La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su apoyo incondicional al Plan de Rescate que ha montado la Republica de Chile para rescatar a treinta y dos mineros de nacionalidad chilena y uno de nacionalidad boliviana, que se encuentran atrapados a 702 mts. de profundidad desde el pasado 05 de Agosto del corriente año, ante el derrumbe producido en la Mina San José ubicada en el desierto de Atacama, al norte de Chile.

Señor presidente:

Por medio de la presente, considero oportuno que esta Honorable Cámara se exprese ante este devastador derrumbe que mantiene atrapados a 33 mineros en las entrañas de una montaña que aloja a una importante mina de cobre y oro en el desierto de Atacama, cercano a 90 Km. de Copiacó y al norte de Chile. Nos estamos refiriendo a treinta y tres hombres que permanecen vivos a 700 mts. de profundidad gracias a un conducto "transportador y comunicador", en una zona caracterizada en el mundo por su extrema aridez.

Motiva esta iniciativa, el hecho de que los habitantes de este país, vecino al nuestro, han sido víctimas de numerosos hechos devastadores que han cobrado una gran cantidad de vidas humanas, han diezmado zonas enteras debiendo incurrirse en gastos de envergadura para poder restablecer nuevamente la vida diaria a sus habitantes.

En este caso, es importante destacar no sólo la "titánica" superviviencia de estos trabajadores mineros que lograron mantenerse vivos durante los 17 días que transcurrieron hasta el domingo que localizaron el lugar donde se encontraban sino, también, la celeridad y tecnicismo con que actuó el gobierno chileno. En particular, no sólo se convocó inmediatamente a un equipo de expertos médicos y psicólogos experimentados para este tipo de situaciones sino que, además, se trazaron estrategias técnicas con maquinarias especiales acordes para construir más de un conducto de salida que permita no sólo el rescate de estos operarios sino, también, el "transporte" de alimentos y elementos necesarios para mantenerlos vivos, física y mentalmente, y en contacto con sus familiares y la vida misma hasta su salida a la superficie.

También es cierto que el propio Ejecutivo chileno ha necesitado hacer una revisión interna de sus propias políticas públicas como de los funcionarios intervinientes, toda vez que este hecho lamentable se ha dado justamente en el área de mayor importancia para la economía chilena. De hecho, se han ido algunos funcionarios mientras que se ha convocado a los técnicos necesarios para delinear varias estrategias técnicas, priorizando la vida de estos hombres y actuando con la mayor premura en los tiempos necesarios para conseguir su rescate.

Se sabe que en el mundo, los gobiernos fijan mecanismos acordes para este tipo de actividades de alto riesgo que no permita el derroche de capital humano, no sólo en el cumplimiento de la tarea específica sino, también, respecto a los consabidos riesgos que pueden generarse con la naturaleza apuntando a una pronta resolución.

Debemos destacar que ha sido inigualable el comportamiento de estos operarios que han recurrido a todos los métodos de organización para poder respetar los períodos de descanso, alimentación, aseo y esparcimiento, sumándose ahora la asistencia psicológica y la comunicación con el mundo exterior. Asimismo, los familiares, amigos, habitantes cercanos, técnicos chilenos y extranjeros aportan diariamente su colaboración.

Es necesario señalar que resulta curioso que estos hombres han tenido oportunidades de cambiar de profesión, inclusive por el mismo salario, pero vuelven a las minas. "El minero lo lleva en la sangre", expresó recientemente Alejandro Pino Uribe, gerente de la Asociación Chilena de Seguridad y gran protagonista en la salvaguarda de estos operarios como de sus familiares.

Por lo expuesto anteriormente, es que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto.