La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Deplorar la decisión unilateral e inconsulta del Sr. presidente de la hermana República Oriental del Uruguay, de autorizar a la firma UPM una ampliación de su producción igual al 66% de lo que ésta había solicitado, equivalente a unas cien mil toneladas de pasta de celulosa, volumen que aumentará en forma intolerable la contaminación ambiental producida por dicha empresa sobre el río Uruguay cuyo aprovechamiento fue materia de reglamentación por el Estatuto homónimo.

Señor presidente:

La cálida y fraternal relación que vincula desde el nacimiento de la Patria a los pueblos uruguayo y argentino se ha visto perturbada en estos días por la decisión unilateral e inconsulta del Sr. presidente de la hermana República Oriental del Uruguay, de autorizar a la pastera UPM (ex Botnia) una ampliación de su producción aproximada a las cien mil toneladas anuales de pasta de celulosa.

Tal autorización constituye, a no dudarlo, una clarísima violación del Estatuto del Río Uruguay, acordado entre ambos países en 1975, que obliga a la parte que proyecte la construcción de una obra que pudiera afectar la calidad del agua, a comunicarlo a la Comisión Administradora del Río Uruguay para poner en marcha un procedimiento de información y consulta tendiente a determinar si aquella puede producir perjuicios a la otra parte y, en el caso afirmativo, para someter la cuestión a negociaciones directas.

Se reabre así una delicada cuestión objeto de una disputa que llevó a ambos países a la Corte Internacional de Justicia de la Haya, la cual tuvo su punto culminante en la interrupción permanente del tránsito por sobre el puente internacional Libertador General San Martín que vincula Gualeguaychú con Fray Bentos, causada por el corte de la ruta que en protesta por la instalación de la pastera llevaron adelante los vecinos de Gualeguaychú.

Parece ocioso enumerar con esmero, los contratiempos e inconvenientes que dicha medida le produjo a la circulación de personas y mercaderías entre los dos países. Sí merece destacarse en cambio la circunstancia de que el futuro de nuestros Pueblos -el uruguayo y el argentino- se encuentra indisolublemente unido a la integración de los dos países. Ella se nos impone como una exigencia fundacional de aquella Patria Grande con que soñaron, Artigas, San Martín, Bolívar, Morazán y tantos otros patriotas que escribieron el canon de la unidad latinoamericana.

Sin embargo, bien cierto es que quienes profesamos este credo irrenunciable de amistad y compromiso con la Patria Grande en las dos márgenes del río Uruguay, hoy nos sentimos profundamente dolidos a causa de la decisión del presidente Mujica quien -no sabemos en razón de qué circunstancias- se erige en directo responsable de esta perturbación de las relaciones de amistad entre nuestros dos países, amistad que no todos custodiamos por igual. Si la planta de celulosa probadamente contamina tanto el agua del río como el medioambiente, ¿qué motivo pudo haber para aumentar dicha contaminación en casi un diez por ciento? ¿Qué razón puede invocarse para eximirse de las obligaciones que entre nuestros Pueblos, por fuera de los tratados y de las leyes, consagra el credo artiguista? ¿Puede aceptarse acaso, que se desaire la posición de la República Argentina y la del gobernador de la provincia de Entre Ríos afirmando que ambas se explican en razón del proceso electoral que vive nuestro país? Gratuita ofensa esta última, más incomprensible aún cuando se advierte que fue bien conocida la posición del gobernador Urribarri cuando en el 2007, encontrándose en campaña para las elecciones que lo ungieron por primera vez gobernador, se manifestó públicamente contra los cortes del puente internacional Gral. San Martín.

Qué pertinentes resultan entonces aquellas palabras del protector de los Pueblos Libres cuando, después de haber sido atacado y hostigado por las autoridades del Triunvirato y del Directorio, al caer la facción alvearista del gobierno porteño le remite un bando a la ciudad de Buenos Aires diciendo: "Ciudadanos, pueblo de Buenos Aires, vuestros hermanos los orientales no dudan que sus votos serán correspondidos, y abandonados al transporte de una perspectiva tan encantadora, olvidan sus quebrantos, y, hacen sacrificios al Dios tutelar de la amistad de los pueblos, para que al recibir las felicitaciones que a su nombre tengo el honor de dirigiros, nada sea capaz de contrariar nuestra unión, y en lo sucesivo solo se vea entre nosotros una sola grande familia de hermanos" (Cuartel general 29 de abril de 1815).

Decididamente éste no es el pensamiento que orienta la decisión del gobierno uruguayo el cual ha cometido un error que más temprano que tarde deberá enmendar. En esa tarea encontrará como siempre a los argentinos dispuestos fraternalmente a mantener muy alta la bandera de los Pueblos Libres. Y a trabajar por un destino de grandeza común para el Uruguay y la Argentina, incompatible en verdad con desencuentros motivados en visiones arrabaleras de la historia.

Por esos motivos me permito elevar a Ud. el presente proyecto esperando que el mismo obtenga de la H. Cámara de Diputados de la Nación, su digna y pronta aprobación.