PROYECTO DE TP
Expediente 6841-D-2008
Sumario: DECLARAR MONUMENTO HISTORICO NACIONAL A LAS RUINAS DEL ANTIGUO CASCO DE "ESTANCIA DE LOS MONTAÑO", UBICADA EN LA PROVINCIA DE SAN JUAN.
Fecha: 17/12/2008
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 181
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1º: Declárase
Monumento Histórico Nacional a las ruinas del antiguo casco de Estancia de
los Montaño y al entorno de las mismas, en la localidad de Colangüil,
Departamento Iglesia, provincia de San Juan.
Artículo 2º: La Secretaría
de Cultura de la Nación adoptará los recaudos necesarios para preservar el
patrimonio histórico de este conjunto, conforme lo establecido en la ley
12.665.
Artículo 3º: La Secretaría
de Turismo de la Nación realizará las acciones correspondientes para la
adecuada promoción del sitio como atractivo turístico, una vez concluidas las
obras de la puesta en valor.
Artículo 4º - Comuníquese
al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La estancia
de don Tomás Montaño en Colangüil, departamento de Iglesia, San Juan, fue
el sitio en el que don Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta del
gobierno patrio, recibió hospitalidad y alojamiento en su exilio forzado,
luego del movimiento del 5 y 6 de abril de 1811 que resultó en su dimisión y
posterior alejamiento de Buenos Aires.
Después de los
hechos de abril, y en virtud de que el Ejército patriota en el Alto Perú había
sufrido la derrota de Huaqui, Saavedra, según sus propias palabras, "creyó
que su presencia en Perú podía reparar los quebrantos de aquella jornada" y
el 30 de agosto de 1811 partió de Buenos Aires hacia Salta con una
comitiva de 24 patriotas, sujetos a instrucciones de marcada austeridad que él
mismo había redactado. A poco de llegar a Salta se enteró de los sucesos
acaecidos durante su viaje: según refiere el historiador Enrique Ruiz-Guiñazú
en su libro El Presidente Saavedra y el Pueblo Soberano de 1810, la creación
del Triunvirato el 23 de septiembre, sería el tiro de gracia que daría por
terminada la misión gubernamental de Saavedra, a quien se lo sustituiría en
lo militar por Pueyrredón; y el regimiento de Patricios de su comando pasaría
a las órdenes de Belgrano. Con todo este artificio -agrega este autor- se
ejecuta la muerte civil del primer presidente de los argentinos.
El 18 de febrero de 1812
Saavedra parte de Salta hacia Tucumán y luego a Mendoza, pasando por San
Juan. Viaja con su segunda esposa, doña Saturnina Otálora y su pequeño hijo
de sólo diez años. En San Juan, su familia recibe la hospitalidad de José
Ignacio Fernández Maradona, alojándose en su casa que estaba ubicada en la
actual esquina SO de las calles Mendoza y Santa Fe. Allí nacerá su tercer
hijo, el 21 de marzo de 1814.
La Asamblea del Año XIII le
inicia juicio a Saavedra y a treinta y cinco miembros del Primer Gobierno
Patrio; don Juan de la Rosa Alba será el que llevará la defensa de Saavedra.
Consecuencia de este juicio -que terminará en 1818- fue el exilio de
Rodríguez Peña en Gualdacol (La Rioja), de don José Hipólito Vieytes en
San Juan primero y luego en Jáchal, y de Juan Larrea también internado en
San Juan.
Saavedra es llamado a retornar
a Luján, en la provincia de Buenos Aires, para ser sometido a juicio, y
temiendo una injusta defensa y un peor exilio, a poco de salir de San Juan
desvía su camino rumbo a Chile. Cruza la cordillera por Colangüil, llega al
valle de Hurtado en Chile y en el puerto de Coquimbo es recibido con los
honores correspondientes por los patriotas chilenos. Desde allí solicita
amparo al director del gobierno patriótico, Francisco de Lastra, y el 9 de
junio se traslada a Santiago, Desde Buenos Aires se requiere a Chile la
extradición de Saavedra, que Lastra niega, en gesto humanitario y patriótico.
En esos días se produce la derrota de las fuerzas independentistas chilenas en
Rancagua; O'Higgins y Carrera retroceden en retirada a Mendoza y Saavedra
-temiendo lo peor por parte de los españoles- vuelve a Coquimbo , el 4 de
octubre de 1814.
