La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su profunda preocupación ante la profusa presencia de efectivos y bases militares de Estados ajenos a la región sudamericana, que se encuentran emplazados en ella y que contribuyen a generar situaciones de inestabilidad y amenaza a la paz regional.

Señor presidente:

La región sudamericana atraviesa un proceso de integración y cooperación entre sus estados, que nos permite avizorar la constitución de una zona con grandes perspectivas de progreso, paz y entendimiento. Compartimos con nuestros hermanos sudamericanos una cultura, un legado y un destino comunes. El llamamiento a la unidad hecho por nuestros próceres regionales se actualiza hoy en los pueblos, y aquella advertencia del Presidente Juan D. Perón se hace más presente que nunca: el nuevo siglo nos encontrará unidos o dominados.

Ante este panorama auspicioso se alzan oscuros nubarrones que empañan las perspectivas de integración basadas en la confianza mutua y el principio internacional de la buena fe. Porque existen actores extrarregionales, principalmente los Estados Unidos de Norteamérica y el Reino Unido de Gran Bretaña, que mediante su presencia militar cada vez más destacada en nuestra región, contribuyen a generar climas enrarecidos y amenazas a la paz regional. Nos referimos a potencias hegemónicas que buscan asegurar sus objetivos estratégicos, los que incluyen primordialmente la provisión de recursos naturales: hidrocarburos, minerales, materias primas alimenticias, agua potable y otros en los cuales nuestros países son pródigos.

Estados Unidos tiene la acuciante necesidad de garantizar la vigencia de sus reservas energéticas estratégicas y debe apelar al petróleo que surge de un cada vez más inestable Medio Oriente, donde sufre reveses militares constantes, así como en Afganistán. La escalada en una zona geopolítica y geoeconómica tan sensible como el Estrecho de Ormuz (Golfo Pérsico) frente a los ricos emiratos petroleros y a Irán -potencia hidrocarburífera y desafiante a los dictados hegemónicos occidentales-, vuelve cada vez más incierto al abastecimiento de petróleo a Estados Unidos. Sumemos también la explosiva situación en Irak, donde el sabotaje por parte de la resistencia es moneda corriente contra los complejos hidrocarburíferos usurpados por Estados Unidos.

Por otro lado las potencialidades energéticas que yacen en la faja del Orinoco (Venezuela), en el Atlántico brasilero y en territorio boliviano -sin contar materias primas alimenticias, agua, minerales, etc. en los demás países de la región- son muy apetecibles para Washington, que considera a nuestra región como su natural backyard (patio trasero), permeable a su influencia, injerencia y/o control. Ello al menos hasta la aparición de gobiernos de corte nacional-popular y progresistas que comenzaron a garantizar y proteger sus recursos en clave soberana, lo cual complicó la estrategia "blanda" de acercamiento en la década pasada, emanada de Washington, y operada a través de inversiones directas y los programas político-económicos neoliberales, "consensuados" con los gobiernos regionales de entonces.

El Departamento de Estado, luego del 11-S (2001) y con la excusa de librar su pretendida "guerra global contra el terrorismo" comenzó a modificar sensiblemente su política hacia la región, incrementando la presencia militar al tiempo que sus necesidades energéticas aumentaban. Efectivos militares y bases fueron emplazadas en Sudamérica, al tiempo que se reforzaban las capacidades existentes. Hay varios ejemplos: la utilización por parte de efectivos estadounidenses de siete bases militares colombianas de magnitud para la supuesta "lucha contra el narcotráfico y terrorismo" (2009), excede estos objetivos intra o subnacionales y oculta objetivos regionales: el monitoreo del Cono Sur y, principalmente, de los países vecinos a Colombia y críticos de la hegemonía americana en la región: Venezuela, Ecuador y Brasil.

