PROYECTO DE TP
Expediente 6105-D-2014
Sumario: RUINAS DEL ANTIGUO CASCO DE ESTANCIA DE LA FAMILIA MONTAÑO, EN LA LOCALIDAD DE COLANGÜIL, DEPARTAMENTO IGLESIAS, PROVINCIA DE SAN JUAN: DECLARACION DE MONUMENTO HISTORICO NACIONAL.
Fecha: 08/08/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 98
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1º - Declárase Monumento
Histórico Nacional a las ruinas del antiguo casco de Estancia de la Familia Montaño
y al entorno de las mismas, en la localidad de Colangüil, Departamento Iglesia,
provincia de San Juan.
Artículo 2º - El Ministerio de Cultura
de la Nación adoptará las medidas necesarias para preservar el patrimonio
histórico de este conjunto, conforme lo establecido en la ley 12.665 y sus decretos
reglamentarios.
Artículo 3º - Comuníquese al Poder
Ejecutivo nacional.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
En el noroeste del Departamento de
Iglesia, se encuentra el pueblo de Colangüil, al pie de la Cordillera de los Andes, a
45km de la Villa cabecera del Departamento, ubicada en Rodeo y a 250 km. de la
ciudad capital de San Juan. Parece un lugar detenido en el tiempo, ya que sus
pobladores, 17 familias, se dedican a las actividades agrícolo-ganaderas, lo que
les permite vivir en contacto con la naturaleza, pero con grandes sacrificios,
muchas dificultades y en ocasiones de manera aislada, especialmente por la
carencia de servicios, y malas condiciones de los caminos. Además, en el distrito
de Angualasto se encuentran diversos testimonios que pertenecen a las culturas
prehispánicas, tales como petroglifos, cementerios indígenas, restos de viviendas y
camino del Inca; el lugar se distingue por su riqueza arqueológica y cultural, donde
el legado de las culturas nativas se pueden percibir claramente.
A este lugar de san Juan, llegó
Cornelio Saavedra, en condición de exiliado. El ejército patriota en el Alto Perú
había sufrido la derrota de Huaqui. Saavedra, según sus propias palabras, "creyó
que su presencia en Perú podía reparar los quebrantos de aquella jornada" y el 30
de agosto de 1811 partió de Buenos Aires hacia Salta con una comitiva de 24
patriotas, sujetos a instrucciones que él mismo había redactado. A sólo ocho días
de llegar a Salta se enteró de los sucesos acaecidos durante su viaje: Saavedra,
fue notificado de su separación del cargo político, es decir, de la presidencia de la
Primera Junta y también de los cargos militares. Según refiere el historiador
Enrique Ruiz-Guiñazú en su libro "El Presidente Saavedra y el Pueblo Soberano de
1810", la creación del Triunvirato el 23 de septiembre, dio por terminada la función
política de Saavedra. En el ámbito militar fue sustituido por Manuel Belgrano en el
Regimiento de Patricios y por Juan Martín de Pueyrredón en el Ejercito del Norte.
La partida de Cornelio Saavedra, fue un hecho positivo para los morenistas,
quienes eran partidarios de la conformación de un poder político fuerte, dada la
amenaza de las fuerzas realistas sobre el Puerto de Buenos Aires. Sin embargo, la
situación en Buenos Aires se fue complejizando: el "motín de las trenzas", del 11
de diciembre de 1811, protagonizado por el regimiento de Patricios, reclamaban el
regreso de Saavedra y la renuncia de Belgrano como Jefe del Regimiento, pero,
terminó en la derrota de los sublevados, y diez de ellos fueron ejecutados.
El 18 de febrero de 1812, Saavedra
partía de Salta hacia Tucumán y luego a Mendoza, pasando por San Juan. Viajaba
con su segunda esposa, doña Saturnina Otárola y su pequeño hijo de sólo diez
años. En San Juan, su familia recibió la hospitalidad de José Ignacio Fernández
Maradona, alojándose en su casa que estaba ubicada en la actual esquina SO de
las calles Mendoza y Santa Fe. Allí nacería su tercer hijo, el 21 de marzo de 1814.
Para Saavedra y su mujer fueron tiempos de mucho sufrimiento, porque el exilio y
las acusaciones que pesaban sobre el prócer de Mayo, significaban tristeza y
separación forzada. El único consuelo y ayuda, lo recibió de parte del General José
de San Martín, quien ocupaba el cargo de Gobernador de la intendencia de Cuyo, y
mediante el pedido de la esposa de
Cornelio Saavedra, le autorizó a trasladarse a la ciudad en San Juan, para
reencontrarse con su familia.