Ante el inminente avance de las
tropas realistas y el riesgo que esto implicaba para él y sus acompañantes,
decide cruzar la cordillera nuevamente. Emprende el retorno por el río Elqui
hacia el este, en búsqueda de los pasos cordilleranos. Viaja en compañía de
su hijo, un criado, un baqueano iglesiano y un pequeño grupo de patriotas, A
un día de caballo se hallan las tropas realistas de Elorriaga, quien envía una
patrulla que -infructuosamente- sale en búsqueda de Saavedra.
Ya a salvo, del otro lado de la
cordillera, en Iglesia, el prócer permanece en la estancia de los Montaño,
Desde allí envía sus pertenencias, su hijo Agustín y criados a la ciudad de
San Juan donde aún se encuentran su esposa y su nuevo hijo, Pedro Celestino
Saavedra, al que no conoce todavía.
En la estancia de Colangüil
Saavedra reside en la capilla familiar, puesto que era costumbre en aquellos
tiempos alojar a los huéspedes destacados en ese sitio, acondicionado
especialmente. Don Rogelio Díaz Costa, reconocido
periodista sanjuanino de la
década del cincuenta, nos ilustró desde una mirada poética, aquellos días del
exiliado: "Un hombre alto, de rostro triste y cabellera cana, pasea lentamente.
De cuando en cuando echa una mirada hacia el recodo del Chisñango,
atisbando la polvareda de un jinete...ese triste hombre fue el presidente de la
Primera Junta..."
En este rincón iglesiano, quien
presidiera el primer gobierno patrio será recibido y auxiliado por Tomás
Montaño, reconocido por sus dotes de generoso anfitrión y de baqueano y de
quien se sabe, aportó, en 1817, caballos, mulas, monturas y pellones a la
columna del Comandante Cabot del Ejército de los Andes. Los orígenes de la
estancia de los Montaño, que aún se mantiene en propiedad de sus
descendientes, se remontan a 1753, cuando esos territorios fueron entregados
a don Simón Montaño en virtud de una merced real por Juan Echegaray,
fundador de San José de Jáchal.
En esos días
llega a San Juan Manuel Saavedra, hijo del primer matrimonio de Saavedra,
Doña Saturnina envía al joven a Mendoza con una petición para el
gobernador Intendente de Cuyo, para que éste interceda por la suerte de su
esposo ante el teniente gobernador de San Juan, Manuel Corvalán. El
Gobernador Intendente de Cuyo se llama José de San Martín. En cuanto lee
el memorial de doña Saturnina y según el relato del mismo Saavedra, "...sin
dar lugar a que mi hijo descansase un solo instante le hizo volver con oficio
a dicho teniente gobernador en el que le hacía saber había ordenado pasese
yo a residir en mi casa en el seno de mi familia...De manera que este señor
humano y comprensivo concedió más de lo que mi mujer le pedía en mi
favor." En efecto, el oficio de don José de San Martín decía:
"Mendoza, 18
de noviembre de 1814. Admítase en el territorio de esta provincia a don
Cornelio de Saavedra, fijando su residencia en la ciudad de San Juan, con la
calidad de entretanto determina el S.D. a quien se le dirigirá original esta
representación, y ofíciese al Teniente Gobernador de aquella para su
inteligencia..."
Gracias a esta gestión, y por
medio de una petición de San Martín al General Alvear, se autoriza a
Saavedra a regresar a Buenos Aires. Finalmente el Congreso de Tucumán, ya
sesionando en Buenos Aires, acogió la solicitud de amparo y elevó al
Directorio una solicitud de devolución de honores y grado militar, hecho éste
que se produjo el 14 de julio de 1818.
Señor presidente, el caso
particular de Saavedra en Colangüil impone una reflexión acerca del exilio y
del destierro de aquellos hombres públicos y gobernantes que fueron
víctimas de las pasiones políticas. Impone asimismo un pensamiento acerca
del receptor del exiliado, de aquel que abre las puertas de su casa y se
arriesga a cobijar al perseguido, albergando a aquel que es visto como un
enemigo por quienes detentan el poder político circunstancialmente.
