La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar su beneplácito al cumplirse el 4 de diciembre de 2006, 50 años de la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria INTA.

Señor presidente:

El 4 de diciembre de 1956 mediante el decreto-ley Nº 21680 fue creado el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con el propósito de “impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria y acelerar con los beneficios de esas funciones fundamentales, la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y de la vida rural”.

En 1956 el economista argentino Dr. Raúl Prebisch, por entonces Secretario de la Comisión Económica para la América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL) recomendó la creación de un instituto “para la investigación tecnológica en materia agropecuaria.

En 1958 comenzó a funcionar el INTA con algunas de las funciones del Ministerio de Agricultura y de las Estaciones Experimentales existentes, que le fueron transferidas. Dichas estaciones experimentales eran unas 11 y, en poco tiempo, se creó la mayoría de las restantes.

El INTA además del Consejo Directivo, integrado por el Presidente, Vicepresidente y un Vocal designados directamente por el Ministerio de Agricultura, y representantes de entidades nacionales de productores y de las Facultades de Agronomía y Veterinaria nacionales, la institución contó con Consejos Asesores de las Estaciones Experimentales y de las Agencias de Extensión Rural.

Esta institución organizó investigaciones agrupando los planes de trabajo en Programas y se conformaron con la participación de destacados especialistas de universidades y de la actividad privada, complementando con las agencias de extensión, la transferencia de tecnología, divulgando así el resultado de dichas investigaciones.

Es importante destacar el continuo perfeccionamiento del cuerpo profesional del INTA principalmente en los Estados Unidos de Norteamérica, Reino Unido, Francia y Australia, lo que redunda en una continua actualización de los profesionales y, por ende, de los productores que son los destinatarios de todas finales para una tecnificación y capacitación acorde a los tiempos que vivimos, convirtiendo a las explotaciones agropecuarias en verdaderas empresas.

Por todo lo antes expuesto solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.