El Triunvirato no tardó en descargar
su ira: cuando él estaba en Salta en octubre de 1811, le llegó la orden de
confinamiento en San Juan para un posterior proceso, que finalmente llevó a cabo
la Asamblea del Año XIII, bajo los cargos de querer perpetuarse en el mando y de
iniciar negociaciones con potencias extranjeras, donde Don Juan de la Rosa Alba
intervino como su defensor. Probablemente presumió que lo esperaba el pelotón
de fusilamiento porque, ayudado por un baqueano iglesiano, se refugió durante
tres días en la localidad de Colangüil al norte de San Juan y cruzó la Cordillera de
los Andes. No le duró demasiado el nuevo hogar: cuando Chile cayó en manos
realistas, prefirió el riesgo de volver a Cuyo, de modo que cruzó nuevamente la
Cordillera de los Andes para permanecer en Colangüil.
El lugar de refugio fue la estancia de
don Tomás Montaño en Colangüil, departamento de Iglesia, allí, don Cornelio
Saavedra, presidente de la Primera Junta del gobierno patrio, recibió hospitalidad y
alojamiento en su exilio forzado, luego de los acontecimientos del 6 de abril de
1811, que resultó en su dimisión y posterior alejamiento de Buenos Aires. En la
estancia de Colangüil Saavedra residió en la capilla familiar, puesto que era
costumbre en aquellos tiempos alojar a los huéspedes destacados en ese sitio,
acondicionado especialmente. En este rincón iglesiano, quien presidiera el primer
gobierno patrio fue recibido y auxiliado por Tomás Montaño, reconocido por sus
dotes de generoso anfitrión y de baqueano y de quien se sabe, aportó, en 1817,
caballos, mulas, monturas y pellones a la columna del Comandante Cabot del
Ejército de los Andes. Los orígenes de la estancia de los Montaño, que aún se
mantiene en propiedad de sus descendientes, se remontan a 1753, cuando esos
territorios fueron entregados a Don Simón Montaño en virtud de una merced real
por Juan Echegaray, fundador de San José de Jáchal.
En febrero de 1814 le ordenaron
comparecer en la ciudad de Luján para notificarse de la sentencia y ser sometido a
juicio pero temiendo una injusta defensa y un peor exilio, a poco de salir de San
Juan desvió su camino rumbo a Chile. Cruzó la cordillera por Colangüil, hasta el
valle de Hurtado en Chile y en el puerto de Coquimbo fue recibido con los honores
correspondientes por los patriotas chilenos. Desde allí solicitó amparo al director
del gobierno patriótico, Francisco de Lastra, y el 9 de junio se trasladó a Santiago.
Desde Buenos Aires requirieron a Chile la extradición de Saavedra, que Lastra
negó, en gesto humanitario y patriótico.
En esos días se produce la derrota de
las fuerzas independentistas chilenas en Rancagua: O'Higgins y Carrera retroceden
en retirada a Mendoza y Saavedra -temiendo lo peor por parte de los españoles-
volvió a Coquimbo, el 4 de octubre de 1814. Ante el inminente avance de las
tropas realistas y el riesgo que esto implicaba para él y sus acompañantes, decidió
cruzar la cordillera nuevamente. Emprendió el retorno por el río Elqui hacia el este,
en búsqueda de los pasos cordilleranos. Viajó en compañía de su hijo, un criado,
un baqueano iglesiano y un pequeño grupo de patriotas. A un día de caballo se
hallaban las tropas realistas de Elorriaga, quien envió una patrulla que -
infructuosamente- salió en búsqueda de Saavedra. Ya a salvo, del otro lado de la
cordillera, en Iglesia, el prócer permaneció en la estancia de los Montaño; desde
allí envió sus pertenencias, su hijo Agustín y criados a la ciudad de San Juan donde
aún se encontraban su esposa y su nuevo hijo, Pedro Celestino Saavedra, al que
no conocía todavía.
Por medio de una petición de San
Martín al General Alvear, se autorizó a Saavedra a regresar a Buenos Aires.
