PROYECTO DE TP
Expediente 6333-D-2010
Sumario: RENDIR HOMENAJE AL DOCTOR JUAN BAUTISTA ALBERDI, AL CONMEMORARSE EL 29 DE AGOSTO DE 2010 EL 200 ANIVERSARIO.
Fecha: 27/08/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 121
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Rendir homenaje al Dr. Juan Bautista
Alberdi, ilustre prócer tucumano, al conmemorarse el próximo 29 de agosto, el 200
aniversario de su nacimiento.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El proyecto que viene a consideración
de este Honorable Cuerpo, tiene como finalidad rendir homenaje a uno de los
pensadores argentinos mas ilustres de la época.
Jurista, periodista, músico, escritor,
hombre multifacético, supo cultivar sus virtudes, dejando a las generaciones
posteriores su integridad y excelencia plasmadas en sus diversas obras.
Juan Bautista Alberdi, fue el inspirador
de la Constitución Nacional. Nació en Tucumán el 29 de agosto de 1810. Su madre,
Doña Josefa Rosa de Aráoz, murió en el parto y quedó al cuidado de su padre, Don
Salvador Alberdi.
En 1816, mientras comenzaba a
sesionar el Congreso de Tucumán, Alberdi ingresaba a la escuela primaria que había
fundado Manuel Belgrano. A los once años perdió a su padre, y sus hermanos Felipe
y Tránsita se hacen cargo de él y gestionan una beca para que continúe sus estudios
en Buenos Aires.
En 1824, con 14 años, llegó a Buenos
Aires e ingresó en el Colegio de Ciencias Morales. Tenía como compañeros a Vicente
Fidel López, Antonio Wilde y Miguel Cané -el padre del autor de Juvenilia- con quien
comenzará una profunda amistad. Alberdi no soportaba el régimen disciplinario del
colegio, que incluía encierros y castigos corporales, y le pidió a su hermano Felipe
que lo sacara de allí. Dejó momentáneamente los estudios formales, pero no la
lectura de pensadores europeos. Mientras trabaja como empleado en una tienda, leía
apasionadamente a Rousseau, estudiaba música, componía y daba conciertos de
guitarra, flauta y piano para sus amigos. En 1831, retomó sus estudios, ingresó a la
Universidad de Buenos Aires en la carrera de Leyes, pero no abandonó sus gustos
musicales. En 1832, escribió su primer libro: El espíritu de la música. Buscando
escapar un poco a la pesada atmósfera que imprimía el régimen rosista al ambiente
intelectual de Buenos Aires, decidió continuar sus estudios en Córdoba, donde se
gradúa de Bachiller en Leyes.
En 1834, regresó a su provincia y
escribió Memoria descriptiva de Tucumán. Su hermano Felipe se había convertido en
un colaborador cercano del gobernador tucumano Alejandro Heredia y le solicitó una
carta de recomendación para que Juan Bautista pudiera presentarla a alguna
personalidad influyente de Buenos Aires.
A poco de llegar a Buenos Aires, Alberdi
se dirigió a la dirección indicada y allí lo esperaba el amigo de Heredia a quien le
entregó la carta. Juan Facundo Quiroga leyó el escrito y le dijo al joven tucumano
que le convendría estudiar en los Estados Unidos más que en Buenos Aires y que él
estaba dispuesto a pagar todos los gastos. Alberdi se entusiasmó con la idea pero
desistió cuando estaba a punto de zarpar. Pocos día después, en febrero de 1835,
Facundo Quiroga moría asesinado en Barranca Yaco, Córdoba, y Rosas asumía por
segunda vez la gobernación de Buenos Aires, esta vez con la suma del poder
público.
Desde 1832, un grupo de jóvenes
intelectuales venía reuniéndose en la librería de Marcos Sastre. Alberdi se incorporará
a este grupo, compuesto, entre otros, por Juan María Gutiérrez y Esteban Echeverría,
que fundará el 23 de agosto de 1835 el Salón Literario, un verdadero centro cultural
y de difusión de las nuevas ideas políticas, vinculadas al romanticismo europeo.