Por su parte, la reactivación de la IV Flota de la US Navy para patrullar el litoral atlántico es algo simultáneo con el descubrimiento efectivo, anunciado por Brasil, de inmensos yacimientos petroleros frente a sus costas. Brasil bien recuerda que dicha flota fue "dispuesta" como posible apoyo a los militares reaccionarios que derrocaron al presidente constitucional Joao Goulart, cuya política no coincidía con los intereses del hegemón norteño. Incluso antes del 11-S, ya desde el año 2000 y como parte de la estrategia neoconservadora de la administración de Bush hijo, que impulsa la doctrina del "Nuevo Siglo Americano" ("Project for a New American Century" o PNAC), el Pentágono diseñó un nuevo esquema de control militar subregional, a través de las bases militares estadounidenses o locales, pero utilizadas por sus efectivos. Ubicadas a lo largo y ancho de todo el continente, su fin es monitorear América Latina y, específicamente, a Sudamérica y países del Caribe que se alejan de la hegemonía americana. El Pentágono diseñó ese esquema a través de los llamados "puntos avanzados de operación" ("Forward Operation Location" o FOL) Estos puntos fueron generados como centros de "Movilidad estratégica" y "usos de fuerza decisiva" para intervenciones veloces y fulminantes, con bases y tropas aerotransportadas de despliegue rápido. Si bien no son bases en sentido tradicional, son emplazamientos que contienen capacidades para recibir tropas, aviones de gran porte y transporte, y son operadas por el país huésped que contrae la obligación con Washington de permitir el libre acceso a sus efectivos. Washington mismo reconoce que "sin estas FOLs, los Estados Unidos serían incapaces de llevar efectivamente a cabo nuestras misiones detección y monitoreo, que caerían cerca de un 50 por ciento."( (1) ) Existen al menos 17 instalaciones de este tipo.

Aquí mencionamos la mayoría de las bases operativas que Estados Unidos mantiene en nuestra región y el Caribe:

En El Salvador: Base Militar Comalapa. Se trata de una FOL. Es una instalación pequeña que se utiliza para el monitoreo satelital y para apoyar a las bases mayores como la de Manta (Ecuador), con personal que tiene acceso a puertos, espacios aéreos e instalaciones del Gobierno local. Su emplazamiento se decidió para reemplazar las bases americanas en Panamá, luego de que Estados Unidos invadiera ese país en 1990 y se retirara en 1999.

En Honduras: Base Soto Cano. Es una instalación militar hondureña, asiento a su vez de la Academia Naval y de la Fuerza Aérea nacionales. Ubicada en Palnerola, esta base que contiene a cerca de 600 efectivos estadounidenses de la Fuerza de Tareas Conjunta "Bravo" y un número similar de efectivos hondureños, se utiliza para radarización y estación de monitoreo. Proporciona apoyo para entrenamiento y misiones en helicóptero que controlan el espacio aéreo y terrestre en la región, y son claves en apoyo a las operaciones militares.

Base de Guantánamo (Cuba) Se encuentra ubicada a 64 km. de Santiago de Cuba, la segunda ciudad más importante del país y a 920 km. de la Habana. En 1903 Estados Unidos tomó posesión de la Bahía de Guantánamo hasta la actualidad. Abarca un área de 117,6 km cuadrados y delimita una línea de costa de 17,5 km. Es una de las instalaciones mas importantes de la región y actualmente se utiliza como prisión para los detenidos y trasladados que son sospechados por Washington de vinculación con el terrorismo, quedando incumplida la promesa del Presidente Obama de cerrar la base-prisión.

Base de Vieques (Puerto Rico) Ocupa buena parte del territorio de la isla. En 2004 esta base naval y los cuarteles regionales del ejército, la marina, y las fuerzas especiales norteamericanas fueron reubicados en Texas y Florida, luego de la gran presión popular y cívico-social local para lograrlo El cuartel del Comando Sur está ubicado en Miami y concentra elementos de la base de Vieques, pero en ella aún se desarrollan varias de las actividades anteriores, albergando incluso una unidad del FBI que hace inteligencia interna en el país. La US Navy continúa operando en un "rango externo" de casi 200 mil millas cuadradas para practicar maniobras navales de alta performance, seguimiento submarino, y arsenal electrónico en aguas cercanas a Vieques. Así mismo, los efectivos norteamericanos tienen acceso a las instalaciones de un campo de prácticas y tiro de la Guardia Nacional de Puerto Rico, en Campo Santiago.

Base Militar Reina Beatriz y Curazao, Base militar Hatos (Aruba) Mediante un acuerdo entre Estados Unidos y Holanda (propietaria de la isla) se instalaron unidades de tipo FOL y se utilizan para monitoreo satelital y apoyo para el control de vigilancia en el Mar Caribe, al que los especialistas en geopolítica suelen denominar "Mare Nostrum" norteamericano. Su cercanía a las costas venezolanas la convierte en una zona de alta sensibilidad.

