La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

1) Su honda satisfacción con motivo de cumplirse y celebrarse el 10 de Diciembre de 2008, veinticinco años ininterrumpidos de la restauración democrática en nuestro país, iniciándose desde entonces un período de estabilidad y de continuidad institucional fundado en la vigencia de la Constitución Nacional y en el respeto irrestricto de la soberanía popular, como única fuente válida de autoridad política, poniéndose fin de tal modo a más de 50 años de historia, signados por la reiteración de golpes de Estado perpetrados contra los gobiernos surgidos de la voluntad popular, que tuvieran comienzo con la interrupción del orden constitucional sucedida el 6 de Setiembre de 1930 contra el Presidente Constitucional Don Hipólito Irigoyen y que, incluyendo prolongados períodos de proscripciones de las mayorías y fusilamientos de militantes populares y defensores de la legalidad constitucional, como los ocurridos con posterioridad al golpe del 16 de Setiembre de 1955 contra el Gobierno Constitucional del Gral. Juan Domingo Perón, y pasando por los derrocamientos de Arturo Frondizi en 1962 y de Arturo Illia en 1966, concluyeran el 24 de Marzo de 1976 con el que fuera perpetrado contra el Gobierno Constitucional peronista iniciado en 1973.

2) Su más sincero reconocimiento a la voluntad inquebrantable del pueblo argentino, que dió muestras acabadas de su compromiso con la vigencia ineludible del Estado de Derecho - sin proscripciones ni cortapisas de ninguna naturaleza- y de su más profundo repudio a cualquier intento de desestabilización que pudiera conllevar a la reiteración de aquellas usurpaciones del poder con su secuela de exclusión social, marginación política y cultural y violación masiva y sistemática de los derechos humanos.

Señor presidente:

Este año se celebran los 25 años ininterrumpidos de la recuperación democrática en nuestro país, durante los cuales hemos tenido gobiernos constitucionales de distintos signos políticos-partidarios, atravesando crisis que han puesto a prueba la voluntad inquebrantable del pueblo argentino de sostener, a toda costa, el sistema político por el que tantos hombres y mujeres de nuestra patria lucharon y por el que,muchos y muchas de ellos, dieron la vida.

Con ello se ha puesto fin a un período histórico nefasto, signado por las recurrentes interrupciones forzadas del orden constitucional en violación al principio de soberanía popular, que se vio reiteradamente avasallada por la fuerza de quienes se atribuyeron ilegal e ilegítimamente el derecho de decidir, como minorías, el destino de las mayorías de nuestro país.

Así, el ciclo iniciado con el derrocamiento del Presidente Constitucional Don Hipólito Irigoyen en 1930, pasando por los perpetrados contra el Gral. Juan Domingo Perón en 1955, Arturo Frondizi en 1962 y Arturo Illia en 1966, se cerró en 1976 con el más inhumano y trágico golpe de Estado del siglo pasado, que expresó no solo la subordinación de sus ejecutores a los dictados de la doctrina de seguridad nacional (DSN) pergeñada por el Departamento de Estado norteamericano y otros órganos de seguridad del gobierno de dicho país para el continente, cuya tutela se había 'autoasignado' con posterioridad a la finalización de la segunda guerra mundial, sino también, y muy especialmente, como requisito fundamental para lograr la profundización de la dependencia de Latinoamérica al servicio del capital financiero internacional, la concreción del 'genocidio' consistente en la eliminación física de todo tipo de oposición política e ideológica, previa desaparición forzada de sus víctimas, su sometimiento a todo tipo de torturas, y, en muchos casos, su más cobarde asesinato.

Las FFAA y el poder económico concentrado de los grandes grupos económicos transnacionales se asociaron una vez más para asegurar los intereses de un capitalismo claudicante al que le preocupaban sobremanera las innumerables corrientes 'liberadoras' que, con el convencimiento de que 'el mundo marchaba al socialismo', ponían en cuestión la expoliación derivada de toda forma de explotación de la clase trabajadora y proponían transformaciones profundas de las estructuras de injusticia tanto sociales como económicas que sojuzgaban a las mayorías en beneficio de unos pocos.

Por ello, los niveles y la intensidad de la represión se fueron incrementando, para llegar al exterminio de toda una generación de jóvenes que aspiraba a un mundo más justo y más solidario.

Vaya en este proyecto el repudio a los golpes de Estado perpetrados por las FFAA que en representación de las minorías vernáculas y foráneas, manifestaron su desprecio por el pueblo, por la democracia, por los derechos humanos y por el Estado de Derecho.

Permítaseme destacar en tal sentido el trágico golpe de 1955- precedido por la cobarde masacre de víctimas inocentes del 16 de Junio en la Plaza de Mayo- que insuflado de soberbia se autodenominó 'revolución libertadora' y que nuestro pueblo, con la sabiduría que lo caracteriza, pasó a llamar ' revolución fusiladora', por las cobardes ejecuciones del General Valle y sus seguidores, que pretendieron defender al gobierno constitucional derrocado del Gral. Perón, y por los fusilamientos de José León Suárez donde fueron aniquilados numerosos militantes del campo popular.

Los golpes de Estado y los gobiernos de facto de ellos derivados apuntaron habitualmente sus armas- militares y políticas- contra las mayorías populares, y vaya como muestra de ello la execrable proscripción del Partido Justicialista desde 1955 hasta 1973, impuesta por las FFAA al pueblo argentino, lo que dio lugar a los condicionados gobiernos constitucionales que fueron electos con ese vicio original.

Por tal razón es que debemos saludar la madurez y sensatez exhibidas por el pueblo argentino que, en estos 25 años transcurridos desde la restauración democrática, después de una de las más largas noches de nuestra historia, se juramentó para ratificar su voluntad inquebrantable de defender los Derechos Humanos, el Estado de Derecho y el espacio de libertad e igualdad-aún inconcluso- que con tanta sangre y con tanto sacrificio se había ganado.

Vaya entonces, como hoy y como siempre, nuestro saludo y reconocimiento expresado una vez más a través de una frase de nuestro Himno Nacional, cada día más vigente, cuando reza: "AL GRAN PUEBLO ARGENTINO SALUD".

Solicito, Sr. Presidente, por las razones expresadas, la aprobación del presente proyecto.