En 1837, Alberdi publicó una de sus
obras más importantes Fragmento Preliminar al estudio del Derecho, donde hacía un
diagnóstico de la situación nacional y sus posibles soluciones. El texto fue duramente
criticado por los antirrosistas exiliados en Montevideo porque, si bien atacaba
duramente al despotismo, no hacía ninguna referencia a Rosas.
Por entonces, Alberdi alquilaba una
habitación junto a Juan María Gutiérrez en la casa de Mariquita Sánchez de
Thopmson. Allí, en el mismo piano en el que se interpretó por primera vez el himno,
Alberdi componía sus Minués Argentinos.
Durante ese mismo año, se inició en el
periodismo con la publicación de La Moda, gacetín semanal de música, poesía,
literatura y costumbres. Aparecieron 23 números y en sus artículos, Alberdi, que
firmaba bajo el seudónimo de "Figarillo" intentaba burlar a la censura del rosismo y
dejaba deslizar frases como esta: "los clamores cotidianos de la tiranía no podrán
contra los progresos fatales de la libertad".
En junio de 1838 junto a Esteban
Echeverría y Juan María Gutiérrez funda la Asociación de la Joven Generación
Argentina, siguiendo el modelo de las asociaciones románticas y revolucionarias de
Europa. Este grupo de intelectuales pasará a la historia como la "Generación del
37".
La mazorca, la policía secreta de Rosas,
comenzó a vigilar de cerca las actividades de la Asociación y comenzó la persecución.
Alberdi optó por exiliarse en Uruguay dejando en Buenos Aires un hijo recién nacido
y varios amores inconclusos.
Llegó a Montevideo en noviembre de
1838. Allí se dedicará al periodismo político colaborando en diversas publicaciones
antirrositas como El Grito Argentino y Muera Rosas. De ese período son también sus
dos obras de teatro: La Revolución de Mayo y El Gigante Amapolas, una sátira sobre
Rosas y los caudillos de la guerra civil.
En mayo de 1843, partió con Juan María
Gutiérrez hacia Génova pero con destino final París, la meca de todos los románticos
de la época. Llegó a París en septiembre y visitó al General San Martín con quien
mantuvo dos prolongadas entrevistas. Quedó muy impresionado por la sencillez y la
vitalidad del viejo general, que lo abrumó con preguntas sobre la patria.
A fines de 1843, decidió regresar a
América para radicarse, como Sarmiento, en Chile. A su paso por Río de Janeiro,
intentó infructuosamente entrevistar a Rivadavia.
Alberdi vivirá durante 17 años en Chile,
la mayor parte del tiempo en Valparaíso, donde trabajará como abogado y ejercerá
el periodismo. En uno de sus artículos publicado en El Comercio de Valparaíso dirá:
"Los Estados Unidos no pelean por glorias ni laureles, pelean por ventajas, buscan
mercados y quieren espacio en el Sur. El principio político de los Estados Unidos es
expansivo y conquistador".
Al enterarse del triunfo de Urquiza sobre
Rosas en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, escribió en pocas semanas
de trabajo afiebrado una de sus obras más importantes: Bases y puntos de partida
para la organización política de la República Argentina, que publicó en mayo de ese
año en Chile y reeditó en julio acompañándola de un proyecto de Constitución. Se lo
envió a Urquiza, quien le agradeció el aporte, y le decía que la obra "No ha podido
ser escrito en una mejor oportunidad." Esta obra sería una de las fuentes de nuestra
Constitución Nacional sancionada el 1º de mayo de 1853.
Mientras que Sarmiento había
abandonado Chile para sumarse al Ejército Grande de Urquiza, Alberdi permaneció
en Valparaíso, atento a los problemas argentinos. Sarmiento regresó al poco tiempo
desilusionado con Urquiza y acusando a Alberdi de ser su agente en Chile. Alberdi lo
calificó de "caudillo de la pluma" y "producto típico de la América despoblada" y se
decidió a colaborar con el proyecto de la Confederación de Urquiza. El gobierno de
Paraná lo nombró "Encargado de negocios de la Confederación Argentina" ante los
gobiernos de Francia, Inglaterra, el Vaticano y España. Antes de partir hacia su
misión diplomática escribió: Sistema económico y rentístico de la Confederación
Argentina y De la integridad argentina bajo todos los gobiernos". En ambos ensayos
defendía las teorías liberales de Adam Smith y David Ricardo y se oponía al
monopolio, al trabajo parasitario, abogando por un orden que garantizara al
productor el fruto de sus esfuerzos y elevara el nivel de vida en general.