En Colombia, en el marco del plan elaborado por Estados Unidos y ese país para el combate al narcotráfico y la insurgencia guerrillera, se dispuso en 2009 la utilización de siete bases militares de gran capacidad, para ser utilizadas por las fuerzas norteamericanas. Una de las bases mas importantes -Palanquero- al sur del país y cerca de la triple frontera con Brasil y Venezuela, puede recibir grandes bombarderos así como los aviones de vigilancia de gran alcance AWACS que permiten monitorear el centro y sur sudamericano, amén de estar ubicada en una zona que permitiría el despliegue rápido de unidades.

Bases de Iquitos y Nanay (Perú) Estas bases pertenecen a las fuerzas armadas peruanas, pero fueron construidas y son utilizadas por soldados estadounidenses que operan en la zona fluvial de Nanay, en la Amazonía peruana con motivo de control y monitoreo de la región.

Base Mariscal Estigarribia. (Paraguay) En mayo del 2005 el gobierno de los Estados Unidos suscribió un tratado con el Gobierno de Paraguay, que les permite contar con una base militar en la localidad del Mariscal Estigarribia, provincia de Boquerón en el llamado Chaco Paraguayo, y que se encuentra al sur del país. Esta base cuenta con una pista de aterrizaje de siete metros de cimiento, que permite el aterrizaje de aviones de transporte gigantescos con material pesado (tanques, cañones, etc.) e incluso el aterrizaje de bombarderos de gran porte. Estigarribia tiene una posición geoestratégica destacada ya que se encuentra muy cerca de la Triple Frontera argentino-brasilera-paraguaya; un sitio que es señalado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y su aliado Israel (CIA y Mossad) como un supuesto lugar de operaciones y apoyo del fundamentalismo islámico. La base también está cercana al oriente boliviano, rico en recursos hidrocarburíferos y, por último, del Acuífero Guaraní: la reserva de agua dulce potable más grande del planeta.

Leemos que "Las bases militares en América Latina y el Caribe son una red interrelacionada que apoya los objetivos de Estados Unidos para un acceso seguro a mercados, control del flujo de narcóticos y obtención de recursos naturales, especialmente petróleo (...) A pesar de que Estados Unidos ha cerrado instalaciones en Panamá y Puerto Rico, ha abierto un conjunto de pequeñas bases a través de toda la región, incluyendo varias de apoyo a las operaciones en Colombia. (...) La operación de las bases y su mantenimiento están siendo cada vez más contratadas con compañías privadas." (2)

Esta breve reseña nos muestra la militarización de América Latina y específicamente de las subregiones aludidas, por parte de Estados Unidos. Amén de efectivos regulares de Estados Unidos, ubicados en bases tanto propias como cedidas por los gobiernos locales mediante el formato CLS ("Cooperative Security Locations"), se suma la presencia de tropas mercenarias apoyadas por la CIA y por el Mossad israelí, el cual ha entrenado a fuerzas contrainsurgentes al servicio de las siniestras dictaduras militares en décadas pasadas. Se calcula que en la actualidad el Mossad tiene cerca de mil oficiales operando en América latina, como apoyo a las estrategias de Estados Unidos. No es menor el dato que la dirigencia israelí esté interesada en contrarrestar y sabotear los crecientes lazos estratégicos entre varios países sudamericanos e importantes actores del Medio Oriente opositores a la política de Tel Aviv: Irán, Siria y Turquía.

La estrategia es clara: el Plan Puebla-Panamá está destinado al control militar de América Central. A su vez en América del Sur, el Plan Colombia, con las nuevas bases militares, constituye un decisivo centro de irradiación y control del norte de la selva amazónica y de actores "rebeldes" como la Venezuela de Chávez, rica en hidrocarburos. El traslado de la Base de Manta desde Ecuador, cerrada por un acto soberano del Presidente Correa, a Perú cubre el flanco occidental. Por su parte, la IV Flota de Estados Unidos patrulla el Atlántico, como dijimos, y habilita el desembarco en pocas horas de miles de tropas en un área cercana a la frontera con la Bolivia socialista. De este modo, las fuerzas militares y mercenarias junto a los servicios de Inteligencia de Estados Unidos e Israel han diseñado un esquema de cerco militarizado que rodea a Brasil y al Amazonas, incluyendo al Acuífero Guaraní y las ricas reservas de la selva. Esto permite un rápido despliegue de fuerzas de intervención ante eventualidades.

