La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo, a través de los organismos pertinentes, disponga determinar la huella del plástico en el medio ambiente, tendiente a optimizar su reciclado e implementar las estrategias viables para su eliminación de los ecosistemas afectados.

Señor presidente:

Los plásticos son materiales formados por moléculas muy grandes de cadenas de átomos de carbono e hidrogeno. El 99% de la totalidad de los plásticos se produce a partir de combustibles fósiles, lo que provoca una excesiva presión sobre las limitadas fuentes de energía no renovables.

En la actualidad es difícil prescindir de los plásticos, no solo por su utilidad sino también por la importancia económica que tienen. Esto se refleja en los índices de crecimiento de esta industria, que desde principios del siglo, supera casi todas las actividades industriales. Los envases plásticos son capaces de adoptar diferentes formas; son aislantes térmicos y eléctricos, resisten a la corrosión y otros factores químicos y son fáciles de manejar.

A pesar de si indiscutible utilidad en la vida cotidiana, una vez que los plásticos se han utilizado, se convierten en residuos que forman parte de los residuos sólidos urbanos generados en grandes cantidades, estos originan problemas de contaminación del agua, aire, y suelo, que impactan directamente al ambiente y a la salud.

A nivel mundial, se calcula que 25 millones de toneladas de plásticos se acumulan en el ambiente cada año y pueden permanecer inalterables por un periodo de tiempo entre 100 y 500 años.

Debido a que se tiene la necesidad de seguir utilizando plásticos, pero por otro lado se producen impactos al ambiente, el reciclaje es una alternativa para contribuir con la solución de este problema. El reciclaje se define como la transformación de los residuos a través de distintos procesos que permiten restituir su valor económico, evitando así su disposición final, siempre y cuando esta restitución favorezca un ahorro de energía y materias primas sin perjuicio para la salud, los ecosistemas o sus elementos.

Un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), organismo ambiental de la ONU, le puso cifras concretas a las millonarias pérdidas económicas que se generan en el mundo por no reciclar el plástico que termina en los mares del planeta, advirtiendo que el daño en los ecosistemas marinos está "subestimado".

De acuerdo a la investigación realizada, los residuos plásticos provocan pérdidas económicas de al menos 13.000 millones de dólares al ser arrojados a los mares, cada vez más amenazados por los "microplásticos". El dato se desprende del undécimo "Anuario del Pnuma" difundido en Nairobi con motivo de la primera reunión de la Asamblea de Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEA), que celebró su acto fundacional en la capital keniana a fines de junio del corriente año.

En tanto, el consumo de plástico genera costos medioambientales anuales totales de 75.000 millones de dólares, como consecuencia de la contaminación marina y del aire por la incineración de este material, según el informe "Valorando el plástico", contenido en el anuario.

Aunque la mayor parte de los costos financieros de usar plástico derivan de los daños provocados por los gases de efecto invernadero que se emiten al procesar las materias primas con las que se fabrican (un 30%), los perjuicios ocasionados por el plástico vertido en los ecosistemas marinos están siendo minimizados.

Los vertidos de material plástico aumentan la mortalidad de animales como las tortugas, delfines o ballenas, dañan los corales y son una importante fuente de contaminación química, que llega hasta los humanos tras ser ingeridos por peces o al afectar a las playas. Asimismo, es necesario considerar la presencia de microplásticos - partículas de 5 milímetros de diámetro-, que constituyen la principal fuente de contaminación por esta vía, al ser ingeridos por peces, pájaros, crustáceos e incluso plancton.

Aquellos incorporados a productos de consumo como la pasta de dientes no desaparecen en el proceso de depuración de aguas residuales y terminan en el mar, los ríos y lagos. Sin embargo, los patrones de consumo y la creciente población mundial generarán un aumento en el consumo de plásticos, por lo que el informe de la ONU apeló a empresas, instituciones y consumidores a reducir su uso y a controlar su "huella de plástico", un nuevo término que recomienda usar para controlar el uso de ese material. De hecho, las empresas de productos de consumo ahorran cada año 2.947 millones de euros mediante el reciclaje de plástico. Una clara definición contenida en el informe asegura que: "No podemos vivir sin plástico, pero podemos evitar que el plástico domine nuestros paisajes".

La científica jefe del Pnuma, Prof. Jacqueline McGlade, reconoció que los plásticos son un problema desde hace mucho tiempo que no puede ser ignorado en la actualidad y menos por sus relativamente desconocidos efectos sobre los ecosistemas marinos.

Cuando el plástico llega al mar no se biodegrada ni se deshace, si no que forma gigantescas masas flotantes de basura como la que existe en el Pacífico norte, una enorme isla de basura que en la actualidad tiene alrededor de 1.393.000 km², casi la mitad de la superficie del territorio de la República Argentina. También en el océano Atlántico se ha comprobado la formación de una isla de basura de dimensiones equivalentes a la Isla de Cuba.

Al respecto el investigador José Luis Esteves, a cargo del Laboratorio de Oceanografía Química y Contaminación de Aguas del CENPAT- Conicet, en Puerto Madryn, señaló que allí la velocidad de la corriente es tan lenta, que un velero podría estar 100 años sin moverse. Los científicos se sorprendieron al comprobar que, pese a que la producción de plástico aumentó mucho en estos años, no pasó lo mismo con la concentración de restos en la zona de mayor acumulación. Descubrieron que en los trozos más pequeños ya se habían establecido microorganismos, y concluyeron que, después de haberse degradado por el clima y la radiación solar, terminan depositándose en el fondo del mar.

Lamentablemente, el impacto global, muchas veces no se ve inmediatamente, a pesar que esos procesos de degradación tienen importancia en el ecosistema por la disminución de oxígeno.

Existen plásticos más peligrosos que otros, según su composición. Originalmente tenían un contenido de mercurio muy elevado, que hoy se ha reducido. Pero en el fondo del mar hay bacterias que transforman el mercurio en metil-mercurio, que causa malformaciones fetales cuando es ingerido a través del pescado contaminado.

Significativamente, es la misma actividad pesquera la que produce buena parte de la contaminación. Antes de terminar en una isla de basura, los sunchos de plástico ahorcan a los lobos marinos, cortan el pie de gaviotas y muchas especies marinas se atascan en las redes. Las bolsas matan a las tortugas marinas, que las tragan al confundirlas con medusas.

"Cada uno de estos barcos es un pequeño barrio flotante, con los defectos que tiene cualquier vecino con el manejo de sus residuos -observa el investigador argentino-. Pese a que la Organización Marítima Internacional prohíbe el vertido de todo tipo de plástico, no les importa tirar lo que sea, incluidas baterías de la ecosonda".

Además de formar islas de basura, las corrientes marinas y el viento también la amontonan en determinados lugares de las costas, habiéndose detectado en la Patagonia zonas de hasta 10 kilómetros de extensión.

Cualquier sitio donde haya convergencia oceánica es un lugar potencial de acumulación de basura. La hay en la isla de los Estados, donde viven sólo cuatro personas, que no son generadoras de basura, y lo que no quedó varado allí o en las Islas Malvinas seguirá hasta el centro del Atlántico.

Aunque la eliminación de estas islas de basura tiene un pronóstico desalentador, a menos que haya una campaña de Naciones Unidas como decisión de política internacional, muchos investigadores insisten en la necesidad de reemplazar el plástico por otras sustancias, para reducir su uso y para incrementar su reciclado.

Por las razones expuestas, señor Presidente, y ante la necesidad de poder contar con una herramienta que detalle la trazabilidad de los plásticos en el medio ambiente, solicito el acompañamiento de mis pares para la aprobación del presente proyecto.