Finalmente el Congreso de Tucumán, ya sesionando en Buenos Aires, acogió la
solicitud de amparo y elevó al Directorio una solicitud de devolución de honores y
grado militar el 14 de julio de 1818. Luego una comisión nombrada por Juan
Martín de Pueyrredón -por entonces Director Supremo- declaró "nulos, atentados y
sin ningún valor los procedimientos" y recomendó que le repusiesen grados y
honores. Unos años después, en 1822, pidió el retiro, para dedicarse a lograr una
rehabilitación política plena y escribir sus memorias, que fueron publicadas en
1910.
Señor presidente, el caso particular
de Cornelio Saavedra en Colangüil impone una reflexión acerca del exilio y del
destierro de aquellos hombres públicos y gobernantes que fueron víctimas de las
pasiones políticas. Impone asimismo un pensamiento acerca del receptor del
exiliado, de aquel que abre las puertas de su casa y se arriesga a cobijar al
perseguido, albergando a aquel que es visto como un enemigo por quienes
detentan el poder político circunstancialmente.
El destierro fue una sanción aplicada
por los vencedores a aquellos derrotados en las contiendas políticas y militares. El
exilio fue un recurso extremo al cual se acudió a lo largo de la historia cuando la
intolerancia política no hacía segura la permanencia de los actores políticos en el
lugar de los acontecimientos. Ambas sanciones, que desde tiempos lejanos fueron
moneda corriente en la práctica política y militar, se aplicaron como castigo
ejemplar. Su práctica significaba no solamente el alejamiento del escenario del
castigado, sino además el distanciamiento de su familia, el aislamiento y la
separación de los recursos de la víctima.
El exilio y el destierro de nuestros
gobernantes es un amplio texto que se abre al poco tiempo de ocurrida la
Revolución de Mayo y es en San Juan donde se escribe el primer capítulo. A fines
del siglo XVIII, San Juan ya había sido sitio de confinamiento para aquellos
prisioneros portugueses que por la acción militar del Virrey Cevallos, fueron
desalojados de la isla de Santa Catalina, pero antes de eso, el territorio había sido
refugio de nativos que huían, desde el litoral y otras regiones del país, de los
abusos del sistema de encomiendas, encontrando exilio en "los valles andinos",
según nos relata Juan Agustín García en su libro La Ciudad Indiana, cuya primera
edición fue publicada en 1900.
La presente iniciativa parlamentaria
propone reconstruir y preservar el sitio de la casa principal de la estancia de los
Montaño en Colangüil, clasificándolo como Monumento Histórico Nacional. En él
Don Cornelio Saavedra vivió horas de desasosiego, allá por los albores del
movimiento libertario de nuestro país. Si bien el lugar se encuentra en ruinas, aún
es posible identificar todas las habitaciones del mismo, existiendo -caído junto a
las ruinas- el tronco del manzano, bajo el cual, cuenta la tradición, Saavedra solía
pasar sus tardes. La construcción en adobes, con fundaciones en piedra, si bien se
halla en un gran estado de deterioro, es susceptible de una consolidación que
permita la apropiada lectura del lugar histórico, en el entorno de la construcción se
halla una antigua escuela -que fuera abandonada cuando se construyó la actual,
en la década del setenta - que si bien no reviste carácter histórico, contiene los
valores emotivos para los lugareños.
En consonancia con la temática, es
menester destacar y reconocer el aporte a este proyecto, la investigación realizada
por la profesora Virginia Ibazeta de Dominan, ex alumna y docente de la
Universidad Nacional de San Juan, y el técnico universitario Alejandro Carrizo,
titulada: "Cornelio Saavedra en Colangüil: en defensa de la historia popular y del
sitio histórico", que hace un delicioso recorrido geográfico, para luego ahondar en
el principal hecho histórico que tuvo lugar en Colangüil que fue la presencia del
prócer. Por otra parte, contiene un archivo fotográfico mostrando el agreste
territorio donde se sitúa Colangüil, que es simbólicamente el ambiente con el que
tiene que luchar cotidianamente la población.
La designación, por parte de la
Nación, de un edificio o sitio como bien cultural implica, no sólo el reconocimiento
de los valores que trascienden y que se hallan expresados en dicho espacio, a
partir de la valoración de los acontecimientos allí ocurridos; al mismo tiempo este
reconocimiento en muchos casos implica recuperar un texto más amplio, y
proponer una mirada más extensa sobre acontecimientos que fueron reiterativos a
lo largo de nuestra historia, como el exilio.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
UÑAC, JOSE RUBEN | SAN JUAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
CASTRO, SANDRA DANIELA | SAN JUAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |