La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Declarar su más amplio y enérgico apoyo a la decisión del Presidente colombiano Juan Manuel Santos y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de firmar en la Ciudad de la Habana en Cuba, tras diez años de interrupción, el inicio del proceso de paz, que se continuará el próximo 5 de Octubre en la Ciudad de OIso en Noruega, y que también podría incluir al Ejército de Liberación Nacional (ENL).

Señor presidente:

El Presidente de Colombia Juan Manuel Santos anunció en un breve discurso televisivo el inicio de las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En esa ocasión expresó que "desde el primer día de mi gobierno he cumplido con la obligación constitucional de buscar la paz. Se han desarrollado conversaciones exploratorias con las FARC para buscar el fin del conflicto".

Sin dudas, el anuncio de Santos es altamente significativo en tanto renueva las esperanzas de que un pueblo hermano como el colombiano encuentre los caminos que lo conduzcan a terminar una guerra civil que ha causado heridas profundas en todos los ámbitos de la sociedad en un marco de violaciones serias a los derechos humanos. El Presidente también resaltó que los acercamientos buscan el fin de la confrontación, y que mientras se logre un acuerdo definitivo, las fuerzas de seguridad mantendrán sus operaciones ofensivas en todo el país. Además, el Presidente agregó que la segunda fuerza guerrillera del país, el Ejercito de Liberación Nacional (ELN), también podría ser incluida en el proceso de paz.

Lo oportuno y la trascendente importancia de la iniciativa del Gobierno colombiano y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han quedado reflejados por el amplio apoyo institucional, político y social recibido en el país hermano.

En efecto, el Congreso colombiano anunció que reglamentará una ley, aprobada en junio, para entregar al gobierno herramientas jurídicas que faciliten un proceso de

paz con los grupos armados. El presidente del Senado, Roy Barreras, dijo que el Parlamento se dedicará a reglamentar el llamado Marco Jurídico para la Paz.

Por otro lado, el anuncio fue respaldado por un amplio y variado espectro de sectores de la sociedad colombiana. Los ex presidentes Ernesto Samper y Andrés Pastrana celebraron la noticia, al igual que el fiscal general Eduardo Montealegre, empresarios y varios partidos políticos. En este sentido, el ex presidente Samper señaló que existe en este momento un ambiente favorable para la paz, al tiempo que alentó al gobierno para que los diálogos sean discretos pero no secretos, que haya limitación en el tiempo y que los temas a tratar sean reducidos y no un listado interminable de peticiones.

También apoyó la decisión un amplio espectro de la sociedad, como la Confederación General del Trabajo (CGT) y representantes de la Iglesia Católica y de ONG como Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP), que lidera la ex senadora liberal y mediadora ante las FARC Piedad Córdoba.

Por su parte, la comunidad internacional se sumó al apoyo al inicio del diálogo de paz.

Según las informaciones que se conocen hasta el momento, la agenda de las negociaciones estaría centrada en seis puntos básicos, entre los que se incluirán la desmovilización de guerrilleros, el cese de hostilidades y la entrega de armas. Además el Presidente Santos anunció la incorporación a su gabinete del líder del Partido Verde, Luis Eduardo Garzón, a quien asignará tareas de rango social relacionadas con el inicio de un diálogo con las FARC.

Los gobiernos que servirían de facilitadores son Noruega, Chile, Cuba y Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez ya había ofrecido sus buenos oficios en el pasado, pero fue cesado por Alvaro Uribe que lo acusó de entrometerse en asuntos internos

Precisamente, fue el ex presidente Alvaro Uribe el que criticó el inicio de los diálogos por la paz, y con una panorama claramente sesgado señaló que ello sólo beneficiaría el proyecto de reelección del mandatario venezolano, Hugo Chávez.

Sr. Presidente, debemos apoyar amplia y enérgicamente las iniciativas de paz del Gobierno de Colombia y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, porque no sólo permiten evitar la muerte de más hermanas y hermanos colombianos, sino también porque contribuyen a acentuar las políticas de unidad y cooperación de los pueblos de latinoamericanos.