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PROYECTO DE TP


Expediente 6269-D-2011
Sumario: RENDIR HOMENAJE A LOS IMPULSORES DE LA LEY SAENZ PEÑA, AL CUMPLIRSE EL CENTESIMO ANIVERSARIO DE SU SANCION.
Fecha: 08/02/2012
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 199
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


En el centésimo aniversario de la sanción de la Ley Sáenz Peña, rendir homenaje a la memoria de sus impulsores, Roque Sáenz Peña, Leandro N. Alem, Hipólito Yrigoyen, Carlos Pellegrini, Indalecio Gomez y Victorino de la Plaza.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


100 años de democracia en la Argentina. Hacen cien años, el 10 de febrero de 1912, las instituciones argentinas iniciaban un camino de democratización definitiva e irreversible, con la sanción de la ley electoral que estableció el voto universal, secreto y obligatorio. Es un día de honor para los argentinos que impulsaron su sanción desde el gobierno, el presidente Roque Sáenz Peña y su ministro del Interior, Indalecio Gomez, que defendió el proyecto con lucidez extraordinaria en el Congreso, así como el vicepresidente Victorino de la Plaza, que terminó siendo quién aplicó la ley en la elección de 1916. También es un día que debe ser de homenaje y recuerdo para quienes lucharon por el mismo objetivo desde la oposición, como Leandro N. Alem y su sobrino Hipólito Yrigoyen, o desde el oficialismo, como Carlos Pellegrini.
En el exterior, la democracia se iba abriendo camino con lentitud y dificultad. En la cuna del parlamentarismo, Inglaterra, el famoso Edmund Burke denunciaba que el distrito del primer ministro Pitt elegía dos diputados pero tenía un solo elector. Madison en El Federalista, N° 56, denunciaba que los 8 millones de británicos de entonces eran representados en la Cámara de los Comunes por 558 diputados, de los cuales la mitad eran elegidos por 5723 personas y 63 diputados eran elegidos por 364 personas. Con la gran reforma electoral de 1832 el electorado creció el 50%; en la reforma de 1867 creció el 88% y en la reforma de 1884 creció otro 67%. Sin embargo, en los años de nuestra reforma, en 1910, los votantes británicos eran 7 millones, en 1918, 19 millones y en 1931, 29 millones (1) , lo que da una pauta de la magnitud de los excluidos del derecho a voto en la cuna de la democracia, en esa época.
Mientras tanto, en nuestra patria, el gran logro de la Organización Nacional, que nos dio una Constitución moderna y un Estado de Derecho, había generado una prosperidad asombrosa. Medida por ingreso por habitante, la Argentina de 1913 era la décima potencia del mundo, por encima de Francia, Italia, España y Rusia, con el 75% del ingreso de un inglés y el 70% de un estadounidense (2) . El comercio exterior argentino pasó de 18 millones de pesos en 1840 a 800 millones en 1908 (3) . Los caballos de fuerza de la industria argentina pasaron de 27 mil en 1895 a 678 mil en 1914; la producción industrial entre esos años creció 827%. El analfabetismo de los mayores de 14 años pasó de 78% en 1869 al 35% en 1914 a pesar de la enorme inmigración recibida (4) . En 1887 el 25% de la población de la ciudad de Buenos Aires vivía en conventillos; en 1909 lo hacía el 9%, siendo el precio del alquiler de un cuarto el 22% del peor salario (5) . La ciudad de Buenos Aires había pasado de 170 mil habitantes en 1869 a 1.250.000 en 1909.
Sin embargo, el progreso político no había seguido a la misma velocidad del progreso educativo, cultural y material. Las elecciones estaban controladas por matones, el voto era cantado y las formas de fraude, infinitas.
En ese contexto, los revolucionarios del 90 iniciaron acciones que conformaron la Unión Cívica y posteriormente Hipólito Yrigoyen perseveró en los reclamos de "reparación" política y en la preparación de rebeliones como las de 1893, 1895 y 1905, que dieron nacimiento al primer partido nacional orgánico, la Unión Cívica Radical. Simultáneamente, sectores progresistas, demócratas y liberales del oficialismo, encabezados por Pellegrini y Sáenz Peña, generaron un diálogo con Yrigoyen para avanzar hacia la reforma democrática e intentaron construir otro partido nacional orgánico para crear una democracia estable y moderna, lo que dio origen a la democracia progresista.
Finalmente esos esfuerzos derivaron en un pacto político del presidente Sáenz Peña con el jefe de la oposición, Hipólito Yrigoyen, por el que se decidió impulsar la ley de voto secreto, universal y obligatorio, utilizando un padrón respetado, como del servicio militar.
Cien años de la ley que le dio fuerza institucional al respeto de la soberanía popular, requieren un homenaje a los dirigentes que la impulsaron con grandeza, con coraje, con una confianza formidable en las potencialidades de la Argentina y de su pueblo.
En estos cien años muchas veces los argentinos nos apartamos de ese mandato, de esos ideales, de ese camino, pero la fuerza de la razón y la fuerza del sentimiento igualitario y democrático del pueblo argentino, terminaron por imponerse. El apartamiento nos trajo dolores extraordinarios, frustraciones, violencia, persecuciones, injusticias, muertes. El reencuentro con las mejores tradiciones patrias, las tradiciones de la independencia nacional, de la revolución de las libertades personales, del respeto del federalismo, de la instauración del estado de derecho, del respeto de la soberanía del pueblo, del cuidado de los derechos de las personas, de la limitación del poder arbitrario, en cambio, nos marcan cada vez el camino del progreso social y familiar.
Por eso creo que es necesario rendir homenaje a los valientes y a los idealistas que nos dieron patria y democracia más allá de las diferencias políticas que podamos tener con ellos y más allá de sus errores anteriores o posteriores. Creo que es bueno homenajear juntos a los viejos adversarios, Sáenz Peña e Yrigoyen, Alem y Pellegrini, y a los ilustres salteños que condujeron ese proceso, Indalecio Gomez y Victorino de la Plaza.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
PINEDO, FEDERICO CIUDAD de BUENOS AIRES PRO
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia)