PROYECTO DE TP
Expediente 6986-D-2014
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO SOBRE DIVERSAS CUESTIONES RELACIONADAS CON EL AREA DE LA DEFENSA NACIONAL.
Fecha: 05/09/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 117
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Solicitar al Poder
Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Defensa y del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, que brinden a esta
Cámara de Diputados la siguiente información:
1º.- Si es cierto que el
presupuesto del Defensa Nacional, que incluye los gastos de las
Fuerzas Armadas, es destinado en un 90% para pagar sueldos y
sólo el 2% se asigna para reponer equipamiento;
2º.- Si el Poder
Ejecutivo Nacional ha intentado o intentará formalizar un pacto de
desarme sudamericano que, sin perjuicio de preservar el poder
disuasivo y defensivo, posibilite arribar a una simetría de todos los
países de la Región en esta área, de modo de evitar una situación
de desarme unilateral de nuestro país, tal como evidencia
objetivamente el cuadro de situación comparativo en América del
Sur;
3º.- Si existe una
deliberada estrategia de reducir las Fuerzas Armadas a un poder
disuasivo mínimo y, en caso de ser afirmativa la respuesta, explique
los motivos de tal política;
4º.- Si considera que la
Argentina no tiene hipótesis de conflictos o por el contrario, el
narcotráfico, el crimen organizado internacional, el terrorismo, la
usurpación de los archipiélagos australes y de los espacios
marítimos circundantes, entre otros, configuran latentes o reales
escenarios de conflictividad;
5º.- Qué razones
explican la elevación del presupuesto destinado para la Inteligencia
de Ejército, contrastando con la disminución o estancamiento de los
recursos destinados para equipamiento;
6º.- Por qué se ha
demorado tanto para rehabilitar el Rompehielos Almirante Irízar
siendo que nuestros vitales intereses antárticos exigen tener
disponible y operativo por lo menos un navío de esas
características;
7º.- Se informe si
prosiguen los planes para botar un submarino de propulsión nuclear
destinado a la vigilancia de nuestros intereses marítimos, tan vastos
como lo son los espacios y recursos a custodiar;
8º.- Si el Poder
Ejecutivo Nación confía que la defensa nacional sea ejercida por
algún poder estatal o multilateral o por el contrario entiende que
esa sensible función es irrenunciablemente propia, sin perjuicio de
los acuerdos regionales que la refuercen;
9º.- Consigne, con
datos precisos, el número de oficiales con el grado de capitán y de
teniente coronel y sus equivalentes en la Armada y Fuerza Aérea,
que han pedido su retiro voluntario de las respectivas instituciones
para ocuparse en la actividad privada, desde el año 2003 a la fecha;
establezca el costo estimado que insumió la formación de cada uno
de esos oficiales;
10º.- Se exprese si el
Poder Ejecutivo Nacional comparte o no el siguiente concepto: una
buena defensa nacional, además de significar el cumplimiento del
mandato constitucional, asegura la paz.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Estamos muy
preocupados por los agudos problemas de la agenda cotidiana de
los argentinos. De ella nos ocupamos en diversos proyectos e
iniciativas presentadas en los últimos meses.
Hoy nuestra inquietud
se centra - como varias veces con anterioridad - en el estado de
cosas en el área de la Defensa Nacional.
No es redundante
consignar que la Defensa común es uno de los objetivos
programáticos que plantea nuestra Constitución. Que el Preámbulo
es el sintético, pero luminoso programa que tiene la Argentina, cuya
consecución es de naturaleza permanente, no caben ni hesitaciones
ni refutaciones. Por ende, la situación declinante de la Defensa
Nacional -común- es el incumplimiento de uno de los mandatos de
nuestra ley suprema.
Creo que por una vez
podemos evitarnos repetir conceptos y proceder a transcribir íntegro
el editorial del diario LA NACIÓN de fecha 29 de agosto de 2014.
Muchas veces
compartimos esa línea editorial. En otras oportunidades tenemos
disidencias. Pero en esta circunstancia el editorial supra identificado
refleja casi fidedignamente nuestra inquietud y por ello lo
incorporamos textualmente como parte de esta
fundamentación.
El editorial
expresa:
"El desarme unilateral
de nuestro país"
"La destrucción de la
capacidad material de nuestras Fuerzas Armadas con fines
disuasivos nos debilita en cualquier negociación entre naciones
soberanas
La Argentina ha
procedido a su desarme gradual sin que haya habido una decisión
legislativa ni un debate político al respecto. Este proceso no ha
surgido de acuerdos o entendimientos internacionales ni regionales.
