La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su beneplácito por la labor que viene desarrollando desde hace años el Encuentro por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Berazategui, provincia de Buenos Aires, y puntualmente, la actividad programada para el próximo viernes 14 de setiembre en el marco del programa Jóvenes y Memoria, en la que se colocará una "Marca Urbana" en la EGB número 11, en homenaje a los docentes del distrito detenidos desaparecidos de la última dictadura cívico militar.

Señor presidente:

El programa "Jóvenes y Memoria, recordamos para el futuro" fue lanzado por la Comisión Provincial de la Memoria de la provincia de Buenos Aires, en el año 2002 con la finalidad de "promover el tratamiento de la última dictadura militar en las escuelas secundarias bonaerenses", tal como lo define esta institución en su página. Busca crear una nueva mirada o forma de enseñar y aprender las ciencias sociales, fortalecer la memoria colectiva como herramienta para internalizar y afianzar los derechos humanos, las prácticas democráticas y el compromiso de los jóvenes a futuro.

En este marco, los jóvenes que cursan en la EGB No. 11 decidieron investigar sobre la historia de su comunidad trazando junto a los docentes un plan que debía encarar una ambiciosa propuesta de trabajo, por la cual llevaron a cabo entrevistas personales con protagonistas de la época, familiares, consultas a los archivos existentes para culminar en la colocación de las "Baldosas por la Memoria" como forma de dejar una marca urbana indeleble en recuerdo de las víctimas de la última dictadura cívico militar. Para ello contaron también con el generoso y comprometido aporte del Encuentro por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Berazategui, que tal como expresa en sus principios "si logramos marcar el lugar donde vivieron, trabajaron, estudiaron, militaron, fueron secuestrados, asesinados, lograremos un signo de presencia en la ausencia".

Y en esa presencia a la que aludimos, encontraremos a:

- Adriana Barcia, nacida en Río Turbio, Santa Cruz el 17 de febrero de 1952. Vivió desde los 7 años en Berazategui, cursó sus estudios primario en la escuela 9, los secundarios en el Instituto Manuel Belgrano y los terciarios en la Universidad de La Plata en la ex Escuela Superior de Bellas Artes. Ejerció la docencia y comenzó a militar a los 19 años. Fue asesinada tras ser salvajemente torturada en Tucumán, el 1 de julio de 1976, en las cercanías del dique El Caldillal por un grupo comandado por el comisario "Malevo" Ferreyra en el marco del operativo Independencia. Su cadáver fue reconocido por su madre, Chicha, quien murió una semana después.

-Mario Alberto Di Spàlatro, militante del P.S.T., estudiante de psicología de 22 años, fue secuestrado el 14 de febrero de 1977 mientras esperaba el colectivo en la terminal de la línea 300, en Ranelagh. Trabajaba en la Municipalidad de Florencio Varela y era preceptor de la escuela no. 6 de Ranelagh. Su secuestro fue presenciado por el chofer del colectivo, quien vio a tres Falcon verdes realizando el operativo.

--Diana Iris Garcia, desaparecida el 15 de octubre de 1976, a las 16 horas. Fue secuestrada junto a otra joven mientras se encontraban en un departamento en la Capital Federal. Según se pudo reconstituir, fueron llevadas hacia un Renault 12 blanco, por seis individuos ante la mirada de numerosos transeúntes. Diana alcanzó a gritar su nombre. Había nacido el 24 de junio de 1946, tenía 30 años, era docente y psicóloga. Según testimonios fue vista en la ESMA.

-Jorge Guidi, desaparecido el 23 de setiembre de 1977, era ingeniero mecánico y trabajaba en Peugeot. Fue docente en la Escuela de Educación Media y Técnica No. 3 (actual Media 4) del Barrio Marítimo en Berazategui. Para llegar a Jorge, la patota previamente secuestró a su suegro, Francisco Bauk, quien los guió hasta la casa donde vivía con su esposa en Wilde, distrito de Avellaneda. El sobreviviente Doménico Favazza, quien también trabajaba en Peugeot, declaró que Guidi fue torturado en el Pozo de Quilmes. Según Roberto Guidi, hermano de la víctima, la desaparición de Jorge se dio luego de una fuerte discusión que mantuvo con el gerente de la firma en torno al secuestro de otro trabajador. En 1980, luego de publicar una solicitada pidiendo datos de Jorge, se contactó con la familia un individuo que según declararon tendría unos 35 años, con "pinta de militar" quien les pidió una suma en dólares para devolverles a Jorge, una vez pagada la misma fueron amenazados sin obtener dato alguno.

-Elsa Noemí López Mateos de Conrad fue secuestrada en el domicilio de su madre, también desaparecida y trasladada con ella, el 11 de noviembre de 1976, en City Bell. Los vecinos identificaron a los integrantes del operativo como fuerzas del Regimiento 7 de Infantería. Una vez realizado el secuestro, aparece un camión donde se llevan todo lo que saquearon del domicilio de las víctimas. El hermano de Elsa, Carlos López Mateos fue posteriormente asesinado por fuerzas de seguridad. Ella era docente, maestra rural, delegada de CTERA. Trabajaba en la escuela San Pablo de la localidad de El Pato, le decían Mimi, era bibliotecaria y hacía quince días que se había casado.

-Blanca E. Ortiz de Murua estaba casada, tenía 25 años, era docente en la Escuela 18 de Berazategui, dirigente del gremio Asociación Educadores de Berazategui. Fue secuestrada el 28 de octubre de 1976, militaba en la J.P y Montoneros.

-Lucía Swica desapareció el 18 de mayo de 1978. Trabajaba en el Instituto Politécnico de Berazategui, actual Técnica 3. Según testimonios fue vista junto a su marido también desaparecido, Jorge Caravelos, en la comisaría 8ª., de La Plata. Sus cuerpos aparecieron carbonizados en un auto en la localidad de Florencio Varela.

Estas historias que hoy se hacen presentes gracias al impulso de estos jóvenes, docentes y militantes de Derechos Humanos, se vienen repitiendo en diversos lugares no solo de la provincia de Buenos Aires, sino en otras jurisdicciones que han venido adscribiendo a esta iniciativa.

Es de esperar que eventos como ésste se multiplique a lo largo y a lo ancho de nuestro país, si en cada lugar se pusiera una baldosa por desaparecido allí donde vivió, trabajó, se educó o simplemente estuvo, lograríamos no solo formar el camino del recuerdo, sino hacer que esas vidas, sueños, luchas, sacrificios, no hayan sido en vano.

Por todo lo expuesto es que solicitamos a las señoras/señores diputadas/diputados que acompañen el presente proyecto.