El destierro fue una sanción
aplicada por los vencedores a aquellos derrotados en las contiendas políticas
y militares. El exilio fue un recurso extremo al cual se acudió a lo largo de la
historia cuando la intolerancia política no hacía segura la permanencia de los
actores políticos en el lugar de los acontecimientos.
Ambas sanciones, que desde
tiempos lejanos fueron moneda corriente en la práctica política y militar, se
aplicaron como castigo ejemplar. Su práctica significaba no solamente el
alejamiento del escenario del castigado, sino además el distanciamiento de su
familia, el aislamiento y la separación de los recursos de la víctima.
Los desterrados de la
revolución de 1811 serían los primeros de una extensa enumeración en la que
nombres como San Martín, Sarmiento, Yrigoyen, Balbín, Perón, Frondizi e
Isabel Perón compartieron el infortunio de verse alejados de su tierra. Sin
olvidar a los exiliados del gobierno de Rosas y de las dictaduras
militares.
El exilio y el destierro de
nuestros gobernantes es un amplio texto que se abre al poco tiempo de
ocurrida la Revolución de Mayo y es en San Juan donde se escribe el primer
capítulo. A fines del siglo XVIII, San Juan ya había sido sitio de
confinamiento para aquellos prisioneros portugueses que por la acción
militar del Virrey Cevallos, fueron desalojados de la isla de Santa Catalina,
pero antes de eso, el territorio había sido refugio de nativos que huían, desde
el litoral y otras regiones del país, de los abusos del sistema
de encomiendas, encontrando
exilio en "los valles andinos", según nos relata Juan Agustín García en su
libro La Ciudad Indiana, cuya primera edición fue publicada en 1900.
La presente iniciativa
parlamentaria propone reconstruir y preservar el sitio de la casa principal de
la estancia de los Montaño en Colangüil, clasificándolo como Monumento
Histórico Nacional. En él don Cornelio Saavedra vivió horas de desasosiego,
allá por los albores del movimiento libertario de nuestro país. Si bien el lugar
se encuentra en ruinas, aún es posible identificar todas las habitaciones del
mismo, existiendo -caído junto a las ruinas- el tronco del manzano, bajo el
cual, cuenta la tradición, Saavedra solía pasar sus tardes.
La construcción en adobes, con
fundaciones en piedra, si bien se halla en un gran estado de deterioro, es
susceptible de una consolidación que permita la apropiada lectura del lugar
histórico, En el entorno de la construcción se halla una antigua escuela -que
fuera abandonada cuando se construyó la actual, en la década del setenta -
que si bien no reviste carácter histórico, contiene los valores emotivos para
los lugareños. La actual población de Colangüil es de diez y siete familias. A
pocos metros de este conjunto se halla la capilla de la localidad, cuya sencilla
estructura, también de muros de adobe y techos de caña y barro, armoniza
con el resto de las construcciones.
En las cercanías del sitio se
hallan importantes testimonios de culturas prehispánicas, destacándose restos
del camino del Inca, antiguas exploraciones mineras y cementerios
indígenas; a pocos kilómetros del lugar, puede verse la llamada piedra de
Colangüil, extraña roca de grandes dimensiones totalmente cubierta de
petroglifos, que conforma con otras un conjunto, probablemente de carácter
ceremonial.
La designación, por parte de la
Nación, de un edificio o sitio como bien cultural implica, no sólo el
reconocimiento de los valores que trascienden y que se hallan expresados en
dicho espacio, a partir de la valoración de los acontecimientos allí ocurridos;
al mismo tiempo este reconocimiento en muchos casos implica recuperar un
texto más amplio, y proponer una mirada
más extensa sobre
acontecimientos que fueron reiterativos a lo largo de nuestra historia, como
el exilio.
El sitio propuesto en el presente
proyecto está bajo la amenaza de la desaparición pero es susceptible de
recuperar y ser puesto bajo el régimen de protección de los Monumentos
Históricos de nuestro país. Cuento para ello con que mis pares en esta
Honorable Cámara de Diputados sabrán comprender los motivos expuestos y
acompañarán esta iniciativa.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
GIOJA, JUAN CARLOS | SAN JUAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
FERRA DE BARTOL, MARGARITA | SAN JUAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |
TURISMO |