La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar beneplácito por la conmemoración del 100º aniversario del nacimiento del Doctor Arturo Frondizi, nacido el 28 de octubre de 1908.

Señor presidente:

La figura de Arturo Frondizi por su condición de estadista, sus cualidades personales e intelectuales, así como la influencia que ha ejercido, tanto en el orden económico, como en el político e ideológico, es una de las más relevantes que ha dado nuestra historia, ocupando el lugar destinado a unos pocos grandes hombres.

A pesar de que tanto los motivos como los intereses son diversos, y a menudo opuestos y contradictorios, en los últimos años, cuando muchas pasiones se han acallado, emerge un sereno y tardío, pero extendido y muy merecido reconocimiento de su persona y su obra.

Consagró su vida a la aventura intelectual y política de construir un pensamiento nacional. Nos dejó una metodología del pensar que obliga a un riguroso escrutinio de todo. Nos enseñó que no traiciona el que abandona una idea, sino el que se aferra a ella aún cuando se verifica equivocada. Nunca dejó de soñar con una Argentina desarrollada, para lograrla, nunca dejó de considerar los caminos disponibles. Tuvo el orgullo de ser fiel a su consigna central. Tuvo la humildad de revisar su pensamiento y asumió la responsabilidad de sus rectificaciones.

Sin embargo, ¿Qué significa hoy Frondizi? Vaya pregunta para estos días, en los que transcurre irresuelta una complejísima encrucijada nacional, a un poco más de 50 años de los comicios del 23 de Febrero de 1958, que lo consagraron Presidente de los 20 millones de argentinos que habitaban nuestro territorio en aquella época.

Entonces, tanto como ahora, la Nación tenía que decidir entre ir hacia adelante en busca de su destino, o acurrucarse entre los pliegues de la nada y saltar al vacío. Hoy, tanto como entonces, las dificultades son muchas, el escenario internacional es complejo, y los intereses en juego (gran parte de ellos opuestos al desarrollo nacional) son muy fuertes.

Como el mismo sostuvo en uno de sus famosos discursos: "Sabemos que ello nos obliga a enfrentar esquemas e intereses que durante años han contenido el progreso de la República. Lo hacemos sin ninguna vacilación, porque el país no puede dudar en la opción. O la Argentina sigue atada a la deformada estructura económica que frena su desarrollo, o se decide a romper la inercia paralizante y a poner en movimiento a todas sus fuerzas creadoras. El primer camino, el camino del estancamiento, conduce a la miseria. Significa salarios insuficientes, hombres sin trabajo, fábricas paradas y millones de seres condenados a ganarse el pan en las condiciones más miserables y agobiadoras. El camino del estancamiento lleva al odio, a la dictadura, y a la desintegración nacional. Nosotros hemos emprendido el camino del desarrollo, que lleva a la conciliación y a la libertad. No significa prosperidad inmediata; exige sacrificios, grandes esfuerzos y mucho trabajo. Si todo el país trabaja, dentro de dos años la Argentina podrá crecer sin ataduras ni tropiezos."

"Los pueblos de Ibero América conquistamos nuestra independencia hace ya dos siglos. Pero sabemos que la soberanía no es una fórmula jurídica, sino una voluntad nacional de potencia y autodeterminación que no culmina sino que comienza con el acto jurídico de la emancipación. El subdesarrollo económico es tan enemigo de la verdadera soberanía de un pueblo como los factores externos y

políticos que la restringen o anulan. Ningún país atrasado es plenamente independiente. No hay otro medio para ayudar a los pueblos a que practiquen integralmente la democracia y la libertad, que colaborar con ellos en su desarrollo económico y en su bienestar social, elementos indispensables de su progreso cultural y político".

Frondizi hoy significa superar racionalmente el subdesarrollo, es decir, registrar la experiencia, asimilarla y utilizarla para que ilumine el camino de la acción inmediata.

El desarrollismo frondicista dejó profundas huellas que nos sirven de guía. Pero parte de la obra que ese sueño representaba fue destruida a manos de la desintegración nacional y de un modelo económico funcional al atraso.

El desarrollismo de Frondizi recuerda al viejo Dique San Roque construido por Juan Bialet Massé y Carlos Adolfo Cassafouth. A estos últimos, como a Frondizi, no los comprendieron. Los acusaron de locos e irresponsables, calumniando su obra. No conformes con eso, dinamitaron el dique con el fin de destruirlo para construir uno "moderno e importado"; y, para colmo, los encarcelaron.

Sin embargo, cuando baja el nivel del agua, puede apreciarse todavía la estructura indestructible de aquel viejo Dique, fiel reflejo de la extraordinaria capacidad de desarrollo que siempre caracterizó a la Argentina. Como con el desarrollismo de Frondizi, el problema del viejo Dique San Roque, era que los materiales de su construcción eran nacionales y no importados. Como a Frondizi, tarde, les pidieron perdón e intentaron reivindicarlos, pero como con Frondizi, no se preocuparon de retomar su legado, haciéndolo valer hacia delante.

El espíritu y el carácter nacional de la obra de Frondizi es lo que debemos rescatar. Debemos volver a aquel célebre criterio de decisión que patentó Frondizi: ¿qué nos hace más nación? La mejor manera de homenajearlo es conocer su pasado, para abordar el presente con la determinación que lo caracterizó; forjando así el futuro de unidad, prosperidad e integración social que tanto soñó.

En este sentido, conmemorar un nuevo aniversario del nacimiento del Doctor Arturo Frondizi no alcanza con medallas y recordatorios, sino es necesario construir el dique del desarrollo que produzca la energía del progreso.

Por lo expresado, solicito la aprobación del presente proyecto.