La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su pesar y consternación por el fallecimiento de la Sra. Darwinia Gallichio, Madre de Plaza de Mayo de Rosario, quien fuera una férrea luchadora y defensora de los Derechos Humanos.

Señor presidente:

La Sra. Darwinia Gallichio, Madre de Plaza de mayo de Rosario, falleció el pasado viernes 28 de Noviembre de 2008, a los 82 años. La plaza 25 de Mayo de Rosario fue testigo de sus caminatas de todos los jueves; aún con lluvias, con frío, y hasta con fusiles apuntando en épocas de dictadura ella estuvo allí siempre.

Fue una incansable defensora de los Derechos Humanos, a partir del vuelco que dio su vida un 5 de febrero de 1977, fecha en que su hija Stella Maris, su yerno Juan Carlos Vicario Pujols y su nieta Ximena, de siete meses, fueron secuestrados por la Policía Federal.

Ximena fue uno de los primeros chicos que recuperó su nombre y apellido y su familia de origen, y fue su abuela Darwinia Gallichio quien durante varias décadas militó en la búsqueda de los desparecidos y por que los niños secuestrados por la nefasta dictadura militar recuperaran su identidad.

En 1989, Ximena se reencontró con su abuela, lo que se convirtió en todo un símbolo en la lucha por la recuperación de la identidad de miles de chicos separados de sus padres durante el proceso.

La terrible historia de Darwinia comienza cuando su hija Stella Maris, de 24 años, fue con su bebita Ximena a la sede central de la Policía Federal Argentina, en Buenos Aires, para tramitar el pasaporte. La acompañaba Alfredo Berruti, empleado de comercio de su padre. Una vez terminado el trámite, Stella Maris regresó a la policía para preguntar por el pasaporte de su marido, militante del ERP. En ese momento fueron secuestrados, Ximena incluida. Horas después, en Rosario, el esposo de Stella -ambos estudiantes de psicología, aunque ella no militaba en ningún grupo político- también fue detenido. Nunca más se supo nada de ellos, como tampoco del desafortunado empleado.

Darwinia no se daba por vencida y presentaba hábeas corpus en la Justicia, es por ello que la fotografía de la beba fue publicada en una revista y de una manera absolutamente azarosa las Abuelas la pudieron encontrar seis años después en manos de Susana Siciliano, una hematóloga de la Casa Cuna de Buenos Aires, quien se había apropiado de la niña. "Podés ser la hija que perdí", le ofreció generosamente Darwinia a la secuestradora de Ximena. "Ni con los brazos cortados", respondió Siciliano, quien se ganó desde entonces el apodo de la "Venus de Milo".

Recién cuando Ximena cumplió 13 años, Darwinia la recuperó totalmente y vivió con ella en Rosario mientras cursaba el secundario en el Normal 3. Fueron siete años de lucha sin claudicaciones hasta lograr que la Justicia le reintegrara a Ximena su verdadera identidad, ya que la niña había sido inscripta irregularmente por su apropiadora como Romina Paola Siciliano.

Darwinia contaba: "Una vez, me citaron a una audiencia judicial en Buenos Aires. Tenía que llevar a Ximena. Cuando llegué, había decenas de policías y una orden para que la nena se fuera de vacaciones con Susana Siciliano. Reaccioné con violencia y le pegué una trompada al secretario del juez. Me procesaron por agresión, pero luego el propio magistrado me confesó que él hubiera hecho lo mismo. Me dio un beso, me abrazó y me dejó ir", recordó uno de los tantos episodios que debió enfrentar con valentía.

Vivía sola en su antigua casa de la calle Cochabamba -su marido murió en 1980 "por el dolor que le causó esta tragedia"-, debió soportar que la amenazaran y le arrojaran bolsas con excrementos mientras luchaba por Ximena, su única nieta, que hoy estudia Veterinarias en Buenos Aires y tiene el orgullo de ser uno de los hijos de desaparecidos a quienes la dictadura no pudo suprimir su verdadera identidad. La Abuela Darwinia, una luchadora por los Derechos Humanos, fue declarada ciudadana ilustre de Rosario.

Este año, Darwinia participó activamente en la disputa entre el campo y el gobierno, estuvo del lado de los productores agropecuarios, adhirió a las ideas de Federación Agraria, militó siempre por las justas causas y a pesar de su enfermedad no cesaba en la búsqueda de verdad, de justicia y por la condena a los atroces crímenes cometidos durante la dictadura.

A pesar de no haber podido ver condenados a todos los represores, podemos decir que sin dudas Darwinia se ha ido con la tranquilidad del deber cumplido.

Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación de este proyecto de Resolución; que entendemos es un humilde recordatorio y merecido homenaje a esta incansable luchadora.