El 15 de abril de 1855, partió finalmente
hacia Europa. Pasó primero por los Estados Unidos donde se entrevistó con el
presidente Franklin Pierce. Luego pasó a Londres, donde conoció a la reina Victoria y,
finalmente, a París, donde se radicaría por 24 años.
En 1858, se entrevistó en España con la
reina Isabel II y consiguió el reconocimiento de la Confederación.
El 17 de septiembre de 1861, Mitre
derrotaba en Pavón a Urquiza y ponía fin al proyecto de la Confederación. Alberdi fue
despedido por Mitre de su cargo y reemplazado por Mariano Balcarce.
La situación de Alberdi no podía ser
peor. Se le adeudaban dos años de sueldos como embajador y el nuevo gobierno se
negaba a pagárselos y mucho menos a pagar su viaje de regreso. Comentó
entonces: "el mitrismo es el rosismo cambiado de traje."
Tuvo que quedarse en París. Sus únicos
y escasos ingresos provenían del alquiler de una propiedad en Chile.
Al producirse la Guerra del Paraguay,
propiciada y conducida por Mitre con el apoyo del capital inglés, Alberdi, como José
Hernández y Guido Spano, apoyó decididamente la causa paraguaya y acusó a Mitre
de llevar adelante una "Guerra de la Triple Infamia" contra un pueblo progresista y
moderno. Escribirá entonces: "Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por
emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las
fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles , etc., los nuevos
misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San
Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar
al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el
"país salvaje" de su cruzada civilizadora".
En 1872, bajo la profunda impresión
que le produjo la derrota paraguaya en el conflicto y sus secuelas en la población del
país hermano, escribió El Crimen de la Guerra donde dice: "De la guerra es nacido el
gobierno militar que es gobierno de la fuerza sustituida a la justicia y al derecho
como principio de autoridad. No pudiendo hacer que lo que es justo sea fuerte se ha
hecho que lo que es fuerte sea justo".
Al concluir el mandato Mitre, en 1868,
asumió Sarmiento y las cosas no mejoraron para Alberdi, que debió seguir
postergando su regreso. No podrá hacerlo hasta 1879 cuando una alianza entre Roca
y Avellaneda lanzó la candidatura de Alberdi a diputado nacional. Llegó a Buenos
Aires el 16 de septiembre de ese año. A poco de arribar se le brindó una recepción
de honor en la Universidad en la que fue aclamado por los estudiantes. Por esos
días, se entrevistó con el presidente Avellaneda y con el ministro del Interior:
Domingo Faustino Sarmiento. Todo parece indicar que el encuentro fue cordial en un
clima de reconciliación. El diario El Nacional comentó: "sus luchas tenaces y
ardientes polémicas eran las de dos enamorados de una misma dama, nada menos
que la patria".
Pero más allá de estas grandes
satisfacciones, Alberdi se había ganado en estos años enemigos poderosos como el
General Mitre, que no le perdonaba su campaña a favor del Paraguay y sus
acusaciones de falsear la historia y de compararse con San Martín y Belgrano,
lanzadas en su obra Grandes y Pequeños Hombres del Plata.
Tuvo una participación decisiva en los
debates parlamentarios sobre la Ley de Federalización de Buenos Aires, que le dio
finalmente una Capital Federal a la República.
Cuando el nuevo presidente electo en
1880, Julio A. Roca quiso que el Estado argentino publicase las obras completas de
Alberdi, Mitre lanzó, desde las páginas de La Nación, una feroz campaña en contra
del proyecto que terminó por ser rechazado por los senadores que también
rechazaron su nombramiento como embajador en Francia. Cansado y un tanto
humillado decidió alejarse definitivamente del país. Partió rumbo a Francia, donde
murió en Nueilly-Sur- Seine, cerca de París, el 19 de junio de 1884.
Por ello, considero que es nuestro deber
como argentinos rendirle un justo homenaje, como el propuesto, en el doscientos
aniversario del nacimiento del inspirador de nuestra carta fundamental en
coincidencia con el nacimiento de la patria.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ALFARO, GERMAN ENRIQUE | TUCUMAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia) |