Por último, podemos decir que la intervención "humanitaria" por parte de Estados Unidos en Haití, luego del devastador terremoto que asoló a ese país en enero de 2010, viene a completar el gran despliegue y reacomodamiento militar norteamericano en la región. Puerto Príncipe se encuentra bajo el control directo de las fuerzas americanas y el gobierno de René Preval es débil y tiene un mínimo margen de maniobra ante la intervención extranjera. Es sólo cuestión de tiempo que el país sea reconstruido en los aspectos que convienen a Washington -sobre todo en lo que hace a infraestructura militar- para aumentar su presencia en el Mar caribe, a pocos kilómetros de Cuba y Venezuela. Semejante despliegue, que incluye miles de millones de dólares en recursos técnicos y humanos, así como en maniobras políticas y diplomáticas con los países "huéspedes" vienen a asegurar una "gran estrategia" y política de Estado desde Washington, independientemente de quien gobierne la Casa Blanca. La matriz imperial es la misma: influencia - intervención - control - hegemonía, bajo el telón de fondo de la competencia por apropiarse de los recursos naturales.

Amén de la creciente presencia militar estadounidense en la región, nuestro país padece la ocupación ilegal de su territorio por una de las potencias mundiales, aliada de Estados Unidos: el Reino Unido de Gran Bretaña. Desde 1833, la violenta usurpación británica de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur configuró un acto ilegal de fuerza que hoy reviste un carácter geoestratégico de primer orden en la agenda del Reino Unido. La potencialidad hidrocarburífera, mineral y pesquera de las islas y aguas circundantes justifica, a la vista de Londres, su política ilegal sustentada por la cruenta doctrina del hecho consumado. Hoy Malvinas es una fortaleza militar muy importante que desequilibra la situación en el Atlántico Sur, a sólo 600 km. de las costas argentinas y sudamericanas y constituye un peligro para la paz regional.

La instalación militar británica es enorme y se encuentra conectada a Puerto Stanley (Puerto Argentino), la capital de las Islas, por una carretera construida al efecto. La obra mas importante es la estación aérea de la R.A.F (Royal Air Force), en Mount Pleasant (Monte Agradable), que fue completada en 1984 y se hizo operable un año después. Tiene dos pistas de aterrizaje de 2.590 y 1.525 metros de largo, respectivamente, lo que significa que es capaz de soportar aviones transatlánticos, incluyendo civiles (es también el aeropuerto civil principal de las Islas) Posee una estación naval de aguas profundas en Puerto Yegua (Mare Harbour) en el complejo, que es frecuentado por los vehículos de la Royal Navy que son usados para patrullar el Atlántico Sur, incluyendo modernas fragatas misilisticas. El HMS Endurance, vehículo de vigilancia antártico, también usa las instalaciones durante sus expediciones. El número del personal apostado en el Atlántico Sur puede superar los 1500 efectivos.

En 2007 se modernizaron las capacidades misilísticas de la artillería británica en las Islas, cuyo sistema de defensa será operativo al menos hasta el 2020 bajo el modo actual. En octubre de 2008, la Royal Navy destina a la fragata de misilistica HMS Iron Duke (Type 23) que posee gran capacidad operativa y multipropósito Puede transportar botes livianos de combate y helicópteros, está armada con misiles mar-aire, mar-mar, anti-torpedos, cañones, ametralladoras, cargas y torpedos antisubmarinos, y un complejo sistema de radar para vigilancia aérea y de superficie, a la base naval de Puerto Yegua (Mare Harbour) en la Isla Soledad para realizar misiones de vigilancia y ejercitarse conjuntamente con la Royal Army y la Royal Air Force. Acorde la información de prensa (3) , la nave demostraría "su amplio rango de capacidades a los jefes oficiales de la Compañía de Mount Pleasant" y que habría "diferentes oportunidades de entrenamiento incluyendo ejercicios que permitirán al Iron Duke integrarse con el Ejército y la Real Fuerza Área." No es un dato menor que la nave de guerra "estará en la base de Malvinas por varios años."

