La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Declarar su beneplácito al conmemorarse el próximo 4 de diciembre de 2014 el 130° aniversario de la fundación de la Ciudad de Pigüé (Partido de Saavedra, Provincia de Buenos Aires) y la llegada de las primeras 40 familias de inmigrantes franceses de la región de Aveyron; reconociendo a los fundadores Eduardo Casey ,Clément Cabanettes y Francois Issaly.

Señor presidente:

La ciudad de Pigüé (partido de Saavedra), primera colonia francesa en el país, que nació en 1884 con la llegada de 40 familias, cumplirá 130 años de vida el 4 de diciembre próximo.

Enclavado en los antiguos dominios del cacique Calfucurá, este pueblo que hacia el 1900 contaba con 2000 habitantes, creció a un ritmo sorprendente. Su nombre, Pi-Hue, deriva del idioma mapuche y significa "lugar de reunión o parlamento". Tal denominación se escogió porque en estas tierras se libró la batalla de Pihué (15 y 16 de febrero de 1858), en la que se enfrentó la vanguardia de la última línea de fortín, a cargo del coronel Nicolás Granada, contra indígenas comandados por los cacicazgos que respondían a Juan Calfucurá.

Las corrientes inmigratorias se destacaron como un factor facilitador del progreso. Franceses, españoles e italianos, conformaron ya para la década del veinte un trazado urbano característico de una pujante ciudad, a la que muy pronto se comenzó a asfaltar con adoquines.

En los años 1880, los aveyroneses empujados por la superpoblación, la extinción de las explotaciones agrarias y la llegada de la filoxera ("la plaga que lo cambió todo") en los viñedos de los valles, comienzan a plantearse la posibilidad de emigrar.

Clément Cabanettes originario de Ambec después de múltiples aventuras recorre los extensos llanos pampeanos, territorios recientemente conquistados sobre los indios. Por la flamante vía de ferrocarril, recorre los territorios y comienza a planear una futura emigración. Con dificultad Cabanettes y otro compatriota, François Issaly, logran la adhesión de unas 143 personas, radicándose en la localidad de Pigüé, la cual es una ciudad pequeña de la pampa argentina (15.000 habitantes), que ha sido fundada por aveyroneses, como ya se consignó, entre las que muchos venían de Aurelle-Verlac y de Saint-Geniez de Olt.

Clemente Cabanettes, nacido en 1851 en Ambec cerca de Saint-Côme, consigue en 1881 convencer a 40 familias venidas de Espalion, Saint-Geniez de Olt, Gabriac, Aurelle, Naucelle y otros municipios de Aveyron para instalarse en la pampa. Las familias dejan la estación de Rodez el 23 de octubre de 1884, y embarcan el 24 de octubre a bordo del vapor Belgrano de la compañía de los cargadores reunidos. Llegan el 30 de noviembre a Buenos Aires, y a Pigüé el 3 y 4 de diciembre de 1884. Es precisamente el 4 de diciembre que se recuerda como fecha de la fundación de la ciudad.

La colonia francesa, que progresivamente se enriqueció en el curso de las inmigraciones, se hizo una de las más prósperas del pampa y cuenta hoy con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) 0.902 muy alto, el tercero entre todos los distritos bonaerenses, por encima de la media nacional y provincial y análogo al de Singapur, Dinamarca o Canadá.

Estar en Pigüé es como sentirse muy cerca de lo que representan los pueblos franceses, combinado con los encantos propios de la pampa bonaerense. Es una historia que sigue viva y que los pigüenses se encargan de retroalimentar. Son muy pocas las comunidades latinoamericanas que, como Pigüé, sintetizan las tradiciones francesas con su vida cotidiana. Tradicionales, pero hondamente arraigados en nuestra tierra, que también es la ellos.

También hay que recordar al señor Eduardo Casey, hombre progresista y generoso, de fe ciega en el porvenir del país, que ayudó decisivamente a la fundación de la Colonia, proporcionando un terreno valioso y contribuyendo con su capital, una y varias veces, hasta que el destino redujo su fortuna hasta anularla, y tanto él como Cabanettes, murieron pobres, dejando para beneficio de los demás, el resultado de sus actividades. Los dos en su tiempo fueron tratados como ilusos, pero esa clase de hombres son los que siempre se han necesitado y se necesitan todavía en nuestro país tan extenso y donde hay lugar para tantas iniciativas ¡Qué chata sería la vida sin utopías!

Este nuevo aniversario es motivo de satisfacción y amerita declarar el beneplácito de esta Cámara en reconocimiento a los inmigrantes llegados de Occitania que "hicieron la América", con iniciativa y trabajo, en esta región bonaerense.

Pido por consiguiente el voto de mis pares a fin de conferir aprobación a esta iniciativa.