La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar su enérgico repudio a la extradición y posterior liberación de Ramil Safarov, mayor del ejército de Azerbaiyán, que cumplía pena de prisión perpetua en Hungría por el asesinato premeditado de Gurgen Markarian, teniente de las Fuerzas Armadas de Armenia, en 2004.

Señor presidente:

En 2004, durante un curso de ingles en el marco de la Asociación para la Paz de la OTAN en Hungría, el oficial del Ejercito de Azerbaiyán, Ramil Safarov, asesinó al teniente armenio Gurgen Markarian de 26 años de edad, golpeándolo dieciséis veces con un hacha hasta casi decapitarlo. Tras asesinar a sangre fría a Markarian mientras éste dormía, Safarov intentó asesinar a otro participante del curso de origen armenio, pero no consiguió ingresar a su habitación.

El asesino fue sentenciado a cadena perpetua en 2006 por una corte húngara, con la posibilidad de libertad condicional a los 30 años de prisión. El pasado 31 de Agosto, Hungría accedió al pedido de extradición de Azerbaiyán y entregó al prisionero, que fue indultado al arribar a Bakú por el Gobierno azerí, que lo declaró libre de condena en el acto. A continuación Safarov fue ascendido al grado de Mayor del Ejército y obsequiado con un apartamento y el equivalente monetario a los 8 años de "servicio" que pasó en prisión.

Aunque el gobierno de Hungría declaró que contaba con garantías de su par azerí sobre que el asesino continuaría su condena en Azerbaiyán, la suerte final de Safarov motivó la ruptura de relaciones de la Republica Armenia con el Gobierno de Hungría.

Creemos que más allá de los recientes lazos comerciales que nuestros país está desarrollando con Azerbaiyán, estos no deben hacernos dejar de lado el compromiso de todas las fuerzas políticas con representación en este Congreso con los valores que históricamente hemos defendido: la plena vigencia de los Derechos Humanos y la convivencia en paz y armonía entre todos los pueblos del mundo.

En cuanto a la defensa irrestricta de los Derechos Humanos, los pueblos argentinos y armenios compartimos la trágica experiencia de haber sufrido un genocidio, situación que nos hermana aún más, compartiendo los mismos anhelos de memoria, verdad y justicia. En ese sentido, la reivindicación de actos tan terribles como el crimen cometido por el oficial azerí Safarov, nos demuestran que el odio irracional, origen de las todas calamidades que soportaron nuestros pueblos, no solo sigue vivo, sino que seguirá existiendo mientras no se avance hacia la justicia, como único proceso histórico que fundará una paz verdadera y perdurable.

En un mismo sentido, esa convivencia en paz y armonía que nuestro pueblo históricamente ha predicado, constituye el elemento fundamental que caracteriza el desarrollo las comunidades nacionales de innumerables orígenes que se asentaron en nuestro país a lo largo del siglo XIX y XX y que aún lo siguen haciendo.

Creemos que esta particularidad de la sociedad argentina, que supo integrar en su seno a tantas identidades nacionales sin menoscabar ni intentar homogeneizar artificialmente sus culturas y costumbres, es la que nos permite a quienes acompañamos este proyecto, repudiar, con la firmeza que da la autoridad, este tipo de hechos que reivindican crímenes aborrecibles e incitan al odio entre naciones.