La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Citar, en los términos del artículo 71 de la Constitución Nacional y 204 del Reglamento de la H. Cámara de Diputados de la Nación, al Señor Ministro del Interior, Aníbal Fernández, a concurrir al recinto de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación para informar respecto de los hechos de violencia ocurridos durante el traslado de los restos del ex Presidente de la Nación Tte. Gral. Juan Domingo Perón el día 17 de octubre de 2006, en especial sobre los siguientes puntos:

1. Informe quien y como diseñó el operativo de seguridad del traslado de los restos.

2. Informe cuales fueron los cuerpos de seguridad del estado nacional a cargo de la seguridad, delimitación de sus funciones y grado de responsabilidad.

3. Explique porqué tratándose del traslado de los restos de un ex Presidente de todos los argentinos la seguridad del operativo no estuvo bajo la responsabilidad del Ministerio a su cargo.

4. Informe cantidad exacta de víctimas y tipo de lesiones recibidas por cada uno.

5. Informe el estado de las investigaciones respecto de la responsabilidad que le cabe a los sectores políticos y gremiales involucrados en los hechos violentos.

6. Informe las medidas que la cartera a su cargo va a adoptar respecto de la pregunta del punto anterior.

7. Informe sobre las consecuencias ante la comunidad internacional que este hecho puede producir.

8. Informe nombre, apellido y funciones de la persona armada que disparó contra la multitud (según los dichos de su abogado debido a una alteración nerviosa disparó contra la puerta y paredón de la quinta Museo 17 de Octubre)

9. Informe si a posteriori esta persona ocupó el palco en el que debía estar presente el señor Presidente de la Nación Dr. Néstor Kirchner.

10. Informe sobre los daños sufridos en la quinta Museo 17 de Octubre y en especial sobre los bienes del extinto Presidente Juan D. Perón que son patrimonio del Museo.

11. Informe todo otro dato de interés con respecto a la presente causa.

Señor presidente:

Cuesta salir del estupor producido por los hechos de violencia ocurridos el día 17 de octubre de 2006 durante el traslado de los restos del ex Presidente de la Nación Tte. Gral. Juan Domingo Perón al mausoleo en la localidad de San Vicente, provincia de Buenos Aires.

Más allá de la posición política que cada ciudadano y habitante de este país pueda tener, quienes han accedido democráticamente al máximo escalón de la conducción político-institucional del país -nuestros presidentes- ejercen su cargo, son presidentes de todos los argentinos, ingresan a nuestra historia y dejan su marca no solo a las generaciones que les toca conducir, sino a las venideras.

Por eso nos cuesta tanto entender lo sucedido: los presidentes no son patrimonio, propiedad solo de una parte de los argentinos. Y en todo caso, si esa es la visión, entonces la infraestructura institucional en la Argentina padece una enfermedad terminal.

Nos preguntamos, como lo hace toda la sociedad: es que no hemos aprendido nada en 33 años?

Los hechos de ayer nos retrotraen inevitablemente al 20 de junio de 1973 cuando ocurrió la denominada “masacre de Ezeiza”, el día que Perón volvía al país tras 18 años de exilio y proscripción.

Pasaron 33 años de ese episodio, la verdad es que es muy difícil comprender el grado de violencia, barbarie, impunidad que caracterizaron los hechos del día de ayer, y los inauditos argumentos con que se los intenta “justificar”. No hay justificación posible, hay responsabilidades e irresponsabilidades de las que cada uno debe hacerse cargo.

Señor Presidente, aunque parece que una parte de la dirigencia política y gremial de nuestro país no lo entiende así, en este barco que se llama Argentina estamos todos...y más allá de quien lo conduzca circunstancialmente, el destino final nos va a llevar a todos a un buen puerto o nos llevará al fondo del océano.

La mirada cada vez más mezquina del individualismo a ultranza, del “sálvese quien pueda”, de las cruentas disputas por las manijas de poder que los realmente dueños del mundo nos permiten tener, nos llevan a avizorar un muy mal futuro en lo inmediato y mediato para todos.

Y porque estamos profundamente inquietos y preocupados por el futuro institucional de nuestro país, consideramos oportuno volver a leer las palabras pronunciadas por el Dr. Ricardo Balbín en esta casa al despedir los restos del Presidente Perón, y como único orador en nombre de los partidos políticos en julio de 1974:

"Vengo a despedir los restos del señor presidente de la República de los argentinos, que también con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir la causa común de los argentinos. No sería leal sino dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el presidente muerto.

Ahí nace una relación nueva, inesperada, pero para mí fundamental, porque fue posible ahí comprender, él su lucha, nosotros nuestra lucha y a través del tiempo y las distancias andadas, conjugar los verbos comunes de la comprensión de los argentinos. Pero guardé yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tengo la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable, que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: "Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente para los tiempos que vienen que quedaron atrás las divergencias. Tenemos todos hoy aquí en este recinto, que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo con sus íntimas convicciones -los que lo siguieron, con dolor; los que lo habían combatido, con comprensión-, que todos hemos recogido su último mensaje. Este viejo adversario despide a un amigo”.

Para honrar verdaderamente la memoria de los líderes y grandes hombres -que lamentablemente nos enseña la historia- padecen una gran soledad por la incomprensión, mezquindad, egoísmo, incapacidad de sus propios seguidores, debemos hacernos cargo de la parte que a cada uno nos toca.

No pueden escabullir sus responsabilidades los funcionarios políticos, eso sería alegar su propia torpeza.

Por ello exigimos la presencia del Ministro del Interior en este recinto para que informe sobre la responsabilidad que le cabe como titular de la cartera política que detenta en los hechos de referencia.