La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Adherir al Día Mundial de la lucha contra el SIDA, a celebrarse el día 1 de diciembre. Fecha establecida en el año 1998 por la Organización Mundial de la Salud con el objetivo de tomar conciencia de que el SIDA había adquirido proporciones de pandemia y los Estados miembros de la organización debían comprometerse a luchar contra la expansión de esta enfermedad.

Señor presidente:

En los más de 25 años transcurridos desde que se declaró el primer caso de SIDA, no podemos negar de que esta enfermedad ha modificado el devenir natural del mundo: ha provocado la muerte de 25 millones de personas y ha infectado a otros 40 millones, lo que la ha convertido en la principal causa de muerte tanto de hombres como de mujeres entre los 15 y los 59 años de edad.

El SIDA ha ocasionado el más grande retroceso en la historia de desarrollo humano, pasando a ser su erradicación el mayor reto que se plantea a nuestra generación.

En el ámbito de nuestro país, el último informe del Programa ONU-SIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que las relaciones sexuales sin protección siguen siendo el principal modo de transmisión de la enfermedad: cuatro de cada cinco nuevos casos se contagiaron de esa manera.

En el mismo informe también se advierte que si bien los varones todavía superan a las mujeres en el total de casos, la relación entre ambos géneros está muy próxima: 1,3 varones por cada mujer, cuando en 1998 era de 15 a 1; por lo que se está hablando de la feminización de la epidemia ya que la tendencia observada es que la mujer está siendo más afectada que el hombre, sobre todo las jóvenes entre 15 y 39 años.

Siguiendo con las estadísticas, es dable señalar que las provincias más afectadas por el virus son Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, centros neurálgicos del desarrollo económico y social de nuestro país, donde viven la mayoría de las 130.000 personas que sufren la enfermedad.

De todas formas, y si bien durante mucho tiempo el mundo se negó a reconocer la situación, en los últimos años la actitud ha cambiado y se ha comenzado a asumir la lucha contra el SIDA con toda la seriedad que merece. Pero, aunque se están destinando grandes cantidades de recursos financieros a esta lucha a nivel internacional y los enfermos tienen más acceso al tratamiento antirretroviral, el número de infecciones no ha disminuido y por ello tenemos que movilizar más que nunca la voluntad y la decisión políticas de los líderes nacionales de todas partes del planeta.

Esta responsabilidad nos exige el deber de brindar más protección a todos los grupos vulnerables, trabajar conjuntamente con las asociaciones civiles y, fundamentalmente, tratar de efectuar auténticos cambios positivos para infundir más confianza en las mujeres y niñas y transformar las relaciones entre los distintos sexos en todos los sectores de la sociedad, a fin de que vuelva a tomarse en cuenta y respetarse el valor de la persona humana como tal.

También es cierto que la responsabilidad no debe recaer solamente en quienes ocupan posiciones de poder sino en la sociedad en su conjunto. Esta responsabilidad supone, entre otras cosas, que los empresarios contribuyan a prevenir el HIV en los sitios de trabajo y en la comunidad en general y que cuiden de los trabajadores enfermos y sus familias. Supone además que los trabajadores de la salud, los dirigentes comunitarios y los grupos religiosos escuchen y se interesen, sin emitir juicios. Supone también que los padres, los esposos, los hijos y los hermanos defiendan y protejan los derechos de las mujeres. Exige que los maestros alimenten los sueños y respondan a las aspiraciones de los más pequeños...

En síntesis, exige que cada uno de nosotros ayude a sacar al SIDA de las sombras y a difundir el mensaje de que el silencio equivale a la muerte.

Por todo esto, es un deber ineludible en esta fecha tan especial el comprometernos a persistir en nuestro empeño, no sólo este día, o este año, o el próximo, sino todos los días, hasta acabar de verdad con la epidemia.

Por todo lo expresado anteriormente con motivo de la conmemoración aludida, estimo que esta Honorable Cámara debe expresarse en tal sentido y solicito a tal fin el apoyo de mis pares.-