El Senado y Cámara de Diputados...

ARTICULO 1º - Instituyese el 1º de Agosto de cada año como "Día de los Pueblos Unidos de América del Sur"

Art. 2- La fecha mencionada queda incorporada al calendario de actos y conmemoraciones oficiales y escolares.

Art. 3- El Poder Ejecutivo Nacional, impulsará anualmente la más amplia difusión de la celebración a través de los medios de comunicación oficial e invitará a los medios privados para que se asocien con tal finalidad.

Art. 4- El Poder Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, invitará formalmente a los gobiernos de la República Oriental del Uruguay, de la República del Paraguay y del Estado Plurinacional de Bolivia para que adhieran a esta celebración estableciendo en sus jurisdicciones esta fecha para el festejo del "Día de los Pueblos Unidos de América del Sur" y asimismo se cursará una nota formal a todos los restantes gobiernos de la América del Sur para proponer que adopten esta celebración anual.

ARTICULO 4º- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

La creación del Virreinato del Río de la Plata, por Real Cédula del 1/08/1776, debe ser considerada como el primer paso para configurar la Argentina independiente. Fue una gran iniciativa geopolítica y estratégica concretada por España a raíz de las acechanzas que hostigaban a estas tierras provenientes del este. Eran peligros graves porque las potencias a la sazón hostiles - Inglaterra y Portugal - acreditaban extensos pergaminos en materia de expansión territorial por todo el orbe y obviamente también en estos lares sudamericanos.

El flamante Virreinato tuvo una excepcional extensión territorial, potencialidad humana y económica. En esos tiempos fue una de las superficies políticas más grandes del globo. Dio vida a una comunidad que forjó su propia identidad histórica y cultural. Podemos decir que en los territorios del Rio de la Plata se gestó un "núcleo geohistorico" de magnitud.

La incorporación de la entonces jurisdicción de la Audiencia de Charcas - el Alto Perú, hoy la hermana Bolivia - tuvo razón geográfica, económica e histórica. No es una casualidad que el primer gran camino vertebral del país naciente fuera el "Real", hoy la ruta Panamericana o nº9 que precisamente no comenzaba -como ahora - en el kilómetro cero frente al Congreso Nacional, sino allá en el lago Tititaca, en La Paz. Esa ruta iba en busca de la otra salida natural, en el Río de la Plata.

Los consejeros, entre quienes se destacaba el muy querido y conocido exgobernador y futuro virrey, Pedro de Cevallos, y el rey Carlos III intuyeron que el territorio altoperuano dependía naturalmente de las tierras meridionales del gran Tucumán y las pampas más sureñas y por ello organizaron una unidad política creando un nuevo virreinato.

Fue en esta memorable ocasión en que Cuyo ingresó a la constelación de provincias articuladas bajo la denominación del Río de la Plata. En Madrid, varios consejeros propugnaban que la jurisdicción del inminente nuevo virreinato abarcase también a la Capitanía de Chile, entreviendo la grandiosidad del país bioceánico sureño. Impidieron esa parte de la decisión, las protestas de los vascos de Santiago, muy influyentes, que prefirieron el aislamiento.

Un estado incipiente, un ecúmene estatal en expansión. Una nación del Cono Sur en alborada. Incluso tras la Revolución de Mayo de 1810, distintos sucesos llevaron a la aparición de diferentes estados, pero el surgimiento de los estados segregados no significó nunca el quiebre de la nacionalidad e identidad preexistente. Como ejemplo podemos exhibir la "Convención de Amistad, Auxilio y Comercio entre las Excelentísimas Juntas Gubernativas de Buenos Aires y del Paraguay", celebrada en 1811. Allí puede leerse la voluntad de los pueblos de unión y confederación a perpetuidad.

No es ocioso o tarea de historiadores rescatar estos antecedentes. La voluntad primigenia de unión debe ser exaltada en el s.XXI precisamente cuando estamos embargados en la integración del Cono Sur y América sureña toda ¡Qué mejor que construir la unión sobre el sólido sustento del pasado que nos vio nacer unidos!

En 1816 el acta de independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica es refrendada por diputados de Mizque, Chichas y Charcas, Potosí y otras provincias septentrionales. El apoyo brindado desde las Provincias Unidas del Río de la Plata a la gesta llevada adelante por los ya míticos "33 Orientales". Las victorias de los argentinos orientales en las batallas del Rincón" y de "Sarandi" festejadas por el pueblo en Buenos Aires. Las primeras tres leyes del Congreso de la Florida, de libertad e independencia de Portugal, de reunión con las Provincias del Plata y de adopción de la bandera celeste y blanca, todavía hoy son las leyes número 1, 2 y 3 de nuestro país hermanísimo - emplear el superlativo en este caso no es otra cosa que exteriorizar la patente realidad.

Recientemente, el presidente de la república Oriental del Uruguay, en un reportaje, expresó que "el Uruguay, en sentido cultural, es parte de la argentinidad". Es tan diáfano y exacto lo expresado que releva de abundar en esa dirección.

Esta conciencia sobre un pasado en común de fuertes lazos afectivos continúa hasta el día de hoy. Y se torna imperativo si aspiramos a un lugar relevante en el planeta. No es vano repetir aquello de "unidos o dominados". Integrados o irrelevantes, sería la manifestación que traduce la realidad en 2013.

Un pueblo de nuestra gran América - Canadá - festeja su "día nacional" en la fecha en que Londres estableció el virreinato en esas tierras. Es un buen ejemplo para fundar este proyecto.

Por los fundamentos aquí expuestos, solicito a mis pares la aprobación del presente Proyecto de Ley