La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su extrema preocupación por las cifras de decesos por agresiones externas registradas por el Ministerio de Salud en 2010 que establecen 227 homicidios en el grupo de edad entre los 15 y 19 años de edad.

Señor presidente:

El riesgo de ser adolescente en la Argentina es bien concreto. No pasa por miedos al futuro y a una integración diferente con la sociedad, sino que toma forma de peligros reales y no de supuestos. Hoy el delito y la violencia rodean a los jóvenes. Traza una línea de división y separa en grupos de víctimas y victimarios.

Todos unidos por la edad, por la pertenencia a una generación que contiene intereses comunes, pero a la vez separados por una realidad: los menores son el grupo más golpeado por la delincuencia y también emergen como un sector importante dentro del mundo del crimen.

El cruce de diversos trabajos oficiales permite al menos establecer que los jóvenes entre los 15 y 19 años son los más afectados por la delincuencia. Tanto en el recuento de asesinatos sufridos por esa franja etaria como en la cantidad de robos sufridos, cuyo porcentaje supera en ambos casos a otras divisiones por edades.

Las cifras de decesos por agresiones externas registradas en el Ministerio de Salud en 2010 establecen 227 homicidios en el grupo de edad entre los 15 y 19 años. Se trata esa cifra del 12,5 por ciento del total de asesinatos informados como tales en la Argentina. Claro que queda el casillero estadístico de muertes por agresiones de intencionalidad indeterminada, usado para quitar crímenes de las estadísticas oficiales, y en ese rubro figuran otras 261 muertes violentas de adolescentes entre los 15 y 19 años.

En la mayoría de los casos las víctimas fueron varones y en la mitad de los casos el crimen ocurrió en la calle y por el uso de armas de fuego. En un análisis de junio de este año en el Boletín de Vigilancia de Enfermedades no Transmisibles y Factores de Riesgo, del Ministerio de Salud, se indicó que "desde 2007 la tasa de homicidios sufrió un incremento en el subgrupo de 15-24 años".

Información oficial de la provincia de Santa Fe determina que allí los homicidios por arma de fuego tienen al 25 por ciento de sus víctimas entre los 10 y 19 años.

También los jóvenes son los damnificados principales por el delito cotidiano. En el último sondeo realizado por el Estado, en 2009, para verificar los factores que ponen en peligro a los jóvenes se indicó que el grupo principal de víctimas de robos tenía entre 16 y 24 años, que sufrieron un 14 % de los casos totales de ese delito en todo el país.

Esos datos de víctimas muestran sólo un lado de la problemática adolescente con relación con el delito. Un sector importante de menores queda vinculado a los crímenes como sus ejecutores. Y ese perfil también va en aumento. En los últimos tres años, hubo menores involucrados en 478 homicidios en la provincia de Buenos Aires.

Esa cifra es reportada por la Procuración General de la Suprema Corte bonaerense, según los informes de las causas en trámite en el fuero de responsabilidad penal juvenil. También se consignó el inicio en los últimos tres años de 23.000 causas por robos en las que menores están como sospechosos.

Los datos marcan la magnitud del problema, cuyas cifras reales pueden ser incluso más preocupantes si se toma en cuenta el análisis del propio Ministerio de Salud de la Nación sobre la alteración de cifras de homicidios mediante un mecanismo de ocultamiento estadístico.

Los jóvenes como víctimas o victimarios representan un desafío real para el Estado. Algunas áreas oficiales tuvieron que aceptar el incremento de ese problema y reportaron la información. Otros sectores aún apuestan a la convalidación social de la estrategia de negar las dificultades. En medio de esa lucha política, los jóvenes matan y mueren. Muchos no sabrán si finalmente habrían podido o no elegir a sus representantes a los 16 años. Una de las edades más peligrosas en la Argentina

Fuente: La Nacion 2-9-2012

Por todo lo expuesto, invito a mis pares a que me acompañen en la aprobación del presente proyecto.