La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar su adhesión al "Día del Agricultor", celebrada el 8 de Septiembre de cada año, instituida para el reconocimiento y agradecimiento de quienes despliegan una labor que no sabe de respiros ni de vacaciones, permitiendo que disfrutemos en la mesa diaria de todos los alimentos y fomentando el engrandecimiento de nuestra patria.

Señor presidente:

El día 8 de Septiembre es el "Día del Agricultor", y fue instituido por Decreto Nº 23.317 del gobierno argentino considerando "que la fundación de la primera colonia agrícola llamada Esperanza, el 8 de septiembre de 1856 en Santa Fe, marca una fecha decisiva en el desarrollo de nuestra agricultura".

El Día del Agricultor significa el reconocimiento y agradecimiento a quienes desde los albores de la patria, en nuestros días y en el futuro -toda vez que la potencia económica de nuestro país está estrechamente relacionada con el desarrollo y consolidación de la Agricultura-, trabajaron a destajo y fomentaron el engrandecimiento de nuestra patria en tal dimensión que no muy lejos en el tiempo fuimos considerados como "el granero del mundo".

A lo largo de nuestra historia, muchos fueron los próceres que exaltaron la tarea del agricultor y del hombre dedicado a las tareas rurales, como -entre muchos otros- Manuel Belgrano, Hipólito Vieytes, San Martín y Sarmiento.

El "Padre de la Bandera" con su visión de estadista que soñaba con una Patria Grande para los tiempos, fue un gran impulsor del cultivo del suelo como herramienta de desarrollo de la patria, habiendo afirmado que "La agricultura es el verdadero destino del hombre".

En sus Memorias como Secretario del Real Consulado de Buenos Aires y en su periódico Correo de Comercio, entre 1794 y 1811 sentó las bases para el desarrollo de este país, por medio de la educación y el cultivo del suelo, e impulsó la ganadería, el comercio y la industria, convencido de sus ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, libertad de prensa y rechazo de la tiranía.

Sostenía Belgrano que, para nuestra región, "la agricultura es el verdadero destino del hombre", y que "todo depende y resulta del cultivo de las tierras". "...en un país todo agricultor, como es el que habitamos ...), el cultivo de las tierras, bien o mal dirigido, deciden de la riqueza o indigencia no sólo de los labradores, como también en general de todas las clases de un estado en que el comercio y el bien más real dependen esencialmente de las producciones de la tierra"... y que "la agricultura (...) ha de ser la que nos ha de proporcionar todas nuestras comodidades, la población se aumentará, las riquezas se repartirán y la patria será feliz".

Por su lado, el "Padre del aula", el Presidente Domingo Faustino Sarmiento, integrante de la corriente de opinión conocida como "Generación del 37" y confeso adherente a los postulados de Belgrano, sostenía que "la agricultura era la actividad económica más recomendable para constituir sociedades igualitarias, educadas y republicas y uno de los caminos para alcanzar el progreso".

Sin ser indigenista, Sarmiento en su obra "Recuerdos de Provincia" rescató las virtudes de los huarpes que cultivaban maíz y conocían el riego artificial desde antes de la llegada de los incas. Impulsor en 1873 de un frustrado proyecto de ley nacional de tierras y colonización, tuvo la satisfacción de asistir a los primeros tramos de la modernización del campo argentino con la colonización de la tierra pública en Santa Fe y Entre Ríos, provincias que desde 1878 abastecerían el mercado interno, hasta entonces dependiente de las importaciones.

Todo el pensamiento de los padres de la patria respecto a la importancia de la Agricultura en nuestro país, considero se resume en el apotegma del ingeniero Eduardo Olivera, en 1866, quien al fundarse la Sociedad Rural Argentina, aseguró: "Cultivar el suelo es servir a la Patria".

Por lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen con su votos en este proyecto de declaración.