En abril de 2009, las fuerzas militares británicas en Malvinas condujeron ejercicios misilísticos, de fuego antiaéreo y maniobras de campo, en el ejercicio conjunto "Cassin Falcon", incluyendo aviones caza Tornado F3 y misiles Rapier de corto y medio alcance. Los ejercicios de misiles se venían operando desde hacía años, pero a fines de 2008, el Ministerio de Defensa inglés (MoD) propuso al gobierno isleño transformarlo en bi-anuales (abril y oct.) durando 15 días cada uno, para dar mas coordinación a la actividad defensiva. En la misma fecha se entrena una Compañía Especial de Gurkhas -Pelotón "Tobruk"- durante 1 semana en condiciones de supervivencia. Esas fuerzas son enviadas luego a Afganistán para actuar con la OTAN en su guerra contra los grupos integristas. Debemos destacar que se utiliza territorio argentino usurpado para entrenar fuerzas que serán dispuestas para un conflicto extrarregional. El 13 de junio de 2007, el Comodoro Chris Moorey declaró a la BBC: "Nuestra misión allí: disuadir la agresión, mantener la soberanía del Reino Unido y proteger el gobierno y los intereses económicos de las Malvinas. Eso es una tarea unida de la Real Fuerza Aérea, El Real Ejército y la Armada (...) Hay objetivos militares y políticos en las operaciones de la Fuerzas británicas de las Islas del Atlántico Sur."

En septiembre de 2009 emplazan cuatro caza-bombarderos de última generación tipo "EUROFIGHTER TYPHOON" en la base militar de Monte Agradable (Mount Pleasant) Se trata de las aeronaves de combate más avanzadas de todo el hemisferio sur, que superan en dos veces la velocidad del sonido y que son utilizables, al mismo tiempo, como bombarderos y cazas de combate. Su costo es de 60 millones de euros. Cuenta con un sofisticado armamento; ametralladoras, misiles aire-aire, aire- tierra, bombas, sistema para burla de radares y sistema de disparo digital de precisión para misiles. Por supuesto, semejante tecnología bélica puede desbalancear el equilibro militar en el Atlántico Sudoccidental. Poco después, en diciembre de 2009, las fuerzas británicas apostadas en Malvinas condujeron un ejercicio de guerra conjunto incluyendo a unidades navales, aéreas y terrestres, en un simulacro de la invasión de las fuerzas argentinas en 1982. El ejercicio se realizó a sólo dos meses de comenzar las operaciones de exploración hidrocarburíferas en la zona norte de las islas. La operación duró dos días y tuvo el nombre de "Cape Bayonet". Los nuevos caza-bombarderos Typhoon tomaron parte junto a los buques y vehículos. Por otro lado, los efectivos militares de élite que participaron -más de un centenar- pertenecen al Regimiento Escocés, que utilizó el entrenamiento para luego aplicarlo en su destino en Afganistán bajo el mando de la OTAN. Finalmente, en marzo del 2010, y ante las protestas del gobierno argentino por el emplazamiento de la plataforma petrolera "Ocean Guard" rentada por la empresa Desire Petroleum que opera en Malvinas realizando exploraciones hidrocarburíferas, Londres envío a la zona el submarino de propulsión nuclear HMS Spectre, que se desplazó desde el sur de África hacia el Atlántico Sudoccidental. En ese momento, las fuerzas británicas pusieron en alerta a cuatro vehículos emplazados: HMS York (Type 42, destructor), HMS Scott (nave de vigilancia), sumando una nave de patrulla y un buque de auxilio, amén del apoyo aéreo de los flamantes Eurofighter Typhoon y de las unidades navales que se encuentran apostadas en las Islas.

Desde hace décadas, la nuestra es una región mayormente pacífica en sus relaciones interestatales y regionales. Los esfuerzos por crear organismos de cooperación e integración van dando sus frutos: UNASUR, MERCOSUR, CAN, las distintas Cumbres regionales, etc. Se avanza en cuestiones políticas, económicas, comerciales y militares. La idea de un gran espacio sudamericano se abre paso ante la vicisitudes internas, que pueden ser superadas, pero también enfrentando la amenaza que supone la presencia cada vez mayor de recursos y aprestos militares foráneos, que son extrarregionales. Sudamérica, y toda América Latina, deben constituirse en una zona de paz y progreso, donde la soberanía y autodeterminación sean respetadas, sin injerencias ni peligros externos que alteren estos propósitos.

Por todo ello solicito el acompañamiento de mis pares al presente proyecto de declaración.