitivamente el Mecanicismo, huevo de la serpiente de la crisis ambiental provocada por el modelo de producción y acumulación vigente.

El abordaje sistémico a la complejidad que plantea, lo hace desde el aporte inexorable de la Interdisciplinariedad. Desde allí cuestiona a la Filosofía de la Ciencia imperante desde comienzo del siglo XX, y pone en sospecha, pone en cuestionamiento la cuantificación, los datos descontextualizados, el empirismo estéril, modos de hacer la ciencia legitimados por la omnipotencia del cientificismo neopositivista. Por eso cuando analiza las dinámicas de los procesos de los sistemas complejos, se acerca a las propuesta de Prigogine, reflexiona sobre la auto organización de los sistemas abiertos y advierte perturbaciones que demuestran la inestabilidad de los sistemas. Decimos así con él, que los sistemas entran en inestabilidad cuando la intervención de la tecnología guiada por la lógica de mercado, conmueve las relaciones sistémicas y la anarquía se corporiza en un proceso entrópico inexorable.

-"Fíjese que en inglés no se puede decir formar un científico o formar un filósofo: ellos hablan de desarrollar habilidades. Yo me enojo mucho con nuestros pedagogos cuando hablan de desarrollar habilidades y destrezas. Habilidades y destrezas se requieren en el circo, en el deporte, en las artesanías. Pero formar un científico no es desarrollar habilidades y destrezas... Esas frases revelan la orientación que prevalece: quiere decir que se entrena a la persona en cierto tipo de orientación. Y las orientaciones hoy las marca el mercado".... - "Educación para la tecnología, eso pasa. Hay una educación básica que proclama que hay que saber leer los manuales para apretar las teclas correspondientes. Vivimos en un mundo regido por el mercado" (1) .

Rolando García abrió las compuertas para que pudiéramos mirar a la tierra como un sistema complejo, de estructuras imbricadas, y desde la interdisciplinariedad puedan abordarse los problemas nacidos en las entrañas de un conocimiento insustentable, el de la ciencia moderna y su hija boba la tecnología, guiada por la lógica de mercado para cuantificar la vida y cosificar al ser, engendrando la devastación de los ecosistemas naturales y el genocidio de la diversidad cultural.

Debemos a Rolando García, un camino del pensamiento de raíz latinoamericana para que, ante la crisis civilizatoria producida por el Modelo de Producción y Consumo vigentes, podamos imprimir un giro copernicano al saber, sacarlo de los pantanos del reduccionismo y hospedarlo en la complejidad ambiental para que la Morada de la Vida, vuelva a ser el cobijo de todos los seres.

Porque siempre tendremos con él una deuda de gratitud, solicito a mis pares, le rindamos homenaje.