En realidad, los países vecinos, en particular Brasil y Chile, han
modernizado y ampliado su capacidad militar y lo han hecho en las
últimas décadas durante las gestiones de gobiernos
constitucionales. Las decisiones de desarme en la historia fueron, o
bien impuestas por los países triunfantes al derrotado en una
guerra, o bien resultantes de consensos institucionales explícitos en
países chicos al amparo de alguna potencia que garantice su
defensa. Ninguno de estos casos es el argentino.
El desarme de nuestro
país no resultó de un proceso programado. Mientras el gasto público
creció, los presupuestos militares se fueron reduciendo en términos
reales. Pero esa reducción se concentró particularmente en los
medios materiales relacionados con la capacidad operativa, y no
tanto en los aparatos administrativos y en el personal. No hubo
reposición del equipamiento aéreo, naval o terrestre de la Guerra de
Malvinas. Lo que no se perdió durante esa contienda, se fue luego
deteriorando o canibalizando hasta resultar en gran parte
inutilizable. No se mantuvo el municionamiento ni siquiera para el
entrenamiento del personal.
La fuerza aérea cuenta con muy pocas aeronaves en condición de
volar, en tanto la aviación naval sólo mantiene un avión operativo.
Gran parte de los pilotos han buscado mejores oportunidades en la
aviación comercial. La formación de pilotos militares no se hace
posible y esto es capital humano que cuesta muchos años
recuperar. Lo mismo pasa con la flota naval y su capacidad
operativa. El hundimiento en puerto del destructor misilístico
Santísima Trinidad y la eternización de la reparación del rompehielos
Irízar son expresiones cabales de una política expresa de abandono
y degradación.
El gasto militar en la Argentina alcanza al 0,7 por ciento del
producto bruto interno. Se compara con un promedio de 1,74% en
América del Sur,
2% en Chile y 1,4% en Brasil. Pero la más notable diferencia es que
los fondos empleados en la Argentina se aplican en un 90% a pagar
los sueldos, mientras que en los otros países el gasto en personal no
supera el 60%, ya que se destinan montos importantes a
equipamiento y poder operativo.
La reciente ampliación presupuestaria por 199.045 millones de
pesos no incluyó el Ministerio de Defensa ni las Fuerzas Armadas, a
pesar de que había reclamos urgentes de fondos adicionales. Las
carencias han llegado al extremo de la amenaza de interrupción del
suministro de combustible por parte de YPF, peligrando así la más
elemental movilidad.
Dentro de esta extrema escasez, en los últimos años hubo una
derivación de fondos hacia la tarea de inteligencia interior, en
contradicción con la ley 23.554 de defensa nacional que
expresamente establece que "las cuestiones relativas a la política
interna del país no podrán constituir en ningún caso hipótesis de
trabajo de organismos de inteligencia militares". La actual
conducción del Ejército está en manos de jefes de inteligencia que
parecen prestar apoyo a la Presidenta en tareas de espionaje
político en sustitución de los órganos propios del Gobierno que no
contarían con el mismo grado de confianza presidencial. La función
de defensa nacional, ausente con presunción de fallecimiento.
Por eso resultó muy desacertado el tramo del discurso en el que la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con motivo esta semana
de la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas, se refirió a
nuevas formas de ataques desde el exterior, que asoció con el
interés de los fondos buitre de quedarse con el petróleo argentino.
Ya se trate de amenazas irreales, como la mencionada, o de
eventuales peligros que puedan surgir en el futuro, lo cierto es que
nuestro país se encuentra desarmado.
La paz mundial y el desarme constituyen sin duda un objetivo ideal.
Pero ello debería lograrse en el marco de un amplio acuerdo
universal. Mientras tanto, aun los países que no sostienen conflictos
bélicos ni enfrentan amenazas, mantienen fuerzas armadas con
fines disuasivos o en apoyo de su posición en las relaciones con el
mundo.
La capacidad defensiva suele ser una pieza implícita en la mesa de
negociación soberana de un país. Es un principio reconocido que la
mejor forma de sostener la paz y evitar la guerra es estar en
condiciones de disuadirla.
La búsqueda de explicaciones a la política argentina de abandono de
la función esencial de la defensa lleva a relacionarla con el fuerte
antimilitarismo presente desde 1983 y, en particular, desde 2003. Es
un antimilitarismo que no sólo se ha canalizado a la acción
mediática, judicial y punitiva con fuerte contenido ideológico y con
lamentable parcialidad, sino también a la destrucción desordenada,
no explícita, de la capacidad defensiva del país. Éste es otro capítulo
de la triste y costosa herencia que dejará la gestión kirchnerista a
quien tendrá luego que corregirla".
Pido el
acompañamiento para la aprobación de este Pedido de
Informes.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
ALEGRE, GILBERTO OSCAR | BUENOS AIRES | FRENTE RENOVADOR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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