La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar repudio por los hechos vandálicos perpetrados contra el busto de Eva Perón ubicado en la explanada de la Casa de Gobierno de Entre Ríos durante la noche del 10 al 11 de diciembre de 2008.

Señor presidente:

La madrugada del 11 de diciembre de 2008 el busto de Evita ubicado en la explanada de la Casa de Gobierno de Entre Ríos amaneció pintado de negro.

Cobardemente ocultos en el anonimato, grupos afortunadamente minoritarios de la sociedad, perpetraron este hecho lamentable con total desprecio por los sentimientos que en el pueblo argentino despierta la figura de Eva Perón, sobre todo en los sectores más humildes.

Estos hechos vandálicos nos retrotraen a etapas de intolerancia que la mayoría de la nuestra sociedad desea haber superado definitivamente.

Nos recuerdan los hechos sucedidos luego de perpetrado el golpe de estado del 16 de septiembre de 1955, período durante el cual, entre otras cosas, se sancionó el tristemente célebre decreto 4161 del 5 de marzo de 1956 prohibiendo la utilización de todos los nombres y símbolos del peronismo y que sea "probablemente único en la historia mundial, que intenta borrar de la historia y la política a personas, organizaciones, instituciones, nombres, emblemas, músicas, escudos, etc, relacionados con más de una década de vida nacional". (1)

Durante ese mismo período se ordenó "desde el incendio de frazadas y sábanas -por llevar el orillo de la Fundación Eva Perón- hasta la destrucción de bustos de Juan Domingo Perón y Eva. Asimismo paralizan toda obra pública iniciada por el Estado o por la Fundación." (2)

Durante ese mismo período, se da inicio a décadas de sangrienta persecución y represión popular, que va a tener su punto culminante en el golpe de estado del 24 de marzo de 1976. En ese contexto, los represores, encabezados por el gobierno del General Aramburu, iniciaron uno de los procesos más oscuros de la historia, tal como lo demuestra el ensañamiento y los ultrajes perpetrados sobre los restos mortales de quien fuera en vida una de las dirigentes más veneradas por nuestro pueblo. Resulta difícil encontrar explicaciones racionales a la trama de odio y perversión que se llevó adelante, que incluye el traslado, las ofensas y el ocultamiento, por más de quince años, del cuerpo que era reclamado por la inmensa mayoría de los argentinos y la familia de Eva.

La resistencia y la lucha de los argentinos por recuperar la democracia y la justicia social tuvieron, durante el largo periodo de proscripción del peronismo, la recuperación del cadáver de Eva como bandera. Como todos sabemos, quienes habían negado durante años conocer el destino de Evita tuvieron que acceder a su devolución al General Perón en 1971. En 1974, Perón dispuso que los restos de Evita regresaran a la Argentina para ser enterrados, finalmente, en una bóveda familiar en el cementerio de La Recoleta.

Afortunadamente, los sectores sindicales, las organizaciones sociales, los hombres y las mujeres de la cultura y la política no han cesado en recordar a Evita con una memoria y un reconocimiento que se alimenta de rituales populares, imágenes, canciones, relatos de ficción, poemas, estudios académicos, películas, homenajes, estatuas y bustos.

Es por ello, Sr. Presidente, porque estoy convencida de que es necesario tener memoria para no reiterar los peores hechos de la historia nacional y para recuperar "la verdad del pueblo", como decía Rodolfo Walsh (3) , que solicito a mis pares, me acompañen con la aprobación de este proyecto.